━ IV
━━━━━━━━━━ ༺༻ ━━━━━━━━━━
A la mañana siguiente, Jimin despertó con el ruido de los sirvientes entrando en su habitación sin esperar su permiso. Por suerte estaba cubierto por un pijama y las sábanas, pero eso no impidió que ahogase bufidos de réplica en la almohada.
Pero poco le duró aquella relativa paz, pues una doncella carraspeó para llamar su atención.
──Señor Park, su majestad ha ordenado que le despertemos temprano, tiene que velar por su salud ──eplicó, tratando de no hacerle enojar.
Era una omega bajita, delgada y en general poca cosa, incluso su voz era pequeña, por lo que a Jimin le fue imposible molestarse con ella.
Suspiró y terminó boca arriba en la cama, bostezando y estirando sus brazos.
──Está bien, ya me levanto ──murmuró con la voz ronca y un rostro adormilado.
Casi tuvo que pedir ayuda para salir de la cama, con lo cómodo que estaba. Ese colchón recogía perfectamente su cuerpo, hacía años que no dormía tan bien y se habría quedado allí todo el día si hubiese podido.
Rechazó la ayuda de los sirvientes para bañarse, le parecía incómodo desnudarse frente a completos desconocidos y dejarse tocar, además que cualquier aroma sobre el suyo le causaba escalofríos. Siempre había sido bastante reservado y pocas veces dejaba que otros olores cubriesen el suyo.
Min lo había hecho, pero no había rechazado tanto la sensación quizá por tratarse del rey.
Al terminar el baño, se vistió de nuevo con otro costoso hanbok, esa vez de tonos morados. Recogió su negro cabello como era apropiado y se dirigió hacia los aposentos del rey, guiado de nuevo por el mismo guardia del día anterior.
Se despidieron en el destino y Jimin entró sólo en la habitación. Esa vez el rey estaba completamente vestido y de pie, frente a un espejo mientras unos sirvientes le retocaban el peinado.
Jimin pudo notar la mejora en su rostro; parte de las ojeras habían desaparecido y sus labios parecían más rosados.
──Buenos días majestad ──saludó el omega, inclinándose.
Yoongi le miró a través del reflejo y esperó a que terminasen con su tocado para hacerles marchar con un ademán de su mano.
Jimin se acercó a él por detrás, observando su reflejo con detenimiento, percatándose de los detalles en oro de su atuendo, que esa vez eran más de los habituales.
──¿Es un día especial hoy, majestad? ──preguntó, juntando sus manos tras la espalda.
Yoongi se levantó y decidió mirarlo sin un espejo de por medio, solamente el aire como separación.
──En realidad sí lo es y por suerte para ti la pócima funcionó y me encuentro perfectamente bien para el baile que se celebrará hoy ──comentó, alzando el mentón de forma orgullosa.
──Me alegra que funcionase. ──Jimin sonrió genuinamente──. Entonces ya he comprobado que se encuentra bien, ¿puedo retirarme a desayunar? ──dijo, sin molestarse en disimular sus prioridades.
Yoongi rodó sus ojos y se acercó aún más a él.
──Primero déjame decirte el verdadero motivo para citarte aquí. ──Carraspeó, captando la atención del menor, entonces alzó dos dedos frente a él──. El baile será esta noche y necesitaré dos cosas. La primera: necesito garantías de que no me dará un infarto frente a nadie.
──Eso es sencillo, sólo necesito una poción idéntica a la de anoche pero el doble de potencia, aunque solamente le frenará los ataques por unas horas, deberá tomarlo justo antes del baile ──explicó, calmado.
──Está bien. Y la segunda. ──Volvió a colocar sus manos tras la espalda después de bajar el segundo dedo──. El baile será de máscaras y disfraces, pero necesitaré un acompañante. Nadie te reconocerá, tranquilo ──dijo, sin siquiera molestarse en adoptar un tono de pregunta. Parecía no tener opciones.
Jimin paradeó varias veces y tardó en procesar la información. Para cuando lo hizo, frunció el ceño y negó.
──¿Qué hay del harem?, seguro que cualquiera de esos omegas quieren ir a un baile con el rey──. Rodó sus ojos con fastidio, bufando.
Yoongi pareció divertido, al menos rió brevemente, caminando su dirección.
──No quiero a alguien del harem, necesito un omega que no tiemble cada vez que me acerco ──replicó, borrando casi todo espacio entre ellos para comprobarlo.
Tal y como esperaba, Jimin no se movió un ápice, solamente alzó el mentón para mirarlo y soltó un quejido cual niño pequeño.
──¿De verdad tengo que ser yo? ──bufó sin apartar la mirada──. Bailo mal──. Mintió, esperando que Min no recordase sus anteriores visitas.
──No me engañes, bailas de maravilla. ──contraatacó el rey, también cruzándose de brazos.
Jimin frunció el ceño, pero en realidad aquello le había sorprendido.
──¿Cómo lo...?
──Antes venías a bailar para mí, ¿Lo olvidaste? ──También se cruzó de brazos.
──Pero... ──Jimin tragó saliva, dándose cuenta de que no había pasado tan desapercibido como pensaba.
──Hace tiempo que sé quién eres, cisnecito. ──El rey alzó el mentón con orgullo por ello, como si esa confesión fuese una ventaja para él──. Una hora antes del baile los sirvientes te llevarán tu traje y máscara, no me hagas esperar esta vez. ──sentenció, chocando su hombro con el omega y desprendiendo un aroma que le hacía imposible replicar.
Jimin, casi intimidado, miró de reojo cómo se marchaba y tras unos segundos él hizo lo mismo. Sabía que debía desayunar, pero prefirió encerrarse en su habitación antes que seguir viendo a Yoongi.
No quería ir con él a ese estúpido baile, no quería llamar la atención más de lo debido y, lo más importante; no quería que nadie pensase que estaba interesado en el rey.
Tal y como había dicho Yoongi, una hora antes del evento ya habían sirvientes repartidos por su habitación.
Esa vez su atuendo era un hanbok dorado y negro con algunas plumas negras y su máscara dorada tenía los mismos detalles. Pensó que era mejor no decir nada, pero lo tomó casi como una burla a su origen. A los brujos y brujas de su familia les llamaban Cisnes Negros y siempre había sentido un gran respeto y responsabilidad por llevar ese nombre, esa era una de las principales razones por las cuales no quería asistir al baile, siempre era mejor quedarse en las sombras.
Pero terminó frente a las puertas del salón principal, igual que la tarde anterior, dejado por el guardia y esperando a que el rey apareciese mientras se adentraba entre la multitud. Olores y aromas de toda clase se mezclaron en el aire, otro motivo por el que detestaba los bailes.
Con algo de cansancio, aceptó una de las copas que un sirviente le ofrecía, aunque desconocía el contenido, mientras seguía buscando con la mirada al rey.
──Vaya, si sabes llegar temprano ──murmuró la profunda voz del rey a sus espaldas.
Cuando Jimin se giró hacia él para inclinarse, no pudo evitar observar su ropa. Era casi igual que la suya, solo que con más relieves en oro y con detalles como dragones rojos que destacaban, pero también había negro como base, igual que su máscara. Al parecer iban a juego.
Tras una breve reverencia, un guardia anunció la llegada de Yoongi y todos los presentes se inclinaron casi al unísono. Después, el ambiente pareció volver a la normalidad, pero Yoongi no se separó de él.
──Admito que no es de mis mejores cualidades ──murmuró a su lado, tratando de no ser escuchado por nadie más, mientras se miraban sutilmente de reojo.
──Menos mal ──contraatacó él, con sarcasmo, teniendo su brazo al omega.
Jimin le miró, pero no se movió un ápice. Yoongi, cansado de sus actitudes rebeldes, tomó su brazo a la fuerza y lo pegó a él, tensando su mandíbula. Jimin comprendió que no estaba de humor, así que guardó silencio mientras se dirigían a algún punto de la sala.
──¿Tanto miedo te dan los bailes? ──Se burló, notando en el aroma del omega la incomodidad y rechazo.
Jimin evitó mirar a las personas y sus caras sorprendidas o molestas por ver a ambos pasearse por allí.
──No es miedo, sólo no me gustan ──farfulló, manteniendo la cabeza gacha.
Una cosa era camuflarse entre los jóvenes omegas que bailaban para el rey, y otra distinta era presentarse a un evento social de su brazo.
—Finje que sí y te divertirás, levanta la cabeza y relájate ──dijo Yoongi, casi como una reprimenda, a lo que Jimin tuvo que obedecer──. Así está mejor, pareces realmente un cisne.
Jimin notó el calor subir a sus mejillas, que por suerte estaban en parte cubierta por la máscara, y también su pulso acelerado.
──Gracias, supongo ──susurró, intentando no mirarlo.
Sin embargo Yoongi no dejaba de observarlo con algo de orgullo, como si estuviese exhibiendo un tesoro frente a todos. Una reliquia única e inalcanzable; y él la tenía a su disposición.
Jimin notaba su mirada, pero era incapaz de devolvérsela. Solamente quería correr a su habitación o quedarse en el rincón más alejado de la sala. Se sentía como un juguete que el rey usaba para llamar la atención, y le molestaba, incluso su aroma se amargó en parte, pero debido a su genética no se percibía apenas en esa sala llena de distintos olores.
Los invitados notaron aquello; había algo distinto en su aroma. Uno tenue, dulce y sutil, de omega, pero una parte humana que muchos no sabían descifrar. Otros identificaron el olor ácido de la magia.
Lo que Jimin sí podía percibir perfectamente era la madera y las naranjas de Yoongi, que se hacía notar por encima de todo. Quizá porque estaba cerca su aroma mantenía a su lobo despierto, sin embargo, le incomodaba un poco esa reacción.
──Ven, bailemos ──susurró el rey, cerca de su oído, haciéndole cosquillas en la piel.
Jimin le miró al fin mientras se dirigían hacia el centro de la sala, a través de las personas. Prefería mantenerse ocupado en el rostro de Yoongi que en el de los presentes, que ahora les miraban fijamente y con algo de reproche, pues pocas veces el rey decidía bailar con alguien, y en esas ocasiones se trataban de omegas de otros reinos y no un simple plebeyo invitado.
──Majestad... ──suspiró Jimin cansado, mientras Min le guiaba casi con delicadeza, llegando al centro de la sala.
──Hazlo por mí ──susurró de vuelta, guiñándole un ojo detrás de la máscara, que sólo cubría la mitad de su cara.
Jimin guardó silencio y decidió hacerlo, quizá para no montar una escena allí mismo, o quizá porque hacía demasiado tiempo que no bailaba y la nostalgia hacía efecto en él.
De cualquier forma, Yoongi no tardó en tomar su cintura y su mano derecha para sujetarlo y evitar que pudiera escaparse de aquel baile. Sin más remedio, el omega siguió los pasos del rey, dándose cuenta de que le era demasiado fácil seguirle gracias a lo bien que sus cuerpos parecían compenetrarse.
En un momento dado, Jimin desvió la mirada hacia el resto de invitados que habían hecho sitio para ellos y unas cuantas parejas más que habían decidido bailar también. La mayoría tenían expresiones de molestia, pero otros sentían curiosidad, aunque el aire estaba cargado de amargura.
──Mírame a mí ──ordenó Yoongi, en un susurro, apretando su mano levemente.
Jimin obedeció y volvió a clavar sus pupilas en él, pero esa vez no sentía el mismo rechazo que otras veces, por ejemplo esa mañana cuando le obligó a ser su pareja en el evento. Esa vez sus ojos escondían algo de miedo.
──La gente, están enojados conmigo ──siseó con un hilo de voz.
A su mente llegaron recuerdos de cuando era niño, concretamente de una noche en especial, cuando su madre y su hermana eran devoradas por las llamas, cuando sus gritos desgarraban el aire y las risas del pueblo eran el peor sonido que había escuchado nunca.
A Jimin le comenzaron a temblar las piernas y las manos, tanto que creía que podría caerse en cualquier momento.
Sabía que no era una buena idea asistir al baile, y menos de la mano del rey. Pero ya era tarde y sentía que iba a desmayarse allí mismo.
━━━━━━━━━━ ༺༻ ━━━━━━━━━━
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro