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50

Me despierto feliz porque hace buen día. Creo que soy un camaleón, pero yo cambio según el clima. Hay un pájaro en la rama del árbol que hay cerca de mi ventana y no deja de cantar.

Mientras papá y Margot se terminan de despertar, preparo el desayuno y pongo unas pocas galletas de más en el plato de Margot. No debí gritarle anoche, todavía me siento un poco mal. Primero baja papá y enciende la radio. Minutos después baja Margot abrochándose los últimos botones de la camisa que lleva. Parece más mayor de lo que es. Margot me mira de reojo mientras se sienta y mordisquea su primera galleta.

—Pareces una chica madura —me dice Margot con un deje de gracia, y no sé si es una broma para que me ría o que está enfadada conmigo.

De todos modos respondo:

—Gracias.

Llevo una falda de tela gruesa gris a cuadros blancos y granates, y un jersey blanco que me queda un poco grande. Me lo he metido por dentro de la falda, y la verdad es que sí que parezco más mayor, como si trabajara en una oficina, pero en el buen sentido. Además me he puesto unas medias para combatir el frío, aunque hoy no hace tanto.

—Tú también pareces más madura —digo troceando mi galleta.

Margot agita la cabeza y murmura un agradecimiento. Chase parece mayor de lo que es porque es algo alto, y Margot siempre intenta emparejarse con él en ese tema.

Dejo mi plato en el fregadero y preparo en una bolsa de papel un par de galletas más para Taylor y para mi, para comérnoslas a escondidas en la biblioteca mientras estudiamos. Miro la bolsa, hay cuatro galletas y sobra una en el paquete; la meto también en la bolsa por si hoy Lucas se sienta con nosotras.

—Me voy ya, la madre de Chase está fuera —comenta Margot saltando de la silla.

Yo también agarro mi mochila y me la cuelgo colocándome el pelo que me he rizado un poco.

—Yo también me voy ya.

—Que tengáis un buen día —canturrea papá terminándose el café. Adelanta la mejilla y espera a que Margot le de un beso. Yo hago lo mismo segundos después.

Camino a la salida y veo que Margot ha ralentizado su paso para que la coja. Estoy bajando los escalones del porche cuando Margot me salta a la espalda rodeándome con sus brazos. Me aprieta tan fuerte hasta me levanta y se me escapa un chillido de sorpresa.

—Siento lo de anoche, Sierra —murmura en mi oído sin soltarme.

—No debí gritarte de todas formas. —La alejo un poco de mi y me reajusto la mochila—. Sé que eres muy pesada a veces y ya debería saber cómo te manejas.

Margot y yo nos sonreímos antes de que ella corra hasta los asientos traseros del coche de la madre de Chase. Todos dentro del coche me despiden cuando arranca.

Yo me paso el camino entero al instituto recitando mi discurso para literatura, aun cuando llego lo voy susurrando por los pasillos hasta mi taquilla donde me reuno con Taylor.

—Se me está olvidando el ensayo —comenta Taylor—. ¿Que tal te va a tí?

Saco mi cuaderno y unas pocas hojas de apuntes que releo.

—Más o menos. Creo que me lo sé. —Cierro la taquilla y me aferro a mis apuntes empezando a andar con Taylor por el pasillo.

Voy tan ensimismada en lo que tengo que estudiar que no veo a Chloe deslizarse por el pasillo con Regina a su lado. Para mi suerte, es como si no me vieran y pasan de largo riéndose con el móvil.

Pasamos cerca de los vestuarios y me centro más en mis apuntes que en mirar por donde voy. Noah está con los del equipo entrando en el vestuario de chicos y le noto mirándome de reojo. Subo la cabeza, es un simple momento y perfectamente él ya podría haber entrado o dejado de mirarme, pero lo sigue haciendo con la mano aferrando el pomo de la puerta. Uno de los chicos del equipo golpea a Noah con el stick de lacrosse, y me sale una risilla.

***

Durante el descanso, Taylor y yo estudiamos en la biblioteca como hacemos últimamente. Esparcimos apuntes, libros y rotuladores de colores por toda la mesa y por debajo de ella nos vamos comiendo las galletas tapándonos la boca con los apuntes para que no se nos vea. Cuando me termino mi primera galleta siento unos toques en el hombro. Taylor y yo intercambiamos miradas y sonríe de lado tapándose con los apuntes de literatura. Al girarme me topo con la cara de Noah en un primer plano muy apuesto.

—¿Podemos hablar?

Le doy una mirada fugaz a Taylor.

—Claro. Habla.

—Ummm... a solas.

Siento que hablar con Noah a solas puede ser un total suicidio, pero sonríe y se me nublan totalmente los pensamientos. Taylor me mira con los ojos abiertos y menea la cabeza como si me dijera: <<Ve>>. Dejo mi hoja con apuntes sobre la mesa y me deslizo en la silla con todo el cuidado del mundo para que no se me vea nada.

Camino a la par que Noah hacía el fondo de la biblioteca, hay unos cuantos alumnos buscando libros en las estanterías, pero yo casi prefiero que haya gente y no que estemos solos.

Veo de reojo como Noah duda un par de segundos entre si ponerme la mano en la espalda o metérsela en el bolsillo. Al final finge estar arrascándose el brazo.

En voz baja ydivertida, Noah dice:

—Te propongo un trato.

¿Pero esto no lo he vivido yo ya? Creo que estoy teniendo un déjà vu.

—¿Intentas empezar una conversación reviviendo un momento que ya hemos tenido?

Noah se ríe y se rasca la nuca. Es algo molesto sentir que Noah, haga lo que haga, siempre podrá mantener una conversación.

—Me parece original —dice encogiéndose de hombros.

—Sí, bueno... ¿Qué querías?

Me reprendo al momento por ser tan brusca. Después me reprendo por pensar más en los sentimientos de Noah que en los míos.

—Estás guapísima hoy. Te queda muy bien la falda —dice.

Me miro y me siento bien conmigo misma.

—Gracias.

Aunque yo quisiera hacerle un halago, Noah siempre está guapo. Con los pantalones de chándal y la sudadera del equipo Noah siempre va bien.

Estamos unos segundos en silencio. El pasillo que hacen las estanterías se vacía y Noah parece más relajado. Después de todo no ha quitado la sonrisa que le decora. Parece decidido y seguro.

—Necesito que me ayudes con algo.

—¿Por qué yo?

—Necesito que uses el blog.

Se me contrae el corazón como si me hubieran dado una patada. ¿En serio esperaba una disculpa o algo más? ¡Qué tonta soy!

—Ah... vale —musito. Intento rodearle y salir de la situación, pero Noah se interpone.

Suplicarle ahora que se quite sería lo último para que perdiera mi dignidad. Noah debe ver mi cara de angustia porque me deja pasarle por el lado y su mano roza por la mía. No la quiero apartar porque se siente de maravilla.

—No besé a Chloe la primera vez que me puse celoso, Sierra. Solo fue el día de la feria, te lo juro.

Freno en seco como si me hubiera lanzado una onda para dejarme paralizada. ¿Eso son disculpas? <<Vamos Noah, sé que puedes hacerlo mejor>>

—Da igual, Noah.

Lo escucho suspirar con fuerza, y me agarra la muñeca. Agradezco que no me haga girarme y verle los ojos de cachorro que seguro que está poniendo. <<Dios, Noah, hazme las cosas fáciles>> Y ahora me pregunto que qué es lo que quiero. ¿Que me deje en paz? ¿Volver juntos?

—No da igual. Las vacaciones de primavera son ya y no quiero que estés enfadada conmigo si no vamos a vernos.

Cojo una profunda respiración y me atrevo a girarme pero no a mirarle a la cara. Tiene unas bonitas zapatillas.

—No estoy enfadada. Estoy dolida, Noah. Que te besaras con Chloe porque estabas celoso me dolió porque no solo pienso que no confiabas en mí, además sentí que no te interesaba.

Sigo hablando en voz baja, pero estoy entre furiosa, dolida, y agobiada.

—Confío en ti, Sierra. —Noah baja su mano por mi muñeca hasta apretar mi mano. Creo que me está sudando, ¿y si le da asco?

—Noah... —Intento sacar mi mano de la suya, pero me la aprieta con más fuerza.

—Tenías razón antes cuando me llamabas estúpido, pero de verdad que me gustas, Sierra. Y me importas, y confío en tí.

—Deberías hacerlo notar más.

Es extraño hablar con Noah de una relación en presente cuando no es así.

—¿Puedo ir a tu casa en vacaciones?

Suelto un lento suspiro. Esto no puede ser sano para mi mente.

Noah suelta mi mano y se hunde en su sudadera. Si meto ahora a Noah en casa después de haber gritado a Margot por hablarme de él, sería una tonta. Pero, ¿y si quiere arreglarlo? Porque eso es lo que parece, ¿no?

—Ummm... Tal vez puedas pasarte alguna tarde. Papá les da las vacaciones a sus trabajadores y suelo ir a ayudarle al taller.

Noah añade rápidamente:

—Puedo ir a ayudaros.

De repente las estanterías se empiezan a juntar y quiero correr fuera aquí. Doy un salto ágil hacia atrás cuando Noah intenta tocarme otra vez. La cara le da un vuelco y me siento de lo más mal. Antes de girarme y correr hacia Taylor, doy un paso cerca de Noah y me pongo de puntillas para darle un beso en mi mejilla.

—Te mandaré un mensaje para que vengas a casa.

***

En clase de literatura se me olvida mi discurso por completo. Estoy tan aturdida por lo que ha pasado con Noah que me trabo con todas las palabras y repito las partes una tras otra.

Intentar ignorar a Noah es imposible. Más aún si estás enamorada de él. ¿Se supone que debo sentir como mi corazón se alegra cada vez que Noah me mira? ¿No debería odiarle un poco por romperme justo eso, el corazón?

No olvidéis seguirme para estar al tanto de todos los comunicados y preguntas que os doy. 

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