70
Hace siete años. Scarlanding.
Anualmente el reino celebraba un baile conmemorativo al día de la coronación de rey, Kim Namjoon quien había accedido hace tres años al poder era quien dirigía la organización teniendo al lado al dosel más perfeccionista del reino.
Kim SeokJin se había hecho cargo de toda la organización a pesar de que los malestares iniciales del embarazo se hacían presentes, aún no había hecho formal la noticia, quería decírselo esa noche a Namjoon para acrecentar su felicidad.
Hace algunos años atrás, la reina había muerto, ella fue su pilar dentro del castillo, le enseñó todo lo que sabía, estaba consciente de que su papel en el reino era tan importante como el de Namjoon, porque él había sido elegido específicamente para servir a Scarlanding. Nunca se había detenido a pensar por qué la reina estaba tan interesada en él, siempre que sacaba el tema a colación está le decía que era por su belleza y tenacidad, definitivamente Namjoon necesitaba a alguien que le mostrará en camino correcto, porque llevando la corona era fácil caer ante el poder.
Mark llegó a sus aposentos con una máscara confeccionada sólo para él, se la mostró dejándolo sin palabras, era de un ciervo dorado, las finas líneas que eran frías al tacto dejaba entre visto el arduo trabajo de los artesanos reales, los cuernos estaban hechos de un materias corrugado que era satisfactorio al tacto, era simplemente perfecta, sonrió ladino apreciando lo brillante que se veía.
—No creo poder aguantarla, es pesada.
—Lo harás bien—sonrió con amabilidad.
—¿Por qué no estás vestido para la fiesta? ¿Te irás? —preguntó con una ceja alzada.
—Sí, mi hijo me necesita, ha estado enfermo y Jackson quiere que no me separé de él. Diviértete por mí.
SeokJin asintió con afecto, ver a su amigo recobrar su vida para él era un momento inigualable. Había sido testigo de lo desecho que estaba hace algunos años, pero ahora el brillo había llegado a sus ojos.
—Él es un buen padre, lo ama a pesar de las circunstancias—suspiró llevando sus manos a las ajenas—. Vete pues, le diré a una de las damas que termine de arreglarme, no hagas esperar al pequeño.
—Pero...—interrumpió dubitativo, sin estar seguro de marcharse.
—Vamos Mark, nos veremos mañana y te contaré lo que sucedió en la fiesta—prometió con una sonrisa.
El castaño asintió bajando la mirada, él estaba muy comprometido con su trabajo, sin embargo, su hijo le necesitaba, el pequeño era enfermizo desde su nacimiento por lo que sólo él sabía cómo cuidarlo. No confiaba en nadie más para la tarea.
Cuando se quedó solo suspiró mirándose al espejo, era momento de salir, se puso la máscara amarrandola a su nuca con un satinado listón dorado, era el momento de presentarse y esa parte siempre fue para él un verdadero martirio, los ojos de las personas a su alrededor estaban sobre él y aunque amara la atención no dejaba de repetirse que en su repertorio no debían tener paso las equivocaciones.
En la cima de la escalera le esperaba su esposo, elegante con un traje tradicional negro al igual que el suyo y con una máscara de león dorado, era incluso más grande y pesada pero al rey no pareció importarle. Lo tomó de la mano con devoción al llegar a su lado
—Te ves espectacular—susurró en su oído.
Agradecía llevar esa máscara de otro modo él sería capaz de ver el ligero sonrojo en sus mejillas. —Me halaga cuándo es usted quién lleva el verdadero peso de la elegancia mi rey.
—Diablos Jinnie, sabes que me fascina que me hables de esa manera—dijo con voz ahogada—. Lo haremos está noche con máscaras.
—Entonces no podré besarte—rio encantado por lo bajo.
—Tienes razón—asintió—. No podría dejar de tomar tus dulces labios, sin máscara será.
Bajaron sin contratiempos, ambos estaban cuidadosos de sus pasos, porque con las máscaras les era difícil saber dónde pisar, llegaron al enorme salón donde miembros de la realeza y el consejo estaban reunidos, estos últimos llevaban como uniforme una máscara de oso negro, al verla su piel se enchino llevando una ráfaga de incomodidad a todo su cuerpo, aquella imagen le recordaba a lo que había visto en el laberinto cuando era niño, una situación que jamás había hablado en voz alta, algo que sólo le atormentaban en recuerdos.
—¡Presentando al rey Kim Namjoon y a su alteza Kim SeokJin!
Los presentes hicieron una reverencia de respeto seguido del lema. —¡Larga vida a los reyes de Scarlanding!
Como requisito inicial Namjoon agradeció la presencia de sus invitados y comenzó el baile real, mientas lo tomaba de la cintura lo guiaba por todo el lugar en un balanceo lento y pausado, lo tomó con fuerza sintiendo las miradas clavadas en su ser
—¿Pasa algo? —preguntó Namjoon cerca de su oído.
—No—susurró.
—¿Aún sientes miedo de las miradas?
—No puedo acostumbrarme a estar en la mira de todos, es incómodo.
—Lo harás—dijo con seguridad—. Yo sé que podrás hacerlo, además son ojos de envidia los que te miran, ellos quieren todo lo que tú tienes, belleza, encantó y un corazón de oro.
—Si alguien te escucha dirá que estás enamorado—rio.
—Perdidamente enamorado—sonrió—. No hay nada que pueda cambiar mi amor por ti.
—¿Nada? —preguntó levantando una ceja—. Eso espero.
—Mi padre no asistió—dijo con dureza—. Está a nada de irse del castillo y no se presentó.
—¿Cómo te sientes? —preguntó preocupado—. Sabes que esto puede ser extraño para él.
—Ya lo presentía, es mejor que se vaya a que se quede juzgando todo lo que hago—suspiró—. Necesito que esté lejos.
—¿Algún día me dirás por qué lo odiaba?
—Puede que lo haga, ahora bailemos y disfrutemos está noche cariño.
SeokJin asintió relajándose en los brazos ajenos. Bailaron dos piezas hasta que alguien se acercó, se trataba de Seungri y de su hermana Jisoo, está había llegado al castillo para ser instruida como noble, su padre quería que se casará con alguien de apellido, a medida que pasaba tiempo con ella se daba cuenta de que su hermana había heredado lo peor de su madrastra
—¿Puedo bailar con su majestad? —preguntó con voz tierna.
Namjoon asintió tomándola de la mano, él no tuvo otra opción que quedarse con Seungri a quien le huía por la forma tan descarada de dirigirse a él o a sus damas.
—Luces hermoso hoy—río encantado.
—Lo sé—bufó encogiéndose de hombros.
—Vamos Jin, no seas tan aguafiestas, sólo me acosté con tu dama no cometí asesinato—justificó.
SeokJin rodó los ojos. —No comiences, lo que hiciste estuvo mal porque ilusionaste a la pobre chiquilla ahora sólo piensa en que te casarás con ella.
—Eso es imposible porque jamás me casaré—redunduñó—. Tú hermana parece que está desesperada por la atención del rey ¿No lo crees?
—No me interesa—dijo con una mueca—. Ella puede desearlo, pero él me pertenece.
Seungri bufó para después asentir. —Dichoso el que caiga en tus brazos Seokjin—le tendió la mano—. Vamos a bailar.
Salía del castillo sintiendo calor, se quitó la máscara dejándola en uno de los barandales, necesitaba aire, dentro se estaba sintiendo verdaderamente sofocado, Namjoon había estado hablando con los miembros del consejo y algunos duques, debía pedirle permiso para salir, pero decidió que lo mejor era no interrumpirlo, así que nadie sabía en donde se encontraba, eso le daba una sensación de libertad.
Hubiera deseado ir a los jardines pero el recuerdo de ese lugar le impedía ir sin compañía, caminó entonces por el costado norte del castillo directo a las caballerizas. Estaba nervioso, algo en su cuerpo le decía que era mala idea encontrarse en ese lugar, sintió que le seguían, pero llegó a la conclusión que eran sus nervios los que le daban una mala jugada.
Pero a medida que se acercaba a las caballerizas el vello de su cuerpo se erizo, algo no estaba bien, se detuvo y al querer darse la vuelta fue tomado de forma violenta por el cuello, le taparon la boca y aunque luchó el cuerpo ajeno parecía tener mucha más fuerza.
A rastas fue llevado dentro de las caballerizas, se removía violento para ser soltado, pero todo era en vano, fue lanzado al piso recubierto de paja, sus muñecas fueron tomadas mientras aquella figura se cernía sobre él inmovilizandolo.
—¡Suéltame! ¡Auxilió! —gritó, pero parecía no funcionar, a lo lejos se escuchaba la música del salón.
Miró entonces a su captor y la sangre huyo de su cuerpo al percatarse de la máscara de oso que llevaba, se paralizó.
—Es así como quería tenerte—dijo con voz grave—. Tú y yo nos vamos a divertir mucho, no sabes todo lo que tuve que esperar.
El hombre estaba comenzando a descender por su ropa, algo que le lleno de asco, comenzó a dar goles al aire, uno de esos fue a parar a la máscara la cual se desprendió del rostro del hombre cayendo al suelo. SeokJin paro en seco y miró el rostro de su peor pesadilla
Lo conocía más de lo que deseaba admitir, los ojos oscuros y la mandíbula eran iguales a las del hombre que amaba, sus labios se surcaron en una sonrisa cínica
—No sabes lo difícil que fue observarte por años crecer y no poder tocarte—dijo acariciando su mejilla.
—¿Por...por qué? —susurró con lágrimas en los ojos—. ¡No me toques por favor!
El padre de su esposo y antiguo rey le miró con seriedad. —Porque no voy a dejar que él se lleve todo lo que quiero—dijo con frialdad—. Yo te vi primero, te quise como mi consorte, pero mi esposa decidió que sería buena idea quitarme lo único que me causaba placer, te convirtió en rey y yo tuve que esperar a probarte. Pero ahora estás aquí.
—¡No, suéltame! ¡Namjoon te va a asesinar! —gritó desesperado—. ¡Suéltame!
—No lo hará SeokJin, porque es mi palabra contra la tuya—sonrió tomándolo con mayor fuerza—. Conoces a Namjoon mejor que nadie, sabes que no perdona las traiciones mucho menos si esta es con sus enemigos, tu no va a hablar de mi porque si algo me pasa juro que haré que todos sepan sobre tu adulterio, diré que eras mi amante.
—No...no puedes hacer eso—susurró negando—. Por favor, te lo suplico déjame ir.
—Lo haré, después de tomar lo que es mío, vamos Jinnie sé un buen niño, como lo fuiste hace años en ese jardín al no decir nada de lo que viste—dijo antes de atacar su boca con agresividad.
SeokJin se movió, pero lo único que logró con eso fue que el rey mordiera su labio inferior haciéndolo sangrar. Todo fue tan rápido, se resistió, pero los puños del hombre caían en su cuerpo haciendo que el dolor le imposibilitará hablar o gritar. Observó cómo la puerta era abierta y gritó por ayuda, una que nunca llegó.
Sus ropas eran rasgadas al momento en que él se defendía. —¡Por favor te lo suplico no! rogaba sin éxito alguno.
El antiguo rey lo tomó con violencia, no le importó cuanto suplicará o cuando llorara por el dolor que le estaba causando, este siguió golpeando y abusando de su cuerpo hasta que se vio satisfecho sólo así se separó dejándolo tendido y adolorido. El dolor era insoportable, tanto que no podía moverse.
—Estás sangrando—dijo con normalidad—. Eso te ayudará a saber quién soy SeokJin, mientras yo viva tú no engendrarás un heredero.
SeokJin no respondió, no dijo nada ni siquiera se movió, se quedó observando a ese hombre sonreír de su desgracia, no podía sentir las piernas y su trasero dolía como jamás lo había hecho, podía sentir el viscoso líquido bajar por su muslo combinado con su sangre. Se sentía sucio y avergonzado.
Ahora que estaba sucio no podía entregarse a Namjoon, había perdido a su hijo y él no pudo decir nada, porque tenía miedo, el antiguo rey aún tenía poder sobre el reino y si quería podía destrozarlos, creyó que si se quedaba en silencio nada malo ocurriría, estaba salvando a Namjoon de cometer una verdadera locura.
Creo que más o menos las dudas están resueltas
Si fue el padre de Namjoon.
💚💚
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