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80

Cuando se despertó Jimin ya no se encontraba a su lado, se sentó de inmediato tallando sus ojos para aclarar la nublosa mirada, tampoco sus bebés estaban, por lo que decidió ponerse los zapatos y la chaqueta y salir de inmediato.

El frío de la mañana era eminente, miró alrededor y encontró un grupo de personas alrededor del campo, entre ellos la cabellera rubia y conocida destacó, con una sonrisa de alivio fue a ver. Mientras se acercaba podía escuchar el golpear de dos espadas, pensó que tal vez sus hombres o los de Jungkook habían  querido entrenar un poco, llegó al lado de Jimin quien se volvió y sonrió al sentir sus manos en su cadera.

—Buenos días—dijo animado.

—Buenos días ¿Por qué no me despertaste? ¿Dónde están los bebés?

—No quise molestar, parecias muy apacible y los pequeños han comido y ahora están siendo cuidadoso por Soo. No tienes de qué preocuparte...

—¡Levántate Taehyung! —dijeron en el campo.

De inmediato se volvió al campo mirando con asombro como Jungkook estaba peleando y no con uno de sus hombres, sino con su esposo, el rubio respiraba inestable mientras sostenía la espada, volvió a ponerse en posición y atacó, por sus movimientos torpes, pero con técnica supo que no tenía mucho tiempo entrenando, pero que tampoco era un novato. 

Jamás lo creyó porque Jeon Jungkook era una persona sobreprotectora y posesiva, no como él, pero si a un grado alto. Sin embargo, verlos era un verdadero entretenimiento.

Jungkook esquivaba los golpes de espada de su esposo con rapidez, siendo un verdadero guerrero, Taehyung se movía nervioso,pero al mismo tiempo concentrado en su objetivo, como cada mañana entrenaba con su esposo, este decidió que era bueno que aprendiera a defenderse por si en algún momento llegaba a necesitarlo, que ambos esperaban que no, Jungkook era cuidadoso para no lastimarlo, pero sin dejar de ser duro, no se tocaba el corazón por ser la persona que amaba, al contrario, era mucho más duro y firme en su idea de enseñarle con precisión para que perdiera el miedo al ataque. Al principio era Yugyeom quien lo entrenaba, pero se daban cuenta que este era demasiado condescendiente una mañana que Jungkook salió a los jardines, así que tomó su lugar y ahora era él quien le entrenaba sin falta todos los días.

—No lo haces bien ¿Qué tienes? —preguntó con dureza y con la mirada fría. Sorprendiendo a los soldados de Ryuumoon. 

Taehyung rio para sorpresa de todos. —No es mi culpa, te has asegurado de dejarme adolorido esta mañana cariño—dijo tajante, sin una nota de vergüenza. 

Jungkook sonrió con suficiencia, amaba la dualidad de Taehyung y que poco a poco estuviera conociendo su verdadera personalidad, una juguetona y retadora. Le excitaba y no podía mantenerse lejos de él, lo amaba tanto que se reprochaba lo idiota que había sido antes.

—Entonces, creo que está mañana soy yo el ganador—respondió con el fin de despertar el espíritu competitivo en él, lo cual funcionó de maravilla. 

Todos miraron con asombro como Taehyung dejaba de lado sus incertidumbres y atacaba con fuerza a Jungkook, quien se desestabilizó por unos instantes antes de recobrar su postura, fue fiero, la forma en que la hoja de sus espadas se encontraban dando un estruendo maravilloso a los ojos ajeno, cada uno en posición, mirándose con una tenue sonrisa llena de picardía, porque aquello no era más que un juego de poder, estaban secretamente luchando para ver quién era el vencedor y lideraba su fogosa relación.

Entonces, Taehyung lo hizo y jugó con la que siempre sería la debilidad de Jungkook, sonrió de oreja a oreja, mostró aquella sonrisa seductora que dejó a todos perplejos porque era hermosa, cargada de amor y dulzura. Jungkook se perdió en sus ojos y fue la manera en que Taehyung pudo hacerlo caer, dio una patada en las corbas y este cayó de espaldas con una gran carcajada.

Taehyung caminó hacía él y le apuntó con la espada, sonrió incansablemente.

—Gané—dijo riendo.

Desde abajo, Jungkook asintió ladino. —Fue trampa y lo sabes.

—No—negó—. Sólo use mis recursos—se encogió de hombros. 

Los hombres de Jungkook seguidos de Jimin aplaudieron la osadía del rey, este feliz le tendió la mano a su esposo quien la tomó para levantarse, Jungkook le dió un beso en la frente a modo de felicitación.

—Wooow eso fue muy asombroso—dijo Jimin riendo mientras se acercaba—. Amor debes enseñarme a pelear.

Yoongi rodó los ojos, pero miró a su esposo con derrota. —Puede que lo haga, tendríamos una nueva forma de jugar cariño—lo atrajo a su cuerpo besando su sien.







El camino era tranquilo, si iban a ese ritmo llegarían en horas a Scarlanding, Yoongi y Jungkook cabalgaban de cerca, habían disfrutado de un buen desayuno antes de ponerse en marcha.

—Eres buen maestro—comentó—. Es admirable lo que haces, si yo viera a Jimin con una espada moriría. No quiero ni imaginarlo.

—Taehyung es muy fuerte, más de lo que yo pude imaginar—se encogió de hombros—. Quiero que sea capaz de defenderse si yo llego a faltar, es por su bien, más que por el mío. También me costaba verlo con una espada, pero es muy bueno.

—No hables de forma pesimista—gruñó—. Es bueno en lo que te has convertido, recuerdo que eras un niño egoísta con ganas de poseer el mundo, frío y distante.

Jungkook rio por lo bajo. —Cuando éramos jóvenes muchas cosas eran fáciles de pensar ¿No lo crees?

—Ni que lo digas—suspiró mirando el camino concentrado en sus pensamientos—. Las cosas eran simples y hasta cierto punto, mejores.

—Jimin no lo sabe ¿Verdad? —preguntó con una ceja alzada—. Si lo supiera no creo que estaría tan entusiasmado por ir a Scarlanding.

—No entiendo de qué hablas—se negó a mirarlo.

—Vamos Yoongi, estás hablando conmigo.

El rey soltó el aire lentamente, había una pesadez en su pecho desde el momento en que supo que tenía que regresar a Scarlanding. —Jungkook, si eres capaz de ver a SeokJin ¿Crees que seguirías enamorado de él?

—No—dijo sin dudarlo—. Lo que yo sentía por Jin era admiración, eso es fácil de olvidar, amo a Tae y eso es real ¿Te preocupa tu reacción?

—¿Y si no lo olvidé? Sabes bien lo mucho que lo amaba, yo daba mi vida por él sin importarme nada, sufrí y me volví duro y cruel cuando tuve que dejarlo atrás, todo por mi familia, por esa ley estúpida, yo...no lo elegí, pero no ha salido de mi mente, estoy confundido porque amo con locura a Jimin, él es mí vida, pero tengo miedo de que al final algo salga mal.

—Es normal hacerlo, pero Yoongi a estas alturas de la vida, después de diez años él ya debe haber formando su propia familia—negó con una sonrisa amable—. Ambos dejaron eso atrás, ahora son felices.

—Lo sé, sólo no quiero que las cosas con Jimin se confundan, hemos estado bien, pero siento que en el momento que menos lo espere la farsa explotará porque no soy un santo y lo he lastimado de una manera que es imperdonable.

Jungkook quien comprendía a la perfección lo que su amigo decía asintió. —Te entiendo mejor de lo que puedes pensar, pero ellos han elegido quedarse con nosotros por una razón Yoongi, sólo hay que cuidar su amor y a nuestros hijos.

—Lo encerré—confesó en voz alta—. Me traicionó Jungkook, él hizo algo malo y yo le respondí de la misma forma, me traicionó casi de la misma manera que él lo hizo hace once años y yo pensé que no podría con eso, pero le perdoné la vida, sin embargo, siento que dentro de él me odia, me da miedo estar sin su compañía.

—El rey de la muerte enamorado, tu esposo es amable y de corazón puro, él no te odia, pero te teme Yoongi, debes hacerlo olvidar lo que pasó, darle la seguridad de que pase lo que pase podrás perdonarlo, porque de eso se trata el amor de seguir creciendo juntos, yo soy un idiota por haber lastimado a mi esposo hasta el punto de hacerlo desear la muerte, pero día tras día trato de redimirme, haz lo mismo y deja de joder cabrón porque te encanta hacerte la víctima.

Yoongi soltó una carcajada. —¡Vete a la mierda Jeon!...Gracias—susurró a regañadientes.

—¿Crees que las cosas en Scarlanding salgan bien?

—No lo sé, pero sabes que para que ese hijo de puta nos haya llamado tan desesperado es porque algo no anda bien, de igual manera debemos mantenernos cerca hasta que él nos diga lo que ocurre.

—¿Supiste que su padre murió? —preguntó con una ceja alzada—. No hicieron los funerales necesarios, se saltaron todo protocolo.

—El viejo no lo merecía, era un cabrón desertor, pero es raro, sólo espero que Namjoon no haya hecho una estupidez porque si algo sale mal la guerra entre los reinos no se hará esperar.

Jungkook suspiró. —Esperemos que no llegue a tanto, porque está vez no puedo darlo todo sin pensarlo.

—Estoy contigo—chasqueo la lengua—. No hablamos hace años y sólo nos vemos cuando hay problemas ¡Menudos amigos tengo!

—Vamos, admite que lo estás disfrutando, te encanta la pelea—negó—. Aún no puedo creer que no hayamos perdido la vida en uno de esos enfrentamientos.

—Te di diversión Jeon, así que deja de joder—respondió dándole un pequeño golpe en el hombro.













—¿Llamaste a quien? —preguntó con los ojos abiertos de la impresión.

—A Yoongi y a Jungkook—respondió con tranquilidad—. Esto es algo que a ellos también les confiere y lo sabes.

SeokJin se sentó en aquella silla temeroso de lo que había escuchado. —Namjoon dime la verdad, por favor, no me mientas—le miró a los ojos con decisión y tenacidad—. ¿Lo hiciste tú?

La presión de las semanas cobro en el rey una cuenta demasiado alta para saldar, se hincó frente a su esposo y acomodó la cabeza en su regazo, SeokJin aunque sin palabras, comprendió todo y lo único que pudo hacer fue acariciar sus cabellos sintiendo esa horrible opresión en el pecho, una que le decía que algo muy malo se avecinaba.

—¿Por qué no me dijiste? —preguntó en un susurro.

—Porque no quería que siguieras sufriendo, no me arrepiento Jin, verlo morir en mis manos fue la mejor satisfacción del mundo.

—Ahora estamos en peligro ¿Verdad? Y es mi culpa.

—No Jin, no es tu culpa, él hizo una barbaridad, él es quien se equivocó y al final recibió lo que merecía. Ellos lo saben y de alguna manera me harán caer, pero no puedo permitirlo, no voy a permitirlo—le miró a los ojos tomando sus manos frías—. Pase lo que pase te voy a proteger.

—¿Y si no puedes hacerlo? —preguntó en un hilo de voz—. Hay mucho que perder.

—Entonces ellos lo harán, Yoongi y Jungkook protegerán lo que más amo y eso es a ustedes. SeokJin, no me importa morir y pagar, con tal de saber que tu estarás a salvo.







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