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Capítulo Dos: Gracias por tu compra

Capítulo Dos: Gracias por tu compra.

Shaina.


¿Por qué mis bragas de rayas están guindando del pomo de la puerta de mi habitación? Las tomo con rapidez y corro a la pizarra para ver si alguna de mis compañeras de piso me dejó un mensaje al respecto y en efecto hay un mensaje sobre llamar a un plomero junto a un "conseguí tus bragas en mi ropa."

Saco mi teléfono y le marco a Azhar, un teléfono sobre el mesón vibra y me doy cuenta que es el suyo, suspiro y lo meto en un cajón del estante de la sala y le dejo escrito la ubicación del aparato en la pizarra. Como siempre, no hay ninguna nota de Priscila ¿Por qué nunca participa con nosotras?

El apartamento se encuentra vacío y eso me gusta. Nunca coincido con mis compañeras de piso, básicamente se siente cómo vivir sola y eso me gusta, porque soy muy mala para socializar y mi terapeuta ha llegado a decir que padezco algo de ser asocial además de mis molestos ataques de ansiedad.

A veces creo que soy el sueño de algún psicólogo: alguien tímido, con complejos de inferioridad, miedo de verse en un espejo y autoestima cuestionable.

Entro en mi habitación y me acuesto en mi cama, veo hacia el techo y hago mi ejercicio de cada día.

—Me gusta mi serenidad, mi amor por la lectura, mi paciencia, que soy trabajadora, me gusta...Mi cabeza. Lo amorosa que soy, la manera en la que puedo ser una gran amiga... ¿Qué más? Vamos, Shaina, solo tres cosas buenas más. Tú puedes.

¿Por qué tiene que ser tan difícil conseguir diez cosas que me gusten de mí? ¿Por qué me asusta admitir que encuentro aspectos rescatables en mí? Casi siento la burbuja de la ansiedad comenzar a emerger y no quiero que lo haga.

Tomo profundas respiraciones y me digo que está bien tomarme mi tiempo, que no me acelere y lo piense bien.

—Me gusta mi capacidad de dar segundas oportunidades, que no me rindo. Y por último, amo la manera en la que sigo luchando por vivir incluso si a veces quisiera rendirme...—Termino con un susurro.

Sonrío, lo hice. Logré hacer el conteo diario de diez cosas que me gusten de mí. Alzo mi pulgar y respiro hondo. Mi teléfono suena y veo que se trata de mamá.

—Mamá —respondo.

Hay unos segundos de silencio, siempre existen cuando me llama cómo si ella esperara que no responda – mamá es muy paranoica – y luego suspira. Desde que tengo uso de razón todas nuestras llamadas comienzan de esa forma. Ella siempre espera lo peor, cree que todo va a hacerme daño y que todos quieren lastimarme.

—Shaina... ¿Ya estás en el apartamento?

—Acabo de llegar, debo lavar mi ropa e iré más tarde a la librería. Cómo siempre no están ninguna de mis compañeras de piso, pero al menos Azhar dejó pruebas de que estuvo aquí.

»Dile a tío Shane que necesitamos un plomero que revise las tuberías del fregador. Por cierto, ¿Has hablado con Priscila? Mamá, ella nunca deja una nota o algo que nos haga saber que estuvo aquí, solo cuando escuchamos la música en su habitación.

—Priscila vino ayer a reunirse conmigo, estabas en el trabajo, no la viste. Ella prefiere evitarlas, no es una chica muy sociable, cariño.

—Entiendo, me alegra saber que al menos es real y respira —Rio y mamá lo hace conmigo—. Mamá, hay algo que me gustaría que hicieras por mí.

— ¿Qué sería eso, cariño?

—Sun Hee quiere venir al apartamento y que celebremos mis veintitrés años aquí, no es una fiesta —Aclaro rápidamente—. Es más cómo nosotras dos comiendo pizza y viendo películas, podrían intentar invitar a Priscila y Azhar, de esa manera compartiríamos juntas...

Hay largos segundos de silencio y bajo mi entusiasmo porque intuyo cuál será la respuesta. Mamá nunca nos deja traer visitas al apartamento, ni siquiera nos deja decir la dirección, ella piensa que si lo hago o mis compañeras lo hacen, podrían venir a hacernos daño. Ese apartamento es la burbuja donde me encierra e intenta protegerme del mundo. Es un poco irónica toda esta situación porque para empezar, nunca quise venir a vivir sola, la única razón por la que lo hice fue porque ella y mi terapeuta insistieron en que necesitaba mi espacio, desprenderme de la sobreprotección de mi familia y socializar más.

—Conoces las reglas, cariño. Eres mi hija, pero también una inquilina. Si te doy esa libertad a ti, debo ser permisiva también con tus compañeras de piso.

—Lo entiendo —suspiro—. Le diré a Sun Hee que cambiemos los planes, no hay problema.

—Está bien. Ahora debo volver a coser tengo una entrega que hacer, cuídate mucho ¿De acuerdo? Y ten cuidado, estoy bastante preocupada desde que supe de ese asesinato en una fiesta de hace una semana.

También me asusta saber que un crimen así ha sacudido Sídney quien cuenta con una tasa de crímenes violentos casi nula. Se confirmó que fue un asesinato, pero no hay rastros, algunos sospechosos que acudieron a la fiesta, pero nada certero.

—Tendré cuidado, mamá. Lo prometo.

—Te amo, ahora debo colgar.

—También te amo.

Finalizo la llamada y giro sobre la cama para estar acostada de costado. Le escribo un mensaje a Sun Hee preguntándole si le apetece cenar conmigo cuando salga del trabajo, ella me confirma y sonrío. Park Sun Hee es mi única amiga, ella es genial, paciente y se siente cómo una hermana...Una de otra cultura y país.

Decido que tal vez sea bueno hacer un acercamiento con mis compañeras de piso, así que le escribo el mismo mensaje a ambas.


Shaina: Hola, sé que no somos cercanas, pero se aproxima mi cumpleaños número 23 y aunque aún no sé cómo lo celebraré, me gustaría que participaras.


Presiono enviar, ambos mensajes se marcan cómo entregados. En el caso de Azhar sé que se trata de que olvidó su teléfono, en el de Priscila tal vez solo me ignore. Al menos lo intenté.

Camino hacia el refrigerador para tomar un poco de agua y cómo hago tantas veces, me fijo en la fotografía de Azhar que descansa con un imán contra ella. Recuerdo que dejó la foto junto a un "para alegrarlas cada vez que abran el refrigerador" lo cual me hizo saber que tiene exceso de confianza, pero tiene sentido si te das cuenta lo hermosa que es. Toco mi propio cabello viendo el de ella reluciente e indomable.

Es llamativa, bella y su mirada grita picardía. ¿Qué se sentirá ser así? Constantemente mamá me está diciendo que Azhar es una chica fiestera desviada que quiere ayudar porque siente que ella tiene un buen corazón, pero dudo que Azhar quiera la atención controladora de mi madre en ella.

—Te admiro —Le digo a la foto.

Sé también que Azhar hace su mejor esfuerzo por relacionarse conmigo, incluso un par de veces me ha enviado vídeos suyos saludándome o explicándome si arruina algo. Y sí, una vez recibí un vídeo suyo donde estaba notablemente ebria y me decía que deberíamos ser amigas. Le he tomado cariño.

Camino hasta mi habitación mientras bostezo, me saco los lentes y tomo una siesta para descansar un poco antes de ir al trabajo, sin embargo, siento que el tiempo pasa demasiado rápido cuando mi alarma suena para despertarme. Me estiro y bostezo antes de ir hacia mi baño.

Veo borroso en el camino porque mi vista no es la mejor, no es que sea ciega, pero no veo todo con nitidez. Lavo mi rostro y lo seco con la toalla sin interesarme en echar un vistazo al espejo.

La verdad es que le tengo miedo a mi reflejo, no me gusta verme. Me da terror encontrarme con mi rostro y que no me guste nada de mí. Es un complejo y miedo extraño que no he sabido superar. Desde hace casi dos años no me veo en un espejo o superficie que me dé algún reflejo, lo evito. Es algo que no le he dicho a nadie, ni a mi familia, terapeuta o Sun Hee. Ya me consideran extraña, no necesito darles más municiones.

Tengo muchos complejos.

Así que cepillo mi cabello abundante sin verme en el espejo, cepillo mis dientes y voy a mi habitación. Tomo todo lo necesario en mi bolsa y antes de salir, me detengo en la pizarra borrando el mensaje de Azhar y dejando uno nuevo sin llegar a borrar el de su teléfono.


"Gracias por las bragas, Azhar...Traje algo de comida de casa de mamá, sírvanse si gustan.

Saludos, Shaina."

***

—Lo juro, si vuelvo a escuchar especulaciones sobre el caso de Carolie Cox, voy a entrar en colapso —dice mi tío Shane, dueño de la librería en la que trabajo.

—Todos se encuentran preocupados, tío. Es algo que ha conmocionado.

—Pero ahora todos se creen detectives haciendo deducciones estúpidas. Qué dejen a los profesionales hacer su trabajo.

En eso coincido. Hoy en esta librería café, he escuchado demasiado sobre Carolie Cox, tanto que ya conozco su biografía, pero eso sucede cuando un crimen violento sacude a una ciudad con tasas tan bajas en actos violentos. Me atrevería a decir que de una manera morbosa, muchos se encuentran emocionados sobre hacer deducciones, cómo si se tratara de un comics, libro o serie, supongo que es porque no se trata de alguien cercano a ellos.

Ver por televisión a los padres de Carolie llorar a su hija y pedir justicia es algo que te llega al corazón y te hace cuestionarte cómo alguien arrebata una vida de esa manera. Era una chica que fue a festejar cómo cualquier otro día y terminó muerta.

—En fin, ya me voy, calabaza. ¿Estás bien quedándote sola para cerrar?

—Sí, tío. Sabes que no tengo problemas. Ve, sé que debes ir a tu reunión.

Y de corazón siempre lo aliento a no faltar a ninguna. Mi tío es alcohólico o lo era, ha estado sobrio durante dos años y acude todas las noches a sus reuniones de AN, lo admiro por intentar superar su problema. Esa es la razón por la que trabajo en el turno de la tarde-noche en la librería café, además me ayuda a tener ingresos mientras decido dejar mis miedos y asumir mi vida.

—Con Pablo y Annie estaré bien —Los trabajadores de la parte de arriba, el área de cafetería—. Además Sun Hee vendrá pronto y me ayudará a cerrar.

—Y los chicos del local de al lado estarán atentos de que nada ocurra. Avísame cuando cierres, Calabaza.

Asiento y le sonrío mientras acomodo mis lentes en mi rostro. Lo veo irse y suspiro organizando los libros en su lugar. Hoy ha sido un día tranquilo en la librería, arriba se encuentran un par de clientes leyendo y consumiendo en la cafetería, así que abro mi cuenta de kindle en el teléfono y continúo leyendo la historia de mi compañera de piso.

Azhar no sabe que leo sus libros eróticos, nadie lo sabe. Empecé con curiosidad porque amo leer, pero quedé atrapada y siento que a través de sus atrevidas protagonistas, vivo un poco. Me pregunto si ese es el modo en el que vive Azhar, con tanta libertad.

Me siento detrás del mostrador de la caja y prosigo. A medida que voy avanzando, la tensión sexual entre los protagonistas comienza a ser tan fuerte que me tiene mordiendo mi labio inferior para no sonreír. Juego con el botón de mi camisa casi sin darme cuenta mientras paso una página tras otra y comienzo a sentirme afectada. Lamo mis labios cuando la tensión sexual parece acabar y los juegos preliminares comienzan.

—Parece que la lectura está muy buena.

Doy tal brinco que suelto mi teléfono y este casi cae al otro lado del mostrador, pero es atrapado antes de que colisione contra el suelo. No puedo decir lo mismo de mis lentes que caen sobre el mostrador. Aclaro mi garganta y tomo mis lentes ubicándolos de nuevo en su lugar y tomo el teléfono que me es extendido.

Alzo mi vista con timidez y trago dándome cuenta que tal vez uno de los personajes de Azhar ha salido del libro o que tal vez lo estoy imaginando.

Él es alto y su complexión parece de esas personas delgadas tonificadas, su cabello es castaño claro y va peinado de esas maneras geniales hacia arriba, su piel es pálida, sus cejas pobladas, nariz recta y perfilada muy acorde con ojos algo rasgados de color gris. Su fisonomía es marcada, con una barbilla angular que seguramente obtiene buenas fotos de perfil y pómulos promitentes. No parece real, parece sacado de algún libro de fantasía donde el protagonista es el sueño de la lectora.

Él esboza una sonrisa ladeada con lentitud haciéndome consciente que tal vez sabe cuán sorprendida estoy por su apariencia. Desvío mi mirada e intento ignorar la manera en la que siento mi cara sonrojarse. Guardo mi teléfono en mi pantalón y bajo de la silla.

No escuché la campana sonar anunciándome que alguien había llegado o tal vez estaba tan sumida en la lectura que no lo noté.

— ¿Puedes darte esos gustos en tus horas de trabajo? —pregunta.

— ¿En qué puedo ayudarte? —pregunto con cordialidad.

—Hola, Shaina —Es lo que dice.

Me toma por sorpresa y lo miro de nuevo al rostro, luce divertido mientras golpea sus dedos contra el mostrador y me observa. Antes de que pueda preguntarle si me conoce, asiente hacia la placa en mi camisa identificándome.

— ¿En qué puedo ayudarte? —repito.

—A mí en nada, creo saber a dónde ir por el libro que quiero, pero te vi tan entretenida que me preguntaba qué leías.

Mi sonrojo aumenta a tal punto que siento el calor en mi pecho en donde un corazón late locamente de los nervios y esta situación que me supera porque no me gusta recibir atención, menos de alguien que se mira cómo él.

—Ahora siento más curiosidad, pero parece que no vas a decirme.

—Espero puedas encontrar el libro que buscas —digo ordenando los lapiceros en el envase donde se encuentran—. Hazme saber si necesitas ayuda.

»Espero disfrutes la estancia en nuestra librería y debes saber que en el piso de arriba puedes leer y tomar algún aperitivo que haga tu lectura más a mena, bienvenido a Librería Town.

—No suena cómo una cálida bienvenida, suena cómo algo que practicaste, pero me lo tomaré cómo algo especial mientras busco mi libro.

Asiento y hay silencio, alzo mi vista topándome con sus ojos y me guiña uno de ellos antes de alejarse. Pantalón justado, camisa blanca cuello V y chaqueta de jeans, botas de combate. Esas son muchas de las prendas que adornan a un chico que solo significa problemas.

Dejo ir una lenta respiración cuando se va y tomo mi teléfono para escribirle a mi mejor amiga.


Shaina: alerta de chico malo. Uno acaba de entrar a la librería.

Sun Hee: ¿Qué? ¿Cómo es él?

Sun Hee: ¿Luce sensualmente peligroso?

Sun Hee: ¿Es un posible Oppa?


Sonrío y veo en su dirección, parece estar ojeando los libros de la sección de suspenso, misterio y terror. Voltea a verme y bajo la vista de nuevo a mi teléfono.


Shaina: parece irreal. ¿Crees que sea un vampiro?

Shaina: sí, tiene todo lo necesario para que lo consideres un Oppa.


Con el paso del tiempo me he acostumbrado a los términos coreanos de Sun Hee, no tardé mucho en entenderlos y hacer uso de ellos. Así que rio un poco cuando envío mi próximo mensaje.


Shaina: Unnie, creo que Oppa es grandioso de mirar.

Sun Hee: quisiera llegar corriendo, pero aún tengo que estar en el trabajo.

Sun Hee: toma una foto de nuestro Oppa.


Imposible, no pienso hacerlo, solo pensarlo hace que se me acelere el corazón y mis manos suden. Siento la necesidad de querer comenzar a morder mis uñas, pero me resisto no dejando que la ansiedad aparezca con fuerza.

Sun Hee envía un audio y pese a que lo ubico en mi oreja para escucharlo solo yo, resuena por el lugar su voz.

— ¿Oppa sensual malo de libros sigue ahí? Acabo de salir de clases...

Hago todo mi intento porque se calle, pero se detiene bastante tarde el audio. Ni siquiera alzo mi vista para comprobar que él seguramente escuchó el audio. Necesito distraerme y no enfocarme en este momento vergonzoso.

Decido que me encargaré de anotar los próximos pedidos de libros que debemos hacer para ignorar al cliente que me pone nerviosa. Estoy tentada a sugerir que traigan uno de los libros autopublicados de Azhar, pero me da vergüenza admitir o que alguien de mi familia sospeche que leo sus libros altamente sexuales, unos donde hay más sexo que trama, así que de una manera cobarde, no hago ninguna sugerencia a la lista.

—Conseguí lo que quiero —dice la voz del cliente desestabilizador.

Lamo mis labios y trago antes de alzar la vista hacia él, su mirada es muy potente e intimidante. Juego con el botón de mi camisa y él lleva su mirada ahí, sonríe y yo me paralizo. Decido que es más seguro dejar mis manos sobre el mostrador y ver qué libro quiere llevarse.

El crimen perfecto —Leo y llevo la vista hacia él—. ¿Es lo que buscabas?

—Es lo que necesito. ¿Por qué? ¿Me hace lucir cómo un mal sujeto comprar un libro sobre crimen? Creo que hace lucir más peligroso al tipo que lo escribió.

—Solo quería saber si era lo que buscabas —murmuro pasando el lector por el código de barras y diciéndole el precio—. ¿Efectivo o tarjeta?

—Efectivo —Me entrega los billetes.

Busco el cambio y verifico que sea correcto mientras se lo entrego, luego guardo su libro en una bolsa de papel y se lo entrego junto a la factura.

—Gracias por tu compra, espero vuelvas pronto —digo en automático con un poco de tartamudeo y una voz que incluso para mí suena débil.

—De nuevo eso suena cómo algo que dices mucho, pero lo tomaré especial. También espero volver pronto, Shaina. Sigue disfrutando de tu lectura.

Asiento y alzo la mirada para verlo marcharse, pero antes de que dé más de cuatro pasos, se vuelve y su mirada se topa con la mía. Mis nervios son reales.

—No sé lo que significa ser un Oppa, pero lo buscaré y en todo caso, mi nombre es Anders, por si te interesa.

Se vuelve una vez más y se marcha, dejo ir una respiración profunda y acomodo mis lentes. Llevo una mano a mi corazón que late sumamente rápido y me susurro que no ha pasado nada, que debo tranquilizarme.

Me cuesta encontrar de nuevo mi serenidad, pero cuando lo hago todo se mantiene bajo control y puedo continuar trabajando. Otro par de clientes llegan, pero ninguno de ellos con tal impacto. La noche llega tranquila con uno que otro cliente y Sun Hee aparece cuando solo falta una hora para cerrar el local.

Me encuentro ordenando los libros y ella no deja de hablar sobre cómo odia haberse perdido al Oppa de aura chico malo.

— ¿Qué tan sexy era?

—Unnie, ¿No se supone que deberías ser más cerrada sobre que te gusten chicos extranjeros? —pregunto.

—Amo cuando me dices Unnie —Hace corazones con los dedo de sus dos manos—. Y respondiendo a tu pregunta, soy una chica abierta culturalmente. Mientras no haga desastres y no me case con un extranjero, el honor de mi familia está intacto.

Es un choque cultural muchas veces escuchar sobre las costumbres coreanas y vida de mi amiga, por suerte sé respetar otras culturas y trato de no ser arrogante sobre mi propia cultura o intentar cambiar a Sun Hee.

—Entonces ¿Era muy sexy?

—Cómo en los libros —respondo—. Sun Hee, él era impresionante y lo sabe.

—Que un hombre sepa que es atractivo lo hace peligroso. Los dramas lo demuestran ¿Recuerdas todos los que has visto? Siempre es arrogante, demasiado guapo y rico. Peligroso.

—Solo sé que cómo siempre fui tonta, porque soy estúpida por naturaleza.

—No digas eso, no eres estúpida.

Suspiro y la miro. Aquí viene este horrible complejo de inferioridad en el que sin desearlo me comparo con ella. Delgada, piel de porcelana, cabello negro lacio y largo, alta y con el rostro que tendría que estar protagonizando dramas o cantando y bailando en algún grupo de Kpop. Tengo tanto tiempo sin ver mi rostro que creo que casi no lo recuerdo, pero estoy segura de que no soy algo que merezca la pena ser visto por más de unos pocos segundos.

—Eres hermosa y muy inteligente. Eres dulce, amigable y encantadora. Nada de ser estúpida. Sun Hee no dañaría el honor de su familia siendo amiga de una estúpida —Bromea.

Le doy una sonrisa. No sé qué haré cuando el programa de estudio de Park Sun Hee termine y ella deba volver a Corea. Siempre hablamos sobre visitarnos, pero no será lo mismo. Trato de no pensar mucho en ello porque el pensamiento me pone demasiado triste.

—Faltan —Ella mira la hora en su reloj— treinta y cinco minutos para que cierres y podamos ir a comer ramen ¡Cena coreana!

—Tú siempre haces que cenemos comida coreana y luego te quejas diciendo que amaneces hinchada.

—Sacrificios, además celebraremos que hoy viste un Oppa ¡Omo! Eso no sucede siempre ¿Cómo me lo perdí?

—Tal vez un día en el que estés aquí, él vuelva. Aunque su elección de libro es rara, pero supongo que algunos aman leer sobre romances y otros sobre crímenes.

Ella asiente y me ayuda a arreglar los libros. Odio que desordenen libros que al final no van a llevarse, nunca los dejan en dónde lo encontraron.

—Así qué ¿Le preguntaste a tu mamá sobre reunirnos en tu piso?

—Respondió lo que esperaba, las reglas son las reglas, Sun Hee.

—Entonces, eso quiere decir que nos iremos de fiesta por tu cumpleaños veintitrés.

—No creo que sea buena idea.

— ¿Por qué?

Porque no me gustan los lugares concurridos, suelen despertar una ansiedad que no controlo y que muchas veces termina en un horrible ataque de pánico. Sin embargo, veo su entusiasmo y termino haciendo una de las costumbres horribles que odio de mí: aceptar algo que me incomoda para hacer felices a otros.

—Está bien, la idea de ir de fiesta suena buena.

— ¡Sí! ¡Qué emocionante!

Trato de fingir el mismo entusiasmo, pero creo que me sale un tanto torpe, sin embargo Sun Hee está demasiado distraída ordenando libros y dándome la espalda cómo para notarlo. Solo espero ese día no termine en un ataque.

***

Qué raro, mi nota de hace casi una semana sobre mi cumpleaños, ha sido respondida por Priscila, eso es inusual. Generalmente ella nos ignora:


"No puedo ir, gracias por tu invitación.

Feliz cumpleaños. Priscila."


Bueno, ella intentó ser amable porque lo cierto es que nunca dije el día por lo que no sabría si su agenda está ocupada. Encuentro todavía más extraño que Azhar no haya respondido, camino hacia dónde guardé su teléfono y aún se encuentra ahí, ella no ha venido a casa y comienzo a preocuparme porque la ciudad sigue muy sensible sobre el asesinato ocurrido en Mosman hace casi dos semanas.

Llamo a mi mamá para comentarle mi preocupación y para que me diga si sabe algo de mi compañera de piso, pero ella no contesta por lo que termino enviándole un mensaje de texto.


Shaina: mamá, ¿Te has comunicado con Azhar? Estoy preocupada, ella no ha venido a casa en una semana.


Tomo una manzana y salgo de casa para el trabajo. En el camino, recibo una respuesta de mamá.


Mamá: me dijo que no estaría por casa, olvidé decirte, ella está actuando extraño, pero esperemos no esté pasando por un mal momento.

Mamá: siempre le hago saber que puede contar conmigo. Esa niña necesita el calor de un madre.


De verdad espero Azhar no busque calor maternal en mi madre, no creo que pudiese vivir con el control que mamá quiere esparcir su amor. Ya me cortó mis alas, Azhar no debe dejar que corte las suyas.


Mamá: intentaré hablar seriamente con ella sobre la vida que está llevando. No le hace bien.

Shaina: no creo correcto que hablemos de ella a sus espadas ni que intervengas en su manera de vivir

Mamá: ella me necesita. Necesita una figura materna que la oriente. Puedo ayudarla


Siento un escalofrío ante su contundencia. Azhar no la necesita, mamá quiere que la necesite y eso no suena bien.


Mamá: ¿Ya estás en el trabajo?

Shaina: estoy en el bus. Y ya comí, antes de lo que preguntes.

Mamá: ten mucho cuidado, cariño. Hay tanto peligro afuera.


Mamá es demasiado sobreprotectora, a veces siento que se arrepiente de haberme hecho mudarme sola y tener la responsabilidad de un trabajo incluso si es en el trabajo de su hermano. Pero creo que no podría volver a casa, aunque es aterrador estar por mi cuenta, me ha gustado esta independencia.

Bajo del bus en mi parada y soy recibida por el entusiasmo de mi tío Shane, quien me dice que hoy estará para el cierre porque su reunión fue suspendida, razón por la que le dio el día libre a Annie y me envía a ayudar a trabajar en el piso de arriba a Pablo.

Esa es la manera en la que termino un tanto incómoda trabajando con él. La verdad es que pese a que llevamos tiempo trabajando juntos y él hace su mejor intento por entablar conversación, yo no sé cómo seguirlo y solo vuelvo más tenso el lugar, incluso cuando él trata de mostrarme sobre su cultura mexicana. Hoy Pablo parece rendirse conmigo y se mantiene cocinando las órdenes que yo tomo. No hay muchas personas leyendo en este piso, por lo que parece bastante tranquilo.

Estoy bastante tentada a leer otro poco más en mi teléfono, pero sería un descaro hacerlo frente a Pablo. Así que me quedo de pie detrás de la barra recordando cada escena de algún libro que me haya gustado.

— ¿En qué piensas, Shaina? —dice una voz masculina.

Me sobresalto y retrocedo chocando con Pablo, quien me sostiene, salgo rápido de su agarre y miro al frente: Oppa de aura de chico malo está aquí.

Anders.

Él despliega una lenta sonrisa y toma asiento en una de las sillas frente a la barra, obviando la comodidad de las mesas y los pufs del lugar. Paso un mechón de cabello detrás de mí oreja totalmente nerviosa.

—Buenas noches, ¿En qué podemos ayudarte?

—Formal, pero me lo tomo especial. Un café americano, por favor.

Asiento y en automático registro su orden y tomo su dinero, le entrego el cambio y anuncio la orden para Pablo. No tengo nada más qué hacer y juego con mi pulsera. Él saca el libro de su bolsa de papel y leo el título: cómo ser un cazador y no una presa.

—Ya te lo dije, Shaina —dice Anders—. Teme más del escritor que del lector.

No respondo y él alza la vista esperando por mí, lamo mis labios y encuentro mi voz, débil, pero se escucha.

—No hay que juzgar a un lector por lo que lee.

—Exacto —Concuerda—. Así que investigué lo que es un Oppa...Me gustó.

—Sobre eso...No es así...

—Oppa...Incluso suena bien.

—Orden de americano lista —anuncia Pablo deslizando el café.

Salgo del camino y de la barra para ordenar la mesa de dónde se acaba de ir un cliente y para poner distancia porque esta es una situación inusual que me acelera un poco. Ordeno tanto cómo puedo, pero cuando un nuevo cliente llega, debo volver a la barra para tomar su pedido. Cuando intento devolverle el cambio al hombre, él sonríe y sacude su cabeza.

—La chica bonita debería obtener el cambio.

—Tome su cambio, por favor.

—Tómalo, chica bonita.

Mi cuello pica y mi estómago se siente hecho nudos porque el nivel de incomodidad está sobrepasando lo que suelo tolerar.

—Por favor, tome su cambio —Suena cómo un ruego.

—Ya lo dije, para la chica bonita.

—De acuerdo, dame unas galletas con el cambio. Parece que el caballero invita —dice Anders.

Lo miro y enarca una ceja hacia mí, asiento y tomo el pedido mientras ignoro todo lo que murmura el hombre que no quería su cambio, que toma su café y se va. Deslizo las galletas hacia Anders.

—Gracias —digo.

—No sé qué me agradeces, solo quería galletas.

No puedo evitar que mi boca se estire en una sonrisa y cuando alzo la vista, él está sonriendo antes de engullir una galleta y hacer un sonido de deleite.

—Escuché que irás de fiesta con tu amiga —Me dice Pablo captando mi atención.

—Eh...Sí, eso parece —Rasco mi ceja.

— ¿En dónde? Tal vez Annie y yo podamos alcanzarlas, si no te molesta.

No quisieran que fueran, pero no sé cómo decirlo.

—No, no sé dónde...Aun no lo sabemos.

— ¿Sabes dónde podrías divertirte? —Interviene Anders y llevo mi vista a él—. Ciudad Liverpool y tal vez, podría alcanzarte si no te importa.

Me guiña un ojo, se mete la última galleta a la boca, toma su libro y se pone de pie. Juego con mis dedos sin dejar de observarlo.

—Por si no te veo y pasa la fecha, feliz cumpleaños, Shaina —Se despide y se marcha.

Mi corazón late muy deprisa y mi presión arterial debe de estar por las nubes. Mi vista se torna pixelada y siento sudor en mi frente. Tal vez todo ha sido demasiado.

— ¿Shaina estás bien? —Pregunta Pablo.

—Yo solo...No tengo palabras —Es lo que respondo.

Ciudad Liverpool ¿Debería tomar su consejo?




Holaa, pues poco a poco irán conociendo a todos los personajes con sus manías, personalidades y extrañezas. Cómo ven parece que aquí todos cargan con sus propios problemas y manías.

Ahora que ya sabemos de Leonid y Anders solo nos queda encomendarle una protección para que no se la pasen tan mal y sean felices...

Otra cosita, sé que las cabezas les darán vuelta, pero paciencia jajajaj poco a poco irán sabiendo todo lo que pasa con cada personaje. No se impacienten jajaja.

Para  más noticias de la historia:

Instagram: DarlisStefany

Twitter: Darlis_Steff

Espero les guste.

Un beso.

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