💦Capítulo 9-Graduación💦
Finalmente, después de años de esfuerzo y dedicación, logré graduarme de la universidad. Y no solo eso, sino que lo hice con honores. Me sentí orgulloso de mí mismo, ya que había superado obstáculos y desafíos que muchos considerarían insuperables.
Mis compañeros en prisión me felicitaron junto con los otros dos graduados. Incluso algunos de los guardias se unieron a la celebración, sonriendo y dándome palmadas en la espalda. Era un momento de alegría y logro, y todos querían compartirlo conmigo.
Para celebrar, pedí que metieran bebidas alcohólicas de contrabando. Sabía que era un riesgo porque era la primera vez que pedía esa clase de bebidas en masa, pero quería sentirme como un hombre libre, aunque solo fuera por una noche. Y así, bailamos y bebimos, todos gozamos. La música resonaba en los pasillos de la prisión, y por un momento, olvidamos que estábamos detrás de rejas.
A pesar de ser un prisionero, era ya un licenciado en administración de empresas. Nada mal, considerando que había empezado desde cero. Me había propuesto demostrar que incluso en el lugar más improbable, se podía lograr algo extraordinario.
Mientras bailaba con mis compañeros, pensé en todo lo que había pasado. En los momentos difíciles, en las noches sin sueño, en las veces que había querido rendirme. Pero no me rendí. Seguí adelante, y ahora tenía algo que mostrar.
La noche de celebración terminó, y la realidad volvió a imponerse. Pero yo sabía que había cambiado. Ya no era solo un prisionero; era un licenciado en administración de empresas, con un futuro por delante. Y eso era algo que nadie podía quitarme.
Regresé a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí, y esbocé una sonrisa al ver las hermosas margaritas blancas encima de la cama. Estaban colocadas de manera elegante, como si alguien hubiera dedicado tiempo y esfuerzo en crear un arreglo perfecto. Y junto a ellas, un sobre blanco, simple pero elegante, con mi nombre escrito en letra cursiva.
Me acerqué a la cama y tomé el sobre, sintiendo un escalofrío de emoción porque sabía que la única persona que podría haberlo dejado ahí era Jimin.
Al abrirlo, pude ver en su interior un par de fotografías de Jimin, comprobando mi teoría. Mi corazón se detuvo por un momento al ver su rostro. Lucía más maduro, muy guapo, tanto que me provocó un par de suspiros. Sus ojos parecían mirar directamente a mi alma, y su sonrisa... su sonrisa era como un rayo de sol que iluminaba todo.
Me senté en la cama, con las fotografías en la mano, y me perdí en ellas. Recordé momentos pasados, momentos que habíamos compartido, y momentos que deseaba compartir en el futuro.
Luego, con cuidado, saqué la carta del sobre y comencé a leer entre líneas. La letra era familiar, la misma letra que había visto en cartas anteriores, la letra de Jimin.
"Querido...", comenzaba la carta. Mi corazón latía con anticipación, deseando saber qué palabras había escrito Jimin para mí.
Me sentí como si estuviera flotando en una nube de emociones, con la carta en la mano y las fotografías de Jimin frente a mí. Era como si el tiempo se hubiera detenido, y solo existiera ese momento, ese instante de conexión con la persona que amaba.
Querido mío,
Espero que esta carta te encuentre bien. Estoy escribiendo desde Alemania, donde he venido a estudiar y a establecerme por un tiempo. La verdad es que necesitaba alejarme de mi madre.
Además, tengo algunos asuntos pendientes que atender relacionados con la herencia de mi padre. Como sabes, su fallecimiento me dejó no solo un vacío en el corazón, sino también un legado empresarial que debo honrar. La industria en la que estamos involucrados es complicada y competitiva, y necesito tomar decisiones importantes para asegurar el futuro de nuestras empresas y de otros negocios de los que no puedo compartir los detalles con seguridad por este medio, pero te prometo que te explicaré todo cuando nos veamos en persona. Confía en mí, mi amor.
Ahora, te pido un favor. Quema esta carta después de leerla. No quiero que nadie más la lea. Y luego, mira hacia la ventana que da al jardín. Tengo una sorpresa para ti, pero solo te la revelaré si cumples con mi petición.
Quema la carta, mi cielo. Es importante.
Con todo mi amor,
Jimin.
Tomé un encendedor y, con cuidado, prendí fuego a la carta. La llama crepitó y bailó, consumiendo las palabras y los secretos que Jimin había escrito para mí. Dejé las cenizas en un bote de basura y después me acerqué al ventanal, sintiendo una mezcla de emoción y curiosidad.
¿Qué me iba a mostrar? Miré con mucha atención, tratando de encontrar alguna sorpresa entre los arbustos o la cancha de básquetbol del jardín. Pero no encontré nada. Solo la oscuridad de la noche y el silencio de la ciudad.
Sin embargo, sentí su toque en mi cintura. Fue como una descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo. Quise girarme para abrazarlo, para sentir su calor y su cercanía, pero no me dejó.
—Tranquilo, quiero abrazarte de esta manera —susurró Jimin, apretándome con fuerza, su aliento cálido en mi oreja.
Sonreí, sintiendo que el corazón se me salía del pecho. La emoción era demasiado intensa. Después miré su reflejo por el cristal de la ventana. Jimin estaba conmigo, había ido a visitarme luego de seis años sin vernos y ahora estábamos allí, juntos.
—Te extrañé —dije, mi voz apenas audible.
—Yo también —respondió Jimin, su voz baja y suave.
Nos quedamos allí, abrazados, mirando hacia la noche, disfrutando del momento. Sentí su exquisito perfume en mis fosas nasales y acaricié sus manos con las mías en medio de suspiros.
—Voy a contarte algo importante —dijo a mi oído, haciendo que me erizará más.
¿Qué me quería contar? ¿Se había casado? ¿Tenía pareja? ¿Era padre? ¿Enfermó?
—Dilo, estoy listo para cualquier cosa —solté en un susurro.
—¿Seguro? —preguntó con voz dulce.
—He estado seis años sin tu hermosa compañía, que estés aquí significa que algo importante aconteció.
—Sí, tu graduación —dijo e intenté girarme para encararlo, pero me volvió a apretar impidiéndolo—. Todavía no, Jungkook.
—Entonces dime ya porque me estoy imaginando un montón de cosas —mascullé fastidiado.
—¿Qué cosas te imaginas?
—Jimin, por favor.
—Bueno. —Suspiró—. Soy el nuevo jefe de la mafia coreana.
Me quedé en silencio ante tal revelación. ¿Jefe de la mafia coreana? ¿Era algún tipo de broma? ¿A qué se refería con eso?
—¿Qué dices?
—Mi padre se hizo millonario gracias al dinero ilícito y al morir me heredó su imperio mafioso y empresarial.
—¿Estás bromeando?
Finalmente soltó mi cintura, yo me giré para encararlo y en su rostro yacía una sonrisa invadida de decepción y... ¿tristeza?
—No bromeo, soy el jefe de la mafia de Corea del Sur. ¿Estás decepcionado de mí? Si quieres terminar con esto podemos hacerlo, yo...
—Jimin. ¿No te ha quedado claro que te amo? Llevo aquí seis años preso por ti. —Al decir eso lo tomé de las mejillas besando sus labios con intensidad.
Que fuera el jefe de la mafia no me importaba, desde hace bastantes años estaba enamorado de Jimin. Así fuera un don nadie yo... Yo siempre estaré a su lado hasta que él me lo permita.
—Jungkook... Si estás conmigo serás un criminal verdadero. ¿Estás dispuesto a eso? —dijo apartándose del beso.
—Por ti, sería cualquier cosa.
—¿Y si te pido que seas el nuevo jefe de la mafia? Me refiero a... ¿Y si te pido que seas el jefe cuando yo no esté para poder centrarme en la empresa?
—Lo haré.
—¿Llevarías una doble vida junto conmigo al salir de este lugar?
—Por supuesto cariño, pero me faltan catorce años para ser libre —dije y negó con la cabeza.
—Te sacaré antes. —Sonrió acariciando mi cabello y sentí que el corazón se me salía del pecho—. Tengo bastantes contactos, el día que menos lo esperes serás un hombre libre así que disfruta tus últimos días dentro de prisión.
Me acerqué a él tomándolo de la cintura.
—Esto no es exactamente prisión para mí, mira que hasta tengo Netflix. —Sonrió de manera radiante.
—Lo sé, tu habitación parece la de un hotel.
—Gracias a ti —susurré acariciando sus manos.
—Tenemos muchas cosas por hacer, tantos lugares por visitar. —Suspiró—. Quiero entregarte el mundo en tus manos porque sacrificaste el tuyo por mí.
—Creí que era porque me amabas...
—También por eso. —Se acercó a la cama quitando las margaritas del centro—. ¿Sabes por qué te envié margaritas?
—No —dije al sentarme en la orilla de la cama.
—Está flor simboliza la inocencia y la pureza, y su centro amarillo representa la vida. Tú sacrificaste tu vida entregándote con inocencia y pureza porque tu alma y sentimientos son hermosos.
Sonreí mientras lo tomaba de la cintura.
Ambos nos miramos significativamente y en cuestión de minutos mi novio ya estaba semidesnudo encima de la cama con mis labios pegados en su delicioso fruto prohibido. Mi saliva resbalaba por sus testículos, llegando a la entrada que tanto anhelaba profanar.
Jimin se mordía los labios, sabía que no había tenido sexo con nadie en mi ausencia por sus reacciones, parecía un novato. Seis años se abstinencia para ambos hacía que ese momento fuera especial.
No despegaba la vista de cada uno de mis movimientos, y sonrió cuando me vio escupir en mi polla, sus ojos parecían hambrientos, estaba deseoso por ser penetrado. Me humedecí bien y después me alinié con su entrada, acercando mis labios a los suyos.
—¿Cuántas veces has cogido desde aquel día en la lavandería? —pregunté aunque ya sabía la respuesta quería corroborar.
—Ninguna, yo solo he llamado a mi amiga Manuela —Susurró.
—Yo también —contesté sonriendo de oreja a oreja.
En ese momento me hundí despacio, sintiendo el calor abrazador de sus paredes, escuchando su aliento y ese gemido que no pudo controlar cuando me sintió hasta el fondo. Me sentía salvaje y él se veía deseoso. Dejé escapar un gruñido antes de comenzar tomar su cintura y embestir con dureza y profundidad.
Los gemidos de Jimin me invitaron a dar todo de mí, quería satisfacerlo tanto como yo lo estaba. Parecía un demonio poseído chocando contra mi rubio millonario mientras sus piernas se aferraban a mis costados con fuerza y sus manos apretaban la sábana de la cama.
—Yo también tengo algo que contarte, Jimin... —susurré en medio de las embestidas.
—¿Qué... Cosa?
—Digamos que me gusta el poder que me has dado aquí adentro...
—¿Ah... Sí?
—He torturado a dos personas que se quisieron pasar de listos. ¿Eso... Está bien?
Gimió de placer, no podía resistir mas, estaba a punto de terminar por eso me detuve esperando su respuesta.
—Jungkook, puedes ser lo que quieras ser, pero quédate conmigo.
—Entonces estamos en la misma sintonía—Volví a hundirme con fuerza—. Voy a darte semen hasta para llevar, mi Jimin.
—Es lo que más quiero...
—Tómalo todo, cariño.
El placer se estaba volviendo demasiado intenso porque ambos no estábamos entregando de una manera sin límites, desenfrenada, sin moral. Lo apreté del cuello con más fuerza, viéndolo enrojecerse. Él se corrió en ese momento, su semen saltando a mi abdomen. Solté su cuello aferrándome de nuevo a sus caderas mientras le daba unas cuantas embestidas más antes de correrme, inyectando mi semen por sus paredes y llenándolo hasta el borde. No bromeaba cuando le dije que le daría hasta para llevar.
Mi cuerpo se empujaba con lentitud dentro de él mientras terminaba de soltar todo lo acumulado. Los dos nos quedamos quietos por un rato.
Y entonces volvimos a repetir la ecuación.
Boca arriba, boca abajo, sentados, parados.
Follamos y nos corrimos toda la noche.
Me detuve cuando Jimin no podía más con su cuerpo, me detuve cuando comenzó a aflojar sus agarres y a cesar sus gemidos porque en ese momento supe que ya estaba completamente satisfecho.
Le di un besito en la punta de la nariz antes de salir de su interior y lo ayudé a acostarse en la cama junto a mí.
—Te amo —soltó de pronto, tomándome desprevenido.
—Joder, te amo mucho más, mi vida. —Lo jalé hacia mi cuerpo y se acomodó en mi pecho.
Era cierto, yo lo amaba tanto. Amaba la forma en que nos complementábamos, la forma en que juntos podíamos mostrar nuestro verdadero lado oscuro sin temor a ser juzgados. Amaba que no nos ocultábamos nuestros deseos carnales, que no había secretos entre nosotros.
He de admitir que follar con mi novio rubio multimillonario que ahora resultaba ser el jefe de la mafia de Corea del Sur me prendía bastante. La pasión que sentíamos era intensa, casi animal.
Recuerdo las noches en que me llevaba a su mansión, rodeada de lujo y opulencia. Recuerdo la forma en que me miraba, con ojos que brillaban de deseo y posesión. Recuerdo la forma en que me tocaba, con manos que sabían exactamente dónde encontrar mi punto débil.
Y ahora, saber que era el jefe de la mafia de Corea del Sur... era como si la adrenalina se disparara en mis venas. La emoción de estar con alguien que tenía tanto poder y control era casi irresistible.
Pero no solo era el poder y la riqueza lo que me atraía de él. Era la forma en que me hacía sentir, la forma en que me miraba como si fuera la única persona en el mundo. Era la forma en que me amaba, sin condiciones ni reservas.
Y yo sentía lo mismo por él. Lo amaba con toda mi alma, con todo mi corazón. Y sabía que haría cualquier cosa para estar con él, para protegerlo y apoyarlo en su mundo de sombras y secretos.
Yo, sería el criminal perfecto para Jimin. Después de todo mi reputación ya estaba bastante manchada.
Llévele lleveleeeeee, un capítulo de esos que les encantan donde se dan como cajón que no cierra!!!
Porque son cochinotaaaasssssssss
Oigan, dejaré en comentarios mi tarjeta de presentación. Ahí están todas mis redes sociales. Si les gusta como escribo síganme que si wattpad se pone grosero y me tumba historias o algo parecido pues ya sabrán cómo encontrarme.🥲
Igual aquí pongo el link: https://melylim.carrd.co/
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