90
Los días avanzaban y con eso se acrecentaba la tensión, los reyes estaban enfocados en su plan, sus esposos en guardar las apariencias y realizar la organización de la mascarada, en unos días se celebraría la fiesta anual del reino, el día donde se creó Scarlanding. SeokJin tenía un enorme peso en los hombros, por una parte la preocupación de lo que sucedía en el consejo y por otro, el recuerdo apabullante que le mantenía temeroso de esa fecha en especial.
—Creo que sin su ayuda estaría perdido—dijo con una mueca dejando de lado los papeles del banquete.
Taehyung le miró con una sonrisa. —Me gusta la organización de fiestas, aunque está es muy grande.
—Sí—asintió—. Siempre hay muchas personas, nobles que vienen de lejos. Es una fecha especial.
Ambos asintieron, miraron entonces a Jimin, quien desde hace días se encontraba en la nubes, miraban a la ventana con aire ausente, les estaba preocupando.
—Jimin—dijo Taehyung mirándole con ternura—. ¿Sucede algo?
—Ammm no—dijo con una mueca.
—No parece—continuó SeokJin—. Parece que algo te tiene nervioso, puedes confiar en nosotros. ¿Pasa algo?
Jimin les miró, dentro de él estaba la confusión entera, durante días, noches enteras se había planteado en su cabeza, la idea de Yoongi teniendo un hijo, el dolor de él amando a alguien más, estaba indeciso, pensando lo peor y lo mejor, creyendo que Yoongi no podía llevarse a ese niño y al mismo tiempo pensar que era lo justo. Odiar a una persona que no conocía. Estaba aterrado de los sentimientos y del pasado se su esposo.
—Yoongi estuvo enamorado, antes, y ahora, se ha enterado que tiene un hijo.
SeokJin abrió los ojos pasmado, no había tenido contacto con Mark, este se había mantenido alejado del castillo por protección, así que no comprendía cómo era que Yoongi estaba enterado de la verdad, se puso a la defensiva, mirando a Jimin.
—Vaya—suspiró Taehyung—. Eso es intenso, no puedo saber cómo te sientes Jimin, seguro fue algo sorpresivo, pero mira, es el pasado, no fue en tu tiempo.
—Lo sé, pero no puedo dejar de sentirme inseguro, por como habló, amo mucho a aquel chico. De su amor nació un niño, no puedo simplemente volver la página, pero tampoco puedo preguntarle, no así.
—El amor también se puede olvidar, no dudo que él te prefiera.
—Eso quiero pensar—suspiró—. Además, hay otro problema, Yoongi quiere tomar al niño y llevarlo a RyuMoon.
SeokJin le miró entrecerrando los ojos. —No puede hacer eso.
—Se lo dije, aunque, estoy molesto, ocultar un hijo, eso es egoísta, una parte de mi quiere que lo haga.
—Es imposible que digas eso—bufó SeokJin—. No pueden quitarle a su hijo a una persona inocente.
Jimin le miró elevando una ceja. —Lo conoces ¿Verdad? Sopesaste esa cruel mentira.
—No era mi asunto, no tenía el deber de revelar algo así, mucho menos conociendo quien es Min Yoongi.
—¿Qué intentas decir? Yoongi aquí es la víctima, fue a él a quien se le ocultó un hijo.
—Jimin, tú no conoces nada de lo que sucedió, no sabes cómo era Yoongi, ni mucho menos lo que sentía Mark, no sabes lo difícil que fue para él, aquí no hay ninguna víctima, ambos hicieron mal, pero, eso no justifica lo que Yoongi quiere hacer, es inhumano. No puede arrebatarle un hijo a alguien de esa manera, no por venganza, eres padre, deberías entenderlo.
Jimin negó, estaba enojado, estaba realmente molesto, porque él se sentía seguro de conocer a Yoongi.
—Conozco lo suficiente a Yoongi para saber que las cosas no son de esa manera, ese chico sabía bien con quien se estaba metiendo, es imposible que haya hecho eso.
—Yoongi ni siquiera quiso escucharlo, Jimin, sé que estás molesto, pero Mark hizo lo que tenía que hacer para cuidar de su hijo, uno que Yoongi no tiene derecho a arrebatarle. Porque si pasa, entonces ¿Cuidarias de un hijo que no lleva tu sangre?
—¿No es lo que tú haces SeokJin? —le reto con la mirada.
Al ver la forma en la que se miraban, Taehyung carraspeo, se enderezó antes de hablar, incomodo por el ambiente.
—Esperen, tranquilos, las cosas se están saliendo de control. Jimin entendemos que estas molesto y sí, nadie conoce a Yoongi más que tú, también tienes que entender a Jin, él esta defendiendo a su amigo, dudo que alguien sepa lo que pasó entre ellos, porque fue un asunto de los dos, uno donde ambos actuaron mal, pero cariño, no puede quitarle a su hijo, deben llegar a un acuerdo, pero ese castigo no es el ideal, sobre todo porque puede lastimar al niño ¿Crees que alguno de los dos quiera hacer eso?
—No—dijo Jimin con una mueca—. Pero, eso debió pensarlo antes de arrebatarle el derecho a Yoongi.
—Esto es lo que va a pasar Jimin, ese niño que no tiene la culpa de nada va a ser separado de sus padres, de las personas que lo cuidan y lo aman ¿Crees que ellos lo aceptarán? No, Jackson es la mano derecha de Namjoon, si se pone en contra de Yoongi lo que hará es que haya conflictos aquí, porque de ninguna manera los generales de Scarlanding dejarán que Yoongi se vaya con ese niño y de hacerlo ¿Qué crees que pasará con Jihoon? Irá a un lugar donde no conoce a nadie. ¿Crees que aceptará a Yoongi como su padre? No, lo que hará será crecer con el odio y el rencor. No puedes arruinarle la vida a alguien de esa manera. No puede hacerlo, por muy herido que se encuentre, aquí lo que importa no es Mark o Yoongi, es Jihoon.
Jimin boqueo, entrecerró los ojos molesto, porque SeokJin tenía razón, no podían hacer eso, sin embargo, el rencor y la confusión estaba nublando sus sentidos.
—Intentaré interceder con Yoongi, pero si él quiere llevarse a ese niño, yo no iré en contra de su decisión, porque mi deber es apoyarlo.
—¿Aún sabiendo que eso podría arruinar la vida de inocentes?
Jimin se puso de pie molesto. —Pueden hablar mierda sobre el rey de la muerte, pero Min Yoongi no merecía ser traicionado así, menos viniendo de parte de la persona que decía amarlo.
Taehyung y SeokJin se quedaron en silencio mientras Jimin salía de la habitación dejándolo pasmados.
Jihoon había desobedecido, su padre Mark, le prohibió ir al castillo, pero él quería ver a su padre, a quien extrañaba, así que se escapó de su nana y fue al castillo, tenía curiosidad, había escuchado a su nana y a su padre hablar de los reyes que estaban ahí, quería conocerlos, al menos verlos de lejos, no creía que su padre tendría problema con eso.
Estaba caminando por el campo, los guardias lo conocían bien, por lo que le dejaron pasar, iba caminando a donde entrenaban los soldados cuando escuchó algo que llamó su atención, era cerca del río. Se acercó, mirando a una niña pequeña, mucho más pequeña que él corriendo, detrás de ella venía una mujer que le pedía que se detuviera, pero la niña no escuchaba, le sonrió, era tierna, pero se acercaba al límite, donde estaba el río, por lo que cambió el rumbo, tal vez sería bueno que le ayudara a esa señorita a atraparla.
Jihoon siempre fue muy buen observador, su padre le había enseñado a serlo desde que era más pequeño, por lo que no dudo en intensificar su paso cuando escuchó algo extraño. Era el sonido del río, que estaba más embabrecido que otros días.
—¡Tzuyu no! —gritó la nana al tiempo que veía como la niña se acercaba a la orilla.
Él fue más rápido y la tomó de la mano quitandola, haciendo que esta cayera de espaldas en la tierra, pero el impulso, hizo que Jihoon fuera a parar al río, donde fue arrastrado con fuerza.
—¡Auxilio, auxilio! —la nana tomó de la mano a Tzuyu y corrió buscando ayuda.
Agradecía que los soldados estaban entrenando cerca porque fue escuchada por el mismo rey, quien se acercó a ellos corriendo pensando que algo le había pasado a su hija, fue seguido por Yoongi y Jungkook.
—¿Qué sucede? —preguntó desesperado.
—¡El niño, un niño cayó al río, la corriente es fuerte!
Namjoon abrió los ojos en demasiado. —¿Qué niño?
—¡El hijo del general Wang!
Entonces Namjoon sintió su corazón detenerse, Jackson había sido mandado a la frontera junto a Hoseok, era un viaje rápido. Miró a Yoongi, pero este ya se había puesto en marcha, corriendo hacia el río.
—¡Traigan los caballos! —ordenó a sus hombres—. Ve con SeokJin, que llame a Mark.
Miraron al bosque, pero no había rastro alguno de Yoongi, este había desaparecido. Corría como nunca lo había hecho, su mente estaba en blanco, aunque se reprochaba no haber tomado antes su caballo, pero eso le había quitado el tiempo que no tenía, su respiración se agitó, al llegar al río, cuyo cause era fuerte, miró alrededor sin dejar de correr.
—¡Niño! —gritó reprochandose no conocer el nombre de su propio hijo, pero no era su culpa, no lo conocía.
Buscó con la mirada, frustrado hasta que escuchó un grito, siguió el sonido, gritando por el niño, se sentía ansioso, pensando lo peor, cuando llegó al origen de aquel grito. Paró en seco, agarrado de una rama a nada de llegar a las rocas, estaba un pequeño, al verlo, dejó de pensar por completo, su cabello negro azabache, su piel pálida, ojos pequeños, labios delgados, y rostro redondeado, era una versión pequeña de él, su hijo.
—¡Tranquilo! —le dijo con desespero acercándose a la orilla—. Voy por ti.
—¡No puedo más!
—¡Aguanta! —ordenó.
Escuchó los caballos acercarse, miró de soslayo aliviado de ver a Jungkook acercándose, un poco más atrás venía Namjoon y algunos hombres. Jungkook bajo rápidamente del caballo y se acercó.
—Iré por él, dame la correa de tu caballo, ahora.
Jungkook acató la orden, no pasó ni tres segundos cuando se acercó. Yoongi la amarró en su cintura.
—Sostenla—se la dio antes de acercarse a la orilla y entrar, el agua era fuerte, pero aún podía aguantar, no un niño más pequeño y frágil. Fue acercándose poco a poco, podía ver sus ojos desesperados y como sus manos se aferraban a la rama.
—Ya casi—dijo intentando no caer, el agua golpeaba hasta sus muslos, se adentró con ferocidad mientras que Jungkook lo sostenía, así hasta que llegó hasta él, lo tomó del torso y lo levantó—. Sueltate.
Jihoon se soltó, siendo levantado por Yoongi, quien regresaba con sumo cuidado, el pequeño estaba mojado y frío, sus dientes castañeaban y se aferraba con fuerza a su cuello, cuando estuvieron cerca de la orilla, Yoongi lo bajo en la tierra y se hincó frente a él.
—¿Estás bien? —dijo al tiempo que le revisaba, tenía un golpe en la cabeza y algunos rasguños, este tintineaba de frío, Yoongi se quitó la chaqueta y lo cubrió, tomándolo de los hombros—. ¿Cómo te llamas? —preguntó en un tono más dulce, sorprendiendo a ambos reyes.
El pequeño le miró aguantando las ganas de llorar. —Ji...Jihoon... Jihoon Wang.
Hizo una ligera mueca al escuchar el apellido, pero asintió, se acercó para tomarlo en brazos, estaba helado.
—Vamos a llevarlo al castillo, pediré que traigan al doctor—dijo Namjoon con seriedad.
Yoongi asintió, subió al caballo que uno de sus hombres le había llevado, este no dijo nada, sólo le ayudó a subir, abrazo al niño a su cuerpo para darle calor, y avanzó al castillo. No sabía lo que sentía, recordaba el momento en que lo vio en el río y el miedo que recorrió su cuerpo, no lo conocía, pero era su hijo, su viva imagen y quería protegerlo.
Antes de llegar al castillo miró como alguien se acercaba a ellos corriendo, supo quien era así que se detuvo, tomó bien al niño y bajo del caballo, acercándose lentamente.
—¡Jihoon! —dijo Mark entre lágrimas.
El pequeño levantó la vista. —Papá—dijo en un susurro antes de ser abrazado por su padre.
Yoongi no lo soltó, sin embargo, miró cómo Mark tomaba las mejillas de su hijo y comenzaba a verlo, sin dejar de llorar.
—No sabes el susto que me has dado ¿Por qué no obedeciste? ¿Qué haces aquí?
Jihoon hizo una mueca. —Quería ver a papá.
—Jihoon—susurró, levantó la vista para ver a Yoongi, sus miradas se encontraron—. Gracias.
Yoongi lo observó. —Debemos llevarlo dentro, tiene que ser revisado.
Mark asintió, sin decir más, sin siquiera intentar quitárselo camino a su lado, ambos, confundidos. A lo lejos Jimin les observaba con un sentimiento que nunca antes había sentido, SeokJin le miró de soslayo, sabiendo bien lo que este podría estar pensando.
—Jimin, no es lo que piensas.
Pero este no contesto, simplemente volvió de vuelta dentro del castillo, dejando a SeokJin anticipando que aquel viaje traería más problemas de los que Yoongi hubiese deseado. Volvió la mirada hacia ellos, aunque le costara admitirlo, porque Jimin y Jackson eran unas personas increíbles, la realidad es que entre Mark y Yoongi si habría podido haber un final feliz, pero eso era cosa del pasado. O al menos eso es lo que esperaba.
—Deja de seguirme—bufó al tiempo que tomaba una cubeta de agua.
—¿Por qué haces esto? No se supone que eres miembro de la corte de Jin.
—Sí—suspiró—. Pero no soy de la nobleza, sigo siendo un sirviente, y mientras Jin no me requiera con él, entonces, deberé ayudar.
—No deberías hacerlo.
Mark le miró con una sonrisa grande. —No es como si pudiera negarme, es mi trabajo. Hoy ayudaré en la cocina.
—No quiero que lo hagas—dijo cruzándose de brazos.
—Bueno, eso no lo decides tú.
—Claro que si—bufó con suficiencia.
—Este no es tu reino Yoongi—negó com una media sonrisa.
—No quiero que mi novio haga estas cosas.
Mark le miró con una ceja alzada. —¿Tú novio? Yoongi, nosotros no somos novios.
—Claro que lo somos, siempre nos besamos—bufó.
—Ni siquiera me los has pedido—bajo la mirada avergonzado, con las mejillas sonrosadas.
—Te lo estoy pidiendo ahora—se levantó para acercarse. Mark se quedó muy quieto mirándolo, sintiendo como este lo tomaba de la cintura—. Quiero que seas mío Mark, debes ser mío ¿Eres mío?
Asintió sin dejar de mirarlo a los ojos, recibiendo sus labios dulces, pero demandantes, iniciando con ese romance que de tatuaria en sus pieles por el resto de sus vidas.
—No puedes hacer esto—susurró intentando hacer que nadie los escuchará.
Yoongi se había metido en la cocina buscándolo, hasta ese momento su relación era discreta, pero, que lo estuviera buscando por todas partes no ayudaba mucho.
—Si puedo.
—Mi tía está cerca—rio por lo bajo—. Mejor vete, nos veremos más tarde.
Yoongi miró alrededor, hasta que comprobó que no había nadie cerca, lo abrazó por la espalda y besó su cuello, apenas eran unos chiquillos de dieciocho años que no debían estar cerca de esa manera, pero no les importaba, los besos subieron de intensidad haciendo que Mark suspirara de satisfacción.
—Está noche, te espero en el granero, cuando las luces se apaguen, quiero verte ahí.
Sabía que lo ideal era negarse, darse su lugar, pero, terminó asintiendo, porque eso es lo que realmente quería hacer. Satisfecho, Yoongi le dio un beso en la mejilla y salió de ahí, dejándolo solo, con un mar de dudas.
No le dijo a nadie, hacerlo sería enfrentarse a las habladurías, ni siquiera sé lo dijo a Jin, este estaba muy ocupado en su propia luna de miel secreta con Namjoon, que no se daba cuenta de lo ocurrido, lo agradecía, porque su amigo podía llegar a ser duro y realista. No quería que nadie rompiera sus ilusiones, en donde un plebeyo cualqueira estaba conquistando el corazón de un noble, a sus ojos Yoongi era un muchacho cualquiera, no el heredero de un reino.
Entró al granero con miedo, estaba oscuro, avanzó a paso cuidadoso, cuando sintió unos brazo rodear su cuerpo, gritó y se volvió asustado, sólo para terminar viendo la sonrisa de burla de Yoongi quien lo sostenía muy cerca.
—¡No hagas eso! —dijo en modo de reproche.
—Perdón cariño—suspiró cerca de sus labios. Al minuto se calmó—. Ven.
Se separó de él para tomar su mano, lo llevó a través del granero, donde algunas lámparas estaban cerca, acomodadas con cuidado, sobre el suelo de heno, se encontraban mantas y una botella de vino.
—Siéntate, te serviré—hizo lo que le pidió, Yoongi estaba sirviendo las copas con un ligero temblor en las manos, también estaba nervioso.
—¿Por qué? —preguntó balbuceante.
Yoongi se echó a su lado y le sonrió. —Estamos festejando, tenemos mucho tiempo saliendo, casi dos años—rio por lo bajo—. Es por eso que está noche es especial.
—Es verdad—suspiró enamorado—. Es especial.
—Te daré algo.
—No tienes que darme nada, yo no tengo nada para darte.
—Algún día me darás hijos, eso es un regalo inigualable—sacó de su chaqueta un saquito de terciopelo rojo.
Mark jugó con el saquito, bajo la mirada impaciente de Yoongi, así hasta que logró abrirlo. Cuando lo hizo sacó de este una cadena delgada y dorada, en medio de esta había un pequeño diamantito rojo, era chiquito, y discreto. Lo miró con los ojos muy abiertos. Yoongi se encogió de hombros, como si le restara importancia a sus acciones.
—Es hermoso—dijo con una sonrisa.
—¿Te gusta?
—Me encanta—sonrío encantado.
—Te lo pondré—se acercó a él, tomó la cadena y la rodeó en su cuello—. No es tanto, aún no soy rey, pero cuando lo sea, estarás lleno de joyas.
—No lo necesito, sólo te necesito a ti—dijo con una sonrisa.
Yoongi tragó en seco antes de acercarse a sus labios, pero Mark se alejó. —¿Qué sucede?
—Tengo miedo.
Yoongi le miró con confusión. Se sentó derecho mirándolo de frente. —¿De qué tienes miedo?
—De darte demasiado, al punto de quedarme sin nada y...yo...jamás he estado con nadie.
—Yo tampoco—sonrió apenado.
—Pero, no es lo mismo, cuanto tu te vayas nadie querrá casarse conmigo.
Yoongi hizo mala cara. —Yo no me iré sin ti, te lo dije, me casaré contigo, te llevaré a mi reino, y estarás para siempre a mi lado.
Mark sintiendo su corazón explotar de emoción se acercó a él para abrazarlo. —Entonces seré tuyo para toda la vida.
Yoongi podía decir que ese fue el día más feliz de su vida, cuando lo besó, tocó con dedos inexpertos y temblorosos, cuando admiro y exploró cada parte de su cuerpo, cuando saboreó su piel, siendo ese pequeño brillante en su cuello lo único que llevaba, la escena era tan especial, que juró guardarla para siempre en su corazón.
Pero no todo era felicidad.
—¡Aléjate de él! —SeokJin le estaba apuntando con el dedo, demasiado molesto como para hacer que su rostro se tornara rojo.
—Tú no me puedes decir qué puedo hacer y que no—gruñó—. Es mejor que te calles Jin.
—Lo vas a lastimar Yoongi—bufó descontento.
—Claro que no lo haré.
—Lo harás—soltó con molestia—. ¿Ya te olvidaste de dónde vienes? ¿Dejarás todo por él?
Los ojos de Yoongi se tornaron sombríos, se alejó de él con una mueca. Esa noche y las que siguieron pensó en la realidad que no había podido ver, entonces, mandó aquella carta a su padre, una que este nunca llegaría a leer, porque habría ido a aquella lucha donde había sido asesinado por su general de confianza.
Mientras escalaba hacia la ventana de su amado, luciendose frente a Namjoon, pensaba en todo lo que tendría que decirle, en las ilusiones que podría romper, pero cuando llegó a la torre, no se espero ser recibido con aquel abrazo que le llenó de anhelo, Mark le miró con aquellos ojos castaños llenos de luz y no dijo nada, lo besó, tan profundamente que olvido su propio nombre y el peso que existía en sus hombros. Lo olvido todo por tenerlo en sus brazos, entonces lo comprendió, no había nada más que necesitara en la vida que estar a su lado, no le importaba renunciar, para él la corona no tenía sentido sin su amado.
Sin embargo, hay algo que no podía controlar y eso era, la boca de los demás.
Jackson Wang era el hijo de un general respetado de Scarlanding que se había casado con la hija de un conde, venía de una familia de la nobleza, era entrenado por Hoseok, para la nueva generación de guerreros, buen amigo de Namjoon y un chico respetado, uno que estaba perdidamente enamorado de un chiquillo castaño que suspiraba por el hombre equivocado, eran amigos, a pesar de quererlo, dejó de lado sus sentimientos para acercarse y formar una amistad, lo conocía bien, tanto, para saber de las absurdas ilusiones que tenía.
Después de la cena, cuando se había ofrecido a acompañarlo a su casa, comenzó a hablar de Yoongi, y de su futuro.
—No quiero ser yo quien te lo diga, pero Mark, eso que dices es imposible.
—¿De qué hablas? —le miró confuso.
—Él no se casará contigo, no puede hacerlo.
—No te entiendo—chasqueo la lengua.
—¿No sabes nada de RyuMoon? —él lo sabía, había estudiado los reinos para ser más eficiente, pero al parecer Mark no sabía nada o Yoongi lo había engañado—. La realeza de RyuMoon no puede casarse con alguien que no sea del reino, si lo hace, entonces, perderá todo derecho a la corona y es el único heredero varón.
Mark entrecerró los ojos, eso era algo que SeokJin le había dicho, pero que Yoongi aseguró no era así, se casarían, era una promesa que se habían hecho. Ellos serían felices, se enojó tanto que le gritó a Jackson que no sabía nada, que no podía hablar de esa manera, que él se casaría con Yoongi, desde ese momento, dejaron de hablar.
Los días se volvían más grises, las personas estaban rumoreando a su alrededor, porque Yoongi no había sido prudente, en unas semanas todos supieron que ellos tenían una relación secreta y prohibida.
Su familia, lo desconoció, por haber perdido su valor, por ser inservible, tuvo que dejar la casa de sus tíos, quienes le habían criado desde la muerte de sus padres e ir con su abuela, a una casa pequeña, llena de carencias. Yoongi le dijo que no se preocupara, que ambos estarían en su reino felices.
—No me mientas—susurró lleno de angustia, estaba cansado de ser señalado, de haber sido maltratado y de vivir de ilusiones que no sabia si se harían realidad.
Yoongi suspiró, le miró con una sonrisa melancólica. —No te miento.
—No te puedes casar conmigo, esa es la realidad.
—Lo sé—asintió con un nudo en la garganta.
—Tenemos que parar—balbuceo bajando la mirada.
Yoongi negó, el miedo se reflejó en sus ojos, se acercó a él, lo tomó de los hombros e hizo que le mirara.
—No, no quiero, no puedo.
—Yoongi, ambos sabíamos que esto en algún momento tendría que acabar, en unos días te vas y...
—Ven conmigo—suplicó.
—¿Para qué? Para convertirme en tu concubino, para ver como desposas a alguien más. Ellos no permitirán que nosotros estemos juntos, lo sabes.
—Entonces, renuncio, dejaré mi lugar, no tomaré el reino. Me quedaré aquí, seré un general, ayudaré a Namjoon y nosotros nos casaremos.
Los ojos de Mark se abrieron en demasía, negó, porque no entendía cómo es que podía decir esa cosas.
—No, Yoongi, no puedes hacer eso.
—Puedo y lo haré—dijo con una mueca dolorosa—. Dejaría todo por ti, eso es lo que haré, me quedaré a tu lado, te amo, no puedo dejar lo único que me hace feliz en la vida.
—Tú...amas a tu reino, querías reinar, tú estás trabajando para ser un rey.
Yoongi sintió su pecho doler, asintió. —Pero te amo más a ti.
Al darse cuenta de lo que estaba pasando, Mark negó, no podía permitir que hiciera eso, no cuando se había esforzado por aprender y entrenar para ser un buen rey, aunque lo amaba, sabía bien, que Yoongi no estaba hecho para ser un simple general, que no seguía órdenes o que sus aires de grandeza no podrían ser satisfechos con algo así, no podía hacerlo infeliz, se negaba quitarle el mejor rey de todos a RyuMoon, así que negó. Se separó de él y le dio la espalda.
—No Yoongi, no puedes quedarte. Tienes que irte.
Yoongi rio por lo bajo. —No me iré Mark, lo he decidido, me quedare aquí contigo, voy a renunciar.
—Es tu destino.
—Mi destino lo decido yo, dime, ¿No quieres que me quede y esté contigo para siempre?
Cerró los ojos a punto de llorar, agradecía que Yoongi no podía verlo de frente, tomó aire y suspiró.
—No Yoongi.
—¿Por qué no? —entrecerró los ojos—. Dijimos que nos amábamos, que, nuestro amor sería más fuerte que nada y que no podían separarnos. A no ser ¿No me amas como yo te amo?
—No—susurró con el dolor en su alma—. No así Yoongi.
—¿Por qué no? —dijo con las manos temblorosas.
—Me he enamorado de alguien más—cada palabra era aún más dolorosa de decirla.
—¿Qué? —preguntó con voz ahogada—. Estás mintiendo, es mentira.
—No lo es.
Yoongi, molesto, se acercó a él. Parecía un demonio enjaulado, era imposible lo que escuchaba, dentro de él sabía que era mentira, quería creer que era mentira, tomó a Mark de los hombros e hizo que le mirara a los ojos, el castaño, no supo cómo es que encontró el valor para sostener su mirada deshecha.
—Dime que es mentira, por favor, dime que todo lo que estás diciendo es falso, que sólo tienes miedo. Dímelo.
—Lo siento—esas dos palabras dichas desde la honestidad, porque Mark sentía cada cosa que estaba diciendo, pero que para confusión de Yoongi, afirmaban un hecho del que él no había tenido inconveniente de pensar, porque lo creía incapaz.
—¿Por qué? —fue la pregunta más dolorosa que había hecho en su vida.
—Porque nosotros nunca hubiéramos tenido un final feliz.
—Me iré, jamás volveremos a vernos ¿Es eso lo que quieres?
—Es como tiene que ser, por favor, sé un buen rey.
Yoongi lo soltó, mirándolo con sorpresa y reproche, sintiendo su corazón partirse en miles de pedazos. Le dio la espalda, porque no quería que lo viera llorar.
—Vete—dijo con molestia—. Vete y jamás te vuelvas a plantar frente a mí. Largo.
Mark quería abrazarlo por la espalda, decirle que era mentira, que lo amaba, pero no podía alejar a Yoongi del que era su verdadero destino, no podía hacerlo infeliz a costa de su felicidad. Caminó hasta la salida y sus manos temblorosas tomaron la puerta.
—Encontrarás a alguien que será mejor que yo, te lo prometo, en unos años me habrás olvidado por completo, gracias por todo. Adiós.
No se quedó para escuchar una respuesta, tan sólo salió corriendo de aquel lugar sofocado por sus propias emociones. No quería quedarse, sabiendo la gran mentira que había dicho, sabiendo el dolor que les estaba causando, corrió a su casa, resguardandose en los brazos de su abuela, quien le repetía una y otra vez que había hecho lo correcto, que algunas cosas no estaban destinadas a ser.
Pero, cuando pensó que las cosas mejorarían, esa mañana mientras desayunaba, las náuseas que había experimentado desde días atrás se intensificaron, haciéndolo vomitar, su abuela le miró, ella suspiró negando.
—Estás esperando un hijo Mark.
Se negó a creerlo, hasta que se hizo la prueba que su abuela le había preparado, entonces supo, que el destino y la vida podían ser aún más crueles de lo que pensaba.
Mientras él estaba sufriendo, Yoongi se encontraba bebiendo sus penas, ahogandolas, los chicos sabían lo que había pasado, pero, les pidió que no dijeran nada, que se mantuvieran callados, no recalcando aquel te lo dije, porque no era lo que necesitaba en ese momento, tampoco quería su lástima. La traición de Mark se estaba clavando en su pecho, no ayudó haber recibido esa carta, donde su madre le decía que tenía que volver de inmediato porque su padre había muerto, por traición.
La noche estaba llena de botellas a su alrededor en unas horas partiría, se iría de Scarlanding dejando una parte de su corazón ahí, pero el sonido de la puerta irrumpió.
—Lo buscan abajo, mi señor.
—¿Quién? —preguntó malhumorado.
—El joven Mark.
Su dolor se convirtió en rencor, en enojo y desprecio, rio por lo bajo antes de negarse, no quería verlo, no en ese momento o nunca.
—Dile que se vaya, que no lo recibiré, que por mí puede morir y me importaría menos su maldita existencia, no es más que un sucio sirviente que sólo sirve para coger, para nada más.
Jamás imaginó que aquellas palabras dichas desde el enojo, causarán grandes estragos a su vida y a su futuro, porque después de escuchar aquello, Mark, llorando perdido, quiso morir, deseo morir, pero su hijo se lo había impedido.
—Se fue por la mañana—esa palabras dichas por SeokJin se clavaron en su pecho, porque él había intentado buscarlo de nuevo, pero ya no estaba—. Es mejor que lo olvides Mark.
Desolado, sabiendo que no sólo él iba a ser señalado por el reino, sino también su hijo, buscó, como último recurso a la única persona que sabía le ayudaría. Se aprovechó, de los sentimientos puros y preciosos de otra persona. Llegó tarde a la casa de Jackson y tocó.
Este abrió y le miró confundido. —¿Qué pasa Mark?
—Cásate conmigo.
Jackson le miró confundido, como si no hubiese entendido sus palabras. —¿Qué?
—Cásate conmigo Jackson, haré todo lo que pidas, te daré todo lo que quieras. Pero, por favor, cásate conmigo, no importa si después de tiempo no me amas y estas con otras personas, jamás recibirás reclamo alguno de mí, sólo necesito que te cases conmigo. Te lo imploro.
Jackson suspiró, asintió. —Entra.
Entró a aquella casa, un regalo de los padres de Jackson, lo condujo a la sala y pidió que le prepararan un té, lo observó directamente, curioso.
—No lo vas a olvidar estando conmigo.
—No quiero olvidarlo, quiero mantener mi prestigio.
—¿Por qué?
Mark se echó a llorar, Jackson le miró preocupado. —Estoy embarazado.
Entonces Jackson comprendió todo, asintió, el dolor era palpable, lo amaba, estaba enamorado de él y verlo embarazado y sufriendo por alguien más le pesaba más de lo que cualquiera pudiera imaginar.
—Me casaré contigo, pero, a cambio quiero algo.
Mark le miró expectante. —¿Qué es lo que quieres?
—Déjame intentar entrar en tu corazón, si no funciona seguiré apoyándote, pero al menos dejaré de sentir que puedo lograrlo.
No quería aceptar, porque sabía que su corazón pertenecía a Yoongi para siempre, sin embargo, era su hijo lo que estaba en juego.
—Lo acepto.
Mark, jamás pensó que esas palabras se volverían realidad y que en un corto tiempo quedaría enamorado de Jackson, tanto que el recuerdo de Yoongi se vio nublado. No del todo, pero sí lo suficiente para ser feliz. Así como deseaba que Yoongi fuera feliz.
La habitación estaba en completo silencio, después del chequeo, el doctor dejó la habitación, diciendo que el niño estaba bien, que solo necesitaba calor y descansar, curó sus heridas y le dejó unas hierbas para mejorar el dolor.
—Está demasiado quieto—susurró Mark sin dejar de acariciar sus cabellos.
Yoongi quien había permanecido cerca de la puerta asintió. —Es igual a mí.
—Lo es—dijo sin mirarlo.
—¿Por qué no me dijiste?
—Ya te lo dije, tenía miedo, además, pensé que si me hacía a un lado serías feliz—le miró sobre su hombro—. No me equivoqué ¿Verdad? Lo amas Yoongi, tienes dos hijos que aseguro son perfectos, por favor, déjame a mi hijo.
—No tenías derecho.
—Perdón—susurró con honestidad, con los ojos cristalinos—. Perdóname, siempre que lo veía te veía a ti, ese era mi consuelo, yo también te amé, mucho, y me dolió todo lo que pasó, pero no pude detenerlo, no era fuerte para enfrentarlo y tenía miedo. Perdón.
Yoongi no estuvo satisfecho. —No puedo perdonarte, pero tampoco puedo odiarte. Pensé que podía, pero no.
—Yo tampoco te odio, nunca lo hice. Por los buenos tiempos, por favor, deja cuidar a mi bebé, te lo suplico.
—Si necesitas algo puedes avisarme—suspiró—. Me retiro, para que descanses.
—Gracias.
Dejó la habitación, sofocado, su hijo, era igual a él, pero, dulce como Mark, había salvado a la hija de Namjoon y estaba orgulloso por eso. Cansado, llegó a sus aposentos, en donde Jimin estaba sentado, esperando, con una copa de vino en las manos.
—¿Por qué estás bebiendo?
—Porque es la única forma que tengo para hablar.
—No entiendo—se quitó la chaqueta y la dejó en el sillón cerca de él—. ¿Ellos duermen?
Iba a acercarse a ver a sus hijos, pero Jimin soltó una carcajada. —¿De verdad te importa? No fue suficiente el tiempo de calidad padre e hijo ¿Verdad?
—¿De qué mierda estás hablando?
Jimin le miró con reproche. —De eso ¡De la mierda que es todo!
—¿Estás molesto porque salvé al niño? ¿Querías que lo dejara morir? ¿Es eso?
—¡No! —dijo Jimin alarmado—. No estoy molesto porque salvaste al niño, sino por...
—Estoy hecho una mierda, Jimin, sólo habla.
—¡¿Todavía lo amas?! —se levantó molesto, tirando al suelo la copa de vino—. Admite que aún lo amas ¡Lo amas!
—¡¿De qué carajo estás hablando?!
—Lo amas—se acercó apuntandolo con el dedo, con las lágrimas recorriendo sus mejillas.
—Estás confundiendo todo—intentó acercarse, pero Jimin se alejó, estaba dolido. Yoongi gruñó—. ¡No puedes hacer esto justo en este momento!
—¡Dijiste que no me harías daño! Pero, es lo que haces ¡Vi cómo lo mirabas! ¡Jamás me has mirado de esa manera!
—Lo miró con dolor Jimin, a ti te miró con amor, es muy diferente.
—¡Deja de mentirme!
—No te miento—volvió a acercarse, pero Jimin huyó, eso le hizo sentirse frustrado—. No hagas esto. No huyas de mí.
—Eres un mentiroso.
—¡Maldita sea! —pateo la silla molesto, el ruido despertó a los bebés quienes comenzaron a llorar, Jimin estaba pasmado, vio en sus ojos miedo y eso le destrozó—. Perdón.
Salió de la habitación destrozado, dejó a Jimin quien lloraba mientras calmaba a sus hijo, ambos estaban cansados y confundidos. Aquel día había abierto una brecha entre ambos. Yoongi se sentó en el balcón, bebiendo, pensando en su vida antes y después de Jimin. No amaba a Mark, pero, el rencor estaba ahí, sólo quería que aquello terminara, había sido un error regresar a Scarlanding.
Pues se prendió esto....queda poco, muy poco.
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