Parte 25
—Mira te traje un chocolate Jacky.
—¿Jacky? No me llamabas así desde que éramos niños.
—Sí, cuando cosas así no pasaban...
—Cuando te pasabas todo el día viendo a Sonic y yo jugando sus videojuegos.
—Jeje —solté una pequeña risa al recordar nuestra infancia juntos— sí, recuerdo que te encantaba jugar Sonic the Hedgehog, aunque hubiera sido de los noventa.
—El mejor juego de la historia —se llevo el chocolate a la boca y le dio un gran mordisco— Aunque hubiera sido de 1991...
Después de decir eso quedamos en un incómodo silencio, nos mirábamos a los ojos y a veces de reojo mirábamos la mini caja fuerte que aún se mantenía cerrada.
—¿No has... —fui la primera en romper el silencio, pero Jack me interrumpió—
—Usado esa fecha...? Pues la verdad no, no había pensado en eso. Rayos (tn), ¡somos unos genios! Llama a todos para que vean lo que hay dentro de esta caja.
—¿No deberíamos probar primero si esa es la combinación? Podríamos estar equivocados.
—Tienes razón, dame un segundo.
Jack tomó la caja en sus manos e introdujo los números... 1...9...9...1...
La caja hizo el característico click que indicaba que ya estaba abierta, la abrimos y logramos ver una esmeralda caos de color rojo, junto a unas notas. Yo tomé la esmeralda y Jack sacó las notas, las leyó en voz alta mientras yo admiraba la esmeralda, no había estado tanto tiempo frente a una y su brillo era increíble.
Notas:
1) Bitácora del Profesor Robotnik:
He llegado a un mundo bastante extraño pero a la vez no, llegué solo con mi nieto Max. No recuerdo mucho, pero al parecer unos de mis experimentos salió mal, en su proceso salió defectuoso. Recuerdo vagamente a mi dulce esposa que vivió años conmigo... deseaba darle algo especial, que demostrara mi afecto hacia ella después de tantos años. Recuerdo una gema, era una gema común y corriente. Era lejos lo que se merecía mi esposa así que la mejore, mi nieto Max me ayudo con gran entusiasmo. Estábamos felices cuando por fin la perfeccionamos, era de un hermoso color plateado, brillaba cual diamante... Y después no recuerdo nada.
2) Bitácora del Profesor Robotnik:
Creo que ya averigüé como funciona esto, al parecer, la gema nunca fue de color plateada, si no que era de un rojo carmesí y cuando la usas logras entrar a tu subconsciente, tu mente viaja a otro mundo paralelo, pero cuando llegas a ese mundo tienes el inconveniente de que hay alguien que es tu otro yo de ese mundo. Por suerte cuando alguien viaja, tu otro yo también lo hace y así el tiempo y espacio no sale afectado, espero que mi otro yo no cause cambios extraños en el otro mundo.
3) Bitácora del Profesor Robotnik:
Algo terrible ha pasado, regresé a mi verdadero mundo y me encontré al mundo en guerra, nunca había visto una guerra así, y lo peor de todo es que su líder era yo, o mejor dicho mi otro yo.
Se hacía llamar Doctor Eggman, y quería apoderarse del mundo, por suerte logramos regresar a tiempo para regresarlo a su mundo. Quise darle la gema a mi esposa pero entonces recordé lo que había pasado, la gema en un principio si era plateada pero se volvió roja cuando en el momento de la explosión (cuando creé la gema para mi esposa) mi esposa llegó y por la fuerte explosión calló y se golpeó en la cabeza, derramando su sangre que se vertió por el piso hasta llegar a la gema, la cual ahora tenía un color carmesí a mezclarse por la sangre. Al recordar esto quise destruir la gema, pero no podía sabiendo que lo único que quedaba de mi bella esposa era eso.
4) Bitácora del Profesor Robotnik:
Decidí darle la gema a un viejo amigo, pero por miedo a tener que utilizarla en algún momento, saqué un fragmento de la gema haciendo un hermoso collar, este collar en un mundo diferente le hubiera pertenecido a mi bella esposa, a mi fiel compañera. Solo espero que cuando muera pueda al fin reunirme con ella.
Quedé anonadada ante esas notas, ¿De verdad este collar tenía un pasado así de oscuro?, pero si eso de verdad paso... ¿Por qué esta el collar aquí? Las preguntas eran muchas y no podía encontrarles respuestas, y mucho menos con esos sollozos, esperen... ¿¡Sollozos!?, Jack estaba llorando mirando las notas, no lo dude y fui a habrasarlo.
—Jack, ¿Qué pasa, vamos que tienes?
—Secándose las lagrimas— ¿Nunca te preguntaste por qué yo no tengo padre? Pues él se llamaba Max.
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