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42

La extraña y adorable confesión de Noah me ha hecho dormir fatal. ¿Estar celoso implica que le gusto tanto como para que le importe tanto? O, ¿es algo que pasa automáticamente cuando se tiene pareja?

Lo peor de toda la noche ha sido dejarme la ventana entreabierta y ahora, ir estornudando por los pasillos del instituto.

—Creo que deberíamos llevarnos los abrigos a clase —me dice Taylor de camino a los vestuarios.

—No creo que al profesor Brannon le guste.

Los vestuarios ya casi están vacíos. Sólo queda Regina atándose los cordones de la deportivas. Nos da una rápida mirada cuando pasamos delante de ella, y me apresuro a hacerlo. Nunca sé si podría hacerme la zancadilla o morderme la pierna como un perro.

Hoy hace tanto frío que llevo las mallas de deporte debajo de los pantalones anchos que he cogido del fondo del armario, de esa parte de cosas feas que solo uso cuando me siento mal.

En lo que Taylor y yo nos recogemos el pelo, Regina pasa detrás de nosotras y nos mira.

—Oye, Sierra, Chloe sólo está celosa, pero se la pasará.

Yo eso ya lo sé, pero ¿Chloe tiene celos porque quiere a Noah? O, ¿porque es popular y la reputación que eso puede darle?

Espero ansiosa el final de la clase y poder irme a casa, así que cuando el profesor Brannon nos dice que la clase se ha terminado, Taylor y yo ni siquiera nos cambiamos y corremos hasta el coche.

Hoy Margot se viene con nosotras, después de la primera clase me ha mandado un mensaje y decía: Chase no ha venido. Después se me ha acercado y me ha informado de que además, tenemos que llevar a Tessa a su casa.

Tampoco he visto a Noah, o él no me ha visto a mí. Le he pillado en el descanso cerca de los baños hablando con Freya, y el resentimiento sigue en mí desde entonces. No sé si lo ha hecho a posta para que me sienta como él anoche cuando le hablé de Wes, si lo ha hecho como venganza, o si simplemente estaban intercambiando deberes y no me ha visto. Pero yo sí he sentido celos porque Noah me gusta lo suficiente como para temer que ahora se vaya. Margot no es la única que se acostumbra a la gente.

Diez minutos después, Margot y Tessa se acercan y Noah viene hablando entre medio de ellas abrazándolas por los hombros. Supongo que con solo ese gesto, ahora, adoran más a Noah.

Espero con ansias que lleguen al coche, y Noah da unos golpecitos en la ventanilla. Al bajarla, me da un beso en la mejilla y después saluda a Taylor de copiloto.

—¿Crees que pueda pasarme esta tarde por tu casa? En mi casa no me puedo concentrar y no me vendría mal que me ayudases con unas cosas.

Estoy algo resentida, pero la sonrisa de que me da después, me hace decirle:

—A las seis estará bien.

Noah me sonríe un segundo antes de levantar sus dos dedos pulgares y extender una bonita sonrisa en sus labios. Parece falso, parece hecho a medida para esos anuncios de cartón a tamaño real de un chico guapo para anunciar la nueva bebida energética. Todo el mundo se haría una foto con él. Creo que hasta si en otra vida te has enfadado con Noah, le perdonarías sin dudarlo.

Le veo correr hacia Gabriel cerca su coche, lleva unos pantalones de chándal muy bonitos.

—¿Le estás mirando el culo, Sierra?

Giro la cabeza a Taylor. Nunca le he mirado el culo a Noah... no hasta ahora.

Agito la cabeza negando, aunque sé que no me cree.

***

A las seis, me encuentro esperando a Noah mientras pruebo la cafetera. Desafortunadamente creo que deberemos hacerle un bonito funeral.

Papá me mira desde la mesa con una taza humeante de café hecho a mano.

—¿Nada?

Un chorro de agua hirviendo cae en mi taza, solo es agua y una gota de café.

—No.

El timbre suena y Margot corre por el pasillo deslizándose en sus calcetines. Seguro que es Noah, ya le han puesto un proyecto de biología y no tiene ni idea de por dónde empezar.

—Oh, hola, Noah —canturrea Margot, estoy segura de que le está ayudando con la mochila para que se quite el abrigo—. Sierra está en la cocina con papá.

Le doy un par de golpes a la cafetera, y termina de hacer el supuesto café. Ni siquiera sé si el color es normal. Parece un poco de agua de charca estancada.

Veo a Noah deslizarse dentro de la cocina, y salto encima de él cogiéndo uno de los cuatro vasos de cafés que trae.

—Margot me dijo que se os había roto la cafetera y me ha parecido que íbamos a necesitar cafeína para estudiar —dice.

—Oh Dios, muchas gracias. Llevo peleando con la cafetera desde que papá la ha traído.

Papá se ríe, y aunque su café esté por la mitad, coge uno de los que trae Noah del Starbucks. Obviamente va a saber mejor que el que le he preparado yo; creo que me he pasado con el azúcar y le sabe muy dulce.

Durante toda la tarde tengo el extraño sentimiento de que Noah no necesita tanto mi ayuda, me pide que le explique un par de cosas, y está extremadamente atento y cariñoso. He sacado también mis deberes de matemáticas y de filosofía, y Noah me ha ayudado más de lo que le he ayudado a él.

Estamos tirados en mi cama, tumbados con los pies apoyados en el cabecero, aunque como Noah es más alto, sus pies tocan la pared. Tenemos papeles y papeles a nuestro alrededor; parte son míos de mis ejercicios, los otros son los apuntes de Noah para hacer su trabajo.

Estoy concentrada por unos minutos en mis deberes y Noah en su ordenador haciendo su PowerPoint. No tengo muy claro si debo sumar todas ecuaciones o qué. Las matemáticas no son el fuerte de nadie en la familia, pero a mí se me dan mejor que a Margot o papá, sin embargo, sigo siendo pésima. la trigonometría me ha pillado entera este trimestre. Tengo el cuaderno lleno de borrones de lápiz, no tengo muy claro cual de todas las soluciones que he escrito debería ser la correcta.

Noah se mueve y pasa uno de sus brazos por mi cintura para mirar mi archivador tirado delante de mí. Su dedo apunta la operación más borrosa, es la que he repetido más veces.

—Esta es la correcta.

La repaso con el bolígrafo a conciencia, sin salirme de las líneas que ya hay a lápiz.

Noah me aprieta, y siento como deja un fuerte beso en mi cabeza. Esto es extraño. No extraño malo, me gustan las cosquillas en mi estómago, pero nunca es así.

—Estás demasiado... —carraspeo y paso un par de hojas para irme a filosofía.

—Demasiado... ¿Qué?

—Cariñoso.

—Pensaba que eso os gustaba a las chicas.

—Y nos gusta, me parece adorable que seas así, pero sé de sobra que especialmente tú, no eres tan amoroso. Y siento que lo estás haciendo porque crees que estoy enfadada o por algo de eso.

—¿Por qué debería pensar que estás enfadada? En todo caso sería para disculparme por haberme puesto celoso. Entiendo la relación que mantienes con Wesley.

Decido que es mejor que no conteste a su pregunta. Sería muy notable que le echara en cara que le he visto con Freya. Seguro que hablaban de algo de las animadoras suplentes y el equipo, o sobre alguna clase que comparten.

—No fue nada, Noah...

Noah me mira con las cejas elevadas y una sonrisita.

—¿A qué no sabes qué?

—Mmm... no. ¿Qué?

—Ross se va a mudar. El camión de la mudanza está delante de mi casa.

—¿Ross? ¿Lucas?

Nah agita la cabeza de arriba a bajo. Está centrado de nuevo en su presentación, pero receptor a cualquier cosa que parece que salga de mí. Le veo buscar fotos en Google sobre unas células, y las pega en su trabajo.

—Sí. Nunca hemos dejado de hablar. Comentó muy por encima que sus padres se habían divorciado y que se querían venir su madre y él a Estados Unidos. Lo está pasando mal por el divorcio y me pareció bien ayudarle con la casa que se vendía delante de la mía.

No puedo esconderme la sonrisa de la cara. Yo hablé con Lucas dos meses más cuando se marchó a Inglaterra y perdimos el contacto, pero podrías hablar años y años con Noah que siempre tendría de qué hablarte. Y Lucas era una cotorra, hablaba por los codos, y me gustaba hablar con él y que no hubiera casi silencios. Era lo que más me gustaba de Lucas.

—¿Enserio? —pregunto, pero por la sonrisa orgullosa de Noah sé que lo es. Ha hecho su buena acción del mes—. ¿Cuando se mudará?

—No lo sé. De momento están amueblando la casa. Ayer vi la televisión más grande que he visto entrar a su casa.

¿Será una pantalla de cine? ¡La televisión que hay en casa de Noah es enorme! Creo que hasta se ve en 3D.

—Qué bien —finalizo.

Al rato, Noah añade:

—Aunque creo que ha vuelto a verte a tí. La chica más guapa de Nebraska.

Inflo mis mejillas teñidas en un embarazoso tono carmesí, y me hundo en mi pelo.

—Eso, lo dices porque soy tu novia.

Noah me aparta el pelo de la cara y hace una pedorreta en mi mejilla. Es divertido y pegajoso.

—En realidad, siempre has sido muy guapa.

Decido dejar la conversación de lado. Noah siempre sabrá cómo evadir mis comentarios y ponérselos a su favor. Y aunque quiero decirle que sé que eso no es lo que él pensaba, cierro la boca. Para Noah, siempre he sabido que la chica más guapa era Freya. Cuando éramos más pequeños siempre la miraba incluso antes de que salieran, tal vez era un poco tonta, debería haber dejado de lado a Noah en el momento en que Freya también se fijó en él.

En mitad de nuestra tarde de deberes y charlas, Taylor me envía un mensaje con una foto adjunta: un camión de mudanza frente la casa de Noah, y Lucas está ahí agitando la mano. Seguro que ha pillado a Taylor haciéndole la foto. Hace dos años que no veo a Lucas, pero recuerdo que era de ese tipo de chico guapo que llama demasiado la atención; me atrevería a decir más que Noah. Lucas tiene el pelo más negro que nunca he visto, y los ojos más claros del mundo entero.

Golpeo a Noah en las costillas con el codo, y suelta un quejido falso.

—¿Qué pasa? —me pregunta y vuelve a acercarse demasiado, casi estando encima de mí.

—Lucas está aquí.—Le enseño la foto, y Noah sonríe.

No dice nada, y seguimos como si nada con nuestros deberes. Veamos cómo se da el día mañana cuando veamos a Lucas recogiendo los papeles de su cambio. Ni siquiera sé si se acuerda de mí. ¿Cómo estará después del divorcio de sus padres? Vagamente, Lucas me había contado que la relación con su padre era un asco, que pasaba poco tiempo con él y que a penas había cenado con él desde hacía años. No entiendo del todo lo que se siente con padres divorciados, él por lo menos puede ver a su padre sin saber que va a ponerse a llorar.

—¿Vas a ponerte celoso ahora por Lucas? —bromeo.

Noah me pone una mueca, pero rápidamente se recompone. A lo mejor espera que no haya pillado su duda.

—No —niega—. Estás taaaan coladita por mí que estoy seguro de que no puede pasar nada.

¡Noah Egocéntrico Müller está aquí!

—Demasiado ego para una sola persona. 

A la media hora de estar bromeando y no haber terminado nuestros deberes, Margot entra en la habitación con un cuenco de palomitas y unos refrescos. Nos ve tan apegados, que casi suelta las cosas y sale corriendo de mi cuarto.

Noah tampoco tarda mucho más en irse, su madre le necesita para que la recoja el centro comercial. Le acompaño hasta la puerta, no deja de insistirme en que su madre está de lo más feliz porque voy a ir a cenar a su casa y quiere hacer la cena más rica de todo el mundo.

Estoy encogida en mi sudadera, más cuando abre la puerta y estornudo. Antes de irse, Noah se asegura de que no hay nadie mirándonos, y me besa durante un rato. Es algo cómodo a pesar de que no había besado a nadie antes de Noah. <<A Wes>> Pero se sintió igual. Le sigo con la mirada hasta que se monta en su coche y me despide con la mano y una gran sonrisa.

Entrando de vuelta en casa, veo a Wesley tirando la basura en los contenedores y se me estremece el cuerpo entero. ¿Nos habrá visto? ¡Pues claro! Me está mirando fijamente, y mi lado vengativo se aplaude. Yo me sentí fatal cuando le vi con Sally delante de mi casa, besándose también.  

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