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Capítulo Dieciocho

Jungkook se miró al espejo y por primera vez en sus veintiocho años se encontró bonito. Sabía que era atractivo por las miradas lascivas que siempre había recibido en bares por parte de alfas y betas. Pero ahora, al mirarse con la fina lencería que lucía, notó que había algo más. Una buena mezcla de masculinidad y feminidad. Le gustaba. Siempre se consideró como un omega tosco y duro. Pero Seokjin lo hacía sentir de una manera muy diferente. La adoración que el beta le daba lo hacía sentir único y perfecto. Mi "pretty baby" le decía a menudo. Y al principio se había sentido incómodo, más todavía porque no sabía cómo devolver esos cumplidos. Pero ahora, con Seokjin besando su cuello y acariciando sus pezones, y mirándolo a través del espejo, podía sentirse verdaderamente deseado y amado y podía soltar todas aquellas capas que envolvían al verdadero Jungkook. Su hermosa dualidad. Su delicadeza y sumisión. Su masculinidad y su firmeza.

—¡Tan perfecto! —Sabía que Jin no estaba leyendo sus pensamientos, simplemente decía eso cada vez que lo tenía en sus brazos. El corsé negro, las medias, el diminuto boxer que apenas tapaba su erección, todo le daba un aire de sofisticación que tenían al beta perdido en la nebulosa pesada y embriagadora del deseo.

Jungkook miraba al espejo, donde el cuerpo delgado, pero definido del beta lo envolvía. Sus dedos largos apretando la punta de sus pezones, tirando de ellos. Su lengua saboreando su glándula de olor.

—¡Uhm! —. El omega gemía, mientras se retorcía en el cuerpo del beta, buscando la fricción que tanto anhelaba.

Seokjin estaba deleitándose de la vista. Jungkook le había mostrado la lencería el día que la compró, pero era la primera vez que la usaba y lucía demasiado hermoso. Su cuerpo definido, sus músculos, su cintura pequeña donde sus manos ahora acariciaban sin cesar. El omega ahora había cerrado sus ojos y mordía su labio inferior, emitiendo gemidos y golpeando con su trasero el pene duro y necesitado del beta. Jungkook era hermoso. Era suyo. Con delicadeza, pero firmeza le dio vuelta y pudo ver en sus ojos el deseo ardiendo.

—¡Tómame! —Ese era su omega mandón, lejos del estereotipo del omega sumiso y dispuesto sólo a complacer al alfa o beta. Porque Jungkook se entregaba y se sometía a los deseos de su pareja, pero sin perder su esencia, sin perder su propio yo. Y eso hacía que Seokjin lo amara y deseara aún más. Lo tomó y lo cargó a la cama, mientras se comía su boca, mientras sentía la erección de Jungkook sobre su vientre y su entrada resbaladiza y con un aroma que tenía sus sentidos fuera de sí.

Pero su omega era precioso, una obra de arte y como tal debía tratarlo. Lo acostó con cuidado en la cama, dejando que la lencería luciera apropiadamente en el cuerpo estirado de su compañero. "Su compañero" eso sonaba demasiado bueno. Seokjin se deshizo de su ropa y se subió a la cama, para llenarlo de besos. Desde su cabellera desordenada, sus ojos grandes, sus perfilado rostro. El hermoso lunar de su barbilla.

—Seokjin...hazme el amor...

—Eso hago Ggukie, no seas impaciente. Quero disfrutarte, quiero adorarte, cada parte de ti.

Jungkook sonrió ante la cursilería de Jin, pero se sentía lindo y amado, así es que en ese momento podía amar la cursilería.

Seokjin sólo bajó el boxer de Kook y dejó el resto de lencería. Ni siquiera las medias retiró. Podía sentir la firmeza y suavidad de las piernas de su omega. Besó su ingle, hundió su nariz en los vellos rizados donde resaltaba la erección goteante y ansiosa. Aspiró el aroma de la lubricación, y tomó con su boca el pene del omega, mientras sus dedos volvían a apretar los pezones ya duros.

—¡Ahhh! —Jungkook levantó sus caderas y abrió aún más su piernas. Mordió su labio e intentó tomar aire. Había esperado tanto sentir la humedad de esa boca en su miembro. Jin tenía labios gruesos y podía sentir como envolvían su pene en un apriete delicioso y justo. Mientras, el beta movió sus manos hacia la entrada del omega. Un dedo, dos, su puño penetrándolo. Estaba tan abierto, tan dispuesto...

El beta dejó de lamer y chupar y fue tras la boca de Jungkook. Éste, ansioso lo recibió; comiéndose esos labios sucios con su propia esencia. Sus bocas húmedas chocaban y podía sentirse en medio de la noche.

Seokjin se acomodó. Alineó su pene ¡tan duro! En la entrada húmeda y con aroma a cerezos. Se hundió lento, mientras Jungkook sentía como el universo completo explotaba ante su vista. Sus dedos recogiéndose ante el placer de tener a su compañero unido a él.

—"Te amo tanto" "Eres tan hermoso y tan caliente..."—Ahora Seokjin podía besarlo y decirle cosas cursis y sucias. Pues sus pensamientos estaban conectados y Jungkook lo escuchaba mientras el pene del beta se hundía una y otra vez en él y mientras jugaba con su lengua, intentando chuparla, obtener todo.

Seokjin lo embistió. Subió una pierna de Jungkook a su hombro y entraba y salía con fuerza, gimiendo y diciendo una y mil veces el nombre de su amado omega. "Jungkook, Jungkook, Jungkook..."

El omega sentía como su entrada se apretaba en torno al duro eje del beta. Quería mantenerlo dentro de él. Fusionarse en un solo cuerpo. Ser uno. Sus lobos copulando en un ardiente calor.

—¡No puedo más!— fue todo lo que el omega alcanzó a decir antes que el orgasmo lo alcanzara. Antes de sentir como el calor del semen de Seokjin entraba por su ano como ráfagas de fuego y calor. Tan bueno...

Seguían besándose y mirándose, hasta que aparecióotra vez, sus lobos, el hilo dorado...Sí.... eran compañeros, no importaba que dijeran las leyes cósmicas. Un beta y un omega eran destinados.

Seokjin dejó un último beso en sus labios antes de levantarse. Cuando volvió, con calma retiró la bonita ropa interior que había lucido el omega y lo limpió. Jungkook lo miraba y no pudo evitar tirar de él para que lo besara. El cuerpo del beta cayó sobre el suyo.

—Esta noche, me hiciste sentir que era el omega más bonito del mundo.

Seokjin se acomodó a su lado, no quería recargarlo con su cuerpo. Acarició sus labios y despejó el pelo de su rostro. Jungkook tenía unos ojos tan bonitos.

—Lo eres. Para mí. Cuando te conocí parecías siempre triste y disgustado. Aun así, me parecías hermoso. Pero ahora que puedo ver tu sonrisa y el como has aprendido a querer y a entregarte luces mucho más bonito.

—Es extraño. Es como si antes todo hubiese estado en blanco y negro. Te juro que no era una pose el ser frío o poco empático. Era mi realidad. Mi forma de ver las cosas y sentirlas. Ni siquiera las pocas relaciones que tuve me hicieron ver las cosas de manera diferente. Y no sé en que momento todo comenzó a cambiar. Bueno, lo sé. Fuiste tú. Gracias por eso Jin.

Jungkook lo besó con suavidad. Comenzaba a sentirse somnoliento. Se aferró al cuerpo del beta, que lo siguió observando, incluso cuando el omega se había dormido. Era afortunado y buscaría todas las maneras para que Ggukie, siguiera sintiéndose el hombre y el lobo más bonito del mundo y sus alrededores.

Dos noches después, Jungkook todavía se reía por la forma cómo Jin había reaccionado a la ropa interior sexy. Se asombraba incluso, de haberla comprado. Era alguien completamente diferente al Jeon Jungkook de hace tantos meses. Antes su vida se reducía a su trabajo y a vivir en forma casi solitaria. En cambio, Seokjin le había dado una perspectiva totalmente diferente, de todo. Y eso incluía a sus amigos. La noche anterior habían ido a beber y les había presentado al beta. Éste se integró rápidamente al grupo, conversando sobre marcas de autos y otras banalidades que sus amigos adoraban. Comprendió, tal y como le dijo Jin que no eran malas personas o que no se interesaban realmente en él, sino que simplemente vivían de un modo más superficial y que no era nada malo. Ellos podían acomodarse a ese mundo, sin llegar a ser parte completamente.

Jungkook, al fin entendió que no necesitaba que las personas fueran perfectas o que él lo fuera. Todo radicaba en aceptar a los demás y a sí mismo. Y él estaba muy feliz por la forma como era ahora. Amado. Por su Seokjin.

Estaba acomodando la mesa, pues Seokjin llegaría más temprano de clases según le había informado, cuando sintió el timbre. Se extrañó y por un momento temió que fueran los padres de su compañero, quienes no habían tomado nada de bien que su hijo estuviera con un omega.

Imaginó que podían venir a reclamarle algo. Con temor fue a la puerta y su sorpresa fue mayor. Kim Seon Woo, estaba parado con un evidente nerviosismo.

—Buenas noches, Jungkook-ssi. Jin-hyung me dio su dirección...yo necesito hablarte... ¿puedo pasar?

La semiformalidad del omega ya fue algo extraño para Kook, y mas aun tener a aquel chico frente a él, pero no lo iba a dejar en medio del frío.

Hizo un gesto para que pasara.

—Por favor ponte cómodo—. Indicó donde estaban las zapatillas para invitados y luego lo invito al sofá. El omega se movió con cautela, como si tuviera miedo. —¿Quieres beber algo?

—Sólo agua o un jugo por favor. Todavía estoy amamantando a los bebés—. Por supuesto, había olvidado a los pequeños cachorros. Le trajo un vaso de jugo de fresas y luego se sentó frente a él.

—Entonces... ¿Cómo es que estás aquí?

Sunoo quería encontrar las palabras adecuadas. Había hablado con Sung-Hoon, con Jimin y Tae, incluso con sus papá. Sabía que había un mundo que los separaba. Un pasado lleno de dolor y resentimiento.

Hubiese deseado tener a su alfa en ese momento que siempre le brindaba seguridad, pero esto debía hacerlo solo.

—Primero quería agradecerte por lo que hiciste por Yu-Jin. Ella tiene reflujo. Es leve, pero aun así, la mantenía molesta. Ahora está mucho
mejor. Fue grandioso que lo hayas detectado y, además, la hayas aliviado.

Jungkook suspiró y no pudo evitar sonrojarse. Era extraño recibir de parte de Sunoo halagos. Ellos siempre parecía que estuvieran lanzándose dagas por los ojos.

—Yo..., me alegro. Tus cachorros son muy lindos. Especialmente Yu-Jin. Se sintió muy bien esa conexión. Todavía no se bien como funciona esto en mí, de ser su sanador, el de la manada..., pero le dije a Namjoon hyung que podían contar conmigo si me necesitaban.

—Lo sé. Por eso estoy aquí. Sé que no te acercas a la manada por mí. Por lo que pasó en secundaria. Y luego Sung-Hoon...

—Yo amo a Seokjin. Es mi compañero. Lo que paso con Sung-Hoon no tiene ninguna importancia—. Jungkook sintió la necesidad imperiosa de volver a levantar su muro. Sin embargo, el otro omega se mostró completamente desarmado.

—Jungkook-ssi, no he venido a pelear contigo. Vengo a disculparme, por todo el daño que te causé en secundaria. Si yo hubiera sabido lo que pasaba lo hubiese detenido...En ese momento, sólo quería ser el omega fuerte que papá quería que fuera. Casi como un alfa. No miré atrás...y ese fue mi error. Ni siquiera pensé en las consecuencias de mis actos. Tampoco imaginé que los alfas se vengarían así con todos los demás omegas...Lo siento.

Jungkook estaba sin palabras. No había esperado esto de Seon-Woo. Siempre lo había visto como un omega engreído, egoísta. Ahora había dado el primer paso para acercarse a él. El omega lo miraba con tristeza, esperando tal vez que sus palabras no fueran bien recibidas. Quizá hace unos meses atrás así hubiera sido, pero ahora él, Jeon Jungkook era una persona nueva, que había atravesado varias tormentas y que al final había encontrado la calma en un bonito beta.

—Yo te creo cuando dices que no sabías que los demás omegas estábamos recibiendo bullyng. Y acepto tu disculpas. Por muchos años creí que lo sabías y crecí con una cierta amargura en mi corazón. Nunca tuve muchos amigos ¿lo sabes verdad? Y también sabes cómo fui criado y cómo dejé de mostrar mis sentimientos. Cuando te volví a ver, sentí mucha rabia. Sung-Hoon era en ese momento para mí...bueno yo quería que se enamorara de mí y verte con él...sin embargo, ahora también es tiempo de disculparme por la forma inmadura en que me comporté.

—Gracias Jungkook-ssi, también acepto tus disculpas. Y lo entiendo...cuando Jimin conoció a Tae, no fui precisamente amable con él. Pero, así como Tae y yo aprendimos a ser amigos, me gustaría que tú y yo también lo fuéramos...en algún momento, claro, sin presiones.

Ambos omegas se miraron y sonrieron. Era absurdo seguir enfadados o resentidos por el pasado, por malos entendidos o simplemente por no conocerse.

—Claro que podemos conocernos. Y tener otro amigo no suena mal ¿sabes? Taehyung se ha convertido en alguien especial para mí, pero siempre es bueno apoyarse entre los omegas ¿no crees? Así es que empezaremos por quitar los honoríficos. No los usaste nunca conmigo y no vas a comenzar ahora...

Sunoo sonrió. Jungkook era totalmente diferente a la imagen preconcebida que tenía de él. Sung-Hoon y el propio Seokjin le había dicho lo mucho que había cambiado y podía verlo en sus ojos. Ya no existía esa amargura de cundo lo conoció. Y sabía que el beta probablemente tenía mucho que ver.

Entonces, ambos dejaran atrás su tensión y comenzaron a hablar un poco de todo. Cada uno contando de su vida. Fue bueno para ambos descubrir que tenían más cosas en común que las que imaginaban.

Jungkook le contó de la búsqueda de su familia y Sunoo le contó acerca de su destinado que dejó y cómo decidió tener un cachorro por su cuenta, para al final encontrar a su compañero de vida.

De pronto la puerta se abrió y Seokjin apareció con varias bolsas de comida y con Sung-Hoon con una botella de vino...en ese momento supo que su beta sabía de esta visita y que había sido cómplice de la pareja.

—Te dije que estarían vivos cuando llegáramos—bromeó Seokjin con Sung-Hoon, quien se sonrojo.

—Nunca dije que ellos podrían pelear...

—¡Estabas asustado! Y no voy a repetir delante de Sunoo lo que dijiste acerca de su carácter.

—¡Hey! —reclamó el aludido—¿Qué hay con mi carácter doctor Park?

—Él también dijo que Jungkook era...rabioso...

Jungkook sólo se limitó a mirar al beta y luego le arrebató las bolsas para servir la cena. Mas tarde se lo cobraría.

La cena fue agradable y divertida. Seokjin observaba a Jungkook. Se veía tranquilo y relajado. Sentía que, al fin, el ultimo muro se había derribado. Todo se iba asentando. Sólo quedaban sus padres, pero a la mierda si no lo apoyaban. Él iba a proponerle matrimonio a su omega, con ellos o sin ellos.

Eran cerca de las once, cuando la pareja se despedía de Jin y Kook. Con promesas renovadas de visitas mutuas y de juntar al fin a toda la manada.

Mientras JungKook recogía la mesa, Seokjin lavaba algunos utensilios. Cuando ambos terminaron, el beta se acercó a su omega.

—Entonces, ¿no estas enojado por esta pequeña trampa que te tendí?

—No—Jungkook sonrió ante las palabras y la cara de culpable de Seokjin—. Me alegra que lo hayas hecho. Debo reconocer que era difícil para mí dar el primer paso. Que Seon-Woo haya venido hasta aquí, significa mucho para mí.

—Ven aquí—Seokjin abrió sus brazos y Jungkook se apegó al cuerpo de su beta. Olía delicioso. Y lo mejor, nadie más podía percibir ese aroma. Él como su pareja enlazada era el único que podía percibir el aroma sutil que lo tranquilizaba y que a la vez le enviaba pequeñas descargas eléctricas a través de todo su cuerpo.

—A veces desearía haberte conocido antes. Llegaste para equilibrar mi vida, para hacerme cambiar y poder encontrarme con mi yo verdadero. Al fin siento que soy el Jungkook que quiero ser, que soy. No una maqueta de alguien que no existe.

—No podemos cambiar el pasado Ggukie. Tampoco es bueno pensar en lo que pudo ser y no fue...hay eventos en nuestras vidas que no podemos modificar, pero sí podemos mirar adelante e intentar hacerlo mejor. Tú lo has hecho. ¡Mírate! Te comportas como un cachorrito a mi alrededor y hace tan sólo unos meses me ladrabas cada vez que me acercaba a ti.

—¡Oye! ...bueno es verdad y me alegro de que hayas sido tan insistente. Hoy ha sido un buen día. Creo que al fin he soltado gran parte de mi carga. De mi pasado, de mis dolores y rencores. No sé si merezco todo esto bueno que me está pasando.

Seokjin lo besó.

—Tú mereces el cielo. Nunca has sido una mala persona Jungkook. Te mantuviste a la defensiva, pero al fin te veo soltar todas tus amarras. Hay dolor en tu pasado, pero ahora lo puedes dejar allí. Atrás. Vamos a mirar el futuro.

Jungkook se aferró a los brazos de Seokjin. Realmente se sentía nuevo. Su omega también se veía más brillante, más fuerte. Comprendió que la sanación también había llegado para él. Y por supuesto era necesaria para poder entregar ese don a su manada. Ahora pertenecía a un lugar. Y era hermoso, además poder compartirlo con el hombre que amaba y que lo había ayudado a descubrirse.

Seokjin estaba orgulloso. Su Sanador había cumplido el trabajo principal. Sanarse a si mismo. Y él, como beta también había cumplido su rol, al traer equilibrio a su omega. Y a mediar entre Jungkook y Sung-Hoon y Seon Woo. Como había dicho Namjoon cada uno tenía un rol y habían empezado por ellos mismos. Ahora podían unirse a los demás y formar una familia. Cuidarse. Quererse. Por supuesto que su principal preocupación era Jungkook. Era su amor, su felicidad.

—Me gusta tanto verte feliz—le dijo finalmente a Kook—. Todo lo que quiero es que estés tranquilo y que descubras tu propia identidad. Te amo y estoy aquí para ti y por ti. En cada paso nuevo que demos de ahora en adelante.

—Sólo falta encontrar a mi tía y que tus padres me acepten. Con eso todo será perfecto.

Seokjin suspiró. Contaba en que tal vez podrían encontrar a la familia de Jungkook,pero acerca de sus padres...no estaba nada seguro. Su madre le había colgado cuando él intentó decirleque nada lo haría renunciar a Jungkook. Pero no se preocuparía por eso en estemomento. Era un magnífico instante para ambos. Sólo se limitó a sonreír a su omega y besarlo. Una y otra vez. Eso se sentía demasiado bien

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