Jungkook y Jimin dejaron atrás las mentiras, engaños y toda violencia entre ellos. Lo único que había en su hogar eran risas y amor. Aunque pueda parecer difícil de creer, así era. Tanto que cuatro años después de un feliz matrimonio decidieron adoptar, pero no querían adoptar a cualquier niño, querían que fuera alguien tan especial como ellos.

Fueron a distintos orfanatos, analizando los comportamientos de distintos de ellos, convirtiéndose en miembros de la caridad, aportando monetariamente para mejorar el futuro de muchos de ellos. Visitaban los orfanatos con regularidad, jugando con los niños, leyéndoles historias y ofreciéndoles palabras de aliento. Jungkook y Jimin se convirtieron en figuras conocidas y respetadas en la comunidad de los orfanatos.

Cierto día, mientras visitaban un orfanato en particular, los encontraron. Ella estaba sentada en una esquina del jardín, sola y apartada de los demás niños. Tenía viruela, y los demás niños no se querían acercar por miedo a contagiarse.

—Se ve que ha sufrido, está sola —dijo Jungkook.

—O tal vez está sola por la viruela...

—Hay algo en ella... —susurró—. Jimin, quiero adoptarla.

—Primero vamos a conocerla. ¿Te parece? —preguntó y Jungkook asintió.

Ambos se dirigieron a dónde estaba la niña de aproximadamente cinco años, ella trató de huir cuando se acercaron, pero Jungkook se lo impidió tomándola del bracito.

—No te vayas —dijo con voz dulce—. ¿Cómo te llamas?

—Tengo varicela, no quiero que se enfermen.

—Uy, a mí me dio a los ocho años —dijo Jimin—. Tranquila, no podrás contagiarme.

—A mí tampoco —afirmó Jungkook y la niña volvió a sentarse en la jardinera de concreto—. ¿Qué edad tienes?

—Seis, ya se me cayó un diente.

—Oh, interesante... —murmuró Jimin—. ¿Y te trajo algo el ratón de los dientes? —La niña negó con la cabeza.

—El ratón de los dientes no existe, tampoco santa claus ni los reyes magos. Esos son inventos para los niños. —Se cruzó de brazos.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó Jungkook.

—Ali...

—Bueno Ali... ¿Te gustaría que nosotros fuéramos tus padres? —preguntó Jimin y Jungkook se sorprendió ante la propuesta.

—Sería interesante, pero no quiero irme de aquí.

—¿Por qué no te quieres ir? —preguntó Jungkook.

—Tengo un hermano de cinco años, él no puede quedarse solito acá.

Jimin y Jungkook se miraron a los ojos y con esa mirada se dijeron todo. Supieron que habían encontrado a su hija. La niña que había estado sentada sola en el jardín, con la viruela y sin nadie que la quisiera, había encontrado un hogar y una familia que la amaría y la cuidaría para siempre.

Además, también adoptarían a su hermanito, estaba decidido.

Cuando el par de infantes llegaron a la mansión, les entregaron cientos de regalos, una habitación colorida para cada uno de ellos y les prometieron una vida de ensueño. Jungkook y Jimin serían los mejores padres que jamás alguien hubiera conocido porque era algo que anhelaban con todo su corazón. Habían esperado tanto tiempo para tener una familia propia, y finalmente habían encontrado a los dos pequeños que completarían su vida.

Ali y Theo fueron bendecidos al conocerlos. La familia Jeon Park, con su estatus elevado y armonía, era envidiada por muchos. Su amor y dedicación hacia sus hijos era algo que todos admiraban. Pero nadie se atrevía a hacerles frente, porque sabían que la familia Jeon Park no toleraría ninguna amenaza hacia sus seres queridos.

Si se atrevían a tocar un solo pelo de sus miembros, el mundo ardería. Jungkook y Jimin eran conocidos por su ferocidad y no había nada que no hicieran para mantener a salvo a Ali y Theo, eso todos lo sabían.

Y aunque el mundo fuera un lugar peligroso y lleno de incertidumbres, la familia Jeon Park sabía que siempre estarían juntos, protegiéndose y amándose unos a otros. Porque para ellos, la familia era lo más importante, y harían cualquier cosa para mantenerla a salvo.

La familia era lo único de lo que no tenían que avergonzarse.