11
Aunque no quiera que Margot se encariñe con Noah, parece que ya tienen una conexión muy buena. Eso es malo, muy malo. Uno de sus chantajes ya está hecho; uno más y no volverá a ver a Margot fuera del instituto.
Están haciendo dos tandas de Fairy Bread, y aunque Margot se va a comer las dos, no deja de repertirle a Noah que se puede llevar para su familia.
Margot le ha hecho ponerse a Noah un delantal ridículo de lunares, pero parece no importarle mientras ayuda a Margot y sigue sus indicaciones.
Yo estoy sentada en la mesa viéndolos, hasta que llaman al timbre y me levanto a trompicones. Llueve a mares desde hace un rato. Abro la puerta del tirón y Wesley entra chorreando agua.
—Wes, ¿cómo se te ocurre salir de casa con la que está cayendo?
Wesley me sonríe y se sacude el pelo quitándose las gotas de agua que le resbalan por su sedosa y mojada mata de pelo rubia.
—Es que necesito un poco de café y mi madre no quiere que conduzca con este tiempo. ¿Qué te ha pasado?
—Un accidente en el taller. Ven.
Margot y Noah están cortando el Fairy Bread en triángulos. A Margot se la iluminan los ojos cuando ve a Wesley.
—¿Qué haces aquí WesWes? —le pregunta.
Wes se hace el ofendido llevándose una mano al corazón.
—Wow. Pensaba que me tenías aprecio.
Margot se ríe y agita las manos llenas de pringue.
Papá guarda el café en un armarito debajo de la encimera. En algún momento tenemos que limpiar esto. Creo que la mitad de las cosas están caducadas. El tarro con el café es lo que primero que hay tirado porque es lo único que usamos.
—Soy Noah.
Levanto la cabeza con el café en la mano y veo a Noah, su mano, estrechada con la de Wesley. Noah se ha lavado las manos, pero Margot está lamiéndose los dedos como si fuera un gato.
—Encantado —Wes me mira y me saca el tarro de café de las manos—. Sólo necesito un poco.
Me encojo de hombros.
—Puedes llevártelo todo —dice Margot, no deja de tener las manos en el aire para no manchar nada—. ¿A que sí, Sierra?
—Claro que sí. Papá va después del taller a hacer la compra y traerá más.
Wesley me sonríe y me ofrezco a acompañarle hasta la puerta. Estoy taaaan aburrida que no me importaría salir al patio y girar bajo la lluvia como en una película. Wesley se queda de pie a un lado de la puerta, y escuchamos a Margot decirle a Noah:
—¡Prueba un trozo! ¡Pruébalo!
A Wesley no le gusta el Fairy Bread, y es la única cosa que ha hecho a Margot enfadarse con él.
—Pues espero que te recuperes pronto, Sierra —me dice Wes—. Cuando estés bien podríamos ir a tomar algo.
Sé que Margot no lo ha escuchado porque no ha gritado, pero se pondrá súper contenta cuando le diga la propuesta de Wesley.
—Claro. El lunes que viene me quitan los puntos y la venda.
—Vale, genial. Te pondré un mensaje. —Se mete el tarro en el bolsillo de la sudadera y se coloca la capucha—. Adiós.
Cierro la puerta en cuanto corre a su casa y me vuelvo a la cocina.
Es raro. Normalmente el único chico que hay en casa y que no es papa, es Chase, y que ahora esté Noah invadiendo esa monotonía, es raro.
Noah y Margot se han sentado en la mesa con las dos bandejas de Fairy Bread y las estás deborando.
Noah me mira y se traga el trozo que tiene en la boca.
—Esto está riquísimo.
—Y... —Margot se inclina sobre la mesa con los con los codos apoyados—. ¿Enserio te ha invitado a "tomar algo"?
Tengo las mejillas algo calientes. Margot nunca, jamás de los jamases, ha pronunciado "tomar algo" así de suspicaz.
—Sí.
—Ya te iba haciendo falta —comenta Noah—. ¿Nunca te han dicho que necesitas quitarte... esa amargura?
¡No soy amarga! ¡Ni estoy amargada! No necesito que nadie me quite nada porque estoy bien como soy. Si Noah me ve algo raro es porque las chicas con la trata están besándole los pies y yo no.
—¿A tí nunca te han dicho que deberías callarte? —contraataco.
¡Qué más le dará a él mi carácter!
—Creo que la respuesta es la misma.
—Sois peor que Chase y yo. Me voy a ver la tele —Margot agarra una de las bandejas y sale con ella de la cocina.
—Tu hermana quiere mucho a su novio —dice Noah.
—Lo hace.
Demasiado. Que se quiera ir en Navidad con Chase, me molesta. ¿Y la tradición? ¿Y el sentimiento de familia? Esperaba que esto no llegase nunca, separarnos, no en Navidad. Pero está pasando este año y solo tiene quince; el año que viene ¿se irá también? Cuando yo esté en la Universidad, no quiero que deje a papá solo. Y aunque adoro a Chase, sé que Margot tiene una dependencia grave.
—¿No te molesta que se distancie de ti por estar con él?
—No... Bueno, a veces un poco, pero Chase la hace bien.
Noah se levanta de la silla y se coloca la sudadera.
—Cuando Mary Anne conoció a su novio actual sí que me molesté. Te lo digo porque me ha comentado por encima que se quiere ir en Navidad a Kansas City con su novio —Noah se apoya en la encimera y se queda con los brazos cruzados—. A lo mejor es por tu madre.
No quiero que Margot nos escuche hablar de esto. Menos de mamá. Pero no tenemos puerta en la cocina ni en el salón. Y susurro:
—¿A qué te refieres?
—Mary Anne quiere a Otto porque la mantiene la mente lejos de lo que la recuerda a nuestro padre. A lo mejor Margot quiere irse con su novio porque quiere estar un poco lejos de lo que siempre le ha rodeado.
***
Esa noche, me acuesto tarde pensando. ¿Margot está agobiada por lo de mamá? Nunca habla de ella como si quisiera ir a verla porque sabe que eso sería más doloroso que pensar en ella como si estuviera muerta. La primera y última vez que papá nos propuso ir a verla, nos negamos y la primera fue Margot. Ir a verla y que no se acuerde de quiénes somos, sería lo peor. Un golpe directo en el corazón con daños permanentes.
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