Capítulo 38
Habían pasado dos meses desde el inolvidable día que Lucifer pasó con sus hijas como forma de celebrarle el día del padre, yendo a Lu Lu World, el centro comercial y terminar con esa acogedora tarde en casa viendo una película. Durante este tiempo, la tensión de la inminente guerra se cernía en el aire, pero Lucifer estaba decidido a aprovechar cada momento con su amada familia.
El vínculo entre Lucifer y sus hijas seguía fortaleciéndose con el paso de los días. Él valoraba cada momento que pasaba con ellas, viéndolas prosperar y convertirse en personas extraordinarias por derecho propio. El embarazo de Carmilla había progresado sin contratiempos, y a medida que se acercaba la fecha de parto, la anticipación en la casa crecía. Lucifer nunca había estado más emocionado de dar la bienvenida a un nuevo miembro a su familia, y esperaba con ansias la llegada de su hija más joven.
En la noche que marcaba el final de esos dos meses, la atmósfera en la casa estaba llena de una mezcla de emoción y nerviosismo. Lucifer y Carmilla acababan de acostarse, listos para descansar después de otro día lleno de acontecimientos. Pero cuando el reloj marcó la medianoche, el destino tenía otros planes.
Un repentino chorro de agua señaló la rotura de la fuente de Carmilla, sorprendiendo tanto a ella como a Lucifer.
Carmilla: Lucifer, ya es hora.
Lucifer saltó de la cama, con el corazón latiendo rápido por la emoción y la ansiedad.
Lucifer: Bien, bien, mantén la calma.
Carmilla: Ya lo sé.
Lucifer: Me lo estoy diciendo a mí, hemos pasado por esto antes. Todo va a estar bien.
Con destreza, Lucifer preparó todo lo que necesitaban para ese momento, se dispuso a cargar a Carmilla de la cama y con un portal la llevó hasta el hospital. Mientras todo eso sucedía, la mente de Lucifer estaba llena de recuerdos del nacimiento de Charlie mientras lo mismo sucedía con Carmilla con respecto al nacimiento de sus hijas. A pesar de las circunstancias, no pudieron evitar sentir una mezcla de alegría y anticipación al pensar en conocer a su nueva hija.
En el momento en que los médicos los vieron fueron rápidamente conducidos a una habitación, donde Carmilla fue preparada para el parto.
Lucifer sostuvo la mano de Carmilla con fuerza, ofreciéndole palabras de consuelo y aliento mientras ella atravesaba los dolores del parto. Fue un proceso largo y arduo, pero finalmente, en las primeras horas de la mañana, su hija hizo su gran entrada en el mundo.
El momento en que Lucifer la vio y la sostuvo siendo cubierta por una manta, sintió una oleada abrumadora de amor y orgullo. Pero su corazón se detuvo al ver que la pequeña no se movía, no hacía nada.
Lucifer: No llora, ¿por qué no llora?
Lo que más temían había sucedido, en el momento en que la bebé nació dejó de estar conectada a la energía vital de su madre, y como consecuencia de eso fue afectada por la regla más significativa del infierno, "los pecadores no pueden tener hijos", el silencio en la habitación se hizo insoportable mientras luchaban por revivir a la recién nacida.
Carmilla: Lucifer, por favor dime que no es lo que estoy pensando.
Él solo se mantuvo callado haciendo que las lágrimas corrieran por el rostro de Carmilla debido a esta trágica noticia. Por un momento, el mundo pareció detenerse mientras el corazón de Lucifer se rompía al ver el sufrimiento de su amada.
Entonces, en medio de todo ese caos emocional, Lucifer con su hija en sus brazos, cerró los ojos con fuerza, dejando que su magia fluyera a través de él, concentrándose en el cuerpo inerte de su hija. Aquella luz dorada comenzó a emanar de sus manos cubriendo por completo el cuerpo de la bebé, luchando por devolverle la vida a su pequeña.
Un momento de alivio llegó para ambos cuando la habitación se llenó de los sonidos de llantos, Lucifer solo se enfocó en el momento en que la recién nacida finalmente abrió los ojos y su llanto se iba calmando. El alivio se apoderó de Lucifer que se acercó para entregarle la bebé a su esposa que estaba más que feliz por ver a su hermosa hija, quien ahora estaba llena de vida y vigor.
Lucifer: Está bien, mi amor. Está bien. Estamos aquí contigo.
Carmilla sollozaba de alivio, sosteniendo a su hija con ternura.
Carmilla: Solo mírala.
Al observar detenidamente a su hija, se dieron cuenta de su apariencia. Tenía los ojos y la piel de su madre, mientras que su cabello era una hermosa combinación de ambos padres. La pequeña se quedó mirando a su madre y esbozó una tierna sonrisa. Pero lo que más llamó la atención fue el parecido innegable con su padre, con las características mejillas rojas y las orejas puntiagudas.
Carmilla: Es perfecta.
Lucifer: Sí, lo es.
Con cuidado, destapó un poco la manta, revelando los pequeños pies de su hija, lo que lo llenó de felicidad.
Lucifer: Mira, no heredó mis pezuñas.
Carmilla: Entonces podré enseñarle a bailar a esta pequeña.
Lucifer: Este dedito se fue al mercado, este dedito compró un huevito, y esta colita va a... espera, ¿colita?
Al cargarla de nuevo en sus brazos, Lucifer se dio cuenta de la pequeña cola que se agitaba detrás de ella, similar a la suya.
Lucifer: Esto es increíble, mira su colita.
La bebé comenzó a llorar, y Lucifer la devolvió a los brazos de Carmilla para que pudiera ver cómo se encontraba.
Carmilla: Solo tienes hambre, ¿verdad, mi amor?
Mientras la alimentaba, Lucifer se dirigió al baño para refrescarse un momento. Habían pasado años desde que había otorgado vida o creado una, y había olvidado lo difícil que era.
Lucifer: Cierto, por todo esto olvidé avisarle a las chicas.
Mientras la luz aún era visible en el infierno, Lucifer se quedó junto a Carmilla todo el tiempo, disfrutando de ver cómo su hija dormía en los brazos de su madre.
Lucifer: Es sorprendente, ¿no lo crees?
Carmilla: ¿A qué te refieres?
Lucifer: Solo mira a esta hermosa bebé que tenemos. Es difícil creer que nosotros hicimos eso, unos demonios crearon a esta hermosa bebé llena de pureza dentro de este horrible lugar.
Carmilla: Mejor no pensemos en esa parte, solo mirala, está durmiendo muy pacíficamente. Se siente extraño volver a ser madre después de tantos años.
Lucifer: Es un nuevo comienzo para nosotros, solo hay que enfocarnos en eso.
Carmilla: Lo sé.
En ese momento, la puerta de su habitación se abrió, y todas las demás llegaron corriendo al hospital.
Charlie: ¿Dónde está?
Lucifer: Está durmiendo, pasen a verla.
Se acercaron lentamente para no hacer ruido, y cada una de ellas quedó encantada con la ternura de la bebé que seguía durmiendo tranquila. Era obvio que era una unión de las características de sus padres. Charlie acarició su mejilla de forma tranquila, viendo cómo la bebé fruncía el ceño debido a que sentía que la molestaban.
Charlie: Hola, hermanita.
Emily también se acercó a ellos para poder apreciar la imagen de su hermana que poco a poco se iba despertando, dejando ver sus ojos rojos con amarillo.
Emily: Es linda.
Clara: Sí, se parece a ustedes.
La bebé comenzó a sentirse nerviosa por todas las miradas enfocadas en ella, provocando que comenzara a llorar frente a ellos. Lucifer la tomó en sus brazos para mecerla, viendo cómo poco a poco se calmaba.
Odette: ¿Y ya tiene un nombre?
Lucifer: Por supuesto que sí, se llama Au...
Beelzebub: ¡Hemos llegado!
Los pecados llegaron de imprevisto haciendo que la bebé volviera a llorar por lo que Lucifer volvió a mecerla para que se calmara.
Lucifer: Gracias, malditos.
Asmodeus: Lo sentimos, ¿cómo se encuentran?
Carmilla: Estamos bien, fue un parto doloroso pero todo valió la pena.
Belphegor: Déjenos ver a nuestra nueva sobrina.
Y como si se trata del Rey León, Lucifer alzó a su hija para que todos la vieran, la bebé estaba confundida por todas las personas que la veían con lindura para esta vez quedarse viendo a su padre, ella tocó su rostro haciendo que Lucifer soltara una lágrima por lo que de inmediato la abrazó con cuidado.
Vaggie: ¿Y si nos van a decir el nombre?
Carmilla: Siempre nos interrumpen cuando estamos por decirlo.
Lucifer: Por supuesto que sí, se llama Aurora, Aurora Morningstar. Aunque de cariño pueden llamarla Rory.
Acercó su dedo al rostro de Rory, viendo cómo ella agarraba su mano para comenzar a chupar su dedo. Pero entonces se percató de sus pequeñas manos y comenzó a mordisquearlas.
Lucifer: Sí, mi amor, tú también tienes manitas.
Carmilla: ¿Quién de ustedes, niñas, quiere cargarla primero?
- ¡Yo!
Charlie: Yo la cargaré primero, soy la hermana mayor.
Clara: No puedo argumentar contra esa lógica.
Lucifer: Ten, Charlie, con cuidado.
Charlie sostuvo a su nueva hermanita con una delicadeza que solo una hermana mayor podía tener. Sus ojos se llenaron de ternura al contemplar los rasgos de la pequeña. Acarició su mejilla con suavidad y le habló en un susurro dulce.
Charlie: Hola, Aurora, o Rory si así quieres que te llamen. Soy Charlie, tu hermana mayor. Prometo cuidarte y protegerte siempre, vas a disfrutar tu vida acá.
La bebé, aunque aún muy pequeña, parecía entender las palabras de su hermana mayor y se calmó en sus brazos. Charlie se sintió emocionada y feliz por tener una hermanita. Era consciente de la gran responsabilidad que tenía ahora como la hermana mayor de Rory, pero también se sintió llena de amor y gratitud por la pequeña que tenía en sus brazos.
Ahora en el turno de Emily, ella miró a su hermana menor con asombro y emoción, siendo la primera vez que sujetaba o miraba a una bebé. Sostenía a la pequeña Rory con una ternura infinita, como si fuera la cosa más preciosa del mundo. Observó cada detalle de su rostro, maravillada por su belleza.
Emily: Hola, hermanita Rory. Soy Emily, tu segunda hermana mayor. Voy a enseñarte muchas cosas y siempre estaré aquí para ti, no estarás sola acá.
La bebé pareció responder a las palabras de Emily con un suave suspiro. Era como si ya supiera que estaba en buenas manos. Emily se sintió abrumada por el amor que sentía por su hermana menor. Era un sentimiento nuevo pero maravilloso que la llenaba de felicidad.
Esta vez con Clara, ella miró a su nueva hermanita con una mezcla de emoción y ternura. Sostenía a la pequeña Rory con cuidado, como si fuera la cosa más frágil del mundo. Observó cada uno de sus rasgos con atención, maravillada por su belleza.
Clara: Hola, pequeña Rory. Soy Clara, tu otra hermana mayor. Voy a cuidarte y protegerte siempre, ¿de acuerdo? Ya no puedo esperar para llevarte de compras.
La bebé pareció responder a las palabras de Clara con otro suave sonido. Clara se sintió abrumada por el amor que sentía por su hermana menor. Era un sentimiento nuevo pero maravilloso que la llenaba de felicidad y orgullo.
Y al final quedó Odette, quién sostuvo a su nueva hermanita con una mezcla de emoción y determinación. Miró a la pequeña Rory con amor y ternura, prometiéndose a sí misma que siempre estaría allí para ella, pase lo que pase.
Odette: Hola, Aurora. Soy Odette, tu cuarta y última hermana mayor. Estaré aquí para ti siempre, lo prometo.
La bebé se acurrucó más en ella como forma de responder a sus palabras. Odette se sintió abrumada por el amor que sentía por su hermana menor. Era un sentimiento nuevo pero maravilloso que la llenaba de felicidad y determinación. Ahora tenía una razón más para luchar y proteger a su familia.
La mirada de Lucifer se enfocó en Vaggie, quien estaba un poco alejada de los demás, observando a la pequeña Rory con una mezcla de emoción y nerviosismo.
Lucifer: ¿No vas a saludar a tu nueva cuñada?
Vaggie: No quería arruinar el momento.
Carmilla: Eres familia, ven y conócela.
Vaggie asintió y se acercó lentamente a donde estaban los demás. Con una sonrisa tímida, extendió los brazos para sostener a la pequeña Rory. La miró con ternura y emoción, sorprendida por la conexión instantánea que sintió con ella.
Vaggie: Hola, pequeña Rory. Soy Vaggie, tu... tu futura cuñada, supongo. Prometo amarte y protegerte ahora que somos familia.
La bebé, como si entendiera las palabras de Vaggie, le agarró un dedo con su manita diminuta. Vaggie sintió un nudo en la garganta al darse cuenta de la importancia de ese momento. Era parte de una nueva familia, una que la aceptaba y la amaba tal como era. Se sintió abrumada por el amor y la felicidad que llenaban su corazón.
Después de un día lleno de emociones, poco a poco los miembros de la familia comenzaron a retirarse, dejando a Carmilla, Lucifer y Rory solos en la habitación del hospital. La pequeña Rory fue colocada en una incubadora para mantenerla segura, pero seguía siendo el centro de atención, incluso mientras dormía.
Carmilla, agotada por el parto, se quedó dormida en la camilla, con una sonrisa en el rostro. Lucifer, sintiéndose abrumado por la emoción, se sentó en el sofá de la habitación y observó a su pequeña hija con amor y gratitud hasta que se quedó dormido. La luz de la luna se filtraba por la ventana, iluminando suavemente la habitación.
Sin que ninguno de ellos se diera cuenta, una figura misteriosa se acercó a la habitación del hospital. La sombra de la persona, cuya apariencia era única en toda la existencia, se proyectaba en la pared, iluminada por la luz de la luna. Lo que más resaltaba era su sombrero de copa, que tenía una cruz dorada brillante.
La figura se quedó observando a Rory a través del cristal de la incubadora, con una expresión de asombro y admiración en su rostro.
- Así que tu eres mi nieta, si que te pareces a tu padre.
Luego, con un gesto de cariño, colocó una mano sobre el cristal, como si estuviera enviando una bendición silenciosa a la pequeña.
Lucifer, absorto en sus sueños, no notó la presencia de la figura misteriosa. Pero en el fondo de su corazón, sintió una sensación de paz y gratitud, algo que no sentía desde hace muchos siglos. Mientras tanto, Rory dormía plácidamente en su incubadora, ajena a la presencia misteriosa que la observaba desde fuera. Era el principio de una nueva vida para ella, una vida llena de amor, protección y aventuras en el Infierno, la presencia de esa habitación se quedó observando a Lucifer que seguía durmiendo para sonreír después de tantos años.
- Cuídate, Samael, nos veremos después.
Y así, en la tranquila calma de la noche, la familia Morningstar se preparaba para enfrentar los desafíos que les deparaba el futuro, unidos por el lazo indestructible del amor familiar.
Fin del Capítulo 38.
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Espero que les haya gustado, los mimaré un poco y les daré un capítulo doble esta vez.
Nos vemos después.
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