Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

63

No soy capaz de dormir mucho, así que estoy despierta en el momento en el que Noah gira en la cama y pasa su brazo por encima de mi pecho dándome un abrazo.

Por eso estoy tan cansada cuando Noah me despierta a las ocho de la mañana.

—Buenos días —susurra.

No abro los ojos, pero sonrío como una lunática. ¡He dormido con Noah Müller! Y me ha estado abrazando como las parejas de películas.

—Buenos días.

Noah se sienta con las piernas estiradas en el colchón y bosteza. La espalda se le marca al estirarse, y ni yo misma me creo que esté pensando en abrazarlo y llenar de besos todos sus músculos. Cojo una honda respiración y me incorporo. Si fuera otra chica la que estuviera enamorada de Noah, estoy segura de que lo hubiera aprovechado y no tendría los nervios por los que yo paso. Todos los días con Noah deberían ser como anoche, yo quiero atreverme a poder besarle cuando quiera. Así que hago lo que otra chica enamorada de Noah haría: me siento en el colchón (primero me arreglo la camiseta) y después le doy un par de besos en la espalda hasta que tengo apoyada la mejilla en su hombro.

Permanecemos en silencio, uno muy cómodo y simple, hasta que llaman a la puerta y Taylor empieza a hablar:

—Ummm... ¿chicos? Paul me manda a deciros que debemos irnos. Y, ¿Noah? —Taylor alarga el brazo por la puerta con una sudadera colgando. Noah corre a cogerla—. Os esperamos abajo.

Yo soy la primera que se termina de arreglar, pero no me atrevo a bajar sin Noah. Si las personas nos vieron anoche subir juntos se han podido pensar miles de cosas, y no soportaría los rumores tan temprano.

Cuando salimos de la habitación hay una pareja que sale de otra, nos miramos entre los cuatro y ellos pasan a toda velocidad junto a Noah y a mí. Logro escuchar a la chica murmurar:

—Han pasado la noche juntos.

Noah me lanza una mirada como si esperara algo de mi parte. Pero no tengo nada que decir. <<Sí, Noah y yo pasamos la noche juntos, ¿y qué?>> Me siento con fuerza de decir eso a quién se me cruce, hasta que veo a Chloe con el pelo revuelto mirándome desde un lado del sofá en la planta baja. Susurra algo al oído de Regina y hacen un corro con tres chicas más. Eso me envía un escalofrío terrorífico a todo el cuerpo.

—Tus groupies me dan miedo a veces —le susurro a Noah.

—Pero tu eres mi groupie favorita —dice, descansando sus manos en mis hombros.

—Yo no soy groupie tuya, Noah.

Noah frunce el ceño y aprieta los labios. Parece que he herido su ego. Noah es demasiado orgulloso como para asumir que su novia no es como el resto que le siguen el culo. Aunque tal vez le siga un poco, pero Noah no necesita tener más ego.

Noah y yo nos encontramos con algunos de sus amigos en el jardín delantero. Saludo a Taylor y la pregunto si quiere venirse con nosotros y así quedarse ya en casa para desayunar y contarnos cosas, pero me lanza una mirada cómplice apuntando a Lucas. Sé que anoche algo pasó. Quiero contarla lo que pasó anoche y que ella me cuente de lo suyo. Pensé en mandarle un mensaje cuando Noah se quedó dormido, pero seguro que en cuanto salió del cuarto se fue a dormir a otra habitación y cayó rendida.

En el trayecto a casa Noah deja el volúmen de la radio super bajito y permanecemos en silencio casi todo el viaje. Me golpeo la frente contra la ventanilla cada vez que Noah pasa por un bache, pero estoy tan cansada que ni me quejo.

—¿Has dormido bien?

Me gustaría que concretara más. ¿Me lo pregunta por haber dormido juntos? O ¿Porqué hemos dormido poco?

—He dormido cómoda, pero pocas horas.

Noah luce de lo más satisfecho con mi respuesta.

Son las nueve y dos minutos cuando miro el reloj antes de bajar del coche de Noah; es demasiado pronto como para que haya alguien despierto en casa, sin embargo cuando empujo la puerta de la entrada, Margot y papá nos asaltan. Los dos felicitan a Noah y durante la felicitación de papá veo a Margot escabullirse a mi cuarto. Guardé allí los regalos.

—¿Os lo habéis pasado bien? —está preguntando papá.

—Sí.

—¿Cómo ha sido? Margot me enseñó algunas fotos —comenta—. No habréis ni dormido.

Noah me da un pequeño toque con su brazo en el mío y nos lanzamos unas miradas cómplices. Entonces papá le pone una mano en el hombro a Noah y le menea apretándole. La saliva se me atasca en la garganta y me alarmo.

—Sois ya mayores, pero espero que hayáis tenido cuidado —dice.

—Oh, Dios, ¡papá!

Noah me mira y enlaza sus dedos con los míos.

—No te preocupes, he vigilado a Sierra toda la noche.

Se me quita un peso de los hombros. Es todo un alivio que Noah no haya contestado a papá con el sentido en que papá lo preguntaba.

Margot baja trotando las escaleras con los regalos. Margot y papá se quedan con uno y yo con el otro.

—Esperamos que te guste —le dice Margot.

Noah lo abre con la alegría de un niño pequeño. Rasga el papel y lo tira al suelo sacando la chaqueta vaquera que le compramos. Me quedo a gusto sabiendo que hemos dado con su talla y que le gusta. Su sonrisa es sincera cuando da las gracias, no como la de Margot y la mía cuando vimos los jersey de Acción de Gracias.

—Me gusta mucho. No teníais por qué regalarme nada, pero gracias.

Luego le extiendo mi regalo. Sólo se ve envuelto una caja rectangular y larga. Es por qué metí el stick de lacrosse en la caja del árbol de Navidad que compramos hace años para el pasillo de arriba. Noah me mira extrañado cuando empieza a quitar el papel y ve un dibujo del árbol de Navidad. Sigue quitando papel y Margot lo apila en una torre. Cuando puede abrir la caja, Noah empieza a sacar el stick y ya se ve su nombre grabado a color oro en el palo blanco. Lo saca entero y la caja se cae al suelo.

—Joder —susurra.

Golpeo su brazo y miro a papá esperando que no le regañe por la palabrota. Nunca se ha oído ninguna en casa.

—¿Te gusta? —le pregunto.

Noah asiente con los labios apretados en una sonrisa. Lanza una mirada a mi familia, y solo asiente con la cabeza. Mira el stick de lacrosse seguro que con la misma mirada con la que él se mira al espejo todas las mañanas.

—Me encanta —asegura.

Se crea un silencio y Noah decide que es hora de irse. Al parecer tiene que ir a por Mary Anne al aeropuerto.

Le acompaño hasta el porche arrastrando los pies y dejo la puerta entrecerrada. Noah no suelta sus regalos. Juraría que está deseando llegar a casa para probar el stick y ponerse la chaqueta. Estoy dispuesta a darle un beso y un fuerte abrazo cuando veo de reojo a Wesley llegar corriendo por la calle. Todos los años, a la entrada de la primera, Wes sale a correr por el barrio muy temprano. Y me corto. No puedo besar a Noah y que Wes esté viéndonos. No solo es violento, sino irrespetuoso también.

De reojo sigo viendo a Wes estirar en el porche de su casa; él también nos mira de reojo. Yo no podría mirar a la persona de la que estoy enamorada con otra. Y si mirarnos es para hacerme sentir mal, lo está logrando. No quiero que Wes piense que le estoy restregando mi relación. Así que quiero que Noah se vaya ya y entrar corriendo en casa.

Cuando Wesley está sacando las llaves y no nos mira, agarro la cara de Noah y me pongo de puntillas a darle un beso. Luego dejo que Noah se marche y yo entro corriendo en casa.

—¿Ha pasado? —me pregunta Margot en un susurro.

—Solo dormimos juntos.

—Supongamos que es cierto...

—Lo es.

Margot se cruza de brazos siguiéndome escaleras arriba.

—Vale, solo dormir. Pero seguro que pasó algo.

Claro que pasó, pero es una bocazas y seguro que se le escapa durante la cena. Aun si la dijera que Noah solo me vió el sujetador, para ella sería una fiesta.

—No pasó nada, Margot —insisto.

De una zancada paso los últimos escalones y acelero el paso hasta mi habitación. Margot me sigue pero cierro la puerta antes de que entre. Golpea la puerta y entre risas, dice:

—¡Vamos! Yo te conté... lo mío.

—¡Adiós, Margot! —chillo. 

***

No es hasta el domingo que puedo hablar con Taylor. Por la noche, estamos en su habitación jugando un par de intensas partidas de Uno con unas cartas que Taylor ha sacado de la habitación de JoJo.

—Entonces... ¿Pasó?

—No. —Lanzo un combo de color y seguido dos cartas rojas—. Te toca. Solo nos besamos.

Taylor se quita casi cinco cartas de su abanico y me mira.

—Te toca a ti. ¿Crees que hubiera pasado si no llego a entrar?

—Sí. —Antes de que comente nada añado—: Pero cuéntame. ¿Lucas y tú?

Taylor se vuelve roja y da toques al montón de cartas desperdigadas por su cama.

—Te toca, roba si no tienes —me dice—. Y no, no hay nada con Lucas. Es un buen chico y muy agradable, pero creo que le sigues gustando. A veces te mira sin que lo notes.

—¡Oh, vamos! Han pasado años, Taylor. hacéis buena pareja, ¿sabes? El otro día Noah también lo comentó. Y Paul. Dicen que Lucas habla de tí.

Taylor me examina con la mirada como si fuera un detector de mentiras. Pero no lo hago. El otro día, pasando por delante del vestuario de chicos, escuché a Lucas a hablar con Paul sobre qué estaba pensando en invitar a Taylor al baile.

—¿De verdad?

Asiento.

—De verdad. A lo mejor hasta te invita al baile.

—No creo que tanto...

La puerta de la habitación se entreabre y JoJo entra como un tornado hasta que se tira entre nosotras aplastando el juego. Nos apunta con la cámara de que le regalaron por Navidad, y grita:

—¡Sonreír!

—Nos has estropeado el juego, idiota —le dice Taylor.

JoJo se encoge de hombros y me apunta con la cámara.

—De todas formas eran mis cartas. Sierra, di unas palabras a tu futura yo. Voy a grabar algunas cosas y cuando seamos mayores las veremos. Recordaréis lo guapo que soy para toda la vida.

Dejo caer mis cartas en su tripa y Taylor las suyas en la cara de JoJo.

—Estamos hablando del baile. Necesitamos unos vestidos —digo.

JoJo se levanta de un salto de la cama como si hablar del baile le escociese.

—Temas de chicas, paso. —Está saliendo del cuarto cuando nos apunta con la cámara y nos pide que nos despidamos agitando la mano—. Ahora iré a gastarle una broma a nuestros padres.

Nada más salir, Taylor dice:

—Dejemos de jugar. Vamos a ver vestidos por internet.

—Margot me dijo que quería ayudarnos a elegirlos. Además, tengo que irme a casa que ya es tarde y papá me matará si no estoy antes de las once.

Recogemos las cartas y las guardamos en su caja. Taylor y yo no dejamos de hablar de vestidos que podrían quedarnos bien mientras bajamos las escaleras y me acompaña al coche. Cuando salimos de su casa me despido de su madre y su padrastro. JoJo me grita desde su ventana cuando estoy subiendo en el coche. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro