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CAPITULO 29

Las cosas no habían sido las mismas y estaba segura de que jamás lo serían ya habíamos castigado a los rebeldes y despojado de sus títulos a los infieles, el emperador había mandado a llenar una de mis habitaciones de flores en forma de agradecimientos, lo curioso era que era la flor de las nieves en el lenguaje de las flores significaba coraje, osadía y nobleza, los emperadores solo se los daban a sus hijas. El príncipe cruza la mirada conmigo un segundo antes de irse, quería decirle algo, pero no me salían las palabras y al ver que el me ignora hace que me duela, me dolía más el pecho con su indiferencia.

Alexandra me consolaba con el hecho de que ya se le iba a pasar. Pero ahora más centrada pude actuar mejor, me había contagiado de lo que había allí, la avaricia y el poder es contigiosa, aunque se les olvidé pensar en ello, si eso me había pasado en este momento no quería saber el alcance que iba a llegar cuando sea emperatriz. En esta situación dudaba realmente el ser Emperatriz, la presencia de Christie me saca de mis pensamientos que pesaban.

—¿Está bien su majestad? — Me pregunta Christie, llevándome al exterior.

—Si, solo estoy cansada ¿Noticias de mi esposo? — Le pregunto y miro como Riddle sube al carruaje. Habíamos tomado el palacio del antiguo Rey como nuestro asilo y por decreto real sería una de las provincias que gobernaría Riddle. Los caballeros pasan y algunos siguen mirándome mal pues mi nombre aun no estaba limpio del todo.

—Se dice que es un hombre abatido por la ausencia de su... — Le hago señas para que continue —. Mala esposa y busca consuelo en otros brazos.

—Es decir ¿Están justificando su infidelidad? — Le pregunto y ella asiente con la cabeza, le hago señas para ir al campo de entrenamiento —. Solo buscan maneras de hacer ver a la mujer como la mala de la historia.

—Aunque no lo crea. Usted está cambiando la historia al ser la primera mujer en ir al campo de batalla su alteza — Me detengo a ver cómo están practicando el uso de espada. Si hubiera sabido de que las mujeres también hubiéramos podido entrar hubiera sido una opción, admiraba con las chicas se esforzaban e incluso llegaban a ser más fuerte que cualquier caballero.

—Atención, reina Vanessa De Luca Arimendi — Los caballeros se quedan quietos evitando hacerme una reverencia, en la nobleza si tus caballeros no mostraban respeto con una reverencia, significaba que no estaban dispuestos a dar su vida por ti no esperaba que lo hiciera, pero me sorprendían sus agallas pues podían ser castigados —. ¿Qué demonios les pasa? Atención, el príncipe heredero Riddle.

Me volteo para hacer una reverencia, pero el niega con la cabeza.

—¿Y el respeto hacia su majestad la reina? — Pregunta Riddle haciendo presencia.

—Su majestad, alguien que le dispara no merece respeto — Dice uno de los caballeros, su nombre era Lee Connor, era un hombre de carácter pasible proveniente de la provincia japonesa, me sorprendía su comentario y más con la frialdad en la que le respondía al príncipe, notaba el ambiente tenso.

—Sin ella no hubi... — Lo interrumpo para acercarme a él.

—Tiene razón, le dispare a nuestra majestad. Pero ustedes también mataron personas, miraron morir amigos hicieron lo que pudieron para sobrevivir al igual que yo. No me disculpare porque eso me garantizo la victoria. Mas bien no me disculpare con ustedes y no pienso cargar más con una culpa incomprendida — Miro a todos los caballeros presentes quienes me miraban con coraje, noto algo en los arbustos de atrás era como si algo estuviera viniendo hacía nosotros. Dios santo aún quedaban rebeldes, saco la espada de Lee —. Atención infieles.

Grito señalando la parte de atrás de nosotros, me aproximo para dar un golpe seco en el pecho de uno provocando que caiga, uno se abalanza sobre mí, con este maldito vestido era difícil patear pues la crinolina impedían que los golpes llegaran, los ojos de mi atacante estaban llenos de miedo, no era una mirada con gusto, pone ambas manos en mi cuello, apretando fuerte, tomo una roca y se la estrello en la cabeza y con ayuda de Riddle lo apara de mí, mientras me levanta para incorporarme a la falta de aire.

—Huye — Me dice dándome una espada, pero no era momento de eso, rompo la crinolina para poder estar mejor, la falda seguía siendo larga pero no podía hacer más y era mala idea quedarme en ropa interior delante de todos —. ¿Qué no me escuchaste? Vete de aquí.

—Huya usted majestad — Lo miro a los ojos —. Sálvese usted.

Eran más de los esperábamos, no nos superaban en número, pero si eran bastantes.

Una flecha vuela hacía nosotros a gran velocidad, trato de ubicar al arquero entre las personas que se acercan hacía nosotros, era difícil pelear con una espada tan pesada y sin estar en una buena posición me movía de mala manera, todo sería más fácil con un arco, pateo la pierna de uno mientras cae de rodillas visualizo al único arquero que quedaba, quien apuntaba a Riddle, encajo la espada en el caballero enemigo. Me muevo lo suficiente para empujarlo, pero él era más fuerte que yo por lo que no se movía, me mira confundido, se negaba a reaccionar y por consecuencia la flecha da en mi espalda, nuestros ojos se conectan unos segundos antes de caer en sus brazos, mientras caballeros nos rodean.

—Vanessa ¿Qué demonios? — Me dice Riddle tomándome.

—Príncipe, esta envenenada. La flecha tiene veneno — Escucho hablar a otro de los caballeros, quien revisaba mí espalda. Me dolía, pero no lo suficiente para gritar, solo lanzaba quejidos al momento de que me movían y me tocaban, a pesar de tener corsé había entrado muy adentro.

—Vas a estar bien — Me dice Riddle cargándome, no podía pensar en nada más que el sonido de las espadas, veo a Riddle con cara de preocupado llevándome lejos del campo de batallas, con Lee se ayudaba a alejar las personas que intentaban darme —. Maten a ese hijo de puta. Vanessa habla conmigo. No te duermas

—¿Ya no estas enojado conmigo? — Le pregunto pues no podía pensar en nada más, miraba su rostro que se le caen gotas de sudor, me mira para negar con su cabeza, tenía las lágrimas al borde —. Oh... Me pone feliz...

Comienzo a cerrar los ojos, pues el veneno estaba comenzando a hacer efecto este me mueve para no dormir e incluso hablarme no evita que me quede dormida.

Vanessa... Vanessa

Me encontraba en la casa de campo donde vivíamos cuando tenía 15 años, mi madre me despertaba para que me bañara y pudiera alisar mi cabello para poderlo peinar, mientras mi madre seguía con mi hermana, sus manos temblaban y aun así pidió que la ayudáramos para ir a recoger fresas, era algo tonto pues mi madre era alérgica a esto. Elise se entretenía jugando con las flores era un día tan perfecto, si no hubiera sido el día en el que murió mi madre.

Recuerdo llegar con mi hermana en la espalda, y ver todas las luces apagadas, a excepción de la olla que se encontraba hirviendo aun en el fuego, pongo a mi hermana en el piso que se encontraba cálido, saco la olla que su contenido se había quemado y consumido. Miro por la ventana y mi vista se tarda un poco en enfocar en la oscuridad para por fin ver a mi madre tirada en el piso, cuando corro a verla por fin noto lo que no había podido ver en otros meses, su piel se había tornado gris, manchas moradas por todo su cuerpo, sus ojos ya no miraban nada realmente los ojos de mi madre no me miraban, checo su pulso y es inexistente.

—¿Vanessa? — Me habla mi hermana, volteo a verla, pero ella no está, volteo a ver mi madre nuevamente y mi hermana esta acostada de la misma manera con mi madre, esto no está pasando.

—Solo tenías la misión de cuidar a tu hermana — Me reprocha mi madre, subiendo sus manos sobre todo mi cuerpo tratando de jalarme hacía ella —. No cumpliste con tu promesa.

—Y-yo — Trato de hablar, pero algo me trae al presente, había sido una pesadilla.

No sé cuánto tiempo había pasado, pero abro los ojos y estoy bocabajo el olor a hierbas está en toda la habitación, trato de levantarme, pero es imposible, una mano cálida está en mi espalda que me invita a ponerme de nuevo bocabajo.

—Quédate así — Me dice Riddle estaba acostado a mi lado, lucía cansado —. ¿Cómo te sientes?

—Bien... ¿Qué paso con los caballeros? — Era mi primera pregunta oficial.

—Jamás dejas de pensar en ganar. Ganamos, pero perdimos varios caballeros. Estamos pidiendo más caballeros. Creemos que hay más infieles — Era cierto si había uno, podía a ver más —. ¿Sabes por qué te querían disparar?

—Era a ti... Te querían matar a ti. Por lo que trate de empujarte como eres un necio que no se mueve me dieron a mí — El me mira con esos ojos que me ponían a sus pies, era la primera vez que me miraba en mucho tiempo, esquivo la mirada de la pena —. Y lo volvería a hacer.

—Dormiste 4 días enteros, había un veneno muy fuerte en tu sistema — Me acaricia el cabello.

—Perdóname por todo lo que hice — Me disculpo volteando a verlo, me da un cálido beso en los labios.

—No te disculpes más... — Comienzo a llorar de la impresión estaba conmocionada, y me sentía fatal por todo lo que hice —. Aun te amo, pero debemos tener una distancia ¿Lo entiendes?

—¿Por qué? — Le pregunta.

—Porque no puedo soportar estar en la misma habitación sin poderte decir que te amo — Eso había hecho que mis lagrimas se soltaban como mar que se resbala en su materia, me sonríe al verlo ambos estábamos igual, le doy otro beso a lo que nos reímos —. Me voy a divorciar.

—¿Estas segura? — Me pregunta como si fuera broma.

—Quiero estar contigo y solo contigo — Me pone la mano en la cara.

—Yo no quiero ser emperador... — Era algo que ya sabía —. ¿Quieres ser emperatriz?

—Eso no importa — Le digo mientras veo un rayo de luz entrar, era hora de levantarme, pero estaba tan cómoda en compañía de Riddle, que comienzo a cerrar los ojos nuevamente, sin saber la noticia que me esperaba horas después.

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