━ II
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Para cuando terminó de cambiarse, ya había conseguido dejar de llorar, pero sus sonrojadas mejillas conservaban marcas de lágrimas.
En algún punto encontró una puerta con un baño casi más grande que la habitación de su casa, su pequeño y reconfortante hogar. Extrañaba ese lugar, por más pequeño que fuese.
Sin embargo, no echaba de menos nada más; no le quedaba ningún familiar que le llorase.
Con un suspiro abandonó la habitación, pero antes siquiera de poder preguntarse por dónde debía ir, un guardia real se interpuso en su visión. Su aroma a tierra húmeda era incluso más molesto que el del rey, por lo que arrugó su nariz inconscientemente.
──Le acompañaré al salón principal, señor Park ──dijo, con un rostro impávido.
Jimin no se atrevió a cuestionarlo, a él no, de algún modo conseguía ponerlo más nervioso que el mismo rey.
──Le sigo ──aceptó con calma, asintiendo.
Juntó sus manos frente a sí y le siguió de cerca aunque guardando las distancias. Mientras caminaban, intentó memorizar el recorrido: debía cruzar ese pasillo hasta el final, después girar a la izquierda, cruzar el patio a la derecha y por último bajar las escaleras.
No tenía muchas esperanzas en recordarlo, pero al menos se ocupaba en algo mientras caminaban en un silencio incómodo.
Al llegar a las puertas del salón, el guardia se despidió con una reverencia tras abrirle la entrada. Jimin también se inclinó por puro respeto, lo que sorprendió al hombre, y sin intercambiar más palabras los dos marcharon por sus respectivos caminos.
Notó el contraste de temperatura en aquella estancia, algo más fría que las demás sin saber por qué. Quizá por estar más cerca del exterior o por ser más amplia.
De nuevo era todo mármol negro, desde el suelo hasta las columnas y paredes, siempre con algunos detalles en oro o bronce. El techo estaba pintado con representaciones de escenas mitológicas. A Jimin le pareció un lugar precioso, pero quizá demasiado oscuro para pasar mucho tiempo allí, no pudo evitar sonreír al pensar que ese sería el motivo de la locura del rey.
A falta de la presencia de alguien, o eso creía, comenzó a caminar por allí, fijándose en los detalles y las decoraciones lujosas. Hizo una mueca al pensar que cualquier objeto que se encontraba, aunque fuese pequeño, costaría más que su propia vida.
Alcanzó a ver una larga repisa decorada con objetos, al parecer, históricos. Había un jarrón que llamó su atención por encima de cualquier otro artilugio; pequeño pero destacable, blanco con relieves rojos y dorados. En él habían dibujado siluetas como si fuese una pequeña historia; personas con espadas, lobos corriendo en dirección a un dragón rojo, otro dragón azul...
Pero solamente había una figura que no se repetía en ninguna otra parte; un cisne negro. Jimin se preguntó si aquello tendría que ver con él pues nunca había visto algo parecido.*
──Eres la primera persona que me hace esperar más de cinco minutos, Park Jimin ──gruñó Yoongi a sus espaldas, quien se acercaba con grandes pasos pero sin prisa alguna.
Jimin dejó de prestar atención al jarrón casi a regañadientes y se giró hacia él, nada sorprendido por su presencia ya que pudo identificar su aroma desde lejos.
──¿Le salieron canas en este tiempo, majestad? ──bromeó con sorna, aprovechando que no había nadie más para escuchar.
Min tuvo un impulso de mover su mano, pero solamente alzó su índice y apretó la mandíbula.
──Omega insolente, parece que busques tu muerte a propósito.
──Si yo muriera ahora mismo usted tampoco sobreviviría, ¿me equivoco? ──murmuró por si era algo confidencial, rodando sus ojos. No era tan estúpido como para gritar que el rey estaba enfermo, porque sí, lo sabía.
Yoongi tragó saliva y se calló unos instantes. Entonces relajó su postura, pero seguía desprendiendo un olor casi defensivo.
──Podría acabar contigo después ──replicó, aunque había algo en su aroma que Jimin no logró descifrar; no era enojo o rabia. Pero antes de que pudiese replicar, el rey se adelantó──. ¿Cómo sabes que estoy tan mal de salud?, podría necesitar otra cosa.
Jimin paradeó varias veces y sonrió como si la respuesta fuese obvia.
──Es sencillo, majestad; puede obtener todo lo que se le antoje con chasquear los dedos, menos la salud. Y nadie acude a mí si los médicos consiguen curarlo antes, dudo que los sanadores que trabajan para usted sean unos principiantes ──explicó, esa vez con un tono más calmado o formal de lo que había mostrado nunca frente al rey.
Por primera vez, Yoongi pareció vulnerable, como si hubiesen mirado en lo más profundo de su alma. Incluso las naranjas parecían agridulces, un avance.
Tardó unos segundos en hablar, pero cuando lo hizo puso rumbo en dirección opuesta, obligando a Jimin a seguirlo.
──Nadie sabe qué me ocurre y tengo a los mejores curanderos, sanadores y médicos del reino a mi disposición. ──Suspiró, mirando al frente con unos ojos perdidos──. Eres mi única opción Park, no puedo morir tan joven y sin herencia. ──Negó, girándose hacia él.
Jimin sabía que debía de estar muy desesperado para recurrir a sus métodos, pero verlo tan vulnerable, y escucharlo hablar de aquello con dificultad, le encogió el corazón de alguna manera.
──Nunca dije que me negaba en rotundo a ayudarle, pero ahora mismo es imposible, majestad ──explicó, de nuevo sin perder la calma, sin ser consciente de que había soltado algunas feromonas reconfortantes para el alfa mientras se detenían en medio del lugar.
Yoongi frunció el ceño con molestia y volvió a bufar, tan a la defensiva como había estado desde un principio.
──¿Por qué no?, ¿qué te lo impide? ──exigió, acercándose a él de forma casi amenazante, pero Jimin no se inmutó después de la escena en la alcoba.
──Necesitaré ciertos ingredientes encontrados en ciertos lugares, sólo así puedo realizar una poción, sea cual sea la que necesite ──aclaró──. Pero hay algo que es el ingrediente principal a todas mis curaciones y tendré que esperar a la siguiente luna llena para obtenerlo.
El alfa dejó caer sus hombros y formó una mueca de sorpresa con sus labios. Su aroma era apagado, triste, lo que revolvió el estómago a Jimin.
──Si quieres ayudarme tendrás que encontrar otro modo, debe de haber otra forma. ──Negó de lado a lado, haciendo que el tocado se moviese. Jimin se embelesó en su cabellera rubia unos instantes.
──Yo quiero ayudarle majestad, es mi trabajo, me gusta ayudar a las personas. ──Suspiró──. Pero solamente sirve con las lunas llenas, por eso estaba de noche en aquel estanque, cuando me capturó. Podría haber tomado ese agua y haberle hecho ahora mismo cualquier poción, pero sus guardias no me dieron tiempo a recoger nada. Si no me hubiese secuestrado ahora tendría una cura lista. ──Bufó al terminar, mirándole con rabia por el recuerdo de su frasco cayendo y perdiéndose en el agua.
──¡Ah!, no puede ser. ──El rey se pasó las manos por el rostro, casi tan frustrado como él──. ¿Tendremos que esperar hasta la siguiente luna llena?
Él asintió y Min gruñó desde lo más profundo de su pecho, haciéndole estremecer de forma automática. Su aroma estaba por todas partes a su alrededor, todo siendo amargo, lleno de enojo y tristeza.
──No tengo tanto tiempo, cisne ──murmuró Yoongi, mirándole con unos ojos que reflejaban desesperación.
Él frunció sus labios y bajó la mirada. Sentía lástima por el rey, quería ayudarlo pese a todo, pero tenía las manos atadas.
──Puedo darle algunos paliativos para asegurarme que alcanza la siguiente luna llena, es lo único que puedo ofrecerle──. Susurró con un hilo de voz, volviendo a mirarlo lentamente.
El rey suspiró de alivio.
──Eso sería de ayuda. Haz todo lo que esté en tus manos, ¿entendido?
Jimin asintió.
──¿Sabe?, si hubiese hablado civilizadamente conmigo habría accedido sin problema. ──Rodó sus ojos──. No era necesario secuestrarme.
Yoongi, por primera vez en su presencia, pareció relajado, en su olor se notaba. Entonces curvó sutilmente un lado de sus labios, para sorpresa de Jimin, pero antes de que pudiese decir nada, se llevó una mano al pecho, sintiendo un fuerte dolor allí que se extendía por todo su cuerpo, haciéndole difícil incluso respirar.
──¿Majestad? ──Jimin se alarmó, importándole poco el espacio personal o el protocolo cuando le vio caerse de rodillas al suelo, agachándose junto a él──. ¿Yoongi?
──P-pide ayuda ──balbuceó este, guardando el poco aire que conseguían sus pulmones.
──¡Ayuda!, ¡alguien!, ¡por favor, es el rey! ──gritó con fuerza y en seguida entraron guardias reales por las puertas──. Aguante, por favor ──susurró, apartándose para que se lo llevasen rápidamente a sus aposentos.
Aunque estuviese secuestrado y hubiese sido tratado de forma injusta, vio en el monarca la misma desesperación que algunos antiguos pacientes suyos. Jimin estaba dispuesto a ayudarlo, no tenía ninguna duda.
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* En mi otra historia 'Matar al dragón' se explicará más sobre este tema en los últimos capítulos ~
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