Día 24: disculpas

Esta es la segunda parte del día anterior

Al día siguiente, una profunda culpa inundó a Aizen. Una vez que tuvo su cabeza despejada y sus pensamientos se habían enfriado, entendió que la gran discusión que había iniciado ayer, tal vez, no era para tanto. Recordó lo que Markkut había dicho y, viéndolo desde otra perspectiva, supo identificar que no lo decía con intención de atacar o algo semejante. Todo pareció ir peor cuando recordó que ese día, en tan solo unas horas, su esposo debía tomar un vuelo para volver a la gira y no lo volvería a ver hasta un mes. 

Pensar en que había arruinado el único día que tenía para convivir con su esposo le creaba un dolor en el pecho. Le daban ganas de llorar, se sentía solo. Se había abrazado a su sábana antes de escuchar el suave toque de la puerta. Aizen se levantó y abrió. Miro a Markkut, que sonriendo con tristeza, le preguntó si tenía hambre porque quería desayunar antes de ir al aeropuerto. Aizen respondió que sí. Esperó en la habitación antes de que Markkut le llevara el desayuno a la cama y se sentara a su lado. 

—¿Cómo amaneciste? —preguntó con gentileza, colocando una de sus manos sobre la de su esposo.

—Hum, bien. —Aizen estaba aún un poco tímido, pero entrelazó sus dedos con amor. 

—Yo... no quería lastimarte ayer. Creo que fue de mal gusto lo que dije, no era mi intención. 

—Yo tampoco quise arruinar todo. No sé qué sucedió. 

—¿Podemos solo estar juntos antes de irnos a nuestros trabajos? 

Aizen asintió en silencio y lo besó con suavidad, acariciando sus mejillas con las manos mientras sentía un gran alivio inundarle.