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¡Todavía estoy vivo!

Una disculpa de ante mano por la larga espera chicos, este semestre estuvo súper pesado, estamos ahorita de vacaciones aunque no tenemos vacaciones como tal ya que todavía tendré clases hasta mediados de enero pero bueno, ya estoy de vuelta y espero poder subir más contenido estás vacaciones.

Sin más que decir los dejo con el capítulo de hoy, que lo disfruten 7u7

YUKINOSHITA POV

—¿Por qué? —me pregunto Iroha con lágrimas en los ojos—. ¿Por qué te quedaste a Senpai solo para ti?

Mentiría si dijera que no estaba sorprendida por la repentina imagen de la presidenta del consejo estudiantil al borde del llanto que asaltaba mis ojos. De alguna manera el verla en tal estado me hacia sentir mal, es decir, su mirada y actitud y la voz entrecortada, la forma en que me veía con recelo y tristeza y la pregunta en cuestión, hacían que mi corazón se acelerara y mis manos comenzaran a temblar.

—Isshiki-san por favor pasa y toma asiento.

—¡Deja de lado tus cordialidades como si quisieras fingir que no ha pasado nada! —me grito la chica, parecía realmente desesperada—. Por favor, solo responde mi pregunta, ¿de verdad te quedaste a Senpai solo para ti?

—Por favor pasa y para que podamos hablar...

—¡Responde! —gritó la chica desesperada

—Isshiki-san.

—¡Solo responde! ¡Responde la maldita pregunta!

—¡Sí Isshiki-san! Hikigaya-kun es mi novio —dije de forma alterada porque algo dentro de mi comenzaba a sentir desesperación y realmente era estresante querer ocultarlo

—Mentirosa —murmuró la chica mirándome directa a los ojos.

—¿Disculpa? —pregunté un tanto molesta.

—¡Mentirosa, mentirosa, mentirosa, eres una mentirosa Yukino mentirosa! —gritó la chica mientras comenzaba a hacer ademanes propios para un alegato infantil—. Y como mentirosa eso está mal, ¡tu eres una mala persona!

—Isshiki-san, deja de llamarme mentirosa, por favor.

—¡No puedo dejar de llamarte mentirosa porque eso es lo que eres! —dijo la chica mientras me miraba atenta y fijamente—. ¿Cómo podría Senpai fijarse en alguien como tú?, por favor, yo tengo mucho más que ofrecerle, además yo sabía como tratarlo.

—¿Crees comprender la soledad? —pregunte retóricamente.

—¿Qué quieres decir?

—Sabes muy bien que él es un solitario, y que muy pocas personas en realidad le tratan bien, ¿crees poder comprender como alguien como él debe ser tratado? —preguntó mientras elevó mi mano a la altura de mi corazón y lo presionó con fuerza.

—¡Senpai siempre sonreiría cuando estaba conmigo! —gritó Iroha a la defensiva—. El era feliz porque estaba a su lado

—Si eso fuera cierto entonces porque no pudiste quedártelo.

—Por tonta —Sus ojos de ámbar bruñido no se inmutaron bajo el peso total de mi fría mirada de hielo. En cambio, enmudeció; no era un gesto de sarcasmo irónico típico de ella, sino más bien de tristeza resignada. Fue una mirada que me sorprendió con su sentimiento, y debido a que fue tan inesperado, tarde en asimilar el dato—, si me hubiera movido antes... si hubiera escuchado sido más lista y hubiera escuchado a mi corazón antes tal vez, y solo tal vez, hubiera podido quedarme a senpai solo para mi —se dió la vuelta cabizbaja— pero ahora tú lo tienes.

—¿Por qué tanto interés en Hikigaya-kun ahora? ¿acaso es una segunda opción para ti? —pregunte mientras fruncía el ceño y mi respiración se aceleraba considerablemente.

—Porque él siempre fue mi primera —fue su respuesta murmurada, acompañada de un suave giro sobre sus talones. Ella no se fue de inmediato, sino que esperó en el umbral de la puerta, de pronto giró la cabeza para hablar por encima del hombro—. Me gustaría hablar con usted señorita Yukinoshita, sobre los términos de mi petición.

Aquel último comentario provocó que yo abriera los ojos como platos ante comentario de la kohai. Con eso, ella se fue, las colas negras con adornos dorados de su atuendo se movían silenciosamente en su estela.

Isshiki-san salió de mi departamento, dirigiéndose al elevador que estaba al final del pasillo, mientras caminaba a paso lento y cabizbaja, pero cuando finalmente llegó ella volvió a dirigirme la mirada y por un momento pensé que podía ver, solo por un instante, un destello de emoción en los rasgos de Iroha cuando ella entro en el ascensor. Ella se veía afectada. Devastada. Traicionada. Pero cuando la luz del elevador borró la imagen residual y volví a enfocar la vista, su rostro había recuperado gran parte de su compostura sarcástica e indiferente que usaba perpetuamente en la escuela, aún si incluso por dentro estaba rota.

Cuando las puertas del ascensor se cerraron, yo cerré la puerta mi apartamento y me dirigí a sentarme a uno de los sillones que había en mi sala de estar para tratar de relajarme un poco hasta que recordé que hoy tenía una reunión virtual con el vicepresidente del consejo estudiantil. Trague un poco de saliva di un par de respiraciones hondas, di un gran suspiro mientras estiraba los músculos de las piernas y los brazos aun sentada, después acerque  mi lap-top de la mesita de noche y esboce una pequeña sonrisa al ver la fotografía que tenía de fondo de pantalla de Hachiman y yo el día de la parrillada en casa de sus padres (un día antes de que se fuera a Estados Unido) rápidamente mi sonrisa se volvió de melancolía y tristeza, pero felicidad y alegría también se encontraban en ella, realmente quería volver a ver a Hikigaya-kun.

—Hola, Yukinoshita-senpai —dijo el chico del otro lado de la pantalla saludándome formalmente

—Buenas tardes —dije mientras asentía con mi cabeza—. Dime, necesitamos saber que sucederá con el consejo.

De pronto el celular del vicepresidente comenzó a sonar, una llamada quizá, el chico procedió a contestarla rápido y al colgar, su rostro estaba impactado, sus ojos demostraban sorpresa y su mano dejo caer el celular al suelo, claro, él estaba sentado por lo que no fue mucho.

—¿Qué sucede? —pregunte un tanto curiosa pero a la vez preocupada. Tenía un mal presentimiento al respecto.

—Era la presidenta... me acaba de decir que ustedes dos tuvieron un desacuerdo y que por eso decidía sacarte de la plantación del festival estudiantil.

Esa noticia me había sorprendido bastante, realmente no esperaba que esto sucediera, pero lo hizo, creí que Iroha sería una buena perdedora o que por lo menos podría pensar un poco más las cosas, pero por lo que veo, solo se preocupó en dejar bien visto que ella tenía la ventaja...

HIKIGAYA POV

Como era costumbre los fines de semana, era medio día y yo todavía me estaba dormido plácidamente en la comodidad de mi dormitorio de mi muy lujoso apartamento mientras me esforzaba por levantarme para ponerme a hacer la tarea correspondiente de la semana, pero realmente era bastante difícil. Deslizando las piernas fuera de la cama y con pie inestable, me apoye en la pared que flanqueaba la puerta de mi dormitorio, que conducía a una sección del salón mucho más grande de mi habitación. Rápidamente mis dedos encontraron el interruptor que controlaba la iluminación de mi habitación y con un chasquido se hizo la luz, lo que provocó que cerrar los ojos con la repentina afluencia de luz blanca del cuarto. Cuando mi visión se ajustó al brillo, descubrí que el salón estaba vacío, como había esperado. Solo los profesores tenía acceso a las habitaciones de los estudiantes, por razones obvias, y ellos tenían pocas razones para estar esperándolo allí, especialmente a una hora tan temprana de la mañana. La habitación era mucho más grande de lo que había esperado encontrar al llegar a Estados Unidos, con estantes altos y forrados de libros en un lado y un trío de sillones acolchados de color marrón que rodeaban una mesa larga y baja en el medio.

Con otro movimiento rápido, abrí el espacioso armario lateral y saque una camisa limpia de la pequeña cómoda metida dentro. Deslice los brazos por las mangas largas, sin molestarme en absoluto por abotonármela, sino que la dejé colgando y abriéndose alrededor de mi pecho mientras me movía para sentarse en uno de los bancos bajos en el centro de la habitación. Inclinándome hacia atrás y cruzando las piernas, frotó ociosamente mi barbilla mientras contemplaba el único objeto en la mesa central: un familiar diccionario de japonés a ingles, con palabras cuidadosamente ordenadas de forma alfabética. Extendí la mano, agarrando la lata negra con amarillo que descansaba en una esquina de la mesa. Sosteniéndola ligeramente en la punta de los dedos, la inspeccione con aire frío. Como buen solitario que era nunca podría haberme imaginado lo difícil que sería vivir en un país lejos del natal, pero con COFEEMAX todo era mejor, su sabor me relaja y la concentración de la solución es perfecta para mantenerme despierto aunque este muy aburrido. De pronto y sin previo aviso alguien llamó a la puerta por lo que me levanté para ver quien es. Al abrirla me doy cuenda de que es Candice-san, a quien precisamente le había pedido que no volviera a hablarme.

Me puse de pie, no sin antes subrayé una nueva palabra en el diccionario, y caminé hacia la puerta. Con las yemas de los dedos girando silenciosamente el picaporte, hago una pausa antes de deslizar el seguro de la puerta, inspirando profundamente para calmarme. A la fuerza, cambió mi actitud y me pongo una máscara que no mostraba ninguna emoción externa. Con un rápido movimiento en el seguro, la puerta se abrió para revelar a la joven al otro lado.

Mi mirada fría se elevó a su propios ojos azul marino, y ella miró hacia otro lado, con los ojos contentos de mirar un punto invisible en el suelo. Salvo por dos largos mechones que enmarcaban los lados de su cara, el cabello rubio de Candice estaba retenido por la habitual moño para el cabello, el resto formanba una pelusa puntiaguda alrededor de la parte posterior de su cabeza. Llevaba un top amarillo suelto con correas negras sobre los hombros desnudos, tres de sus cuatro botones estaban abiertos, solo el segundo lo mantenía cerrado sobre la parte superior del tubo de color rosa claro debajo. La parte superior era corta, exponiendo la piel de su cintura, hasta los pantalones cortos negros con forro gris que formaban parte de su atuendo, si es que podía llamarse así. Leggings altos hasta el muslo de un rosa claro a juego completaron el look.

—¿Que haces aquí? te dije que hoy era mi día de descanso.

—Para ti todos los días son de descanso.

—Mi cuerpo no piensa igual.

La chica entro decir palabra y procedió a sentarse en uno de los tres sillones color marrón que adornaban la sala

—Bueno, ¿qué sucede? —pregunte mientras cerraba la puerta y caminaba a donde me encontraba minutos antes de repentina llegara.

Ella abrió la boca para responder pero rápidamente enmudeció. Seguí su mirada mirada y me di cuenta que estaba mirando fijamente la parte expuesta de mi pecho que asomaba por la camisa de manga larga

—Lo siento mucho —dije y  rápidamente comencé a abotonarme los botones de la camisa, observando su reacción en silencio mientras ella entraba desviaba la mirada avergonzada y un tengo desilucionada.

—¿Que haces aquí? Creí haberte dicho que ya no me hablaras

—¿Crees que puedes pedirme que deje de hablarte, Hachiman, no soy de preescolar —dijo la chica

Aunque puede su mentalidad si lo sea...

—No veo cuál es el problema —dije—, solo te pedí que me dejaras de hablar...

—Eso es exactamente lo que me molesta —dijo la chica mientras hacia un puchero.

—¿Por qué? —pregunté, con los ojos mirándola sin expresión.

—¿P-por que? ¡Porque no puedes elegir a las personas que te hablan o no, Hachiman, eres alguien fuerte, pero eso no significa que puedas andar por la vida fingiendo no necesitar de nadie para vivir, eso no está bien y no es sano para nadie.

Soporte su reproche con calma mientras caminaba hacia la silla más cercana y tomaba asiento para continuar con mi tarea, obligándola a volverse si ella deseaba seguir conversando conmigo.

—En que en realidad si que puedo —dije sin interés. Aunque ahora no me vendría mal que Komachi preparar el desayuno.

Ella enmudeció de nuevo, y yo esperé, sin mostrar reacción ante la sorpresa y la indignación que le colorearon los rasgos. Cuando se las arregló para hablar, fue apresurada, sus preguntas corrieron la una sobre la otra antes de que siquiera se formara la primera.

—¿Y que hay tus padres? ¿Y de tu hermana? ¿Qué me dices de ellos?

—Bueno ellos son claramente una excepción a la regla.

—Hachiman.

Como todavía estaba medio adormilado no me percaté a tiempo de que chica se había puesto de pie hasta que sentí que unas manos cálidas se deslizaban por los costados de mi rostro, acariciándome con suavidad, pero con firmeza. Cuando mis ojos se se volvieron me encontré mirando fijamente a las piscinas gemelas de azul zafiro de Candice, brillando húmedas en sus bordes. Sorprendido de verla tan cerca, con el rostro a unos centímetros del mío, retrocedí hasta que me detuvo el respaldo de mi silla; la chica siguió mi ejemplo, permaneciendo cerca, sus piernas estirándose a cada lado de mi para que se arrodillara sobre mi regazo, era muy pesada para ser tan pequeña. Tragué audiblemente, mirando a cualquier lado menos a su cara.

—¿Y que hay de mi? —dijo en voz baja, su tono apenas por encima de un susurro—. ¿Yo también una excepción a la regla? Por qué como están las cosas hasta ahora yo me preocupo bastante por ti.

Eso me tomo por sorpresa, comencé a sonrojarme y me puse nervioso

Estaba a punto de responder con una respuesta juguetona e indignante, pero una voz femenina amortiguada desde el umbral de la puerta de mi apartamento hizo que el sonido muriera en mi garganta. 

—Cuatro meses... —dijo la voz de una mujer que yo conocía bien.

Oh no. Esa mujer ahora no, pensé al tiempo que me volvía para ver a la hermana de mi novia; Yukinoshita Haruno, de pie en la puerta de mi apartamento con una maleta en cada mano.

—Solo cuatro meses y ya engañas a Yukino, vaya que no pierdes el tiempo Hachiman.

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