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Capítulo Diecinueve

Seokjin miraba a su madre que se paseaba de un lugar a otro en su sala de estar. Había ido hasta la casa de sus padres para hablarles de Jungkook. Solo. No había querido exponer al omega a un mal trato de parte de ellos. No se lo merecía. Y él no permitiría que nada rompiera el buen momento que estaban pasando.

—Es que no entiendo porqué insistes en arruinar tu vida de este modo. Sabes que no se ve bien a un beta con un omega. Si al menos fuera una mujer...

—Mamá...creo que nunca has escuchado que no me gusta el género femenino. Y más allá de eso, amo a Jungkook. Es mi compañero.

—Los betas no tenemos compañero Seokjin.

—Entonces, ¿Qué es mi padre para ti?, llevas casada con él 38 años. ¿No lo consideras tu compañero?

Su padre se movió incomodo en el sofá. Miró a su mujer y luego a su hijo. En realidad, y a pesar de todo los años juntos, su matrimonio había carecido de ese "compañerismo" del cual Seokjin hablaba. Y podía entender a su hijo. Había encontrado a una persona especial y se había enamorado, algo que él nunca había experimentado realmente.

—Seokjin—habló finalmente Kim Seokjung—. A diferencia de tu madre, yo si me siento feliz que hayas encontrado al fin alguien que te haga feliz—su mujer lo iba interrumpir, pero el levantó la mano para que no dijera nada—. ¡Ya basta Myung-hee! Todos estos años he dejado que intervengas en la vida de nuestro hijo a tu antojo—Seokjung miró a su hijo—Lo siento Seokjin, no hemos sido los padres que te mereces, pero ahora tienes mi apoyo incondicional. Yo quiero conocer a tu omega y quiero disfrutar algún día de mis nietos, si es que logran concebir un hijo.

La madre de Seokjin no podía creer que su esposo le hubiera quitado todo el apoyo. Ella era una mujer controladora y muy conservadora.

Pensaba que los betas sólo debían emparejarse entre ellos y por supuesto debían ser hombre y mujer.

—¿Y qué harás cuando aparezca el destinado de ese omega? ¿Qué harás cuando huya y te deje abandonado a tu suerte?

Seokjin no iba a explicarle en ese momento a sus padres, el engorroso tema de la manada y los nuevos destinados. Y de cómo un hilo dorado los mantenía y los mantendría unidos a través de esta vida y las que vinieran. Simplemente se limitó a suspirar.

—Madre, eso no va a suceder. Sé que no me vas a creer, pero simplemente lo sé—. Luego miró a su padre—papá me alegra que quieras conocer a Jungkook. Sé que te va a gustar. Voy a buscar un bonito restaurante para que podamos cenar. Y tú madre—la miró fijamente—si cambias de parecer también puedes venir. Sólo te digo esto, si no eres capaz de aceptar a Jungkook, que es el hombre y omega que amo, entonces saldrás de mi vida.

A Seokjin le dolían las palabras que estaba diciendo, pero en el fondo no tenía alternativa. Jungkook era lo más importante, y la manada era su nueva familia. Estaba feliz que su padre sí hubiera aceptado y estaba seguro de que podría unirlo a sus nuevos amigos. Si su madre no quería ser parte de su felicidad, podía quedarse fuera. Él la amaba, pero aún más importante era el amor por su omega.

La mujer no dijo nada y salió de la sala, para encerrarse en su habitación.

—No te preocupes por esto. La haré entrar en razón. Todos estos años me he mantenido en silencio, porque ha sido cómodo para mí, pero no me había dado cuenta del daño que te estábamos haciendo. Ella tiene todos esos prejuicios acerca de las parejas, pero creo que, ante todo, te ama y no va a querer perderte. Sólo dame tiempo.

Seokjin no se sentía demasiado ilusionado con la idea. Pensaba más bien, que su madre nunca cambiaría de opinión. Pero no le dijo nada a su padre.

Mas tarde al llegar a casa, su omega lo envolvió en su dulce aroma y lo consoló. Al menos el padre estaba dispuesto a conocerlo. Eso era mucho más de lo que él mismo tenía. Jungkook se lamentaba que ambos no tuvieran padres y madres que los apoyaran, pero también se alegraba de tener a la manada.

—Podemos programar esa cena para la próxima semana. Buscaré un restaurante que sea tranquilo. Lo invitaría a casa, pero sabes que mis cualidades culinarias no me acompañan. Debo ser el único omega en el mundo que no es bueno en la cocina.

Seokjin sonrió. Jungkook estaba lejos de la imagen hogareña que se suponía tenían los omegas. Toda su vida fue servido y cuando comenzó a vivir solo, pagaba por su comida y por el aseo de su hogar. Realmente a él no le importaba. Y no es que el omega no supiera nada de comida. Se defendía con algunos platillos básicos. Eso era suficiente.

—Confío en tu criterio. Aunque no me hago grandes ilusiones, reserva para cuatro. Tal vez papá si logre hacer cambiar de opinión a mi madre—. Jungkook volvió a abrazar y envolver en su aroma a su beta. Sabía que Seokjin aun cuando no lo admitiera sufría por el rechazo de su madre. A él obviamente también le afectaba, pero intentó no pensar mucho en eso. Probablemente cualquiera omega varón habría sido rechazado por la mujer.

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U

na semana después, Jungkook se mordía el labio mientras se miraba al espejo. Quería causar una buena impresión. No sabía si el padre de Seokjin había convencido a su esposa de conocerlo. ¿Y si iba y la mujer lo insultaba o lo rechazaba? Cerró sus ojos. Debía apartar esos pensamientos negativos, pero a veces, era difícil no pensar en el rechazo de sus propias madres adoptivas. No le dijo nada a su compañero y le sonrió tímidamente, cuando éste, le indicó que se fueran.

Cuando llegaron y se sentaron en la mesa para cuatro que tenían reservada, todavía intentaba controlar sus feromonas. No quería preocupar a Seokjin, quien sólo lo miraba de reojo. El beta sabía exactamente cómo se estaba sintiendo Jungkook, pero no le dijo nada. Sólo se limitó a sonreír. Lo conocía y sabía que, si decía algo, podría empeora el momento.

Luego de un rato, finalmente Jungkook conocía a Kim Seokjung, el padre de su beta. Y junto a él, estaba Kim Myung-hee, quien parecía tímida escondida detrás de su esposo. Al principio cuando Seokjin la vio entrar junto a su padre al restaurante, temió lo peor. Pero al llegar la mujer se acercó a él y lo abrazó.

—No quiero estar lejos de ti Seokjin. Eres mi único hijo y te amo. Hay cosas modernas que me cuesta entender y aceptar, pero quiero intentarlo. No soportaría una vida sin saber nada más de ti.

Seokjin respiró aliviado. Al parecer al fin su madre había entrado en razón—. Entonces conoce a Jeon Jungkook. Mi compañero—. Jungkook estaba de pie nervioso y con todos sus muros levantados, esperando conocer a la mujer que lo había rechazado, sin siquiera conocerlo.

—Es un honor conocerla—Jungkook hizo una reverencia—Me da mucho gusto que haya venido señora Kim. Para Jin no hubiera sido igual si usted no estuviera aquí.

La señora Kim miró a Jungkook. Pensó en lo alto que era, para ser un omega. Era bonito. Tenía un rostro suave, casi infantil. No supo por qué, pero en ese momento sintió una enorme ternura hacia la pareja de su hijo. A pesar de que quería luchar contra esos sentimientos, eran inevitables. Había una cierta vulnerabilidad en la mirada del omega. Su esposo le había contado que el chico no tenía padres y lo que habían hecho las mujeres que lo había adoptado. Esa historia le había ablandado el corazón un poco y se había abierto a la posibilidad de conocerlo, además del miedo de perder el amor de su hijo.

Un silencio incómodo se había instalado, Kim Myung-Hee seguía observando al omega y aún permanecían todos de pie alrededor de la mesa.

—Yo estoy contenta de estar aquí. Quería conocerte. Mi hijo te escogió y debe tener buenas razones. Todavía no me acostumbro a que esté con un omega varón, pero si es lo que desea...yo no voy a oponerme. Además, eres muy guapo.

Al fin, todos respiraron aliviados y se sentaron a comer. Después de hacer sus pedidos, Myung-Hee comenzó a hacerle muchas preguntas a Jungkook, las que pacientemente respondía el omega, aun cuando Jin de vez en cuando miraba a su madre, para que detuviera el interrogatorio. Pero Kook lo pellizcó un par de veces y le susurró a través de su conexión que la dejara.

—Y entonces, Jin dijo que ustedes podrían tener cachorros...

—¡Mamá! —Seokjin protestó una vez más. Ellos llevaban poco tiempo. Por supuesto que en algún momento hablarían el tema, pero aún era muy pronto.

—Está bien Seokjin. Tu madre tiene curiosidad—. Jungkook no se intimidó ni por un segundo—. Existen técnicas de fertilización que se pueden usar para que yo pueda tener los cachorros de Jin. En la clínica donde trabajamos, el doctor Jung ha logrado embarazos perfectos de betas con omegas.

—No tenía idea de eso—. Seokjin bufó por eso, él se lo había dicho muchas veces, pero su madre no se inmutó—Lo importante para mí es saber si ustedes los tendrán. No son tan jóvenes. Ya deberían estar teniendo a los bebés...

—¡Myung-Lee, lo estás haciendo otra vez...! , te estás entrometiendo en sus vidas. Déjalos que ellos decidan cuando quieren ser padres. Son jóvenes aún. Déjalos—. La mujer miró a su marido indignada, pero no dijo nada más.

—En realidad..., no hemos hablado mucho del tema de los cachorros. Hay cosas que aun debo resolver de mi vida y quiero estudiar. Pero le prometo señora Kim, que tendrá los nietos que tanto anhela.

—Lo ves Seokjung y tú también, Jin. Jungkook me entiende perfectamente.

Y ahí fue el momento en que se tendió el puente de simpatía entre el omega y la beta. Jungkook bajó sus muros, al darse cuenta de que finalmente la mujer no era tan temible como Seokjin la había descrito. Sí, era entrometida y él tendría que mantenerla a raya, pero prefería una madre así, a una como la de él que nunca demostró preocupación o cariño.

El resto de la cena fue tranquilo y cuando se despidieron, Myung-Lee le dio un abrazo suave a Jungkook. El omega la envolvió con su aroma de calma y agradeció ese momento.

Al salir del restaurante, Seokjin y Jungkook decidieron caminar. Estaban a unas pocas cuadras de casa y el clima era un poco más agradable.

Iban tomados de la mano, disfrutando la noche y la cena que, al fin de cuentas, había salido perfecta.

—Ella te ama—Jungkook miró a Seokjin quien tenía una sonrisa en su rostro—. Es una entrometida, pero te ama y eso es todo lo que debe importar.

—Bueno yo creo que ella también te amó. Sé lo difícil que debe ser para ella romper todos sus prejuicios de años de formación conservadora, pero al parecer tu encanto es más importante.

—Tal vez si me hubiera conocido hace unos meses, no le hubiese resultado tan encantador...

Seokjin se detuvo ante ese comentario del omega. Lo miró y lo abrazó muy fuerte.

—Oh mi dulce omega rabioso...ven aquí. Yo te amé tal y como eras y te sigo amando todavía más.

—Eres tan cursi..., pero yo también te amo—Jungkook dejó un beso en los labios del beta, que estaban fríos, pero que se calentaron de inmediato con la suavidad de su omega.

Iban a retomar su caminata cuando el teléfono de Kook sonó. Era el detective privado que estaba buscando a su tía Yerin. Hacía unos días atrás le había comentado que tenía una muy buena pista.

—Señor Gang, buenas noches.

Jungkook-ssi, lamento llamarlo a esta hora, pero tengo grandes noticias ¡encontré a su tía! Vive en un pequeño pueblo rural. Fui hasta allá y pude confirmarlo. No la contacté, tal como usted me lo pidió, pero quería avisarle.

Jungkook se quedó por un momento en silencio. ¡la habían encontrado!, un montón de pensamientos atravesaron su mente en ese momento.

Tanto que Seokjin le quitó el teléfono y le pidió al señor Gang que repitiera lo que le había dicho a Jungkook. Finalmente, le dio las gracias y le indicó que el omega lo llamaría mañana por la mañana.

Seokjin abrazó a su omega, y lo llevó a casa. Al llegar, ninguno dijo nada. Jungkook parecía aún envuelto en sus propios pensamientos.

—Ggukie, ¿estas bien? ¿Necesitas que te traiga algo? —. Jungkook al fin pareció salir de su supor y miró a Seokjin, moviendo su cabeza en forma de negación.

—Lo siento, es que pensé que esto nunca sucedería. Era como buscar una aguja en un pajar, pero, aun así, la encontró.

Seokjin pudo notar el nerviosismo de Jungkook. Su aroma estaba completamente alterado y sus manos no estaban quietas. Tal vez habían sido demasiadas emociones para una sola noche.

—¿Por qué no vamos a dormir y mañana llamas al señor Gang para los detalles? Creo que no te hace bien pensar ahora, en lo que significa haber encontrado a tu tía—. Seokjin no quiso entrar en sus pensamientos, pero podía darse cuenta que había un poco de caos en la cabecita de su omega. Por lo mismo, le dio un beso en los labios y lo obligó a ir al dormitorio, para cambiarse y dormir. O al menos intentarlo. Sabía que Jungkook probablemente se quedaría un rato pensando. Aun así, cuando ambos estaban en la cama, lo abrazó. La espalda de su omega, pegada a su pecho, mientras él ponía sus manos sobre su vientre. Comenzó a darle pequeños besos en su nuca y pudo sentir cómo el omega lentamente se iba relajando.

Al día siguiente, despertaron muy atrasados, así es que corrieron a prepararse para ir a la clínica. Cada uno en su vehículo, pues Seokjin tenía clases. Al llegar, subieron juntos, saludaron a Hoseok y a Sung- Hoon, se dieron un beso tranquilo y cada uno entró en su consulta.

El caos, se desató una hora después, cuando ambos tuvieron un rato de tranquilidad. Jungkook entró en la consulta de Seokjin, como un huracán. Su aroma estaba alterado otra vez.

—¿Jungkook? —Seokjin se paró de su escritorio y se acercó al omega.

—Hablé con el señor Gang. Ella vive con su esposo, un beta. Por lo que pudo investigar, tienen un terreno heredado de sus padres, pero no sabe en qué condiciones está.

—Bien podemos ir allí y hablar con ella...—Jungkook lo interrumpió.

—¡No! Ya tomé la decisión y no quiero ir allá. No quiero conocerla. No voy a ir a decirle quien soy.

Seokjin lo quedó mirando asombrado. Todo este tiempo, el omega había alucinado con la idea de encontrar a su familia y ahora que estaba a un paso se echaba para atrás.

—Kook, no estás pensando bien. Estás asustado, pero esto es algo que debes hacer. Te lo debes, a ti, a tu padre, a ella. Hablémoslo tranquilos, en casa. Si quieres lo discutimos con nuestros amigos...

—¡No Seokjin! La decisión es mía. No quiero a nadie opinando sobre esto. No es asunto de nadie...

—Ggukie..., estás actuando como aquel Jungkook que le gusta levantar muros...déjame...

—¡A la mierda Seokjin! Te dije que no. Y no me importa si a ti te parece o no. No voy a exponerme a un nuevo rechazo. El nivel de ansiedad que sentí en la cena con tus padres..., no lo voy a volver a pasar...y odio que no me entiendas e insistas...

—Jungkook, lo digo porque era algo que anhelabas..., yo estoy contigo, la manada...

—¡Basta! Nadie tiene que entrometerse en mis cosas. Yo resolveré solo mis problemas—Dejó a Jin con la palabra en la boca y salió de su consulta para encerrarse en la suya. Suerte que el próximo paciente llegaría en media hora.

Seokjin salió de su consulta, pero no insistió con Jungkook. Era mejor que el omega se calmara. Se dirigió a la de Hoseok, luego de chequear con su secretaria que estaba sin pacientes y con Yoongi.

—Es bueno encontrarlos a ambos—. La pareja lo miró con confusión—. Es Jungkook, hemos tenido una discusión. Ayer el detective nos informó que encontró a su tía.

—Pero esa es una excelente noticia. Jungkook lo ha estado esperando con ansias.

—Yo también pensaba eso, pero hoy, entró a la consulta y me dijo que ya no los quería conocer. Tiene miedo Hoseok. Él tiene miedo a ser rechazado por ellos. Se enfureció ante mi insistencia. Y ya sabes...arma sus murallas defensivas...yo no sé qué hacer...

Yoongi, se quedó pensando en las palabras de Seokjin. Jungkook tenía ansiedad social y aunque había progresado mucho, situaciones como éstas, podían llevarlo a cerrarse nuevamente.

—Déjeme hablar con él—. Yoongi se levantó de inmediato, para ir a la consulta del omega. Confiaba en que Jungkook podría abrirse de mejor manera con él—. Tú estás demasiado involucrado porque es tu compañero. Influye en ti su estado de ánimo y te desesperas. Yo soy más neutral frente al problema.

Seokjin no tuvo más remedio que asentir. Después de todo, Jungkook se había vuelto a cerrar y aunque eso le dolía, podía entenderlo.

Yoongi salió para hablar con Jungkook, golpeó a su puerta y entró. Hoseok mientras tanto, se quedó con Seokjin.

—Sé que estás preocupado, pero lo resolveremos. Si después de todo, él no quiere conocer a su tía, debemos respetar su decisión.

Seokjin asintió. Sabía que no podía presionarlo. Pero no quería que luego Jungkook se arrepintiera de su decisión.

Mientras, Jungkook miraba a Yoongi con desconfianza. Le tenía mucho cariño al omega que lo había ayudado tanto, pero ahora mismo intuía que Seokjin lo había enviado ahí.

—No vengo en nombre de tu compañero. Ni siquiera como tu psicólogo. Sólo vengo como tu amigo. Seokjin nos contó lo que pasa y quiero saber exactamente qué te sucede, de tu propia boca.

—No entiendo porque arman tanto alboroto, por una decisión que sólo yo debo tomar—. Jungkook seguía en su postura defensiva—. Seokjin en vez de ir esparciendo mi vida privada con los demás, debería simplemente apoyarme.

—Para ahí Jungkook. Seokjin fue a contarnos a Hobi y a mí, que somos su familia. Tuya y de él. ¡Mocoso! El no anda esparciendo tu vida privada. Además, has hablado de encontrar a tu tía desde hace meses. ¿Por qué de pronto se vuelve algo que sólo te concierne a ti? ¿Es porque estas aterrado de conocerlos y que ellos no te quieran? Pues déjame decirte que si eso llega a suceder, que lo dudo, nosotros estaremos detrás de ti. Y muy especialmente Seokjin. Vamos Jungkook, no puedes volver a esconderte de tus problemas y levantar muros para que el mundo "te odie" y así no se acerquen. Ese no eres tú. Eres un omega valioso. Un Sanador. Un médico y un compañero amado.

Jungkook no pudo evitar llorar. Yoongi no era el típico omega que daba consuelo con un abrazo y caricias. Él le lanzaba la verdad en su cara. Y eso era lo que había hecho. Tenía miedo y estaba actuando cobardemente y de paso había herido al hombre que amaba más que a nada.

Yoongi no dijo nada más. Fue hasta la oficina de Hoseok y le dijo a Seokjin que fuera con su omega.

Seokjin abrió la puerta y encontró a Jungkook secando sus lágrimas. El omega dejó salir sus feromonas y corrió a los brazos de su beta.

—¡Te amo! ¡Lo siento tanto! No debí hablarte así. Me asusté. A veces pienso que esto, todo lo que ha pasado estos últimos meses no es real. Que de pronto despertaré y estaré solo. Sin ti. Sin la manada. Enfrentar a mi tía..., estoy nervioso. Tal vez sea porque quiero desesperadamente que me quiera. Es la única que puede decirme de dónde vengo y también quiero que sea mi familia.

—Jungkook...

—Pero tú no tienes la culpa. Eres mi compañero y te dejé de lado, cuando todo lo que has hecho es estar para mí, conmigo, apoyándome...

—Ggukie...y continuaré a tu lado. Y no es un sueño. Es real. Lo bueno y lo malo que has vivido. Y al final, te darás cuenta de que hay más cosas buenas. Descubriste lo de tu origen, pero también descubriste tu don, ganaste amigos y bueno...me encontraste a mí...tu compañero que el destino eligió para ti...

Jungkook miró a Seokjin y vio lágrimas en sus ojos. Había actuado como un tonto, él no tenía que temer. Tenía a su preciso beta, el compañero que nunca lo dejaría y que se mantendría a su lado, pasara lo que pasara.

Se acurrucó en su cuello para aspirar su tenue aroma, pero que para él era intenso y llenaba su corazón de calma. Su omega se acurrucó junto al beta, el lobo lamió el rostro de su precioso lobito y dejó que se acurrucara en su cuerpo. Jungkook continuaba abrazado a Seokjin sintiendo la inmensa conexión existente. Entre los hombres y los lobos. No debía temer a nada. Su hogar, su familia, estaba ahora envolviéndolo en sus fuertes brazos, sosteniéndolo.

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