59
El palacio de Cristal era una construcción tradicional hecha para los consortes y las concubinas del rey, su padre la había usado para mantener vigiladas a sus mujeres, él no quiso ser tan cruel con el destino de las chicas, pero ahora sabía porqué era necesario mantener al harem aislado.
Aceptar esas mujeres fue el peor error que pudo cometer, todo había sido hecho por despecho, porque pensó que la única persona que amaba en el mundo se había metido con otro, se culpaba por no haber escuchado a SeokJin las veces que tuvo la oportunidad.
Si lo hubiera hecho en esos momento no estarían atravesando el largo pasillo a el recibidor de las concubinas. SeokJin iba a su lado con el rostro demacrado, haber recibido la medalla fue para él un golpe al corazón, ellos realmente tenían a su hija y podían hacerle daño, entraron al gran salón, el pelinegro tuvo asco de ver la elegancia del lugar, aquellas mujeres que le habían hecho daño vivían muy bien.
—Hasta las zorras tienen mejor suerte—susurró.
Namjoon lo escuchó y apretó la mandíbula. —Si me das la orden te juro que puedo hacer que las encarcelen, a todas.
Soltó una risotada. —¿No crees que es muy tarde para eso?
Las tres mujeres les esperaban expectantes, dos de ellas inseguras de lo que sucedía y una previendo lo peor, después de ver la muerte de su hermana ya nada tenía sentido para su miserable vida, esperaba por lo menos morir en mejores condiciones. Tenía miedo, sobre todo, al ver como el rey le observaba, como si fuera la peor enfermedad del mundo. Se inclinaron con respeto. Al final del día su plan no había resultado, nadie la rescataría.
—Vaya las rameras tienen modales—dijo SeokJin en voz alta haciendo que las tres chicas levantarán el rostro, estaba tan molesto que no se detendría.
—Los tenemos mi señor—dijo DaHyun asustada.
Jisoo miraba con una ceja alzada el rostro de su hermano. —Vaya mi señor, criar hijos ajenos ha sido cansado para usted ¿Verdad?
Namjoon la cayó con una mirada, Jisso bajo la mirada, de inmediato el rey se acercó a LeeHi.
—¿Creiste que te saldrías con la tuya? —preguntó con rabia—. ¡¿Pensaste que podrías engañarme a mi?!
Ella levantó la mirada y negó. —Yo...yo no sé de qué me habla.
—¿Dejaste que tú hermana pagará por tu crimen o fue tu cómplice?
Los ojos de la castaña se abrieron como si hubiera visto un fantasma, las otras dos le observaron una de ellas como si fuera un monstruo, y la otra con temor, Jisoo sabía lo que aquello significaba, LeeHi tembló, era en esos instantes donde pensaba en sus errores y en su hermana, le dijo que se mantendría con vida por lo que negó toda acusación, Namjoon ardió en coraje, pero no tanto como SeokJin quien se plantó frente a ella y con la fuerza de su furia le dió una bofetada en la mejilla derecha, todos se quedaron en silencio observando el arrebato del rey.
—¡Deja de jugar, nadie cree esa maldita cara de inocente que tienes! —gritó con todas sus fuerzas haciendo que soltara lágrimas de dolor—. ¡Por tu culpa mi hija está en manos de esa gente! ¡Tu hermana murió en la horca! Yo te voy a hacer pagar si no cooperas, porque antes de entregarte voy a torturar tu mente ¡Maldita asesina! ¿Recuerdas a tu hermana congando de esa cuerda? —siguió cuando la vió negar desolada—. Tú la pusiste ahí, siempre lo supe, que eras tú.
—No—susurró antes de soltar el llanto, tomó su rostro entre sus manos. —¡Lo siento! Yo no quería que esto terminara así.
—Nada de esas palabras podrán salvar tu alma del infierno, ahora Hoseok llévatela y junto a Namjoon interrogala, mañana estará muy feliz la desgraciada de ir a entregarse a esos asesinos—dijo con una sonrisa—. Pagarás por todo el sufrimiento que padezco—miró a las restantes—. Eso va para ustedes también, espero que les guste el palacio porque estarán aquí por el resto de su vida, cualquier privilegio que Namjoon les haya otorgado sobre su libertad será reubicado, ¡Nunca saldrán de aquí!
Algunos guardias tomaron a LeeHi y la llevaron a una de las salas para interrogarla, Namjoon observó a SeokJin para irse tras sus hombres. Jackson se quedó al cuidado de él.
—Váyanse—dijo con desprecio.
DaHyun quien había permanecido asustada asintió, desde que Rosé se había ido su mente estaba en un trance del cual no podía salir, la desesperación venía acompañada de tristeza genuina, nada en ella volvería a ser igual.
Jisoo se quedó y miró a su hermano mayor con una sonrisa en el rostro.
—Al final perdiste—dijo con desprecio, él le había quitado todo lo que quería en el mundo y era justo que sintiera el dolor—. Ganaste a Namjoon, pero perdiste a tu bastarda. Ahora sientes lo que yo siento Jin.
SeokJin se dió la vuelta y la encaró. —¿Qué pasa por tu cabeza? ¿Cómo puedes decir eso si eres madre? Oh lo olvidaba ni eso eres capaz de ser—negó—. No te permito que nombres a mi hija con tu sucia boca de ramera.
—Espero que la encuentres viva—rio burlesca.
SeokJin no aguantó, se acercó a Jackson y de una le quitó la espada, aprovechó que la chica estaba distraída riendo para poner la punta fría y filosa en su cuello. Jisoo calló de inmediato.
—Sigue, vamos, que yo estaré feliz de partirte en dos con esta espada—espero, pero no vio más que silencio—. Eso es lo que imaginé. Cobarde.
Namjoon y Hoseok miraban a la chica que no paraba de llorar. Ambos estaban cabreados, sobre todo el primero, porque frente a él estaba la causante del dolor de su esposo y la preocupación de su corazón.
—¡Basta! Si piensas que tus malditas lágrimas nos darán lástima estás equivocada—dijo el oficial—. Debes de ser más fuerte para meterte con el ejército, si no estás muerta es porque nos sirves tal y como una moneda de cambio, ahora nos vas a decir todo lo que sabes de la resistencia.
—Yo juro que no sé nada—sollozo—. Lo único que ellos me dijeron era que debía envenenar al rey, yo no sabía sus planes.
—No te creo—dijo Namjoon con desprecio—. Díme de una vez lo que planean o te juro que me encargaré de mandarte a pedazos.
La amenaza le hizo temblar, suspiró y jugando con sus manos le miró. —Sólo sé que están trabajando para alguien, nunca dijeron el nombre siempre lo llamaron el rey sin corona, ellos decían que esa persona les estaba pagando mucho dinero para mantenerlos haciendo desastres, los hombres a usted lo odian, lo culpan por la masacre de la villa Guiyong.
Namjoon entrecerró los ojos. —Eso es imposible, yo no era rey en ese entonces.
—Yo sólo escuché eso, deshacerse de usted era la primera parte, después planeaban tomar el poder —susurró tratando de recordar más, pero estaba tan nerviosa que era imposible.
—¿Qué más sabes?
—No sé nada más, lo juro—suplicó con la mirada.
—¿Ailee era tu cómplice? —preguntó con un nudo en la garganta.
—No—negó de inmediato—. Ella se enteró de lo que estaba haciendo, me cubrió, sólo eso, pero ella jamás hizo nada contra usted, sólo me protegió, porque yo se lo pedí.
Namjoon peinó su cabello hacia atrás con desespero. —Dejaste que ella pagara por tu crimen.
—Ella me impidió hablar y yo...tenía miedo.
—Bien, prepárate que antes de irte vas a satisfacer a mis hombres—sonrió ladino—. Regresaremos al juguete usado ¿No es lo que hacías?
Tembló por completo. —¡No por favor no lo haga!
—Esto no es por mi—sonrió—. Esto es por mi hija, mi vida y por tu hermana.
Los ojos de LeeHi se abrieron aterrorizados, trató de suplicar, pero fue en vano el rey ya estaba abandonando la sala. Hoseok la observó con dureza, ningún traidor era digno de su lástima.
—Este es el lado oscuro que tú no conocías de Scarlanding, fuiste usada por ellos y ahora lo serás por tu reino ¿Entiendes el castigo?
Namjoon entró en la habitación, SeokJin estaba sentado en la cama, en sus brazos se encontraba JiEun, la había tomado para intentar mantener la calma, pero eso sólo le causaba más angustia, sus brazos se sentían vacíos.
—Jin, ve a descansar.
—No puedo—tragó en seco—. No puedo siquiera cerrar los ojos sin verla a ella e imaginar que esta sufriendo. Namjoon la necesito.
—Lo sé—dijo acercándose, sentándose a su lado, sin mirarlo o mirar a la niña que llevaba en brazos.
—¿Ailee lo hizo?
—La cubría, mintió, pensó que sacrificandose podría salvar a su hermana—chaqueo la lengua—. Ahora está muerta.
—Ella te amaba—susurró bajando la mirada a la niña—. Te amo hasta el último día de su vida. Incluso en el último momento.
—Todo aquel que llega a amarme sufre—asintió con los ojos ardiendo de las lágrimas que no podía sacar—. Ahora, Tzuyu también lo hace, si yo muriera, la vida de quienes están a mi alrededor mejoraría.
—Namjoon, tengo miedo.
—La traeré de vuelta, esa es una promesa que no voy a romper, ni hoy ni nuca. Haré todo lo que esté en mis manos para salvarlos. Te doy mi palabra.
SeokJin se recargó en su hombro y sollozo. —Sólo quiero que esto acabe y que ella regrese a mí, es lo único que pido Namjoon.
—La tendrás de vuelta Jin, lo harás.
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