CAPITULO 35
Estaba caminando por lo que era antes mi vecindario Riddle camina a mi lado, ninguno hablaba realmente, solo caminábamos bajo la nieve, mientras miro velas y flores en lo que antes era mi casa, habían dejado cosas para la doctora princesa, abro la puerta con mucho cuidado para entrar a la que era mi casa, era un buen refugio a pesar de que estaba haciendo frío.
—Está muy helado aquí adentro — Me dice mientras titubea, me acerco a estufa y comienzo a poner la leña que guardábamos por detrás de ella para que la casa se comenzara a calentar, mientras con las cobijas tapo los agujeros donde entra el frío.
—Tranquilo, más tarde se calienta — Comienzo a sacudir las cosas para sacar él té, y unas tazas. Mientras espero a que el agua este caliente, me sorprendía que aun el agua no se hubiera congelado.
—Lo siento por tu divorcio — Me dice por fin al entregarle la taza de agua caliente con té sin azúcar obviamente.
—Es algo que debía de pasar tarde o temprano... — Sinceramente ahora no sabría qué hacer, enserio esperaba ser emperatriz, quería una vida, pero ahora solo tenía los restos de la vida que deseaba tener, ya no tenía esposo, ni mucho menos una hermana que me apoyara. Unas cuantas lagrimas caen para limpiarla.
—Solicita tu reconocimiento como heredera, es un derecho de todo heredero — Me dice sacando una hoja de papel —. Lo robe de la biblioteca de mi padre, es una hoja de 1320 así que lo demás te lo dejo en tus manos... Debes de convencer al pueblo de que eres la correcta.
Me toma la mano, pero ya no sabía que quería.
—Eres alguien fuerte, ya perdiste mucho... por lo que ahora mereces tu era dorada — Le regresó el papel.
—Nos iremos a guerra — Le advierto quitándole la mano, este me mira confundido sin saber que decirme —. Clord me va a apoyar.
—Vanessa, ¿Una guerra? No sabes que daño le vas a causar al imperio, para el momento en el que subas al trono, No abra imperio al cual liderar — Me dice a regañándome.
—Prefiero eso, a que tu padre siga en el trono — Lo miró fijamente.
—No lo permitiré — Me agarra del brazo, para jalarme hacía él.
—Pero permitiste que el matara a mi familia, eso fue correcto — Me mira serio, sin ninguna expresión —. Te advierto que nos iremos a guerra por que te aprecio, pero no tendré piedad, por recuperar lo que es mío.
—Antes no eras así — Me mira cómo es día que le dispare.
—Todos cambiamos... — Él se toma él té de una, para quitarse la bufanda —. Felicidades por su boda. He de decirte que no asistiré.
—Aun así, no te esperaba allí, me voy a esforzar porque me dejes de gustar... — Eso corta mi corazón, pero no puede dolerme más —. Enserio pensaba que podíamos casarnos, alejarnos de la realeza y tener la vida que siempre quisimos, pero juntos. Tú y yo. Pero tú eres una egoísta, por lo que no te dejare la corona.
—Tu solo miras desde tu privilegio, no conoces lo que es vender hasta tu alma para comer, para sobrevivir, lo que tu consideras "egoísmo" otros los consideran "Fuerza" — Le digo acercándome a él —. No importa que no me dejes la corona, luchare por ella. Porque es mi derecho.
Riddle se ríe, pero era una risa molesta.
—Lo siento por molestarla, Lady de Luca. La espero ver en la toma de corona — Me deja el papel sobre la cama, y se va.
Me quedo un rato pensando, la casa se sentía caliente pero tan vacía, abro el armario para encontrarme con mi ropa vieja, se había llenado de polvo, y me miro nuevamente en el espejo, me veía tan cansada, tan diferente, era como sí los 30 me hubieran caído como balde de agua helada, apago todo y salgo para irme directo a la capital, esa ahora era mi casa.
2 semanas después...
Hoy se haría la toma oficial de Riddle, por ganar la guerra tenía un pase especial, así que sin duda asistiría, mi vestido era uno color negro, con encaje plateado, pensaba destacar lo suficiente y más cuando me oponga a que Riddle hacienda, me sentía nerviosa ahora más que nunca, a pesar de no ser una reina aun así llevaba una corona con el cabello recogido y un chaleco blanco con las insignias, Dailin me ayuda a bajar, era una nueva criada pues no tenía rastros de Mariam, los murmullos no hacen esperar con mi presencia, todos tenían ropas claras en cambio a mí, entro a la iglesia encontrándome directamente con el rey de la provincia japonesa.
—Su majestad el rey, gloria y paz traiga a su reino — Le hago una reverencia, pero el levanta su cabeza.
—Usted no tiene que hacerlo, aunque este divorciada usted sigue siendo una reina — Eso provoca aún más murmullos ofendidos, el rey de Clord hace una reverencia para entrar a la iglesia, me siento a lado de la princesa japonesa quien me da su mano, el emperador entra junto con el sacerdote para iniciar una misa, daban las gracias a todos, y mencionaron a mi hermana lo que provocó que tocaran una fibra sensible en mí.
Riddle sale tomado de la mano de su futura esposa, se miraban bien juntos, ambos sonreían enamorados, sentía envidia, pellizco mi mano mientras desvío la mirada para encontrarme con la emperatriz me mira con sus ojos vacíos, estaba triste.
—¿Alguien se opone al nombramiento del príncipe heredero como Rey? — Respiro hondo antes de levantarme, pero mis piernas no respondían.
—Lady Vanessa — Me susurra el rey de Clord.
Me pongo de pie, para caminar hacía donde se encuentra Riddle.
—Mi nombre es Vanessa de Luca Arimendi, de mi familia salió la estabilidad el reino, y la alianza con las provincias, por lo que reclamo mi derecho al trono — Pongo la hoja de Riddle haciendo que el emperador se ponga pálido.
—Una mujer siendo emperatriz... y aún más... divorciada — Se cuestiona el sacerdote.
—El reino de Clord apoya a la princesa heredera Vanessa — Este se levanta mientras todos murmullan, el reino era bastante independiente, aunque se rigiera por la misma constitución, mientras veo a algunos nobles levantarse, incluso los que nunca había visto.
—Reyes, duques a la sala privada. Lady Vanessa acompáñeme — Habla el emperador, mientras me dirijo en silencio tras de él, en cuanto salimos de la vista del ojo público, este me estrella contra la pared, sus manos sobre mi cuello alarman a Riddle pero los guardias lo detienen —. ¿Qué pretendes?
Me quedo muda de la impresión, pero el vuelve a estrellarme haciendo que hable.
—Lo mismo le pregunto a usted cuando asesino a mi hermana — Le grito provocando que el me estrelle aún más fuerte, había perdido la cuenta de cuantas veces me había estrellado.
—Podría mandarte al calabozo por traición ahora mismo — Miraba las venas salidas con su cara roja, varios reyes miraban lo que él estaba haciendo —. E incluso podría cortarte la cabeza.
—No lo harás, porque esto ya no se va a detener somos un hidra, córtame la cabeza y saldrán 2 más. La rebelión llego y no habrá nada que puedas hacer — Podría jurar que los gritos se escuchaban hasta afuera.
Me suelta haciendo que caiga de rodillas, mientras el rey de Clord me ayuda a incorporarme.
—Su majestad... el pueblo esta alzado, alguien grito que estaba ahorcando a Lady Vanessa, quieren entrar — Miro al rey de Lennox quien muestra una sonrisa de complicidad, él había llenado al pueblo, todos los que estaban aliados sabían lo que iba a pasar hoy.
—No me iré sin ser nombrada princesa heredera — Digo poniéndome, mientras me acomodo la corona.
—Maldita sea... — Maldice, era un emperador que le importaba mucho la opinión, pues ahora el pueblo estaba alzado, aún había ciudadanos fieles a mi familia.
—Su majestad, hay plebeyos que amenazan con entrar a la fuerza — Dice uno de los guardias.
—Ya te escuché trae la corona de la emperatriz cuando era princesa, alisten todo — Sonrío, mientras veo la mirada de Riddle molesta —. Te daré lo que quieres, después te largaras.
—Si es lo que desea padre — A diferencia de la prometida de Riddle, me habían reconocido como hija de la corona. Este sale molesto, mientras me acomodo todo, Caleb se acerca con un pañuelo, para ayudarme a limpiar el sudor.
"Te apoyaré... pero sabes que este apoyo tiene un costo..." Me dice sonriendo, así que asiento con la cabeza, en cuanto pudiera le quitaría la corona.
—Les ordeno que salgan, princesa quisiera hablar con usted — Dice Riddle, mientras que su prometida se queda pero él ni siquiera la mira —. A solas.
—Si algo tiene que decirme, no veo por qué no delante de su esposa — Ella solo me mira agradeciéndome.
—Complicaste las cosas Vanessa.
—¿Tú ya sabias de esto? — Le pregunta la joven, se miraba en su cara la tristeza.
—Yo ya te había dicho que no tenía planes de ascender al trono, pero las cosas cambiaron ella lo llevara a la ruina — Me señala.
—No te estoy entendiendo... — Dice mientras algunas lágrimas caen.
—Señorita, venga a verme y le explicare todo — Le digo tomándola de las manos.
—¿Por qué debería de creerle? Eres una prostituta que se casó con un rey — Eso me había dado en el orgullo.
—Porque tanto tú como yo, somos piezas de ajedrez de otras personas o como nos llamó el emperador peones — Sacó la nota y se la entrego para que la veo —. Eso estaba el día que mi hermana fue asesinada, te diré la verdad, lo prometo,
Está asiente la cabeza, mientras que uno de los monaguillos me guía por el pasillo para hacer la toma del título de princesa. El título del libro de mi vida está equivocado, no es el rey que convertirá a la prostituta en emperatriz, lo miro con el rabillo del ojo mientras subo unas escaleras, no había un rey, no había nadie más que yo misma, el sacerdote le da la corona al emperador, sonrió para darme cuenta de que seré la emperatriz, que renacerá de las llamas.
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