Capítulo 5
Después de haber conversado con su padre sobre lo sucedido, Charlie se fue por el ascensor hasta llegar al lobby donde se encontró con Vaggie.
Vaggie: ¿Entonces?
Charlie: Me dijo que fue un accidente, pero no creo que sea eso.
Vaggie: Ya veo, ahora necesito que vengas a ver esto, tenemos invitadas.
Charlie: ¡¿Pecadores que vinieron a redimirse?!
Vaggie: No creo que vinieran para redimirse.
Las dos se dirigieron al lobby donde se encontraban sus visitantes, siendo Carmilla junto a sus hijas.
Charlie: Carmilla Carmine, mucho gusto en conocerla.
Carmilla: El gusto es mío.
Vaggie: ¿A qué se debe tu visita aquí, Carmine?
Carmilla: Solo quería ver cómo había quedado su hotel después de lo sucedido en el exterminio, y puedo decir que sin duda se ve mejor que el anterior.
Charlie: Bueno, el anterior tenía su toque antiguo, este es uno más actualizado.
Carmilla: Me puedo dar cuenta de ello. ¿En dónde está tu padre?
Charlie: ¿Mi padre? Bueno, no ha salido de su habitación desde hace horas.
Vaggie: Porque tu le pediste que se quedara ahí.
Charlie: Quería que descansara.
Carmilla: Así que tu padre no está disponible, sólo quería hablar con él sobre aquello que tenemos pendientes.
Charlie: Oh, bueno, si quiere puedo ir por él.
Carmilla: No te preocupes por eso, no quiero entrometerme en su descanso.
En eso las puertas del ascensor se abren dejando ver a Lucifer en una bata de baño dirigiéndose al bar.
Charlie: Eeh, papá.
Lucifer: ¿Sí, cariño?
Charlie: Tenemos visitas.
Lucifer: ¿Visitas?
Al ver a su hija se percata que ahí estaba Carmilla junto a sus hijas.
Lucifer: ¿Carmilla?
Carmilla: H-hola, señor, lamento molestarlo.
Lucifer: No te preocupes, ¿de qué querías hablar?
Charlie: Papá, ponte bien tu bata.
Lucifer: ¿Mmm?
Al verse mejor se fija que no estaba cubriendo su torso dejando ver su piel pálida al igual que sus brazos oscuros.
Lucifer: P-perdóname, no esperaba que me vieras en este estado.
Carmilla: No se preocupe, todo quedará entre nosotros.
Sus hijas por su parte no dejaban de ver el cuerpo del rey del infierno, algo que hacía enojar mucho a Charlie.
Charlie: Papá, ¿por qué no vas con la señora Carmine a un lugar más privado para que puedan hablar?
Lucifer: Tienes razón, Carmilla, acompáñame.
La soberana solo siguió a su señor hasta el ascensor para que ambos llegaran al piso más alto del hotel donde se encontraba un camino que llevaba a dos lugares, pero solo se dirigieron a la habitación de Lucifer.
Carmilla: ¿Qué hay del otro lado?
Lucifer: Es la habitación de ese idiota de rojo.
Después de escuchar eso a Carmilla se le escapó una risa, nunca esperó escuchar al rey del infierno hablar así del soberano al que el infierno le tenía miedo por la fama que ganó.
Carmilla: ¿No se enoja Alastor cuando lo llama así?
Lucifer: Él me dice enano, y eso que soy compasivo al no usarlo como venado de caza.
Ambos llegaron a la habitación de Lucifer, siendo Carmilla la primera en pasar por él, ella esperaba ver un lugar más adecuado para alguien conocido como el rey del infierno, algo que tuviera más que ver con la realeza, pero solo encontró un lugar promedio en el que Lucifer dormía.
Carmilla: ¿Y qué hay en el closet?
Lucifer: No es nada importante, así que será mejor no abrirlo.
Estaba muy nervioso de que ella se diera cuenta de toda su colección de patos de goma escondida ahí.
Carmilla: Si le soy sincera, esperaba que usted estuviera en un lugar más adecuado para usted.
Lucifer: Mi hija me construyó esta habitación, así que me quedaré con ella.
Carmilla: Entiendo.
Lucifer: ¿Y a qué se debe su visita?
Carmilla: Bueno, quería ver como se encontraba el hotel después de toda la conversación que tuvimos ayer.
Lucifer: ¿En serio? ¿Planeas redimirte?
Carmilla: Lo dudo mucho, Lucifer.
Con su magia Lucifer transformó su bata en su vestimenta que siempre utilizaba.
Lucifer: Ya veo.
Carmilla: ¿Y usted que hacía antes de que yo llegara?
Lucifer: Oh, bueno, estaba planeando lo que nosotros íbamos a poder hacer en nuestra salida.
Carmilla: ¿En serio?
Lucifer: Sí, debe sonar raro que el rey del infierno diga algo como eso.
Carmilla: Se podría decir que sí.
Lucifer: Lo sabía.
Carmilla: No se preocupe por eso, cualquier cosa que usted desee estará bien para mí.
Lucifer: ¿En serio?
Carmilla: Claro, a mi no me molesta para nada.
Lucifer: Pero a mí sí, si te soy sincero me cuesta pensar en un lugar que podamos disfrutar los dos. Hasta consideré llevarte al Barrio Canibal.
Carmilla: Me cae bien Rosie, pero prefiero comer algo que no sea otro pecador o demonio.
Lucifer: Lo sé, aunque ya tengo una idea de adónde podríamos ir los dos, pero tendrás que esperar hasta que ese día llegue.
Carmilla: Osea mañana.
Lucifer: Sí, mañana.
Carmilla: Está bien, lo espero con ansías.
Ambos seres del infierno se quedaron viendo en silencio por un tiempo, se sentían cómodos estando juntos aunque no estuvieran haciendo nada, a pesar de que ambos viven en mundos diferentes desde cierto punto de vista. Ella era una de las soberanas con mayor poder en el anillo del orgullo, pero eso no se comparaba al poder que ejercía Lucifer con solo su presencia, tanto poder político como poder esencial.
Con solo haber tenido esa reunión con él Carmilla se dio cuenta de que se sentía cómoda estando a su lado, podía ver en Lucifer lo que ella solía ser cuando seguía en el mundo terrenal, cuando ella fue madre primeriza de sus hijas.
Carmilla: Creo que será mejor que me vaya retirando.
Lucifer: Claro, yo te acompaño.
Al momento de salir los dos se encontraron con Alastor que los estaba viendo desde la entrada del elevador.
Alastor: Carmilla, ¿cómo has estado?
Carmilla: Muy bien, Alastor.
Alastor: ¿A qué se debe tu visita?
Carmilla: Solo vine a hablar con Lucifer sobre unos asuntos que tenemos pendientes.
Lucifer: No es algo de tu incumbencia, maldito.
Alastor: Si es lo que usted dice, rey enano.
Lucifer: Maldito...
Carmilla: Alastor, no deberías faltarle el respeto a nuestro rey de esa forma.
Alastor: Tal vez él sea tu rey, Carmine, pero para mí solo es alguien que no puede dejar de llorar por una mujer que lo dejó.
Lucifer estaba por decir algo cuando en un instante Carmilla lo tenía arrinconado contra la pared mientras su zapatilla estaba cerca de su cuello.
Carmilla: No voy a permitir que le faltes el respeto.
Alastor: ¿En serio crees tener el poder como para hacerme algo?
Lucifer: Muy bien, será mejor que nos calmemos un poco.
Tomando de la mano de Carmilla se alejan de él para darle una pequeña mirada llena de odio.
Lucifer: ¿Sabes algo? Ladras mucho a pesar de tener una correa.
Los ojos de Alastor se abrieron de sorpresa mientras que su sonrisa forzada se hacía más grande. Tanto Lucifer como Carmilla subieron al ascensor para dirigirse al lobby.
Carmilla: Lamento mucho mi comportamiento, pero no me gusta cuando los pecadores le faltan el respeto a sus superiores, en especial si es un Soberano.
Lucifer: No tienes de qué preocuparte.
Carmilla: Pero usted debería ser un poco más serio con ese tema, el rey del infierno no puede ser alguien a quien se le falte el respeto cada vez que uno quiera.
Lucifer: No he sido un buen rey, así que tiene sentido que alguien como él me vea así.
Carmilla: Aún así, usted debe actuar como tal, el rey del infierno debe ser alguien que en el momento en que lo vean todos se arrodillen para saludarlo.
Lucifer: Ya lo hacen.
Carmilla: Entonces hay un avance.
Cuando el ascensor había llegado al último piso los dos se dirigieron a donde se encontraban sus hijas conversando.
Odette: Madre, ¿ya terminaste tus asuntos con el señor Lucifer?
Carmilla: Así es, solo hablamos un poco con respecto a algo que haremos.
Charlie: ¿Su cita?
Odette y Clara quedaron sorprendidas al ver que su madre estaba planeando una cita con el rey del infierno, algo que nunca creyeron que fuera a pasar después de tantos años en el infierno en los que ella solo se enfocó en sus hijas y en su negocio.
Clara: ¿Una cita?
Carmilla: Es una salida entre amigos, eso es todo.
Odette ¿Eso no cuenta como una cita?
Lucifer: No se preocupen, su madre y yo solo saldremos a revisar el anillo del orgullo, después de todo necesito estar al tanto de todo lo sucedido con respecto a los Vees.
Carmilla: Así es.
Charlie: Yo creí que era una cita.
Lucifer: No me ayudas, hija.
Carmilla: Nos estamos retirando ahora mismo, fue un gusto hablar con usted hoy.
Lucifer: El gusto fue mío, espero con ansias verla mañana.
Carmilla: Lo mismo digo.
Luego de que ella junto a sus hijas se fueran del hotel, Lucifer se dirigió al bar para tomar una copa de vino.
Charlie: Me perdí, ¿es una cita o no?
Vaggie: Cariño, creo que será mejor que dejemos ese tema a un lado.
Lucifer: Ay, patito, la verdad ni yo sé.
Al ver que ellas se alejaban de inmediato comienza a buscar su teléfono para realizar una llamada, encontrándose con uno de los pecados capitales, estuvo esperando un tiempo hasta que alguien contestara.
Asmodeus: ¿Hola?
Lucifer: Hola, Ozzie, soy yo, Lucifer.
Asmodeus: ¡Lucy! Hace mucho que no me llamabas, ¿cómo has estado?
Lucifer: Bien, las cosas han estado mejorando por aquí.
Asmodeus: Me alegro de eso, ¿cómo está mi sobrina favorita?
Lucifer: Tiene su propio hotel de pecadores y está en una relación con una chica, se llama Vaggie.
Asmodeus: Así que le gustan las chicas, igual que a ti, se ve que tienen mucho en común.
Lucifer: ¿Verdad que sí? Bueno, la razón por la que te llamo es que me gustaría hacer una reservación en tu restaurante.
Asmodeus: Claro, amigo, no hay ningún problema. ¿Sería una mesa para uno?
Lucifer: Más bien sería para dos.
Asmodeus: ¿Traerás a Charlie?
Lucifer: No es eso, tengo una cita.
En eso escucha como del otro lado se rompe algo.
Asmodeus: Que buena broma, Lucy, no me esperaba eso.
Lucifer: No es broma, en serio tengo una cita.
Asmodeus: ¡¿En serio?! ¡¿Cómo?!
Lucifer: Es alguien que conocí, Charlie estuvo insistiendo en que hiciera esto de las citas y decidí hacerlo.
Asmodeus: Y quieres que tu primera cita sea aquí, esa es una excelente idea.
Lucifer: ¿Entonces si quedó?
Asmodeus: Claro, una reservación para dos, me aseguraré de darte la mejor mesa de mi restaurante y le pediré a mis chefs que te sirvan los mejores platillos que puedan hacer.
Lucifer: Gracias, Ozzie, y hazme un favor. No le digas a los otros pecados sobre esto, prefiero que se mantenga en secreto por un tiempo.
Asmodeus: Por supuesto amigo, confía en mí.
Lucifer: Gracias, nos vemos.
Después de colgar, el pecado de la lujuria se dispuso a buscar a uno de sus contactos en su teléfono.
Asmodeus: Beelzebub, no creerás la noticia que acabo de recibir.
Lucifer por su parte regresa a su habitación para poder descansar, pero en al momento de encender las luces estas se destruyen, para que en medio de la habitación apareciera Alastor gracias a la ayuda de su sombra.
Lucifer: ¿Qué es lo que quieres?
Alastor: Usted sabe sobre aquello, ¿no es así?
Lucifer: ¿Sobre qué? ¿Sobre el hecho de que estás bajo un contrato? ¿Sobre qué eres el perrito faldero de alguien?
Alastor: Preferiría que omitiera esa parte, señor.
Lucifer: Ladras mucho para hacer poco, se ve que eres una muy buena mascota.
Ya estando harto de esos comentarios Alastor va cambiando su apariencia a su forma demoniaca en la que apenas cabía en la habitación, Lucifer solo hace aparecer una cadena por su cuello para jalar de ella haciendo que quede boca abajo. Intentó levantarse pero el pecado del orgullo colocó su pie sobre su cabeza impidiendo esto para sentir como la cadena se ajustaba en su cuello.
Lucifer: Que te quede claro una cosa, maldito botones, yo soy el rey del infierno y en el momento en que un alma humana llega a mi reino se vuelve mía, no importa si le vendes tu alma a un pecador seguirá siendo mía, todo en los siete anillos me pertenece.
La forma demoníaca de Lucifer se comenzó a liberar dejando ver sus enormes cuernos al igual que sus dientes afilados, Alastor pudo ver desde su posición como debajo del traje blanco estaban apareciendo varios ojos que lo estaban mirando, hasta para él eso era grotesco.
Lucifer: En otras palabras, tu me perteneces, te he perdonado muchas faltas al respeto que me has tenido, te perdoné que me restregaras el hecho de que eres más cercano a mi hija que yo.
Lentamente fue levantando al pecador desde la cadena pareciendo el juego del ahorcado, la cola de Lucifer se envolvió por su cuello haciendo más fuerte la presión que tenía en él.
Lucifer: No te creas la gran cosa solo porque derrotaste a unos cuantos Soberanos, hay seres que son más poderosos que tú, mi hija es más poderosa que tú . Si en serio crees tener una mínima esperanza de igualarte a mi o a ella entonces ve abandonandola cuando ni siquiera duraste diez minutos con Adam.
Al final lo termina soltando para ver cómo poco a poco Alastor regresaba a su apariencia de siempre.
Lucifer: No importa si terminas siendo libre de la persona a la que le vendiste tu alma, no podrás librarte de mi, nunca podrás hacerlo.
Con su magia crea un portal para empujar a Alastor por este dejándolo en el pasillo, el demonio de la radio sentía mucha rabia dentro de sí mismo, al final solo era una hormiga comparándose a Lucifer, más al saber que incluso Charlie era más fuerte que él, recordó el momento en que amenazó a Husk cuando le recordó su contrato y de solo ver que había sido tratado igual era un sentimiento de asco que tenía hacia él mismo.
Alastor: Hijo de perra.
Después de haberse desecho de Alastor, Lucifer vio su reflejo en un espejo dándose cuenta que se dejó llevar por su ira acumulada.
Lucifer: Supongo que solo soy bueno haciendo que los demás sean infelices.
Lentamente se fue relajando haciendo que sus cuernos se escondieron al igual que sus ojos de Seraphim que estaban debajo de su traje, sus alas se extendieron para que así comenzara a acicalarse, todo esto le hizo recordar la conversación que tuvo con Carmilla en el elevador.
Lucifer: Me pregunto si este es el respeto que merezco, o yo mismo me lo gané.
Lentamente se quitó su saco para dejarlo en el suelo seguido de su chaleco dejando ver su piel palida junto a sus brazos negros que en realidad eran quemaduras de su castigo por parte del cielo. Se recostó en su cama mirando hacia su ventana, teniendo una hermosa vista del cielo rojo de su anillo, aunque podía ver la entrada al cielo como si se tratara de una luna como la que había en el Edén cuando oscurecía. Y con solo pensar en el Edén recordaba todos los encuentros que tenía con Lilith antes de que el cielo los castigara a ambos, extrañaba el cielo, extrañaba el lugar en el que nació, pero detestaba recordar la forma en que los demás ángeles lo trataban por ser diferente. Y aunque sintiera ese tipo de emociones no podría decir que quisiera cambiar todo eso, ya que de haber hecho algo diferente no tendría a su hija, no tendría una familia a la que amar.
Después de tantos años de espera decide tomar la decisión más grande de su vida, esta vez sin arrepentirse se quita su anillo para guardarlo en uno de los cajones de su vitrina.
Fin del Capítulo 5.
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Espero que les haya gustado, decidí publicar capítulo doble debido a que el día de hoy, 6 de abril, se celebra mi cumpleaños por lo que esta es una forma de celebrarlo con ustedes.
Nos vemos después.
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