Llovía, se alcanza a percibir el olor de tierra mojada... se oían pasos, un hombre nos perseguía mientras yo abrazaba a mi hermano de 4 años que apenas caminaba, siendo así presa fácil.

Los pasos se escuchaban cada vez más cerca, pero se detuvieron por un segundo, salpicando una sustancia roja... parecía sangre ¿en realidad, eso era? Me acerqué poco a poco, creía no hacer ruido, intentando no salpicar el agua bajo mis pies.

Me asomaba, a una lúgubre habitación que carecía de luz, creyendo que nadie me veía, pero me volteé al sentir detrás mío una presencia... una presencia que ya había sentido antes. Siempre nos seguías ¿no es así? 愛し (Itoshi: hábil maestro con hilos).

Al verlo, vi reflejado mi terror, estar sola... no poder pedir ayuda, debo proteger a mi hermano y huir... o eso pensé, el samurai atrás mío me atacó, con su espada ya oxidada por la sangre.... Sin ojos me miraba, me recorrió un escalofrío poniendo mis ojos como platos. Queriendo gritar de nuevo pero esta vez si salió un pequeño chillido, un chillido ya familiar ¿lo viví antes? Corrí hacia mi hermano para cargarlo, huyendo de ese lugar.

Sin mucho aire, llegué a mi casa, todo parecía normal, mamá cocinando, papá llegaba de trabajar, pero había una cosa que no cuadraba, mi hermano que antes cargaba, ya no estaba... ¿por qué?

Mi sangre se heló, sudaba frío, bajo mis pies ya se encontraba el piso de madera y con los dedos de mis manos el frío mármol de la cocina, el aire entrando por la ventana mal cerrada, mi gato maullando cerca de la puerta de casa.

El tiempo pasó, pero descubrí uno de los secretos más perturbadores, que no fue hasta los 20 que lo descubrí, con gran cizaña el destino fue separándome de mi familia hasta el punto que me distancié y viví sola, lo cual al principio no me parecía lo mejor.

Me cuestionaba muy seguido que había pasado ese día, el doctor me dijo que mi hermano había muerto a tan corta edad que estaba imaginando todo, que quería creer que seguía vivo haciendo una ilusión de la realidad pero ¿en serio eso pasó? Recostada en mi cama, entre las sábanas ojeaba un álbum de fotos, hasta que una llamó mi atención ¿era mi hermano? Un gran escalofrío me acabó recorriendo, recordando una frase "nunca estamos solos" siempre nos vigilan, desde que nacemos hasta que morimos, de una u otra manera, de una manera u otra siempre se llega devuelta al inicio, volviendo a ser indefensos y dependientes de nuestras madres y padres, con efusivas miradas de felicidad, desde que nacemos pero es tan efímero como nuestras propias vidas, un día sonriendo y al otro tristes o pensando en suicidio...

La calle estaba atestada de personas, caminando y unos pocos carros pitando tan fuerte que molestaba a los vecinos y a mi... pero ¿mi muerte no debería ser ruidosa?, me iba a aventar cuando...

DETENTE!- dijo un chico agarrando mi mano, sintiendo el calor humano, una lagrima se me resbaló de la mejilla, el chico me agarró de la cintura, bajándome a puntapiés muy enojado- ¡¿estás loca?!- replicó al tenerme en sus brazos, yo solo me sonrojé, las lagrimas salieron, torciendo un poco la nariz y haciendo muecas extrañas, tenía mucho que no se preocupaban por mi, pero el me veía más con recelo que con otra emoción, confundida volví a la realidad, después de un largo sueño diurno, abriendo los ojos, lo más que podía acabé entrecruzando miradas con el chico misterioso ¿quien eres?- pregunté aún dudando- Itoshi- dijo entre dientes, casi no lograba entenderle pero al final pude entender gran parte, le sonrío aún recordando que ese era el nombre del Samurai de hace 7 años,¿coincidencia o me perseguía? No lo sabía pero preferiría irme ya ¿que me haya salvado lo convierte en una persona noble? No debería temer... eso pensé, estaba errada, si el pudo matar a mi hermano, no veo a mi por que no.... Me fui de ahí bajando las escaleras, quedándome un poco sin aliento, descansando pero pensando que estaba en completa soledad-

Un chico cae de la copa de un árbol, asustándome y logrando que me resbale cerrando los ojos, pero unas manos cálidas me sostienen- ¿cual es tú nombre?- pregunto- Itoshi- responde el chico, mi sangre helada empiezo a sudar frío sin encontrar salida de aquella situación, todo se pone negro y siento un frío en mi espalda, me apuñaló....