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3. Especial navideño.

Advertencia. Esta es la tercera parte de un especial preparado para JJK. Las primeras partes se encuentran en el GoYuu y SatoSugu más soft, respectivamente. Sexo, rolplay, orgía, sumisión, diferentes edades. Ryōmen Sukuna x Asa Mitaka male.

***

¿Por qué los hombres no pueden entender que preparar la cena de Navidad requiere de tiempo? No lo comprende. Él, en definitiva, no es uno, porque sabe que estas cosas se hacen una semana antes como mínimo. Preparar el árbol, las luces, ¡la cena!

Ryōmen no lo entiende, parece que nació en la era de la piedra porque sigue teniendo dificultades con su celular. Ni siquiera es tan difícil, un botón es de encendido, picas en la pantalla, ¡es que hasta las aplicaciones tienen nombre! Su novio es idiota, pero eso se gana por salir con un hombre mayor.

¿Jóvenes de su edad? Ew. Todos son iguales, piensan con el pene y ya, quieren coger, experimentar, contraer herpes, tener embarazos no deseados, drogarse. No desea nada de eso. Quiere un hombre experimentado que sepa lo que quiere, es por ese mismo deseo que llegó a su vida Ryōmen, un sujeto que le dobla la edad, que bien pudo ser su padre y eso, en realidad, poco le importa.

¿Han visto ese pene? Por Dios, con esa arma le perdona que deje el maldito cepillo en el lavamanos y no en el bote de los cepillos de dientes porque cuando le reclama no tarda en bajarle el pantalón para dormir y metérsela mientras lo hace verse en el espejo.

Aun si su relación no le gusta porque Ryōmen no le permite trabajar porque es hombre blanco heterosexual (lo conoció siendo hetero, pero nada que su bonito culo no pudiera arreglar) conservador, no se aburre gracias a que puede estudiar a sus anchas tal como desea hacer toda su vida. Disfruta de aprender cosas nuevas, de prepararle la comida, de hacer particularmente nada en el sexo porque todo se encarga Ryōmen y su increíble deseo.

Quizá ahora recordando que adora mucho su intimidad y claramente la suavidad de sus palabras para proclamar amor en la intimidad, es que deja de pelear con él en el auto para por fin continuar con su viaje hasta estacionarse frente a la casa de sus padres, lugar donde su hermano menor, Yuuji, vive junto a sus dos novios; Satoru y Suguru. Al principio le daba envidia, pero luego de imaginar a otra persona besando a su novio, pensó que no era tan liberal como presumía.

Por la fachada, intuye que sus otros cuñados no han llegado, algo que no le agrada tanto ya que implica que todos saben que hará todo por su comportamiento obsesivo. A veces desearía no ser así.

Baja del auto, trae algunas cosas que pueden funcionar en el maletero, pero antes quiere ver con lo que va a trabajar, Ryōmen le sigue por detrás, buscando su mano como quien no quiere la cosa, con una timidez que lo hace sonreír. Es tierno, ese granuja malhumorado que tiene aterrorizados a todos sus empleados busca algo de cariño. Es lindo.

—¿Sigues enojado? No has hablado en lo que respecta del viaje —el comentario de Ryōmen lo devuelve al plano terrestre, algo que premia con un beso que acepta sin contratiempos—. Interpreto eso como un "no".

—Es un "no". —Besa de nuevo sus labios, su novio no duda en poner su mano sobre su cintura, acariciando y bajando hasta sus glúteos, algo que detiene por estar en público—. Estamos frente a la casa de tu hermano.

—¿Adentro podemos entonces?

Su muñeca es sujetada, pronto está siendo arrastrado al interior sin poder quejarse, siendo recibidos por unos sonidos que los detienen. Sabe que ha escuchado eso, pero no sabe de dónde, así que sube por las escaleras mientras que Ryōmen lo sigue. Todo parece como película de terror que se transforma de inmediato en una porno donde Satoru se masturba delante de sus novios que están acomodando sus piernas para poder...

—Dios... —No acaba de hablar, Ryōmen le ha tapado los ojos de un golpe, algo que trae los gritos de esos tres.

—¡¿Qué mierda están haciendo?! —ese es Ryōmen.

—¡¿Qué mierda haces aquí?! ¡¿No sabes tocar?! —Ese es Yuuji.

—¡Es mi casa, Yuu, no me jodas!

—¡No sabía que venías, que subirías, eres un idiota, Ryōmen!

—Vamos, calma... —ese es Satoru, riendo nervioso.

—¡Es Navidad, ya sabes que Asa es así! —Le pisa el pie, apretando los labios. Ryōmen bufa—. Ya sabes que mi novio se toma muy en serio estas cosas.

Aparta la mano, encontrándose con esos tres tratando de cubrirse, de vestirse, al menos hasta que Satoru parece tener dificultades tratando de subir su pantalon que no cede a cerrar por su miembro erecto, zona donde su vista se enfoca porque, bueno, ¡son la segunda, tercera y cuarta persona que ve desnudas! Porque sí, Yor no cuenta.

—¿Por qué subiste de pronto? —pregunta Yuuji, poniendo su cuerpo como barrera para Suguru que sigue nervioso detrás de él tratando de recoger los restos de su dignidad.

Pero eso no importa. No cuando Ryōmen parece haberse dado cuenta de que su mirada está en cierto sitio y que esa persona se la modela.

—Para follarme a mi noviecito delante del tuyo.

Quiere quejarse, pero no puede si Ryōmen lo está besando tan bien, por más que lo esté golpeando y tirando patadas, sabe que en algún momento cederá y que acabará correspondiendo cada uno de esos besos. Realmente no tarda, no puede resistirse a su novio, de derretirse entre sus brazos mientras él hace lo que quiera con su cuerpo. Entreabre los ojos, observa a al trío de novios que se turnan para besarse mientras se acarician.

Bien, parece que ese será un secreto familiar.

No han tardado, casi nada en desvestirse de vuelta para acariciarse sin nada que estorbe, de acariciarse mutuamente y besarse donde vean piel.

En cierta manera, está interesado en cómo Yuuji de va acomodando para que sus dos novios entren, algo que acaba incomodando a su novio que se frustra por no estar siendo observado.

Sus dedos se clavan en sus mejillas, lo obliga a besarlo y pronto, está sometido en una pared mientras que su novio va retirándole los pantalones. Es agresivo, no contempla que el cierre ceda y simplemente lo arruina, aparta la ropa inferior que pronto acaba con la palma de Ryōmen sobando su miembro, haciéndolo jadear en respuesta.

Tal parece que esos tres se percatan de su participación, que terminan colocando a Yuuji delante suyo, contra la pared de igual manera mientras abren sus piernas para prepararse con tal de entrar.

Algo sucede en la cabeza de Ryōmen que decide que también es momento para ellos, jalando su pierna hasta ponerla en su hombro.

—Concéntrate... —Escucha el cierre bajar—. En... —Siente que algo está entre sus nalgas—. Mí. —E ingresa de golpe, arrancándole un grito de dolor, ni lo habia preparado para nada, sólo continuó embistiendo hasta conseguir un sangrado en su zona, de estar completamente irritado y angustiado de que se arruine.

—¿Por qué... así? —Araña, jamás se molestaría sobre cómo lo hacen, pero es innegable que eso duele, lo está aplastando contra la pared, es muy brusco, no logra acostumbrarse si es tan errático.

Pronto escucha un golpe, es Yuuji que está siendo arrinconado por Suguru que a su vez está así por Satoru, follando a un lado suyo sin pena. Su cuñado lo disfruta a viva voz, se retuerce buscando besos de sus novios y cuando los consigue, se estira hacia él, queriendo lo mismo. Esa acción lo enrojece, es como si estuvieran haciéndolo juntos a pesar de estar separados. No, eso es infidelidad, aun si estaba mirando, no cree que sea tan malo considerando que están desnudos y le causa curiosidad, pero otra cosa es pasar esa línea, no quiere hacerlo, al único que desea besar es a Ryōmen, está muy seguro de eso.

Mas los deseos de su novio no son los mismos dado que sostiene su rostro para que Yuuji pueda acceder a su cara y poder besarlo. Está atónito. Sus labios no se mueven por mucho que su cuñado los mueva, que los acaricie con su lengua, los chupe o muerda. Está algo horrorizado.

—¿Qué estás haciendo? —Ryōmen susurra en su oído, lamiendo lento a su alrededor, mordisqueando al grado de hacerlo temblar mientras se aferra a su cuerpo. Está sintiéndose mejor, a pesar del dolor, el placer empieza a hacerse presente, siempre es así. Es algo masoquista decirlo, pero disfruta más cuando su novio lo deja sin sentarse una semana completa, aun si la pasa mal esos días, todo vale la pena—. Bésalo...

—No quiero... —responde apenas, ocasionando que Yuuji pueda ingresar su lengua en su boca.

—Eres mío, Asa, yo decido sobre ti y quiero que beses a mi hermano, ¿entiendes? Mi placer es tu placer, así que hazlo. —¿Cómo no puede derretirse si está siendo tan brusco? Su orificio está siendo ultrajado, es tan bueno no ser mujer porque duda que eso se sienta igual—. Así que coopera.

Con la mano, busca el hombro de Yuuji, corresponde a su beso, está tan concentrado que al entreabrir los ojos, puede ver a Ryōmen besando a Satoru, quien parece resistirse a esto. No es hasta que cada quien se separa para ahora adoptar una nueva. Lo cierto es que estar así tanto tiempo empezaba a lastimarle la espalda, le arde el trasero, pero puede recuperarse, no es como si no hubiera pasado antes.

Pronto, Satoru se encuentra en el suelo, acostado para permitir que Yuuji se siente en su miembro, rebotando a su propia voluntad mientras que Suguru parece hacer tiempo mientras se masturba observándolos. Odia pensarlo, pero le gustaría ser parte, y como si su pensamiento hubiera sido leído, Ryōmen se lo concede tras susurrar al de cabello negro que ingrese en él, algo que lo aterra porque jamás había estado con otro hombre que no sea él.

Algo que le sorprende es que Suguru acepta, sujeta sus muñecas mientras se abre paso por detrás, golpeando su trasero sin cesar mientras jadea a gusto. ¿Cómo Yuuji consiguió a dos novios de pito grande? ¿Todos los hombres son así o es que su novio igualmente los supera? No puede pensar, sus pensamientos son borrados por cada embestida que acaba doblándose, yéndose hacia el frente para que Ryōmen sostenga su cabeza y use su boca para jugar con ella, ahogándolo al querer ingresarlo todo. Es más rudo que Suguru, no suele tener tacto, pero ahora parece que no tiene compasión. Y cuando su trasero es llenado, no puede saciarse, es una carga que no es de su novio y por ende, no es la cúspide del placer por lo que está ansioso. Suguru abandona su trasero tras ello, algo que lo alivia porque puede reposar para centrarse en su novio, de hacerlo sentir bien con la boca que hasta ahora está siendo usada como un hoyo más, pero pronto unas manos se ponen detrás que lo ponen nervioso y ahora otra vez está siendo follado. No está teniendo descanso y eso es algo que no sabe si hacerlo sentir incómodo o angustiado, mas que nada porque no parece llenar su tarrito de placer que no es precisamente grande. Tal parece que el único que puede complacerlo es Ryōmen porque no importa qué tan bien se sienta Satoru en su interior, lo cierto es que el olor de su novio lo tiene más concentrado, llorando por tener su pene en su boca, siendo bendecido por su semilla que eso sí lo hace acabar.

Queda rendido unos segundos hasta que Satoru termina de igual manera, bien, ya ha terminado, puede recoger su ropa y sentir vergüenza en casa. Ryōmen la saca de su boca, manteniendo la punta dentro mientras da una orden implícita. No necesita escucharlo, sabe que debe de lamer y tragar hasta la última gota.

—¿Estás agotado, Asa? —susurra su novio, puede escuchar desde su posición que esos tres continúan con lo suyo mientras le dan espacio para recuperarse. No tiene tanta energía, no suele ser demasiado activo en cama, Ryōmen siempre se dedica a darle placer y se enoja si él intenta hacer algo, es demasiado masculino—. Es una pena..., porque esto es un castigo, ni creas que voy a pasarlo por alto. —Se hinca delante suyo, sosteniendo sus mejillas mientras las aprieta fuerte—. Pero estoy siendo amable contigo dándote un regalo de navidad que no vas a olvidar... Créeme, odiarás tanto otros penes que entenderás que eres adicto al mío, así que levántate, aun falta para que sea veinticinco.

No sabe si considerarlo de miedo, pero de algo está seguro; van a tener que pedir a domicilio para la noche especial.

***
Muchas gracias por disfrutar de este pequeño especial. Miau.

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