CAPITULO 20
P.O.V Riddle.
Era alrededor de las 2 de la mañana, no podía dormir pues mañana sería coronado oficialmente heredero al trono, desde la ventana veo a mi madre en el jardín apago las velas y me escondo en el balcón, para verla, estaba actuando sospechosamente.
Mi madre era un mujer bella y tranquila, jamás se metía en problemas, ni desobedecía las ordenes de mi padre, por lo que era de extrañar que no iba con su sirviente al jardín y más raro que vestía con ropa negra, como si no quisiera que la vieran, ella mira hacia mi dirección por lo que me escondo donde ella no pueda verme, después de un rato la escucho chiflar como jamás lo había hecho entonaba una melodía supongo que ella me había visto, por lo que al salir de mi lugar.
Me asombra ver a un hombre saliendo de los arbustos que abraza a mí mamá.
Era un hombre de tez clara pelirroja alto, delgado, por la oscuridad no podía ver mejor, mi madre tenía un amante, ellos van tras los arbustos, salto desde el balcón, mientras mis piernas lo resentían, camino con sigilo para acercarme lo más posible y poder escucharlos desde mi lugar, lejanos murmullos.
—¿Cómo se encuentran las niñas? — Pregunta mi madre cariñosamente.
—Bien, cada vez más grandes. Vanessa heredo una belleza excepcional y en cambio Elise parece ser tan inteligente — Contesta el hombre riendo.
—¿Necesitan más dinero? — Le pregunta mi madre, haciendo sonar una bolsa con monedas, según mi maestro de leyes pedir dinero a cambio de algo era extorsión.
—No para nada, Michelle ¿Cuánto más tendremos que soportar? — Me acerco un poco más para poder ver la cara, pero lo único que lograba ver era a mi madre, ella sonreía.
—Mañana van a coronar a mi hijo... Tenemos que hacerlo pronto... — Dice con un tono inquieto, este le entrega a mi madre una botella de un líquido azul —. Ponlo en su bebida, se sentirá mal por...
Quería matarme, salgo de mi lugar y empuño mi espada contra su cuello. La regla de cualquier príncipe era no tener miedo de matar. A mi madre la podía perdonar por su traición, es más la mandaría al palacio viejo, pero a este lo tendría que matar.
—Riddle baja eso — Me dice mi madre asustada.
—Soy el primer príncipe y único heredero. No te atrevas a darme ordenes infiel — Le grito a mi madre, mientras el hombre pelirrojo me mira con ambas manos a la vista, lo examino era un plebeyo —. Ambos tendrán sus castigos por intentar matarme.
—¿Matarte? No seas idiota. Baja eso ahora mismo — Dice mi madre nunca me había insultado por lo que dudo.
—Jamás príncipe, escúcheme por favor — Empuño más fuerte, pero mi madre se acerca dándome una cachetada, provocando que le haga una cortada al traidor.
Dejo la espada, mirando a mi madre por primera vez molesta. Corro hacia la habitación de mi padre, quien se encontraba con una de sus amantes, siempre aparentaba no tener a nadie más que mi madre, pero el podía hacerlo, era el emperador.
—Padre. Tengo que hablar con usted — Le digo mientras la mira mi cachete rojo.
4 días capturan al infiel, quien se encuentra arrodillado ante el emperador.
—¿Te atreviste a tratar de envenenar a mi hijo? — Pregunta mi padre. Había omitido la parte de que mi madre estaba allí.
—¿Quién fue el primero en envenenar al pueblo? Mi apellido es De Luca, y mi esposa es una Arimendi, igualmente despojada del título por tu culpa — El apellido me sonaba, pero me impresionaba más como se atrevía a hablarle a mi padre sin respeto, este se acerca al traidor y le da una bofetada —. Golpéame todo lo que quieras, ambos sabemos que soy el verdadero heredero al trono.
—Riddle ¿Con que se castiga a los infieles? — Pregunta mi padre, mientras las últimas palabras resonaban en mi cabeza, por lo que tardó en responder y algo inseguro le doy su contestación.
—La muerte... — Le contesto, mientras él me pone una espada en mis manos.
—El único heredero al trono es mi hijo Riddle — Me pone enfrente, mientras se voltea y de una me quita la espada de mis manos para cortar su cabeza, veo como su cuerpo tarda en caer, y sus ojos aún parpadean mientras la sangre mancha mis zapatos —. Sin piedad. Investiga si tiene hijos.
Me apuro a hablar.
—No tiene a nadie. Lo escuche hablar en los calabozos con otros traidores — Digo, el creía fielmente en mí, por lo que acaricia mi cabello, hago una reverencia y salgo directamente al cuarto de mi madre, me había equivocado, ¿Lo había hecho algo mal?, abro la puerta y ella se encontraba de espaldas, voltea a verme —. Lo mate... ¿Me equivoque?...
—Él era el verdadero heredero a la corona — Me dice seria, por primera vez resentía su falta de amor al hablar.
—¿Qué debo de hacer para pagar mi deuda?... — Digo guardando mis lágrimas en mi garganta. Se había hecho un nudo en mi garganta que me impedía llorar.
—Renunciaras a la corona cuando llegue el momento — Me dice haciendo una seña para que salga de su cuarto. Ella tardo mucho en perdonarme, pero yo nunca me perdone a mí.
Veo a Vanessa mirarme sería con la historia, tenía la misma mirada de mi madre en su momento. Lo que menos quería era que ella me odiara. Yo me odiaba lo suficiente y cada noche vivía en mi cabeza el recuerdo de su cara. Como lloraba en el calabozo y rezaba por la vida de sus 2 hijas. Y hoy estaba delante de una de ellas. Me había enamorado de la hija del hombre que mate por mis acciones.
—¿Lo sientes? — Me pregunta con esos ojos cafés bellos que estaban al borde de las lágrimas.
—Ni una vida me alcanzará para pedirle perdón, por lo hice en ese momento, enserio Vanessa lo siento tanto — Ella se acerca conmigo, mientras pone su mano sobre la mía y con su otra mano jala mi cabeza sobre su pecho.
—Entonces te perdonó... — Me dice mientras comienzo a llorar por primera vez en muchos años, en sus brazos volvía a ser un niño, que aliviaba esa herida, sanaba esa herida, mientras ella acaricia mi cabello —. Te perdonó Riddle.
Nunca había llorado tanto como esta vez, al llegar al Antevine tenía los ojos rojos de tanto llorar, mientas ella sonreía tan grande.
No podía saber que pasaba por su cabeza, las luces de la ciudad la hacen ver tan bella, tan única, su cabello café que era tan común, ella se miraba tan especial. Caminamos de la mano hacia nuestros cuartos, al dejarla en su cuarto ella me invita a pasar.
—¿No estás molesta? — Le pregunto al ver qué ella sirve agua para darme a beber.
—No fue tu culpa creo — Me dice mientras comienza a limpiarse la pintura, dejaba ver las marcas que le había hecho su esposo, mientras toma una cuchara para comenzar a aplastarla contra su cuello —. Mi padre sabía el riesgo de las cosas que iba a hacer. Te perdono a ti. Pero no perdono a tu padre.
Se miraba enojada.
—Cuando llegué al trono, lo mandaré lejos. Por respeto a ti no lo mataré, pero te juro que me vengaré — Me dice mientras Mariam su criada nos sirve comida.
—Puedes hacer lo que mejor te parezca — Le digo sonriendo, mi padre se muere primero antes de dejar el trono, por lo que sé que es lo que pasaría. Pues desde ese momento yo no tenía cara para pararme a reclamar la corona, cuando había matado a un hombre.
—Cuéntame más... — Me dice sentándose en la misma cama que yo, ella había dormido por la tarde así que no tenía sueño, y en cambio yo no dormía por las noches, así que me acomodo en el espacio y comienzo a relatar.
Después del incidente, la distancia entre mi madre fue más grande que una muralla, pues ella guardaba un enorme resentimiento por lo que ocasione y en cambio mi padre, estaba orgulloso de mí.
Mi madre y yo tendríamos que ir al reino de Lennox por una diligencia social, al que teníamos que asistir sobre la reina de ese lugar, en todo el camino ella no hablo, hasta que se detuvo en un lugar. Era un barrio pobre, se miraba así, una mujer de cabello castaño y aspecto enfermo estaba en la entrada, mi madre baja y la abraza con tanto amor, mientras que la señora clava sus ojos en mí, ¿Por qué no hacía una reverencia?
Ellas hablan un rato, y mi madre le da una bolsa con muchas monedas.
—No podré venir en mucho tiempo, es algo que me supera... — Ambas se toman de las manos, para después subir al carruaje e irse, me quedo viendo a la señora, mientras que veo que una niña lleva a otra niña en sus brazos para dársela a la señora de las monedas —. Ella es la viuda, y esas 2 son sus hijas.
—Lo siento... — digo.
—Tu bisabuelo robo la corona, envenenado a todo el pueblo con mentiras sobre la traición de nuestro exemperador. No quiero que seas Rey por qué tendrás que mentir, robar, matar e incluso llegará un momento donde tendrás que casarte y la mujer con la que lo hagas será tu esclava — Jamás había pensado en mi madre como una esclava, pues la historia de ella en retrospectiva no se miraba tan romántica.
"El rey se enamoró de su belleza, la cortejo por 10 días y 11 noches, está negaba completamente, los rumores decían que el rey solo se alimentaba de frutas por no querer comer nada más. Una noche la dama le dijo que ella no más podrá ser su esposa el día que él se la lleve a la fuerza. El rey tomo esto como un reto y en 11 día y la 12 noche, el rey entro a sus aposentos nadie sabe cómo lo hizo, pero la hizo suya, La dama por fin se había enamorado de él, por lo que ese mismo año se casaron en una boda bastante lujosa, y 2 años después nací yo"
—Riddle... No podré hacer esto sola, así que necesito tu ayuda para liberar a tu madre — Me dice Vanessa.
—Dime lo que deseas y lo haré, e incluso si debo morir — Me acerco y me pongo de rodillas para besar la tela de su vestido, pues ella me tenía en su completa merced.
No solo me tenía por ambición. Si no me tenía por amor. Y si ella quería mi vida, la tendría si eso me aseguraba que me quisiera.
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