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72

SeokJin sudaba frío por el dolor apabullante que estaba sintiendo en su vientre bajo, era el momento de que su bebé llegará al mundo, pero él no estaba preparado, gritó levantándose de la cama, debía pedir ayuda, necesitaba que alguien le asistiera para que nada malo sucediera en el alumbramiento. Namjoon no estaba lo cual le dejaba aún más ansioso, pensaba lo peor porque estaba amaneciendo, las gotas de lluvia después de la tormenta aún golpeaban la ventana y eso sólo le dejaba una pregunta ¿A qué hora se había ido? Rogaba al cielo porque aún se encontrara bebiendo en el castillo, aunque dentro de él sabía que esa no era la respuesta que obtendría.

—¡Ayuda! —gritó fuertemente encorbándose por el dolor.

La puerta fue abierta de inmediato, llevó la vista a la entrada y sus ojos se abrieron llenos de alivió, Jackson llegó a su lado seguido de Hoseok quienes eran los encargados de custodiar la puerta de su habitación. 

Hoseok lo tomó de la cintura dejando de lado todo protocolo para llevarlo nuevamente a la cama. —Jackson trae al doctor de inmediato..

El castaño asintió corriendo a la salida, Hoseok lo iba a recostar pero SeokJin se negó, lo tomó de la mejilla haciendo que le mirara directo a los ojos. —Debes buscar a Namjoon, tienes que traerlo antes de que cometa una locura....está en el palacio de hierro.

El general entrecerró los ojos confundido. —¿Con su padre? no tiene sentido ¿De qué locura hablas?

—Encuentralo y tráelo aquí—suplico antes de gritar tomando con fuerza el hombro de Hoseok.  

—Lo haré, no te preocupes por favor, sólo concéntrate en traer bien a este bebé—dijo cerca de su oído antes de besar su sien justo como lo hacía cuando eran jóvenes y los entrenaba, para molestar a Namjoon.

Sintió como las personas entraban y los brazos de Hoseok eran reemplazados por los de Irene quien le ayudó a acostarse sobre algunas almohadas para quedar elevado, la partera y el doctor estaban presentes, miraba todo a su alrededor y al mismo tiempo cerraba los ojos, sudaba, pero el frío atacaba sus huesos, cada uno de sus músculos estaba contraído por el dolor, era aún peor que cuando Tzuyu llegó al mundo. Tomó las sábanas entre sus manos blanqueando sus nudillos por la fuerza descomunal empleada. 

El doctor abrió sus piernas para revisarlo. —No falta mucho su alteza—dijo con seguridad mirándolo—. Cuando venga la próxima tiene que pujar.

—No, Namjoon—susurró para sí mismo llorando.

Su esposo había prometido estar en ese momento sosteniendo su mano, miró a la ventana donde las gotas de lluvia bajaban con lentitud como si el tiempo se hubiera detenido, sollozo con miedo, el terror se apoderaba de cada célula de su cuerpo, si Hoseok no encontraba a Namjoon rápido todo se volvería una desgracia, Irene una de sus damas le limpio las lágrimas dándole palabras de aliento. 

Su parto era una locura, no creía que alguien más allá experimentado uno tan malo como el suyo, donde el dolor y la desesperación se intercalaban haciendo que estuviera a punto de perder la cabeza. Las sábanas llenas de sangre eran retiradas de la cama, el color le trajo amargos recuerdos, de una caballeriza impregnada de dolor y de un hijo que no llego a sentir. 

—Mi bebé...mi bebé—balbuceo mirando interrogante al doctor..

—El bebé llegará en cualquier momento, debe ser paciente—tranquilizo la partera.

—Por la mierda me pides eso ¿Cómo quieres que sea paciente? —gruñó antes de soltar un alarido lleno de dolor.  

Era el momento y lo sentía en su parte baja, las ganas de pujar se volvieron impetuosas, tomó la mano de Irene quien no se quejó a pesar de la fuerza que empleaba en el agarre, se apalancó hacía adelante y pujo con todas sus fuerzas, hasta el punto que su cabeza comenzó a doler, mordió su labio inferior gruñendo. 

—Vamos mi señor—alentaba el doctor.

Relajo su cuerpo después del esfuerzo, su pecho subía y bajaba por la respiración errática que tenía, abrió los ojos mirando el techo, al dosel que se abría, era el momento, nuevamente solo traería un heredero al mundo. Deseo tanto que Namjoon estuviera a su lado que las lagrimas saladas rodaron por el costado de sus ojos, sintió en ese instante nuevamente el dolor.

—¡Ahhhhhgg! —gritó desesperado empleando todas sus fuerzas.

—Ya viene mi señor ¡No pare! —ordenó el doctor para que le escuchara.

El estruendo de un relámpago se escuchó a lo lejos, en ese mismo instante la tormenta se desató nuevamente. Sollozo con fuerza negándose a parar, todos a su alrededor le animaban a continuar con el ritmo. Nuevamente la calma vino a su cuerpo, esta vez miró como la ventana era empapada de agua evitando que pudiera ver a través de ella con claridad. 

—Namjoon—susurro cerrando los ojos, el dolor nuevamente ataco su cuerpo.

Pujo con fuerza, era el momento, sintiendo un tirón en su cuerpo la calma llegaba al momento que escuchaba el fuerte llanto de un bebé. 

—Está aquí—dijo el doctor con las manos llenas de sangre, en estas se encontraba el pequeño cuerpo de un bebé que lloraba desconsolado.

SeokJin sonrió mirando a su criatura, observaba cada movimiento de manos que hacía el bebé como si fuera la cosa más maravillosa del mundo, después de cortar el cordón que lo unía a su cuerpo, las damas lo limpiaron antes de envolverlo en una manta blanca, alargó las manos para sostenerlo, tratando de enfocar la avista por las lágrimas que no dejaban de caer. 

Cuando el caliente cuerpo fue dejado en sus brazos soltó el aire retenido. —Mi bebé.

—Es un varón—dijo la partera con orgullo—. Ha dado a luz al heredero de ScarLanding.  

Sollozo besando la frente del bebé, este tenía una fina capa de pelo castaño muy claro casi rubio, recargo la mejilla en su cabeza con cuidado meciendo, él bebé le reconoció y dejo de llorar. 

—Mi hermoso bebé, por fin estas aquí—susurró sin dejar de sonreír. 























Descansaba en la comodidad de una cama limpia con su hijo entre sus brazos, no podía dejar de ver su perfección, todo era tranquilidad hasta que la puerta fue abierta abruptamente, llevó la mirada a esta encontrándose con unos ojos claros que le miraban sorprendido, completamente empapado Namjoon entró a la recamara llegando a la cama, se acercó con mucho cuidado sin apartar la vista del pequeño que su esposo cargaba.

—Jin—susurró mirando ahora a su esposo—. Jin el bebé...

—Está aquí—dijo mostrando la carita apacible del infante.

—Mi hijo—susurró sonriendo, sus ojos brillaban radiantes—. Es..

—Un varón—completó SeokJin—. Tenemos un varón.

Namjoon se acercó a los labios de SeokJin y lo besó con cariño, después hizo lo mismo con el bebé, besó su frente suave y cálida. —Te amo—susurró sin poder creerlo—. Gracias por esto mi amor.

—¿Dónde estabas Namjoon? —preguntó con temor—. ¿Por qué tardaste tanto?

—Estaba en el río—dijo sin tardanza—. Quería pensar, pero la tormenta se desató y pensé en esperar.

SeokJin le miró desconfiando de cada una de las palabras que había dicho, sin embargo vio en su rostro seguridad, lo que le hizo asentir. —Te lo perdiste.

—Lo siento—le abrazó por los hombros  haciendo que este recargara la cabeza en su hombro mojado—. Perdóname.  

—Está bien—suspiró sin dejar de mirar al bebé—. Ahora estás aquí y a salvo, es lo que me importa.

Namjoon asintió besando su cabeza y mirando nuevamente al bebé, un nudo en su garganta se instauro con fuerza. Porque cuando la vida brillaba la muerte se presentaba y esa noche tocó a su hijo con las manos manchadas de sangre. 







No soy mardy si no actualizo de madrugada 😅

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