Capítulo 4
Al día siguiente Lucifer y Carmilla despertaron de su sueño para hacer lo que siempre hacen cada mañana, Lucifer se dispone a darse un baño dejando libre sus alas para poder relajarse un poco, todo el tiempo no dejaba de ver su anillo para dejarlo en el lavamanos, creyendo que no sería posible dejar el pasado y dejar de sentirse inútil todo el tiempo. Carmilla por su parte se dirigió a su bañera para recostarse sintiendo el agua por todo su cuerpo, lentamente fue pasando el jabón por sus piernas mientras que en su mente planeaba todo su itinerario para realizar en ese día.
Mientras que uno preparaba el desayuno para su hija, otra realizaba lo mismo para las suyas, a pesar de todo ambos eran padres que tenían un profundo amor hacia sus hijas que no podrían dejar a un lado.
Lucifer ya tenía toda la mesa preparada para cuando llegaran los demás, en su mente estaba pensando que es lo que podría hacer durante ese día, porque lo único que se le venía a su mente era terminar los preparativos para la reinauguración del hotel.
Charlie: Buenos días papá.
Lucifer: Charlie, cariño, buenos días. Ya está listo el desayuno, solo siéntate y come todo lo que quieras.
Charlie: Gracias, ¿hiciste todo esto para nosotros?
Lucifer: Bueno, al principio era solo para ti y Vaggie, pero luego me dije que se vería grosero así que hice para los demás.
Charlie: Que bueno.
En eso su hija se fija en la mano de su padre.
Charlie: Papá, no tienes tu anillo.
Lucifer: Así es.
Charlie: ¿Por qué?
Lucifer: Solo quise probar no usarlo por un día para ver qué sucedía. Pero si te soy sincero, me siento desnudo.
Charlie: ¿Te sientes bien?
Lucifer: Eso creo, o eso espero. Anoche intenté quitármelo, pero vi una foto de tu madre que me hizo sentir culpable y al final me lo puse otra vez. Me va a costar mucho tiempo hacer esto.
Siguió viendo su mano hasta que Charlie la tomó.
Charlie: Está bien, papá, nunca es fácil y menos cuando ya diste el primer paso.
Lucifer: A veces me digo que, si hubiera sido más exigente conmigo, nada de esto hubiera pasado. Tal vez tu madre seguiría aquí.
Charlie: Pero eso es un hubiera, algo que ya no podrá pasar, mejor piensa en lo que seguirá.
Lucifer: Cierto.
Charlie: Por ejemplo, ¿qué piensas hacer en tu cita con la señora Carmine?
Lucifer: Bueno, solo planeaba llevarla a un restaurante elegante y conversar un poco con ella.
Charlie: Lo del restaurante suena bien, ¿y luego?
Lucifer: Solo eso.
Charlie: ¿Solo eso?
Lucifer: Sí.
Charlie: ¿En serio?
Lucifer: Así es.
Charlie: ¿Es una broma?
Lucifer: No.
Charlie: ¿De verdad?
Lucifer: Sí.
Charlie: No puede ser, tienes creatividad para crear tus patos de goma pero no para crear una buena cita.
Lucifer: Desde que me casé con tu madre apenas salimos a algunos lugares, luego dejamos de hacerlo.
Charlie: Bien, ¿por qué no la llevas a otro lugar? No sé, tal vez un parque o algo así.
Lucifer: No es como si hubiera un buen parque acá, y tampoco es como si pudiera llevarla a otro de los anillos por la regla que hay acá.
Charlie: Cierto.
Lucifer: Quisiera llevarla a Ozzies, pero es imposible.
Charlie: ¿Y no puedes hacer algo al respecto? Digo, eres el rey del infierno.
Lucifer: Cariño, apenas si tengo control de los Soberanos, tus tíos me siguen porque nos vemos como familia.
Charlie: Pero me dijiste una vez que eras capaz de romper contratos.
Lucifer: Claro, en el momento en que un alma humana llega acá se vuelve mi propiedad, los pecadores pueden hacer esos contratos hasta que yo decida hacer algo al respecto. Me estoy esforzando mucho por algo de una sola vez.
Charlie: ¿Quién sabe? A lo mejor no se vuelve algo de una sola vez.
Lucifer: Tal vez, además esa es una regla del infierno, no algo que yo impuse.
Enfocándonos en el hogar de Carmine, ella estaba bebiendo una taza de café mientras que sus hijas disfrutaban del desayuno que se les había preparado a la vez que revisaban unas tablets.
Odette: Madre, según el itinerario usted deberá asistir a la reunión con los compradores del lote de armas angelicales que ordenaron.
Carmilla: Cierto, nos solicitarán más armas para prepararse en caso de que los ángeles decidan volver a adelantar un exterminio.
Clara: También recibimos una queja de un cazarrecompensas, según el arma que nos compró para asesinar a alguien de la realeza no funcionó como debía.
Carmilla: ¿Realeza? Debe ser uno de los Goetia. ¿Algo más?
Odette: Sí, el señor Zestial solicitó tener un encuentro contigo para hablar de lo sucedido ayer en la reunión de Soberanos.
Carmilla: Preocupado como siempre, díganle que tendré el día ocupado hoy.
Clara: ¿Ocupado? Pero si después de revisar el inventario tendrás el resto del día libre.
Carmilla: Lo sé, pero deseo realizar una pequeña visita al hotel Hazbin.
Odette: ¿El hotel de Charlie Morningstar?
Carmilla: Sí, quiero ver como quedaron las instalaciones después de todo lo sucedido en el exterminio. Además, me gustaría estar un poco más junto a él.
Clara: ¿"Él", madre?
Carmilla: Eso se los explico luego, por ahora realicemos nuestra rutina de hoy.
Sin que se diera cuenta sus hijas se percataron de que se encontraba avergonzada por lo que había dicho.
El día pasó con tranquilidad, Lucifer por su parte permaneció en su cuarto gran parte del día sin hacer nada, quiso ayudar con todos los preparativos pero Charlie lo obligó a quedarse en su habitación hasta que tuviera una idea mejor para su cita, a pesar de que ella es su hija.
Lucifer: ¿Debería llevarla al Barrio Canibal? Digo, ella es muy amiga de Rosie, aunque dudo que le guste el Cóctel de dedos que ofrecen ahí. Este anillo solo deja que salgan aquellos que no son almas humanas para contener a los pecadores.
Seguía pensando en todo lo posible para que ese día saliera bien, pero no le llegaba ninguna idea a la cabeza. Jugaba con su anillo como forma de distraerse hasta que se le viene una idea a la cabeza.
Lucifer: ¿Y si disfrazo un alma humana como una demoníaca? Solo necesitaría un objeto al que le pueda imbuir mi esencia para que detecte a un pecador como si fuera yo.
¿En serio te esfuerzas mucho por una cita que puede fracasar?
Lucifer se quedó inmovil cuando sintió algo en su espalda, era su culpa abrazándolo para que no pudiera alejarse de él.
¿Crees que con solo hacer eso vas a olvidar todo lo que sucedió? ¿Quieres ser un mejor hombre ahora que cuando pudiste serlo antes?
Lucifer: Yo...
Te esfuerzas por una mujer que era desconocida para ti, ni con tu esposa hacías eso.
Lucifer: Déjame.
Eres un desgraciado.
Lucifer: ¡Déjame!
En un instante toda su habitación estaba destruida, los muebles hechos añicos, paredes agrietadas y la ventana estaba en pedazos. Ante esto Lucifer solo puede sentarse en el suelo para abrazar sus piernas, sentía que se volvía loco, sabía que se estaba volviendo loco, ya no sabía qué hacer con sus emociones alteradas.
En el fondo de su corazón quería terminar con todo para así poder dejar de sentirse culpable, dejar de sentirse inútil por todo lo que había sucedido, pero solo había una cosa que lo seguía manteniendo con vida.
Charlie: Papá, ¿estás ahí?
En el momento en que escuchó su voz Lucifer chasqueó sus dedos para que con su magia arreglara la habitación a como estaba antes. Luego de eso se dirige a la puerta para ver a su hija preocupada.
Lucifer: ¿Qué sucede, Patito?
Charlie: ¿Estás bien? Escuché una especie de explosión.
Lucifer: Estoy bien, estaba intentando crear un nuevo pato de goma, pero no salió como yo esperaba.
Charlie: Ya te dije que dejes de hacer aquellos que escupen fuego, eso no los hace adorables.
Lucifer: Lo dice aquella que se emocionó cuando vio el suyo.
Charlie: Cierto.
Lucifer: Tranquila, todo está bien.
Charlie: Bien, si necesitas algo estaré en el lobby.
Lucifer: Entendido.
Luego de cerrar la puerta se dirigió a su cama para acostarse y ver el techo, cada vez que hacía eso él creía que tal vez algún ángel estaba haciendo lo mismo vigilandolo.
Lucifer: Carajo, mejor me pongo cómodo.
Fin del Capítulo 4.
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Espero que les haya gustado, decidí publicar capítulo doble debido a que el día de hoy, 6 de abril, se celebra mi cumpleaños por lo que esta es una forma de celebrarlo con ustedes.
Nos vemos después.
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