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CAPITULO 32

Al llegar a la casa del duque lo primero que veo es la duquesa en el salón con un pequeño bulto en brazos, los rumores eran ciertos, se negaba a contratar a una nana para el cuidado de su hija, estaba dormida en el sillón, una mucama lleva a mi hermana ha arriba mientras me acerco con el duque, él toma a la bebé, pero ella despierta sonrío al ver sus grandes ojos dilatados por la sorpresa.

—Hola — La saludo sonriendo, pero ella me abraza, sus brazos me rodean mientras comienza a llorar —. ¿Cómo estás?

—Rezando por ti día y noche. Pero no me respondías — Se miraba diferente más vieja, pero sin dejar de ser ella —. Lady Ericka no dejo de preguntarme por ti por meses.

—Tranquila, no respondía porque nunca me enviabas cartas. Solo recibía noticias a través de Elise — Me siento a lado de ella, mientras le quita a su esposo la bebé.

—Cariño ve a la cama, yo me quedare con Vanessa — Su esposo le da un cálido beso, jamás había sentido tanta envidia hasta este momento, me sentía sola. Ella me habla de todos los chismes y como Lady Jane se comportaba como la dueña y señora de la que era mi casa en la capital, y en Lennox ni se diga, se creía una reina por tener en su vientre al bastardo del rey —. Ella se atrevió a golpear a...

Se queda en silencio, sus ojos hablaban de que lo había arruinado.

—¿A quién golpeo? — Le pregunto.

—Tu hermana me hizo prometer que no te contaría — Me dice sirviendo té y comienza a contarme —. Tu hermana llego tarde del hospital, le tocaba doble hora de guardia, por lo que cuando llego Lady Jane le dio una bofetada por llegar tarde entonces tuvieron una discusión desde entonces tu hermana duerme en mí casa.

—¿Y Caleb no hizo nada? — Pregunto sabiendo la respuesta. Estaba más furiosa que antes —. Me voy a divorciar de él.

—Pero es pecado — Me dice mientras ambas nos reímos.

—Como si nosotras no hubiéramos pecado lo suficiente — Por la fuerza de la risa su bebé comienza a moverse.

—Es hermoso ser madre... Duele horrible el parto, pero tener a una cosita tan pequeña hecha por ti y tu esposo es magnífico — Me enseña su rostro, para apartársela y ponerla sobre mí —. Toma agárrala.

—¿Y si la lastimo? — Le pregunto negándome a tomarla en mis brazos, pero ella la acerca cada vez más.

—Los bebes no son tan débiles — Esta se queda encajada en mi pecho, quedaba perfectamente recargado, se escucha la puerta abrirse y miro a Riddle, estaba cansado y lleno de sudor, veo por la ventana y miro a su caballo.

—Lo siento por venir tan de repente — Hace una reverencia, pero nos niega al momento de levantarnos para corresponderle, tenía en su antebrazo unos papeles.

—Los dejare solos — Me hace señas de quitarme a la bebé, pero no quería que se despertara por mi culpa así que le pido que la deje así. Así que hace una reverencia y se retira, él se sienta en el sillón, mientras me acomodo a la bebé, antes no quería tocarla, pero ahora me gustaba tenerla cercas.

—No sabía que te gustaban los bebés — Me dice tocando la cabeza de la infante.

—¿Qué clase de persona sería si no me gustaran los bebés? — Lo miro a los ojos.

—Serías humana — Acomodo a la bebé de una forma en la queda sobre mis piernas, el me entrega un sobre proveniente de Clord, estaba abierto. Dudó un poco, antes de sacar el contenido por completo.

—¿Qué significa esto? — Eran un montón de papeles con símbolos raros.

—Si quieres ser emperatriz debes de aprender a leer runas — Me dice mientras comienza a traducirme.

—Esto ya ha pasado una vez, pero fue borrado de la historia — Me enseña los papeles, pero no podía entenderlos —. La resolución fue una guerra donde tu familia gano.

—Esto es un ciclo sin fin... — Me da un diario donde vienen varios escritos —. Es un cuaderno de uno de tus antepasados, pero ninguno ha logrado descifrarlo.

Estaba escrito con tintas de distintos colores y las hojas se caían con el tacto, no quería moverme mucho por la bebé.

—¿Puedo? — Me pregunta, le doy el cuaderno, pero se niega se refería a la bebé. La tomo con cuidado y la pongo en su brazos, esta apenas se queja lo ayudo a descubrir su cara y ver la sonrisa de la bebé, él sonríe por inercia —. ¿Te gustaría ser madre?

—Creo que en algún futuro cuando Elise sea mayor — No me imaginaba siendo madre sinceramente, pero no estaba cerrada a la idea de tener un bebé —. ¿Y usted?

—Me encantaría — La bebé estaba completamente dormida, me recargo sin querer sobre el príncipe, mientras él se acomoda para estar los tres cómodos —. ¿Por qué el rey te dio una bofetada?

—Le dije que estaba enamorada de alguien más... — Le confieso.

—¿Con que cara lo hace? Él tiene una amante... — Me dice, pero cae en cuenta, un rey podía tener concubinas que le dieran hijos, si la esposa principal "No servía".

—Debemos de alejarnos su majestad — Le digo, ambos sabíamos que debíamos de hacerlo, pero siempre acabábamos unidos otra vez, el corazón es idiota ante la razón, me sostiene la mano, mientras nos quedamos acurrucados, la duquesa baja para recoger a su hija, a pesar de la ausencia de la infante nos quedamos juntos, hasta que amaneció.

—Si es su deseo lo cumpliré, me alejare de usted — Mi hermana baja de las escaleras escuchando la conversación —. Permiso reina Vanessa.

—Buena suerte príncipe heredero... — Hago una reverencia, y al escuchar la puerta cerrarse, me caigo de rodillas, lo había dejado marcharse.

—Hermana ¿Por qué lo dejaste ir? — Me pregunta Elise, mientras la duquesa escucha el ruido.

—Por nuestro propio bien... — Elise se alista para irse al trabajo en Lennox, mientras tanto iría a la que solía ser mi casa, al llegar noto la hostilidad de los empleados, quienes me miraban mal, entro por la puerta de enfrente viendo la oscuridad que estaba adentro, habían cambiado por completo la estética.

No me gustaba nada de lo que miraba.

—Mariam — La llamo, pero nadie me responde, de las escaleras baja con un vestido negro y su visible panza de embarazo, luciendo con una corona que plateada.

—Ella ya no trabaja para nosotros afortunadamente — Sin duda tenía aires de reina.

—Tú — Señalo a la primera chica que veo, esta hace una reverencia —. Cambia las cortinas a un color blanco, y alístame mi cuarto.

Ella asiente mientras veo la mirada de Lady Jane que quiere matarme.

—¿Quién te crees? — Me dice sosteniendo mi brazo.

—Te lo dije la última vez. Y suéltame si no quieres que olvide que estes embarazada — La amenazo mientras veo a mi esposo entrar, al vestíbulo, olía a alcohol.

—Señora, el baño está listo — Me dice mientras lo ignoro pasando directamente a darme un baño, aun había chicas que me daban su lealtad y me contaban la verdadera historia, Mariam fue obligada a renunciar pues había un rumor de que estaba robando correspondencia, lo cual obviamente era mentira. Mande a una de las mujeres a que la buscara pidiendo que regresara.

Las cosas iban a cambiar, al salir del agua veo a mi esposo sentado en la esquina de la cama, lo que menos quería era verlo, pero estaba allí viéndome sin decir nada.

—Quiero el divorcio — Me dice mientras las mucamas salen a paso corto.

—¿Seguro? — Le digo mientras reviso el armario por algún vestido, sentía un pequeño ardor en mi hombro así que usaría una blusa y pantalón, aunque no esté muy bien visto en las mujeres —. ¿Tan rápido abandonaras el sueño de emperador?

—Vanessa ¿A que estamos jugando? — Me dice levantándose, sigo buscando algunos accesorios mientras le doy la espalda —. No te atrevas a darme la espalda nuevamente.

Me dice volteando hacía el, obviamente la toalla se cae mientras me acorrala contra el armario y sus ojos bajan hacia mi busto.

—Dijiste que íbamos a recuperar lo nuestro — Le digo mientras recojo la toalla.

—Tú te ibas a ir unos meses, no más de medio año — Me recrimina mientras comienzo a ponerme la ropa íntima aprovechando que esta de espaldas —. Yo quiero una familia.

—No, no quieres una familia. Quieres evitar sentirte desplazado, evitar sentirte solo, quieres llenar el vacío que tienes no importa con quien o con qué — Digo terminando de ponerme la blusa mirando en la puerta a Lady Jane —. Cometiste el peor error de tu vida. Tener un hijo cuando ni quiera eres capaz de cargar con tus demonios.

Al decir esto él se queda mirándome fijamente yo ya no era la misma de antes, mi vida se estaba comenzando a caer en pedazos como piezas de ajedrez, lo que se suponía que debía de estar en un lugar, se había complicado y esperaban por atacarme en cuanto dieran la espalda. Una de las chicas entra para indicarme que un caballero había llegado.

Me pongo los pantalones sin perderlo de vista realmente para bajar las escaleras y encontrarme con el caballero Mark, quien hace una reverencia, lo guío hacía la sala mientras los trabajadores cambiaban las cosas él se encontraba nervioso y yo tenía una idea sobre lo que quería tratar.

—Reina de Lennox. Me gustaría pedir la mano de su hermana en matrimonio — Me dice mientras sirven el té, respiro hondo antes de escuchar las alarmas, Mark desenvaina su espada para protegerme, pero no era hacía nosotros. Algo malo había pasado en el exterior mi estomago se sentía pesado, pues tenía un mal presentimiento.

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