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💦Capítulo 14- Solo mío💦

Cuando me quedé solo con Yoongi se acercó peligrosamente a mí, tan cerca que casi hacíamos contacto físico.

—¿Por qué metiste a Jungkook al negocio? —preguntó mirándome a los ojos.

—Porque voy a casarme con él.

—¿Lo harás por despecho? —Se burló—. ¿Lo harás porque me casé con Taehyung?

Comencé a reírme, que tontería.

—¿Qué te hace creer tan especial? —cuestioné, en ese momento tomó mis mejillas con la mano derecha, pegando su frente con la mía.

—Tú y yo somos iguales, Jimin. Estamos destinados a estar juntos, mira que a pesar de todo la vida nos sigue uniendo. Tuviste que tomar el control de la mafia luego de que tu padre muriera y yo... Yo estuve ahí para ayudarte porque ya había comenzado en este mundo un par de años atrás, cuando el mío murió.

—Suéltame —contesté tomando su muñeca, pero no me soltó.

—Que traigas a Jungkook aquí me causa conflicto porque creí que todavía me querías un poquito...

—¿Quererte? Lo nuestro terminó hace más de diez años, no digas tonterías.

—Mmm... Solo porque tú quieres, dime que vuelva contigo y me deshago de Taehyung, también de Jungkook.

—Eres un pendejo —susurré, luego lo empuje con fuerza obligándolo a soltarme—. Lo que pasó en el pasado está enterrado, y no me casaré con Jungkook por despecho, lo hago porque lo amo.

—¿Lo amas a él o a su sacrificio? Tal vez sientes culpa por haberlo metido a la cárcel en mi lugar.

—Cierra la boca, Min —Me agarré el puente de la nariz.

—Los dos sabemos que lo sedujiste en el instituto para que tomara tu lugar en prisión aunque ambos sabemos que el asesino de aquel tipo fui yo. Tú hiciste que tu noviecito pagara mi condena porque me amas y no lo puedes negar.

Lo tomé de la camisa con fuerza empujándolo en contra de la pared.

—¡Sabes perfectamente que acordamos no volver a hablar de eso! —grité molesto.

—Creo que a Jungkook le gustaría saberlo... Saber que se sacrificó por mí.

—Min Yoongi...

—Aunque puedo hacer un trato contigo. —Sonrió—. Bésame por última vez y no le diré nada.

—Eres un maldito. —Lo solté, me di la media vuelta y avancé a la puerta.

—¡Te juro que lo haré, le contaré todo!

Cerré los ojos, después me volví hacia él besándolo en los labios, él me tomó por la cintura pegándome a su cuerpo y metiendo su lengua en mi cavidad bucal. Era un beso bastante intenso y profundo. Luego de unos segundos tomé su mano dirigiéndola a mis testículos, él apretó aparentemente emocionado y yo susurré en su oído.

—¿Ves? Está completamente dormido porque no siento absolutamente nada por ti, sin embargo con tan solo ver a Jungkook crece, se pone tan duro que podría reventarse.

—Eres un cabrón —masculló apartando la mano y me alejé de su lado.

—Ahora, si abres la puta boca, si dices algo para hacer enfadar a Jungkook será mi mano la que toque tus testículos para arrancarlos —dicho eso salí de la habitación y estando en el pasillo me dirigí a mis hombres—. Denle una paliza, pero no le toquen la cara, la imagen de un mafioso también es importante.

—Sí, señor.

Escuché los gritos de Yoongi a lo lejos mientras me limpiaba los labios con el antebrazo. Él no lo haría. ¿Verdad? No le contaría a Jungkook que estuvo en la cárcel por la causa equivocada. Me sentí culpable en ese momento por haberlo besado, pero Jungkook no tenía porque saberlo, además comprobé mi teoría, amo a Jungkook, y por Yoongi no siento ni siquiera atracción. Ese beso no significó absolutamente nada para mí.

Cuando llegué a donde se encontraba mi automóvil miré a Taehyung salir del interior, luego subió al suyo que estaba aparcado enfrente del mío. ¿Qué hacía con Jungkook? Avancé hacia la salida, me abrieron la puerta y subí.

—¿Te aburriste? —le pregunté a Jungkook.

—Nop. ¿Ya nos vamos?

—Ugh, sí.

Momentos después el chofer arrancó el motor y nos fuimos. ¿Qué hacía Taehyung con Jungkook? ¿Le contaría acerca de Yoongi? ¿Taehyung sabía que Yoongi fue quien asesinó a ese chico en el pasado.

—Tierra llamando a Jimin... —dijo Jungkook sacándome de mis pensamientos.

—Oh. ¿Qué pasa?

—¿Qué quería Min?

—Echarte del negocio —Mentí. Jungkook sonrió.

—¿Echarme?

—Ajá, él cree que no estás capacitado para mover la mafia de Corea del Sur. Le dije que esto no era negociable y le ordené a mis hombres que le dieran una paliza. —Siempre hay que disfrazar la mentira con una pizca de verdad.

—Ya veo...

—Así que espero un buen trabajo de tu parte, ya sabes, para callar a los que menosprecian tu talento directivo. —Asintió y crucé las piernas—. ¿Qué quería Taehyung? Lo miré salir del auto.

—Oh, subió para darle celos a Yoongi. Al parecer tienen problemas maritales.

—¿Problemas maritales?

—Ajá, Taehyung cree que su esposo lo engaña. —Me miró de reojo, luego sonrió—. Subió a mi automóvil para que uno de sus hombres le tomara fotografías en el interior y darle celos, ya sabes, yo le quité a un novio, sería un golpe en el ego quitarle dos.

—Mmm. —No me gustó para nada eso. ¿Qué quería lograr Taehyung al hacer eso?

—Le dije que saliera, que no me metiera en sus líos porque después de todo soy su nuevo jefe. Ya no somos jodidos estudiantes, ese tipo de cosas infantiles no van conmigo.

—Ni conmigo. Si Taehyung se te vuelve a acercar voy a tener que cortarle alguna extremidad.

—¿Celoso?

—No, yo sé que me amas nada más a mí.

—Detenga el automóvil —dijo Jungkook de pronto, sorprendiéndome a mí y al chofer. Este último me miró por el retrovisor y asentí con la cabeza, intrigado por la repentina orden de Jungkook. El chofer aparco a un lado de la calle, en un lugar oscuro y solitario, lejos de la vista de los demás.

—Sal, quiero estar solo con Jimin —dijo Jungkook, su voz baja y intensa, llena de una emoción que me hizo estremecer.

—Sí, señor —respondió el chofer, saliendo del automóvil y cerrando la puerta detrás de sí.

—Y dame las llaves, conduciré de regreso a casa —agregó Jungkook—. Puedes irte a descansar.

El chofer obedeció a Jungkook, y yo estaba en silencio, viendo lo que iba a hacer. ¿Por qué estaba actuando de esa manera tan repentinamente? ¿Qué había desencadenado esta súbita necesidad de estar solo conmigo?

Cuando tuvo las llaves en sus manos, las dejó caer en el asiento de enfrente y se giró para verme a los ojos. Su mirada era intensa, llena de deseo y posesividad.

—¿Sabías que este automóvil está polarizado y que nadie puede ver hacia adentro? —preguntó, con una voz seductora que se filtraba hasta mis huesos.

—Ajá —contesté, mi corazón estaba latiendo más rápido ante la proximidad de Jungkook.

—¿Qué pasa Jungkook? ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué le pediste al chofer que nos dejara solos? —pregunté, intentando mantener la calma ante la tensión que se estaba acumulando en el aire.

—Odio, detesto y aborrezco a Min Yoongi —soltó Jungkook, su voz irradiaba celos—. No vuelvas a estar a solas con él, si lo haces voy a tener que castigarte y no te va a gustar.

Su mano se cerró alrededor de mi cuello, quitándome el aliento. Su toque era firme, pero no doloroso, y me sentí atrapado en su mirada. De alguna manera, sus palabras, su toque y su postura dominante me hicieron sentir deseado, querido.

Que me celara me volvía loco. Me sentí vivo, electrizado por la pasión que emanaba de Jungkook. Mi cuerpo respondió instantáneamente, mi corazón tan acelerado como mis deseos de arrancarle la ropa al hombre frente a mí y mi piel estremeciéndose bajo su toque.

—Jungkook —susurré tomando su mano porque me estaba ahorcando bastante fuerte.

—No te atreves a mirarlo de nuevo —dijo de una manera tan sexy como amenazante, de mis ojos salieron un par de lágrimas, pero no estaba sufriendo, eran a causa de sentir sus manos en mi cuello, un dolor placentero—. Eres mío, Jimin. Solo mío.

Sonreí, en ese momento me soltó y limpió mis lágrimas con sus pulgares.

—Soy tuyo, Jungkook. De nadie más.

Jungkook besó mis labios de una manera tan pasional, tan carnal, tan dominante que no hice nada más que dejarme guiar por él. En un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba con los pantalones abajo y sentado encima de su regazo, sintiéndolo hasta lo más profundo de mis entrañas. Él me sostenía de la espalda mientras me arqueaba disfrutando del placer.

No había nadie en el mundo que me hiciera sentir como Jungkook. Su presencia en mi vida era como un huracán que me había arrastrado sin remedio, y yo me había rendido ante su fuerza y su pasión. ¿Por qué caí tan rendido ante sus pies? ¿Por el sacrificio que había hecho por mí? ¿Por culpabilidad por lo que había sucedido en el pasado? La verdad era que no me importaba porque era recíproco. Porque yo estaba dispuesto a morir por él, porque yo estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por mi hombre, y Jungkook bailaría con el diablo mismo para complacerme.

Nuestra conexión era profunda y primal, una llama que ardía con intensidad y que no podía ser apagada. Me sentía vivo cuando estaba con él, y muerto cuando estábamos separados. Y sabía que él sentía lo mismo. Podía verlo en sus ojos, en la manera en que me miraba con una pasión y un deseo que me hacía temblar.

Pero había algo que me pesaba en la conciencia, algo que debía confesarle a Jungkook para que pudiéramos seguir adelante. La verdad detrás de la muerte de aquel chico hace diez años. La culpa y el remordimiento me habían estado consumiendo durante años, y sabía que era hora de ser sincero con mi hombre.

Min Yoongi había estado merodeando alrededor de mí, intentando hacerme sentir culpable y débil. Pero yo no iba a dejar que eso sucediera. Iba a enfrentar mis demonios y a decirle la verdad a Jungkook, para que supiera que yo era suyo, completamente y sin reservas.

Tomé una profunda respiración y me preparé para enfrentar lo que venía. Sabía que no iba a ser fácil, pero estaba dispuesto a hacerlo por Jungkook, por nosotros. Por nuestra relación y por nuestro futuro juntos.

—Jungkook —dije jadeando mientras saltaba encima de él.

—¿Sí? —respondió jadeante.

—Necesito hablar contigo —dije casi sin aliento, estaba a punto de llegar al orgasmo.

—¿Qué pasa? —preguntó, después beso mis labios arrebatándome el aliento.

—Es sobre... Lo que sucedió hace diez años —dije, mi voz estaba temblando ligeramente.

—¿De qué, cariño?...

—Del hombre... Ah... —Hice mis ojos en blanco llegando finalmente al orgasmo y sentí el líquido de mi novio ingresar en mi interior, él también había terminado.

—¿Cu-cuál hombre? —preguntó abrazándome con fuerzas mientras soltaba más espasmos.

—El hombre por el que estuviste diez años en prisión.

LE VA A CONTARRRRRRRRRRRRRRRR

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