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—Nam... Namjoon por favor....te lo suplico mírame—sollozo apoyándose en el respaldo de la silla tratando de no caer. 

Desde que lo había gritado Namjoon se había quedado parado mirando al piso, ninguno de los dos se movía, fue un error, él jamás debió de haber dicho algo, ahora podría causarle un duro golpe si su esposo no le creía, se mordió el labio inferior tratando de aligerar la tensión en sus entrañas pero era en vano, sus manos temblaron y más cuando le miró observarlo.

Los ojos oscuros del rey denotaban odio, se asustó, retrocedió hasta dar con uno de los postes de la cama, comenzó a temer por su vida y por la de su hijo. Namjoon se acercó con los puños apretados al igual que la mandíbula, su rostro estaba rojo y su frente sudaba. Cerro los ojos derrotado mientras daba pasos a la puerta.

—Por favor—dijo con un hilo de voz—. No me hagas daño, no me lastimes.

—¿Qué? —escuchó la respuesta ahogada.

Por el tono de voz de su esposo abrió los ojos, estaba a escasos centímetros de él, mirándolo como si no comprendiera lo que estaba sucediendo, vio en sus ojos la imagen de un niño perdido, de alguien que necesitaba refugio, lo vio herido y roto. Levantó una mano para tocarlo, pero Namjoon se alejo, cayó de rodillas y le abrazo por la cintura descansando la cabeza en su vientre. Se paralizó al sentirlo sollozar con dolor. Bajo la mano hasta acariciar sus cabellos donde acarició brotando sus propias lágrimas.

—Namjoon—susurró con súplica.

Jamás lo había visto quebrarse, ni siquiera cuando su madre murió, siempre fue duro y frío, pero ahora se encontraba sollozando como un niño pequeño, su corazón dolía y el bebé que llevaba en el vientre se movía clavándose en su costado.

—Namjoon por favor mírame—susurró nuevamente a punto de perder la cordura.

El mayor no lo miró, sólo le abrazo con mayor fuerza como si temiera que al soltarlo este desaparecería para siempre.

—Namjoon escúchame—dijo con voz más estable—. Ya no importa ¿Entiendes? Ya no importa eso fue hace años, sólo no hablemos de él, sigamos viviendo como lo hemos hecho hasta el momento, te lo suplico.

Fue tras esa declaración dolorosa que Namjoon levantó el rostro y le miró desolado.

—No me puedes pedir eso4dijo con voz ahogada—. No puedo hacerlo, yo no puedo simplemente olvidar lo que te hizo.

—Tienes que hacerlo, si yo puedo vivir con esto, tú también.

Namjoon negó, se puso de pie y lo tomó de los hombros. —¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué cuando te pedí un nombre no pudiste dármelo?

—Era mi palabra contra la suya—susurró desconcertado—. Estaba dolido, no quería que nadie se enterara de lo ocurrido, me daba vergüenza, pensé que todo estaría bien si él se había ido del castillo pero...no conté con que te enterarías, habían sembrado en ti la duda y no me creías. Estaba molesto y despechado, lo único que quería era olvidar e irme de aquí.

—Te hubiera creído—dijo tomando sus mejillas—. Yo lo hubiera hecho, si ese día...yo no debí separarme de ti.

—No es verdad Namjoon, tú no hubieras creído nada... tú habrías condenado mi presencia hasta el final, hubieras pensado que Tzuyu era de él si ella no hubiera sacado los ojos de tu madre, estabas cegado por el odio que tienes hacía tu padre que habrías tomado esto como una forma de hacer una lucha interminable, yo no quería que mancharas tus manos porque a pesar de todo él es tu padre Namjoon.

—SeokJin—susurró con dolor porque las palabras de su esposo eran verdaderas, él por más que lo amara hubiera caído en el juego ajeno justo como lo hizo con Jisoo—. Mira lo que te he hecho, yo debía protegerte, le jure a mi madre hacerlo y no lo logré.

SeokJin le abrazó con fuerza, escondió la cabeza en su cuello sintiéndose seguro. Namjoon se sentó en la cama llevándolo a su regazo donde lo acomodo como si de un frágil bebé se tratara, su cuerpo entero entró en un estado de alerta, donde cualquiera de los ruidos exteriores era un motivo para sentir un escalofrío en todo el cuerpo. Habían dañado a su esposo y esa persona fue su sangre...su propio padre lo lastimó.

—Díme cómo paso—susurró cerca de su cabello—. Dímelo, qué pasó.

—Namjoon...no—suplicó atormentado.

—Por favor, dime qué sucedió esa noche Jin—le abrazó con fuerza—. Estoy aquí para escucharte...

—Salí del castillo....

Pero Kim Namjoon un hombre fuerte jamás creyó estar arrepentido de sus propios deseos, se separó de SeokJin para mirarlo mientras relataba con detalle lo que sucedió esa noche, donde su padre le lastimó de formas inimaginables, el hecho de recordarlo y más tarde pensar en que él había hecho lo mismo en un brote de furia le hizo sentir nauseas, quería vomitar porque la imagen de su esposo siendo herido se repetía en su mente con fuerza.

—Olvidemos esto—suplicó tomando su cuello—. Te lo imploro, sólo no lo traigas aquí. No quiero que este cerca de mí o de mis hijos.

—Jinnie mi precioso Jinnie, mi valiente príncipe—sollozo—. ¿Cómo es que alguien como tú puede sufrir esto?

—Por favor Namjoon—respondió cerrando los ojos—. Díme que no harás nada.

—Jin—susurró tomando sus mejillas—. ¿Qué te hicieron mi niño? Dime que hago para devolverte la sonrisa mi amor y eliminar todo el dolor.

Aquellas palabras dichas por su esposo en un intento de detener su llanto hicieron que recordara, como fue encontrado en ese granero, estaba a punto de amanecer y él sentía la seguridad de querer morir en ese preciso momento.

Estaba recostado justo como él lo había dejado, con los ojos abiertos mirando la puerta, hacía frío pero no podía moverse para tapar su lastimado cuerpo. Escuchaba afuera como era llamado, ya se habían dado cuenta que estaba perdido.

La puerta del granero se abrió dejando entrar hilos de luz que le incomodaron, cerro los ojos pensando en la vergüenza que sería ser encontrado de esa manera

¡SeokJin! gritaron.

El sonido ya conocido de aquella voz le hizo abrir los ojos y comenzar a llorar, JiYong llegó a su lado y le miró desolado, lo tomó de las mejillas heladas

Mi niño ¿Que te hicieron? —sollozo al no encontrarle sentido a lo que veía.

Ji...sácame de aquí—suplicó con voz ahogada.

Mandé a buscarte, no te encontré en tu recamara, Namjoon está inconsciente de lo ebrio que se encuentra—trato de decir lo más coherente posible—. Díme que pasó ¿Fue él?

¿Quién? —preguntó con una ceja levantada.

JiYong le ayudaba a sentarse sin pasar por alto el dolor que este sentía. —SeoJoon, fue él, yo lo sé—susurró dolido llorando al ver la sangre que salía del menudo cuerpo—. Taeyong siempre me pidió que te cuidará de él...he fallado—le abrazo contra su cuerpo—. Debi protegerte con más fuerza.

SeokJin se abrazo al otro. —No sigas, por favor. Sólo sacame de aquí.

Tenemos que llamar al doctor...el bebé.

Ya no está—respondió cerrando los ojos—. No quiero que llames a nadie Ji...esto es un secreto. 

No, no voy a guardar esto, suficiente tengo con los secretos de mi hermana—negó.

SeokJin le miró con súplica. —Tú me vas a ayudar, Namjoon no puede saberlo, porque él podría cometer una locura, puedo morir en la horca por traición o él puede asesinar a su padre y tú sabes que eso pondría en riesgo a todo el reino, SeoJoon es aún querido aquí...ambos tenemos que proteger a Namjoon. Tienes que hacerlo, por favor.

Jin no....nosotros—susurró, pero fue callado por una mano que lo tomó de la mejilla.

Guarda este secreto para mí JiYong y yo te prometo seguir luchando.

JiYong miró al chico desecho en sus brazos y le abrazo con fuerza, beso su cabello. —Lo prometo, pero si todo sale mal yo te llevaré lejos de aquí. Cuidaré de ti siempre Jin.












—Namjoon prométeme que no harás nada de lo que puedas arrepentirte—suplicó tomando sus frías manos—. Podemos sobrevivir con tranquilidad, el destino hará lo suyo no quiero que te condenes.

—No puedes esperar que después de esto yo me vuelva ciego, prometí protegerte—dijo con dureza.

—Y es por esa misma promesa, es que no harás nada que pueda lastimarnos—suspiró de forma temblorosa e inestable—. Será traición Namjoon, tu padre aún tiene amigos en la corte, además es el hombre que te dio la vida, no puedes hacer esto.

—No digas eso—bajo la mirada—. SeokJin necesito redención.

—Y yo necesito y merezco ser feliz—mordió su labio inferior—. Necesito dejar ir el pasado, yo quiero mejorar, vivir tranquilo. Namjoon necesito que me prometas que no harás nada. Por nuestros hijos.

El rey miró a su esposo y al verlo tan desesperado asintió, le abrazo con fuerza. —Perdóname, te lo suplico, perdóname por ser aquel que te lleno de sufrimiento. Perdón por no cuidar de ti.

—Voy a perdonarte, estoy en proceso de hacerlo, no podría estar aquí si no supiera que soy capaz, yo sólo quiero olvidar, ayúdame a olvidar. Por favor.



















Namjoon lo observaba dormir, después de horas y del llanto tan atroz que ambos compartieron. Sus manos temblaban y reía sin razón, el alcohol en sus venas le decía que era momento, aquella persona había vivido lastimando a los que amaba, se había burlado de su capacidad de cuidar de otros, se burló de su poder el cual se había dado cuenta que no valía nada.

Pensó en seguir con la promesa que le hizo a su amado pero no viviría tranquilo si no hacía algo para solucionarlo, para matar aquella parte de él que llevaba su sangre.

Lo besó en la frente esperando que cuando volviera ambos pudieran vivir tranquilos.

Salió de esa habitación dirigiéndose al único lugar donde encontraría la paz...
















SeokJin despertó sientiendo un fuerte dolor en su espalda y vientre, miró alrededor y se encontró sólo.

—¡Namjoon! —gritó pero nadie respondió.

Levantó la cobija dándose cuenta de algo terrible, está estaba mojada, él había entrado en trabajo de parto.

—No ahora, no por favor—sollozo lleno de miedo—. Namjoon ¿Dónde estas?






Los próximos capítulos son los más pesados... Si tienen más dudas plis háganmelo saber así vamos a la par en cuanto a la trama.

💚

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