Pov Abdías

Me despierto en un lugar extraño, barro la vista en la pequeña habitación donde me encuentro. No hay muchas posesiones, las paredes pintadas de color crema, una mesa con algunas herramientas médicas y una camilla donde estoy. Por la luz que se filtra por la ventana me percato que ya es de día.

Todo es un borrón de como llegue aquí, solo recuerdo estar en el bosque con Elizaveta cuando de repente llegaron unos lobos y un hombre extraño. Perdí el conocimiento y despierto aquí.

Elizaveta ¿Dónde está Elizaveta? Rayos.

Me levanto corriendo de la camilla y salgo de la habitación. No creo que nos quieran hacer daño si me curaron las heridas. Al salir de la casa encuentro el hombre de la oración.

- Mi señor que bueno que ya despertó, pero no debería estar aquí.- dijo mientras se acercaba a mí.

- ¿Dónde está Elizaveta?- al escuchar su nombre su cara se desfiguro y mostro unos colmillos mientras gruñía. ¿Qué rayos es este hombre?

- Esta en calidad de detenida.

- ¿Donde la tienen? Lleve a donde está.

- Rey, usted debe descansar. Nosotros nos encargaremos solo es una mujer...

- No me ha entendido.- le digo mientras me acerco hasta el hombre y lo tomo por la solapa de su camisa alzándolo en el aire.- LLEVAME CON ELLA AHORA MISMO- le grito al mismo tiempo que baja su rostro asintiendo.

- Sígame señor.- lo puse en el suelo y lo seguí.

Tomo un camino de piedra que nos alejaba de la casa donde me tenían retenido, los espesos arboles decoraban el lugar con su armonioso y cálido ambiente que despertaban los instintos, doblo a la izquierda y pude divisar una casa de dos pisos de un material extraño.

- ¿Qué es este lugar?

- Es nuestro centro de seguridad. Aquí traemos nuestros prisioneros y espías.

- No parece como si fuera un lugar así.

- Es porque esta casa es la fachada el lugar se encuentra bajo tierra. Solo hay dos entradas y salidas, que solo conocemos los que vivimos aquí. Ningún enemigo que entra en este lugar sale vivo.

Después de tan esclarecedora conversación me guio bajo tierra a la celda de Elizaveta, lo que no entendía es porque a mí no me trajeron a este lugar junto con ella.

Abrió una puerta de metal reforzado y detrás de ella estaba Elizaveta quien al verme corrió hacia mí. Me abrazo y comenzó a llorar, quien diría la fuerte Elizaveta llorando. Siento como la desprenden de mis brazos. Vi en sus ojos el miedo hacia este hombre.

- Suéltela ahora mismo.- la soltó apresuradamente, lo que no comprendo es como el acata mis órdenes sin chistar.- ¿estás bien Elizaveta?

- Si, y ¿tu estas bien?

- Si, solo me duele la cabeza.

- Estaba asustada no sabía nada de ti y me retuvieron en este lugar.

Me gire al hombre.- Queremos saber que hacemos aquí.

- Es una historia que quizás no crea tan fácil. Sígame y le contare, pero ella se queda aquí.

- No ella va conmigo. Ella es mía para proteger.- el sujeto se sorprendió y palideció.

- Lo siento mucho Rey, no sabía que era su mate.

- ¿Mate?

- Bueno síganme les explicare todo.

Nos condujo hacia arriba, subimos una escalera y se detuvo en una puerta blanca. Dentro de esta se encontraba una especie de oficina, se sentó detrás del escritorio y nos hizo seña para que nos sentáramos.

El hombre nos miraba inquisitivamente.- ¿Cómo se llama?.- pregunto con curiosidad ya no deseo llamarlo hombre para referirme a él. Si no hubiese sido por su intervención Patrick hubiese llevado a cabo su cometido.

- Me llaman Wen. Ahora bien les contare quiénes somos y su historia.

- ¿Mi historia?

- Si Rey.

- ¿Por qué me llama así?

- Cuando termine de explicarle ahora mismo lo sabrá. Empezare contándole que somos Hombres lobos.

- ¿Está loco?.- tan bien que me estaba cayendo el hombre, Wen.

- No. Es lo que somos, mitad humano y mitad lycan. Nuestra diosa luna se acoplo con un ser humano dando inicio a nuestra especie, pero los demás seres vieron algo poderoso en esta unión y separaron con la ayuda del padre de la diosa a estos dos amantes. Al hombre le quitaron la memoria y la diosa dio a luz un hijo el cual lo escondió de todos para que no le hicieran daño. Era un mestizo con mucha fuerza. La diosa guio a una joven humana hacia él y cuido de ellos, así cada descendencia hasta que formaron una manada fuerte.

« Cada vez el lugar se hacía pequeño para tantos que fueron moviéndose de lugar, de esta manera se asentaron en diferentes lugares.

- Todo esto es como irreal.

- Si quieren les muestro.

Se paro y empezó a quitarse la ropa.- que hace?.

- Demostrando la verdad.

Cuando termino hizo sonidos raros, sus huesos se contrajeron, pelos salían de sus poros y su cara se transformo hasta que adopto una forma de lobo más grande de lo habitual.

De los labios de Elizaveta salió un grito ensordecedor, la pobre estaba aterrada mientras me agarraba mi brazo con fuerza. El hombre salió de nuestra vista a un baño.

- ¿Qué es eso?- pregunto Elizaveta aterrada.

- Pues dijo que era un hombre lobo.

- No te da miedo.

- No, si nos querían hacer daño hace tiempo nos lo hubiesen hecho.

De regreso se sentó en la silla y continuo su relato.

- Todas las manadas eran como una sola. Todos se llevaban bien, hasta que la codicia y el poder se apodero de muchos. Desde ese entonces hemos entrado en conflicto. La diosa luna estaba devastada viendo su pueblo pelear, trato de intervenir directamente pero eran demasiados soberbios. Solo unas cuantas manadas siguieron su dirección, pero hay una parte que no se doblegan.

« Ellos se creen superior. Por lo que la enviada de la diosa luna nos conto lo que acontecería desde que dijera la información hasta el día que sucediera, después de un milenio, en una luna nueva de sangre la más hermosa que se haya visto los hombres lobos se reunirían en el bosque en todas direcciones ha esperar a nuestro Rey, este descendería de los seres humanos aunque tendrá leve sangre de lycans. En la manada donde aparezca será su asentamiento y su deber será traer la paz de las manadas.

- Y ¿qué tiene que ver esto con nosotros?

- Más bien con usted tiene que ver señor. Usted es nuestro Rey prometido por la diosa luna.

- En serio se encuentran bien. parece que tomo algo que le sentó mal.- me burlo de su historia.- vamos Elizaveta, tenemos que regresar al campamento. No me quiero...

- No se pueden ir.

- ¿Por qué no?- pregunta Elizaveta.

- Porque es nuestro Rey y además no puede salir de este lugar. No entiende el compromiso que tiene.

- No, no lo entiendo. Ni me importa.

- Lo necesitamos Rey.

- Deje de llamarme así.

- Por favor debe quedarse.

- No

- Abdias, quizás me pienses loca pero hay algo en mi que cree sus palabras. Y viste que no miente sobre ser un hombre lobo. Nadie ni con los mejores efectos del mundo podría hacer algo tan aterrador. Creo que tu si eres ese rey que tanto han esperado. Un milenio. Por lo menos se merecen que lo intentes.

- ¿Como Elizaveta?

- Fácil. Quedémonos un tiempo hasta que sepas con certeza si eres o no eres ese Rey. ¿Qué dices?

Empiezo a debatir en mi mente la decisión que tomare, esto es demasiado delicado para tomar tan a la ligera. Están esperando una respuesta que no tengo.

- Mire Wen, necesito tiempo para pensar. Elizaveta lo mejor es que vuelvas a ...

- No Abdías, estamos juntos en esto. Decidas lo que decidas te apoyare.

- Lo pensare. Necesito unos días para pensar.

- Está bien le concederemos el tiempo que necesite, pero no pueden salir de la manada hasta que tome una decisión.

- Está bien.

Luego de esta confusa conversación nos llevo a comer y nos cedió una habitación. Nos dejaron juntos, para mí por el momento es la mejor opción, no confío en esta gente y no quiero que le hagan daño a Elizaveta.

Este día ha sido demasiado extraño. Sabía que algo malo se avecinaba.

CelesteFer✍