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Capítulo Dieciséis

El celo de un omega es probablemente el momento en el que se está más cerca del lobo interior. En que todo es instinto de apareamiento. La necesidad de ser llenado y preñado. Y Jungkook está sintiendo esa necesidad en este momento. Su omega sabe que SeokJin, el beta que ahora mismo besa su vientre no podrá darle los cachorros que anhela, pero de alguna manera está en paz con eso. Sabe que su humano hará que su descendencia llegue. Pero ahora mismo, todo lo que desea es sentir a su compañero dentro de él. Hundido en su cuerpo. Seokjin y su lobo pueden percibir esa necesidad. El aroma a celo inunda el cuarto de hotel y el beta sólo está pidiendo que el aroma no vaya más allá de esas paredes.

Jungkook está suplicando, con las piernas abiertas, su pene duro y dolorido, su entrada húmeda por la lubricación con aroma a flores de cerezo que parece fluir a borbotones. Gime de necesidad, de la pura y ferviente necesidad de ser tomado. Su omega gimoteando por atención.

Seokjin sigue dejando besos en su vientre, oliendo el aroma a excitación que su omega en celo le proporciona. Sus ojos están rojos por el deseo. Su lobo en la superficie deseando hacer suyo al lobo que yace en esa cama y que lo llama con necesidad. Lo más hermoso de todo, es que no hay nada ni nadie que le impida hacerlo. Será su primera vez, sintiendo el deseo y necesidad de Jungkook en su punto más alto.

—Por favor... La súplica necesitada de Jungkook hace que Jin sonría.

Es tan bonito ver a su omega desecho por el deseo. Ahí, con sus ojos cerrados, mordiendo sus labios, intentando respirar bocanadas de aire.

Seokjin en lo único que piensa es en devorar esa hermosa boca. Su labio inferior más regordete y que se ve tan lindo con ese pequeño lunar que lo adorna. Se siente afortunado de haber encontrado el amor en su huraño doctor y que éste le haya permitido hacerlo suyo.

—Ahora voy cariño...ahora voy—. Entonces arrastra sus labios a la boca de Jungkook y éste con avidez, chupa su lengua. Es obsceno el sonido de sus bocas devorándose. Seokjin acaricia sus pezones para luego tomar el pene erecto del omega y acariciarlo desde la base a la punta.

Un largo gemido de Jungkook y su rostro resplandeciente de placer hacen sentir satisfecho a Seokjin. Para cuando el omega abre sus ojos, se encuentra con la mirada sedienta del beta.

Nuevos besos reparte en la cara y el cuello de Jungkook. Chupa con fuerza la glándula de olor de Kook y éste vuelve a gemir. Luego baja por su cuerpo hasta llegar ahí. Esa magnífica entrada que se contrae en espasmos de necesidad. El aroma que proviene de ahí, lo enloquece.

Mete dos dedos, abriéndose paso fácilmente. Sabe que Jungkook no necesita ser estirado. Es tan natural para él estar abierto. Listo.

Se arrodilla en la cama, mientras Jungkook parece abrir todavía más sus piernas, es una invitación a penetrarlo, a satisfacer de una vez por todas, la necesidad de ser tomado. Le acaricia los pezones y mueve sus manos por todo el pecho, hasta el perfecto vientre del omega. Ese que ha cuidado tan bien y que lo hacen tan deseable a sus ojos.

Seokjin alinea su pene. Está duro y grande. Mucho más que...nunca. Se afirma en la cama y al fin se hunde en ese precioso espacio. Jungkook de inmediato aprieta sus piernas alrededor de su cintura. Está caliente y resbaladizo y el beta piensa que el roce es tan placentero que podría correrse en ese mismo instante. Pero aguanta, porque su precioso omega, necesita mucho, mucho placer, para calmar el calor.

Lo besa otra vez. Un beso sucio, mojado, que los hace quedar sin respiración a ambos. Seokjin comienza a moverse. Cada estocada es un golpe de electricidad para el omega, que gime el nombre del beta, una y otra vez..." Jin...Jin...Jin" ...nunca le había gustado tanto escuchar su nombre, como ahora, que suena tan sensual en los labios de su omega.

Se mueve un poco, para alcanzar un mejor ángulo, y embiste con fuerza contra el cuerpo del omega. Sabe que Jungkook es fuerte y lo puede soportar. Está tocando su útero y las oleadas de placer aumentan. El beta por un momento siente que el mundo entero le pertenece. Porque tiene el honor de tomar el cuerpo de Jeon Jungkook. El ritmo sigue aumentando y rozando y besándose suciamente. Y ahí es cuando ambos se pierden en el deseo y la lujuria. Seokjin gime también el nombre de Kook mientras se mueve a un ritmo desenfrenado, Jungkook levantando sus caderas, pidiendo que el beta se hunda todavía más en su cuerpo. Si es que eso es posible.

Atrapa la mano de Jungkook que ha intentado tocarse, pero el beta no se lo va a permitir. En este momento él es el dueño de su cuerpo. El dueño de su omega y será quien le proporcione todo el placer posible. Lo besa, mientras sigue embistiendo fuerte y comienza a masturbarlo. El lubricante natural ya corre por las piernas del omega. Está mojado...por Seokjin. Por su beta.

—Seokjin...yo...no puedo más...Él sabe que su omega está en la cúspide del placer. Por lo que apresura todavía más el ritmo. No le importa que esta vez sea rápido. Ellos están recién comenzando. Tendrá una vida entera para establecer otros ritmos.

Cuando siente que Jungkook va a explotar al placer, su propio deseo alcanza el máximo. El orgasmo viene y sus colmillos salen a la superficie. Entonces, los hunde en el cuello del omega. No será una marca permanente, pero ahora es suficiente.

—¡Ahhhhh! —Jungkook aprieta su cuerpo y siente como el orgasmo lo invade. Su pene esparce semen y su entrada se contrae una y otra vez en espasmos de placer desbordante. Seokjin también siente como explota en el interior del cuerpo del omega, cuando éste aprisiona con sus paredes internas su pene, mientras sus colmillos se hunden en la preciosa piel. Siente como su semen llena el cuerpo de Jungkook. Se queda dentro de él, mientras sigue llenando al omega. Lame su marca transitoria y lo besa. Ambos abren sus ojos y se encuentran. Y entonces...lo ven...un hilo dorado sobre sus cabezas que los une. Sus lobos en la superficie, unidos también por el mismo hilo dorado... Ninguno dice nada, hipnotizados por el placer y la sorpresa de lo que acaba de suceder. La habitación parece brillar a su alrededor y nada parece real.

Cuando ambos se tranquilizan y la carga eléctrica y emocional del orgasmo se ha asentado, el hilo dorado desaparece.

Finalmente, Seokjin sale del cuerpo del omega y se acurruca a su lado. Agotados por la energía empleada en alcanzar sus orgasmos, ninguno dice nada y finalmente se duermen.

💜💜💜💜💜

J

ungkook abrió sus ojos y encontró la cama vacía. El calor había disminuido considerablemente. Su omega estaba absolutamente satisfecho y él también se sentía en paz. Podía sentir la ducha, así es que asumió que Seokjin había despertado antes. Se levantó y se envolvió en una de las batas del hotel. En la mesa de la suite había frutasy comida fresca. También ramen. Se sentó y comió con avidez. Realmente estaba hambriento.

—Me alegro de que comas con tantas ganas—. La voz ronca del beta, puso a su cuerpo en alerta de inmediato y se dio vuelta para admirar la belleza del cuerpo de Seokjin. Hombros anchos, cintura pequeña, músculos perfectos.

—Ahora que te veo, siento otro apetito.

—¡No seas así! Recién me duché. Y tú deberías hacer lo mismo—. El omega se levantó, y envolvió su cuerpo alrededor del de Jin.

—Hueles maravillosamente bien. Me encanta tu aroma.

Seokjin besó su cabeza y permitió que Jungkook se quedara apoyado contra su cuerpo un buen rato. Ninguno había dicho nada acerca de lo que había pasado en el momento que habían alcanzado el orgasmo en la cama. El hilo dorado. El beta llegó a pensar que talvez él se lo había imaginado, producto de todas la conversaciones que había tenido con Park Sung-Hoon y que le había explicado claramente lo que el hilo dorado había significado para él y Seon-Woo. Un "nuevo destino" lo había llamado su amigo. Entonces, Seokjin se preguntaba que significaba para ellos.

—Tomaré esa ducha. Me siento tranquilo y el calor no está de vuelta aun, pero...—El omega hizo una pausa antes de continuar, tenía miedo de lo que el beta pudiera pensar.

—¿Qué sucede Jungkook?, puedes decirme lo que sea.

—Estaba pensando en tomar un supresor. Para calmar el celo. ¿Te importaría mucho? Sé que querías pasar este celo conmigo en plenitud, pero...

Seokjin besó su cabeza y lo atrajo más hacia él. Por supuesto que no le importaba. Sin querer la llegada de este celo había sido en las circunstancias más extrañas. Con una serie de acontecimientos en la vida del omega, que naturalmente no lo habían preparado. Podía sentir el cansancio en el cuerpo de Jungkook. Como médico sabía lo que el celo provocaba en un omega. Por eso la mayoría optaba por supresores aun cuando tuvieran un compañero con el cual pasarlo. Por eso él valoraba todavía más que el suyo hubiese renunciado a ellos para pasarlo con él.

—Claro que no me importa, es más, creo que es lo mejor y como médico te lo recomiendo en un cien por ciento.

—Bueno gracias por la recomendación, doctor Kim—. El omega sonrió y se paró de inmediato para tomar uno de sus supresores.

Antes de entrar al baño, miró a Seokjin. El beta tenía su ceño apretado. Sabía lo que estaba pensando. Él tampoco había podido dejar de pensar en eso.

—Deja que me de esa ducha y hablaremos de lo que pasó. Estoy seguro que tu cara preocupada es porque estás pensando que estás loco. Pero no, Jin, yo también lo vi...

Bueno, entonces no se lo había imaginado, pensó aliviado Seokjin, pues Jungkook también lo había visto.

El omega al fin entró al baño y Seokjin aprovechó el momento que Jungkook estaría en la ducha para llamar a Sung-Hoon, necesitaba algunas respuestas. Cuando el alfa le contestó, Seokjin le contó brevemente lo ocurrido. Tratando de ahorrar todos los detalles íntimos.

—No lo entiendo Sung-Hoon, Jungkook y yo no podemos estar destinado, porque soy un beta..., ese hilo dorado...realmente quisiera saber que significa.

—Jin..., ¿aún no lo ves verdad? Ese hilo dorado sólo es la prueba de la solidez de su relación..., el hilo dorado es lo que nos une como manada. Todos lo proyectamos de alguna manera, seamos parejas destinadas o no. En nuestra manada Tae y Jimin lo son, igual que Yoongi y Hobi. Pero Nam y yo...nuestras parejas no eran nuestros destinados...tampoco tú y Jungkook. Pero, de alguna manera estamos conectados. Aferrados a este círculo. El que hayan visto el hilo sólo significa una cosa...su unión eterna.

—Pero...,yo no puedo marcar a Kook. Le hice una marca que sé que es temporal, se borrará....

—No importa la marca física Seokjin, ahora están unidos más allá de eso. Intenta algo. Prueba transmitir tu pensamiento a Jungkook, te aseguro que él lo recibirá. Sé que todo esto te parece una locura y estoy seguro que Nam y Tae podrán contestar todas sus preguntas cuando vuelvan...Y Jin, ya no pueden estar lejos de la manada....

Seokjin lo podía entender. Pero convencer a Jungkook en este momento en acercarse a la manada era complicado. Su objetivo ahora era encontrar a su familia biológica, más que abocarse a una "familia" que no conocía y donde existían Seon-Woo y Sung-Hoon. Le prometió a su amigo que al regresar intentaría convencer a su omega de visitar a Namjoon. Tal vez Taehyung podría ayudar.

Para cuando Jungkook salió de la ducha, Seokjin había comido algo de fruta y estaba recostado en la cama. El personal de aseo había hecho un cambio rápido de cama y toallas. Por supuesto no podían dejar la habitación con el aroma a celo de Jungkook a tan alto nivel. Todavía repasaba en su cabeza la conversación que había tenido con Sung-Hoon y se sentía estúpido de intentar conectar mediante el pensamiento con Jungkook. El omega estaba dándole la espalda buscando un pijama limpio en la maleta.

—¿Cómo te sientes? —Seokjin se sintió como un idiota por no hacerle la pregunta en voz alta al omega. Sin embargo, su asombro fue mayúsculo, cuando éste se dio vuelta y le sonrió.

—Agotado y asombrado. Creo que esas dos palabras definen mejor mi estado de ánimo. Creo que tengo estrés emocional. Tú también te ves cansado. Con el supresor es posible que pueda dormir y mañana podamos volver a Seúl. Quiero contratar un detective privado, ya sabes para buscar a mi familia. ¿Qué piensas de eso?

Seokjin prácticamente no escuchó ni entendió lo que el omega le había contestado, menos todavía la parte del detective... ¡No podía creerlo!

—¡Seokjin! No me has contestado. ¿Crees que está bien si contrato un detective privado?

El beta, se paró de la cama y corrió hasta su omega. Lo abrazó con una fuerza inusitada y comenzó a llorar. Jungkook se horrorizó. ¿tan mala era su idea del detective privado? ¿Tal vez Jin quería que lo hicieran ellos mismos? Pero tenían tan poco tiempo...

—Oye...está bien...no decidamos nada hasta volver a casa...debí consultarte antes de soltar todo esto...

—Jungkook...—Seokjin seguía llorando y se sentía como un tonto, porque sabía que debía explicarle e intentar conectar otra vez y ver si era mutuo..., pero ahora mismo todo lo que hacía era llorar de felicidad—. Jungkook mírame...

El omega tenía sus ojos muy abiertos y algo asustados, por la actitud extraña que había tomado su pareja.

—Te amo...—sin mover sus labios, Seokjin transmitió a Jungkook el más profundo de los pensamientos que pudiera tener en ese momento y en cualquier otro.

El cuerpo del omega tembló. Él lo escuchó ¡Claramente! El "Te amo" retumbó en su cabeza, en su cuerpo, en todo su ser. Incluso su omega se estremeció ante tan bonitas palabras.

—Seokjin...tus labios no se movieron...pero lo escuché, ¿Cómo...?

—Te amo—repitió Jin, sin mover sus labios—. Hazlo Ggukie...concéntrate en mí y hazlo.

Jungkook estaba conmocionado, pero obedeció y pronunció las mismas palabras en su mente...Un "te amo" que Seokjin sintió como si fuera un golpe total a sus sentidos.

—Lo sentí...lo escuché...te puedo sentir...aquí dentro de mí...

Jungkook todavía no entendía como es que ellos tenían un vínculo así, si...

—¿Cómo es posible? ..., ese hilo...tú lo viste ¿verdad? —El omega preguntó tímidamente, todavía inseguro si lo que había visto era real, si todo lo que estaba sucediendo era real.

—Claro que sí Ggukie. Ese hilo dorado estaba sobre nuestras cabezas. Yo..., lamé a Sung-Hoon.

Al oir el nombre del alfa, Jungkook se tensó, pero dejó que Jin se explicara.

—El me habló de ese hilo dorado, Jungkook. Lo vio incluso antes de saber que los cachorros eran de él, me lo contó y yo en ese momento casi no le creí, pero luego en la medida que fueron descubriendo todo aquello de su manada..., cobró sentido para él y para mí. Era el hilo del destino, del nuevo destino que ellos habían formado.

—Si me hubieras hablado de un hilo dorado hace un mes atrás, te hubiese catalogado de loco, pero ahora con todo lo que paso y esto de ser un sanador lo puedo creer. Pero si es un hilo del destino, ¿Por qué nosotros lo vimos? ...tú y yo no podemos ser destinados, los beta no tienen destinado...

—Lo sé y por eso estaba desconcertado y lo llamé. Pero él dice que ahora estamos unidos...para siempre. Que nuestro vínculo es indisoluble...aun cuando no sea tu destinado...—Seokjin miró a los ojos asombrados de Jungkook. Tragó saliva, esperando la reacción del omega—. Todavía podemos hablar con Namjoon o Taehyung, Sung- Hoon dice que ellos lo entienden de mejor manera, pero...

Jungkook no permitió que terminara de hablar. Lo besó y escaló a su regazo, para impregnarlo con su dulce aroma y a la vez para poder recibir el olor a tierra húmeda que tan bien le hacía a su alma. El lobo de Seokjin se sentía poderoso y grandioso. Tenía un omega. Su omega. Él no era un alfa, pero tenía la posesión más preciada que cualquier lobo deseaba. Una pareja. Un compañero.

—Todo esto...es hermoso..., yo sabía que era algo especial, cuando vi ese hilo, mientras nuestros cuerpos estallaban de placer. Te dije que eras mío y que yo era tuyo. No importa lo que seamos. Alfa, beta, omega, delta. Estamos unidos por algo más grande. Seokjin..., te amo y te tomo como mi compañero para el resto de mi vida.

—Oh JungKook..., ¿Cómo es que escondías un corazón tan lindo y profundo dentro de esas capas de hielo? No quiero que nunca más escondas el precioso hombre y omega que eres. Quero que te muestres al mundo como eres. Tan profundo, tan lleno de emoción y pasión. Te amo y te tomo como mi compañero para el resto de mi vida.

No había nada más que decir. El compromiso de por vida se había sellado. Beta y omega. Eran uno solo y había sido todo por la fuerza de su amor.

Un rato más tarde, y a pesar del supresor, el calor volvió y Seokjin desnudó una vez más a su omega, a su compañero, para brindarle placer, para llenar su cuerpo de sus besos, de sus marcas, de su aroma. Sentía que al fin tenía lo que siempre había buscado, más allá de cualquier prejuicio, Jungkook le pertenecía y estarían juntos y dispuestos a comenzar también un nuevo destino.

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