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7

Hoy, quiero esconder la cabeza debajo de la tierra, como las avestruces. No quiero enfrentarme a Noah y a su chantaje.

Termino de arreglar mi cama, y bajo a la cocina a desayunar. Chase está aquí. Hoy, Margot y él celebran su aniversario y seguro que pasan el día juntos.

—Buenos días, Sierra.

—Buenos días, chicos.

Los dos están desayunando Fairy Bread que hicieron ayer por la tarde. Me han puesto un plato a su lado y seguro que ha sido Chase el que ha preparado el café. Tenemos una cafetera de cápsulas, y Margot siempre hace de una taza de café, una taza de agua.

—¿Nos llevas hoy en coche? —me pregunta Margot tragándose su desayuno—. Tenemos que salir un poco antes, nos vamos de excursión.

¡Ay! Se me había olvidado que hoy se van a un vivero.

—Sí. ¿A qué hora os espera el autobús? —bebo a sorbos grandes mi café.

—Tenemos que estar a menos cuarto para el recuento.

Asiento con la cabeza.

Estoy entretenida todo el resto del desayuno hablando con Taylor por mensajes. Y mientras Margot, Chase y yo limpiamos los platos y un poco la cocina, Margot dice:

—Chase, ¿tú qué piensas de WesWes y Sierra?

De reojo y sin dejar de restregar el estropajo contra el plato, escucho como Chase responde:

—Wesley, ¿el vecino? —se inclina sobre Margot y me lanza una mirada picarona—. No sabía que te gustaba.

—Y no lo hace.

Wesley es más mayor que yo, tres años más, pero no es que no me guste por eso, creo que es porque es un chico de Universidad y simplemente sería raro.

—Pues creo que pegáis. Más de un vez lo hemos hablado, ¿a que sí, Margot?

Margot rápidamente agita cabeza secándose las manos con un trapo. Está claro que lo han hablado. Margot está deseando que me eche un novio para que deje de estar tanto tiempo en casa y que pueda aprovechar de él para que la lleve de compras.

—Deberíais quedar algún día.

—¿Vosotros no tenéis prisa? 

Margot y Chase intercambian miradas y cogen sus mochilas del suelo. Le doy a Chase mis llaves del coche para que me esperen allí, y en cuanto salen de casa, escribo a Taylor.

Salgo ya de casa. Margot y Chase tienen excursión.

Taylor no me contesta hasta que he terminado de vestirme y estoy saliendo de casa arreglándome la bufanda.

A mi me lleva JoJo. Le toca el coche a él esta semana.

Muchas veces ella y JoJo discuten por el coche. Cada semana lo conduce uno; tienen un horario pegado en la nevera para coordinarse.

Meto la mochila en el maletero con la de Margot y la Chase, y me monto en el coche. Los dos van atrás tan entretenidos hablándose en susurros, que me siento como una madre de la que no quieren que escuche sus cuchicheos amorosos.

A mitad de camino, Margot me grita:

—¡Llegaremos tarde, Sierra!

Lo sé, pero no puedo adelantar a todos los coches que tengo delante en el semáforo. A parte, estoy muy distraída y no quiero correr mucho.

—Tranquila, tranquila. Para tu desgracia todavía no han inventado el coche que se salte los semáforos volando. 

Me lanza una mirada matadora por el espejo retrovisor y se lanza en los asientos de brazos cruzados. A veces, dudo de su edad, parece tan niña en algunos momentos que papá ha llegado a pensar que tiene algún trauma por la marcha de mamá y Margot se ha estancado en esos momentos. Creo que Margot no sería Margot sin Chase. Sin él, posiblemente hasta papá y yo todavía estaríamos mal por mamá.

—Yo estoy convenciendo a mis padres para que me dejen sacarme el carné —comenta Chase, y a Margot se le ilumina la mirada—. Pero es difícil. Son unos tercos.

—Sierra tuvo que suplicarle a papá de rodillas para que la dejara. Pero mi hermana no es un problema al volante, solo parece una anciana tortuga.

Chase y Margot se ríen de mi conducción poco temeraria el resto del camino hasta que estamos aparcados cerca del autobús que los está esperando. Los tres nos bajamos y ellos sacan sus mochilas del maletero para irse con sus amigos.

Vale, genial. Tengo media hora hasta que empiecen las clases y necesito buscar un buen escondite de Noah y su vil chantaje.

Deambulo por el aparcamiento hasta que se empieza a llenar y el autobús de Margot se va. Taylor no tarda en encontrarme agazapada detrás de un árbol, alerta ante cualquier movimiento de cualquiera.

—No creo que Noah te aborde detrás de un árbol.

—No es que me aborde, es que me vea. Si Noah no me ve, yo hoy no he venido para él.

Taylor mordisquea la barrita de cereales que trae y se guarda el envoltorio en el bolsillo de su abrigo.

—Qué tontería, tú nunca faltas.

Sólo falto cuando es de necesidad, es decir: cuándo tengo fiebre y no me puedo ni levantar de la cama. Odio no venir a clase y no enterarme de nada al día siguiente. A demás de que cuando no vengo siempre pasa algo. Una vez falté porque tenía dentista, y Chloe se enfrentó a una de sus amigas lanzando la comida directa a su pelo.

—Bueno, y dejando a Noah y su chantaje de lado, ¿qué hiciste ayer por la tarde? Te llamé un par de veces y no me contestabas.

Metiéndonos entre la gente para llegar antes al edificio, contesto:

—Estuve haciendo unas cosas para papá —mentira.

—Ah.

Somos de las primeras en estar dentro del instituto, Chloe y Nora están entre las taquillas hablando con una chica. O eso parece. Chloe, Nora, Freya, Regina... son chicas que no hablan, sino que discuten. Para colmo, están enfrente de nuestras taquillas.

—¿Enserio vas a hacer las pruebas de animadora? —la está preguntando Chloe.

—No hay espacio en el equipo —dice Nora, con ese toque de superioridad que dan ganas de meterla un calcetín sudado en la boca—. No te presentes, no te cogerán.

—Las plazas están cogidas —sigue Chloe.

Taylor forma con los labios un <<Mentirosa>> y yo asiento. Todos los años las plazas quedan libres para que el equipo se renueve y puedan entrar otras personas, pero desde hace dos años son las mismas chicas.

—Las plazas están libres, como todos los años —responde la chica.

Abro mi taquilla y guardo algunos libros que no necesito ahora.

Ella tiene razón, pero contestar a Chloe es malo.

—Pues este no.

Cuando cierro la taquilla, ni Chloe ni Nora están allí, y la chica está mirándonos a Taylor y a mí. Duda un poco, pero se nos acerca.

—Hola.

Taylor y yo nos lanzamos miradas extrañadas.

—Hola. 

—¿Vosotras hacéis las pruebas de animadoras?

Margot quería hacerlas el año pasado, pero se enteró tarde de las pruebas. De todos modos no hubiera entrado.

—No, pero aún así no es justo lo que hacen —dice Taylor.

—Pero preséntate. Por hacerlo no pasa nada.

Oh, sí. No pasará nada. Yo me ocupo.

La chica nos sonríe y se tambalea sobre sus talones. Con la mano extendida, se presenta:

—Me llamo Laney —nos estrecha la mano—. Sois Sierra y Taylor, ¿no?

A lo mejor es una loca.

—Mmmm... sí.

—Oh, no os preocupéis. Soy de un curso inferior al vuestro y pues todos conocemos a los de duodécimo.

Taylor entabla una conversación con ella, pero yo juraría que acabo de ver a Noah entre los chicos del pasillo. No, no es que acabe de verlo, esque lo estoy viendo. Está apoyado al lado de la taquilla de su amigo y me está mirando. Me hace un gesto con la mano para que me acerque, y aunque quiera esconderme y correr en la otra dirección, voy hacia Noah. Giro la cabeza cuando estoy ya andando, Taylor tiene los ojos abiertos como si me preguntara <<¿Qué haces?>> Yo me encojo de hombros. Ni yo lo sé.

El que primero me habla es Paul Kemp, un amigo de Noah.

—Hola, Sierra —Paul cierra su taquilla y me choca la mano. No somos amigos íntimos ni nada de eso, pero me hizo de modelo en clase de dibujo durante dos semanas y nos conocemos un poco—. ¿Qué tal te va?

—Genial, ¿y a tí?

Sé que Noah nos está mirando con su cara de no saber que pasa. Suerte que no me importa.

Paul me sonríe.

—De maravilla. Me alegro por ti y por tu hermana, ¿Margot? La veo de vez en cuando por ahí con Chase.

Chase estuvo un curso entero de recoje-pelotas en baseball, y conoce un poco a Paul.

—Sí, son muy unidos —pegajosos va más.

Paul mira un momento a Noah y rápidamente se va, asegurándome que luego me verá por ahí.

Yo me giro a mirar a Noah.

—No sabía que conocías a Kemp.

—No mucho. ¿Puedes decirme de una vez que quieres? Acabaremos antes.

Noah se separa de las taquillas y se aferra la mochila al hombro empezando a caminar. ¿A dónde va ahora?

—¿Vienes o te vas a quedar ahí?

En cuanto le pillo el paso, siento la mirada quemadora de alguien en la espalda. SIn embargo no me giro para ver que chica está celosa. ¡Es Noah! Un capullo que sigue volviéndo locas a las de otros cursos.

—¿Entonces...?

Noah se ríe y hunde las manos en los bolsillos de su abrigo.

—Un momento. Aquí hay mucha gente.

No sé que se piensa, pero es primera hora. ¡Obviamente hay mucha gente!

—¿Qué esperabas, Noah? Es primera hora.

—Shhh.

Noah me guía por los pasillos, y cuando estamos cerca de los vestuarios, saca una llave y abre el de chicos. ¡Dios!

Gritando en un susurro, digo:

—¡No puedes hacer eso!

Noah me ignora y cierra la puerta metiéndome dentro.

Iugg. Aquí dentro huele a pies y sudor de chicos.

—El entrenador me dió la llave. Vengo aquí muchas veces antes de la primera hora para ver que no han robado nada y que está todo bien.

Que el entrenador Joshua confíe en Noah tanto como para darle la llave de los vestuarios masculinos, es normal. Noah tiene una familia en el equipo de lacrosse, y es de lo más entregado al juego.

—Vale, pues aquí no hay nadie. Adelante.

Noah abre una taquilla —la suya—. Tiene un par de fotos con el uniforme de lacrosse y el resto del equipo; hasta una con el entrenador Joshua. Saca su stick de jugar y lo menea.

—Talon Garey, del equipo de baloncesto, tiene una hermana de catorce años aquí, se llama Harper, y como es nueva no tiene amigos. Además, Garey se enrolló con Kim en una fiesta hace poco y no la llamado. Kim le ha dicho a su hermana pequeña que no deje que nadie se junte con Harper.

Kim es otro demonio reencarnado, y su hermana va por el mismo camino con solo catorce años.

—Y ¿quieres que yo lo solucione?

Noah vuelve a meter el stick en su taquilla.

—Sí.

No pensé que su chantaje fuera así. Más bien creía que quería cosas para él. Al parecer Noah Müller no ha sido comido por Noah Estúpido Müller.

—¿Y qué más? —Me siento en uno de los bancos de metal y me cobijo en mi bufanda de lana—. Dijiste que eran varias.

Noah sonríe y se cruza de brazos a mi lado. A estas alturas del partido yo ya estaría muerta de amor. Ahora solo quiero terminar e irme a mi clase.

—Sobre Kendall. Kendall Cass.

—¿El de lucha libre?

—Sí. Se inventó que me enrollé con Betty June, y es mentira. Betty tiene una obsesión que no me gusta para nada, ¡lo peor es que la tiene con con Cass! Ese imbécil me la ha echado encima.

Wow. Wow. WOW.

Eso nunca me lo hubiera imaginado.

—Vale, vale —me voy poniendo de pie, y me cuelgo la mochila al hombro—. Escribiré sobre eso en cuanto pueda. Me tengo que ir.

Noah me sigue hasta fuera de los vestuarios, y cierra con la llave.

—Quiero ayudarte a escribir sobre eso. 

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