39
Le pido a Noah que nos quedemos un par de minutos fuera. Necesito pensar un estrategia para escabullirme de malos ratos. Si por lo menos Taylor me dijera si ya está aquí, me sentiría mejor.
—¿Ya? —me pregunta Noah.
Me paso las manos por el vestido. Creo que he visto a una chica que también lo llevaba.
—Un poco más.
—Sierra, te vas a morir de frío si seguimos aquí. —Noah no ha parado de frotarme los brazos para darme calor, y finalmente desliza sus dedos por mis brazos agarrándome las dos manos—. Vamos. No te preocupes.
—Pero no me dejes sola. Por lo menos hasta que encuentre a Taylor.
No tengo ni que dar un paso dentro de la casa de Flynn, para caer en cuenta de que estoy entrando en mi primera fiesta con Noah Müller. Y me siento algo orgullosa, y tal vez egocéntrica. ¡Estoy con Noah Müller! Está aquí conmigo.
Miro directamente a los sofás de cuero negro que hay en mitad del gran salón de la casa. La mitad de las animadoras del que ahora es el equipo suplente, están sentadas a lo largo de uno de los sofás bebiendo de vasos de plástico. Chloe es la primera que me mira. Arquea las cejas y le susurra algo en el oído a Regina. Entonces, se ríen.
<<¿Dónde estás, Taylor?>>
Noah se inclina sobre mi cuello y sé que está medio gritando cuando me dice:
—Vamos a la cocina.
Me agrada la distribución de la casa, por lo menos no tengo que pasar cerca de las animadoras. La cocina sigue siendo algo grande, y hay cinco bidones de cerveza apilados en una esquina. Sobre la isla está Flynn, de pie, girando la bombilla tintineante de la lámpara. Noah nos hace un hueco y se estira para golpear el pie de Flynn.
—Buena fiesta, Fletcher.
Flynn nos mira y se sienta en la isla con las piernas colgando.
—Lo sé. ¿Así que al final estás juntos?
Noah suena orgulloso cuando responde:
—Sí.
Se me infla el pecho y giro la cabeza a la nevera. Espero que Flynn rellene su nevera vacía después de esta noche.
—¡Sierra! ¡Hey!
Noah me empuja un poco entre las personas, y veo el pelo negro de Taylor enredado en un moño. Paul está a unos pasos de ella, y le estrecha la mano a Noah dándole unas palmadas fraternales en la espalda. Taylor me abraza con fuerza.
—Feliz año.
—Igualmente. Te he puesto un mensaje y no me has contestado.
Taylor se pasa las manos por el pantalón de cuero.
—No he mirado el móvil todavía. Paul ha pasado a por mí antes de lo que creía. La abuela casi le hace pasar a casa. ¿Te lo imaginas? Qué vergüenza.
Hay tantas personas en sólo los metros cuadrados de la cocina, que querer tener espacio personal ahora mismo me parece imposible. Paul me pellizca el brazo y me abraza felicitándome el año también. Él y Noah se ofrecen a traernos bebidas, y cuando vuelven, nos dan dos vasos de plástico con algo.
—¿Qué es?
Noah se inclina y mira lo que tengo en la mano.
—Refresco. No creía que te gustase la cerveza.
Asiento con la cabeza.
Un par de chicos de lacrosse se nos acercan, y entretienen a Noah. Taylor engancha su brazo con el mío y empezamos a andar.
Cruzar solas el salón es como cruzar un campo de minas. Puede pasar cualquier cosa cuando pasamos detrás del sofá y Nora nos mira sobre el respaldo.
—Eeeh, Bomer —me dice, sin embargo no dejo de andar—. ¿Has visto lo que han escrito en "El rincón de Millard"? Yo de verdad creo que Noah...
—Nora, cierra la boca —espeta Freya.
Es sorprendente, pero es lo menos que Freya podría hacer por mí después de todo. Taylor me lanza una mirada y sus labios se mueven: <<¿Qué ha sido eso?>>
Me encojo de hombros. Desearía no haber venido. Sólo por ese comentario de Nora sé que ha sido mala idea. Estoy segura de que se han pasado todo el rato cuchicheando sobre Noah y sobre mí, y sobre que Chloe es lo mejor para él. Estoy segura.
Taylor y yo giramos detrás de las escaleras y nos sentamos en un pequeño banco empotrado. De reojo, veo las extensiones rubias de Freya deslizarse cerca de dónde estamos, y antes de que me pueda levantar, ella ya está delante de nosotras meneando su vaso de plástico en círculos. Está muy guapa. Freya siempre se viste bien para cualquier ocasión. Cuando éramos amigas e iba a dormir a su casa, dormía con pijamas mucho más bonitos que los míos. Yo consideraba a la madre de Freya como la única referencia femenina que tenía en aquel momento.
—Ignoralas. Son unas envidiosas —dice.
Tuerzo los labios en una mueca. Ella era una envidiosa también. Por eso se inventó mis piojos falsos ¿no? Es más, ¿porqué estoy aquí con ella delante?
—No importa.
Taylor mira a su lado y da pequeños sorbos de su vaso.
—Sé que no te interesa mi vida, y que no tengo que darte explicaciones, pero he conocido a un chico. No me gustaría que alguien interfiriera en nuestra relación, así que supongo que sé lo sientes cuando te dicen esas cosas de Noah.
—No importa —repito.
—Sólo para que lo sepas, hablaré con ellas. Te lo debo por haber sido tan... diabólica contigo.
Sigo asintiendo con la cabeza. He vivido tantos años así, que ya ni me importaban las malas miradas ni nada de ellas. Pero es un suspiro de alivio que se esté disculpando.
Me pongo de pie, y tiro del brazo de Taylor por el camino. Quiero beber refresco hasta que me empache.
Taylor se pega a mí, y con asombro, dice:
—Qué surrealista.
—¿A que sí?
A tres pasos de girar en las escaleras, Freya me vuelve a llamar.
—¡Estar enamorada te hace hacer cosas, Sierra!
Taylor me guía hasta donde antes estaban Paul y Noah. Ahora no están ahí.
Miro de refilón el lado de las escaleras. Freya sigue estando ahí, pero el chico del que está enamorada está con ella y se abrazan mucho. A mí Noah no me abraza así y no me besa la frente repetidas veces. Aunque a mi Noah tampoco me toca el culo. A lo mejor es porque no estamos enamorados.
—Paul está ahí con Gabriel.
Están junto a una planta, hablando; Paul les sonríe a un par de chicas y Gabriel aprovecha para volcar la cerveza en la planta. Taylor sigue andando, y yo quiero más refresco, así que nos separamos y la digo que la encuentro junto a planta.
Me estoy sirviendo un vaso de Coca-Cola y veo a Noah hablando con Chloe pegados al marco de la entrada de la cocina. Chloe se está ajustando la coleta y algunos mechones de forma coqueta, y Noah parece que la insiste hablando de forma más brusca. Entonces, Chloe estira la mano para tocarle el bicep sobre la americana, y Noah la aparta con cuidado. A mí, se me derrama un poco de líquido en la mano.
A veces me gustaría tener la seguridad de Margot; para acercarme a ellos y apartar a Noah de Chloe. Pese a que me gustaría hacerlo, a los tres pasos de llegar a ellos, freno en seco. ¿No pareceré muy celosa? Me doy la vuelta, pero es demasiado tarde. Noah ya me ha visto y camina hacía mi.
Me pasa un brazo por los hombros y mira mi vaso.
—¿Coca-Cola? ¿Me das?
—¿Y tu vaso?
—Por ahí tirado.
—¿De qué hablabas con Chloe? —por muy indiferente que intento sonar, sé que suelto veneno por cada palabra.
Noah se ríe y me da un beso en la cabeza.
—De cosas. Necesitaba... distancia.
—¿Distancia o que dejase de molestarte?
—Ambas.
Noah y yo salimos de la cocina, le digo dónde he quedado con Taylor, pero Flynn nos intercepta con un ramo de llaves en la mano. Son tantas que seguro que se tira media hora para saber cual es la que busca.
—¿Os váis a quedar a dormir?
Noah me lanza una mirada fugaz antes de negarse con una encantadora sonrisa.
¿Noah habrá dormido alguna vez con alguna chica?
Le miro de reojo mientras caminamos hacia Taylor. Tiene cara de que sí... o no, pero es lo suficientemente guapo como para haberlo hecho ¿Con qué chica ha dormido? ¿Con la misma con la que ha tenido esas experiencias sexuales? ¿Noah y yo vamos a dormir juntos alguna vez?
***
Más tarde, de camino a casa, son las cuatro y media y Noah dice:
—Leí lo que escribiste en el blog.
Le miro mientras me desabrocho las botas.
—¿Pasa algo?
—No me gusta que pienses que eres menos que yo. —Para ser el egocéntrico y el seguro de esta relación, Noah suena afligido y preocupado—. Y te expliqué lo de Chloe.
—Me dijiste que escribiera como lo haría si salieras con otra chica, Noah.
Noah abre la boca repetidas veces y finalmente dice:
—Touché. Pero para demostrarte que lo que dice el blog es falso, seremos los Reyes del baile.
Que Noah diga eso me ilusiona demasiado. Noah cree y confía en que seguiremos juntos para el baile. Yo estoy tan ilusionada que espero que también sigamos juntos.
De repente, si venir a cuento, Noah dice:
—¿Qué es lo que te gustaba de mi antes?
Entonces sonríe, con una sonrisa sincera y preciosa, y podría decirle que eso me gustaba de él. Y me sigue gustando.
—Que eras tú. Y hacías que todo el mundo se sintiera especial por un simple segundo.
La sonrisa de Noah desaparece y me procura un leve sentimiento de remordimiento porque noto como he herido sus sentimientos. No quería que sonara así.
Intento arreglarlo.
—Cómo lo haces ahora.
Noah se mueve en el asiento y la sonrisa le vuelve a la cara, una sonrisa arrogante y egocéntrica. Extrañamente también me gusta que sonría así, por lo menos la confianza en sí mismo no se le va a ir nunca.
—Tú también haces sentir especial a la gente —dice—. No directamente, pero lo que escribes ayuda a muchos. Cuando supe que eras tú... wow... realmente me sorprendí. Tuve que haber salido contigo y no con Freya.
A mí eso sí me hiere los sentimientos. ¿Qué novia quiere escuchar eso? Más si sé que Noah estaba coladisimo por Freya hace años.
—Pero, me gustas tú mucho más de lo que ella lo pudo hacer en algún momento.
Y ahí está la magia Müller. Cómo si no hubiera metido la pata por un momento.
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