54
La habitación en la que se encontraba era pequeña, había una cama individual, un tocador y una pequeña mesa con dos sillas, sentada en el borde de la cama estaba ella, SeokJin había quedado curioso desde un principio por aquella chica, su cabello castaño caía hasta su cintura, su piel era clara, ojos expresivos y delicados rasgos, aunque sus mejillas estaban abultadas, con aquel vestido color marfil su vientre claramente hinchado se hacía notar, estaba pasando las últimas semanas de embarazo, por lo que sabía ella había quedado en espera antes de que él y Namjoon se hubieran reencontrado.
Sus ojos se abrieron en demasía, un gesto que la hacía lucir mucho más inocente, le observaba con miedo, como si hubiese visto a un fantasma, cuando dijo su nombre se paró e hizo una inclinación, sin levantar el rostro.
—Mi señor—dijo en voz ahogada.
No era la primera vez que la veía, pero sí la primera vez que la tenía así de cerca. —He venido en representación del rey, a quien has solicitado una audiencia—aquello era mentira, Namjoon ni siquiera sabía que él estaba ahí, se había enterado que Ailee había solicitado ver al rey en repetidas ocasiones, pero este se negaba—. Cualquier recado que tengas para él, yo se lo haré llegar.
Tal vez eran los celos o la curiosidad lo que le había llevado hasta ese lugar, no lo tenía claro, se acercó a ella y esta elevó su rostro. —Claro mi señor.
Esperaba que esa visita le dijera por qué ella, una chica común, había ganado el interés de Namjoon, necesitaba saber si ella era mejor que él, porque era egoísta y necesitaba sentirse superior para ganar seguridad, esos eran los miedos que no dejaba que nadie viera.
—¿Podemos sentarnos?
—Sí—asintió—. Por favor—dijo señalando la mesa—. Quisiera ofrecerle algo, pero no tengo nada, la hora del almuerzo ha pasado.
—Está bien—dijo sentándose, ella espero a que él sentara para hacer lo mismo momentos después, era sumamente educada—. Me dijeron que has estado solicitando una audiencia privada con mi esposo.
Ailee asintió con una ligera mueca. —Quería pedir la posibilidad de ver a mi hermana.
—Lamentablemente sabes que eso es imposible, a menos que quieras que la acusen de ser tu cómplice.
—No—dijo alarmada—. Sólo quiero saber si está bien, ella siempre ha sido débil de salud y que este aquí puede llegar a empeorar su estado.
SeokJin miró en sus ojos la desesperación. —¿Sólo por eso quieres ver a Namjoon? ¿No rogarás piedad?
—¿Eso serviría de algo, mi señor? —preguntó con tristeza en la voz.
—No—dijo con seriedad—. Las leyes de Scarlanding no son indulgentes, mucho menos con los traidores, pero eso ya lo sabías ¿No es así?
—Estaba enterada—asintió bajando la mirada a sus manos—. Pero, uno nunca piensa que estará en esa posición.
—Al fallar al rey, al atentar contra su vida ¿No pensaste que tu castigo estaba cerca? No me engañas con esa sonrisa inocente, lo que hiciste no tiene justificación alguna.
—Lo sé, no intento justificar mis actos, mi señor.
—¿Por qué? —preguntó con frialdad—. Y mírame cuando contestas.
Ella elevó la vista y lo miró fijamente, el miedo estaba en sus ojos, al igual que el dolor. —Quería ser libre.
—¿Tú libertad a cambio de la vida de alguien?
—Me enamoré de él—dijo con total tranquilidad—. Lo amo, y lo amaré hasta que caminé a esa horca y sea asesinada en frente de todos, lo amaré incluso en ese momento, pero amarlo, no significa que soy ciega y no sé de lo que él es capaz, usted debe entenderme en ese sentido.
SeokJin bufó, relamió sus labios y ladeo la cabeza, aunque las palabras de Ailee tenían sentido, aunque dentro de él supiera que también pensó en que obtendría su libertad si Namjoon moría, no podía hacerle ver que la entendía.
—Amar no es sinónimo de matar.
—Él lo ha matado a usted en vida—dijo con seriedad—. Y me matará a mí también, el amor por mi hermana, por mi libertad y por mi hijo me tiene en este lugar.
—¿Piensas que amar a tu hijo significa dejarlo solo? Porque ¿Qué vida tendrá si todos saben que es hijo bastardo de una traidora? ¿Crees que en ese momento él o ella agradecerá tu amor? No sentirá más que vergüenza por compartir tu sangre.
Ailee apretó la mandíbula, y las lágrimas que había mantenido al margen de sus ojos comenzaron a correr como ríos sobre sus mejillas, ella mordió con fuerza su labio inferior para evitar sollozar.
—Al final, mi señor, mi castigo no es caminar a la horca, sino perderlo todo, incluyendo el amor de mi hijo—susurró—. ¿No es estúpido lo que alguien puede hacer por ignorancia?
SeokJin la observó con fijeza, había algo en ella, algo en su forma de mirarlo que no le producía enojo u odio, sino curiosidad, parecía demasiado tonta como para planear algo tan elaborado, demasiado transparente para estar engañando y demasiado sincera para que sus lágrimas sean tomadas como un truco.
—¿Traicionaste a tu rey?
Sus labios temblaron ligeramente, se quedó pasmada, sus ojos se abrieron mucho, apretó los labios antes de decir—. Sí, lo siento—pero al tiempo que decía esto dio una negación ligera.
—Vas a morir, no verás a tu hijo crecer, Namjoon pensará que eres una traidora, no tendrás un sepulcro digno. ¿Fuiste tú?
—Por algo estoy aquí ¿No?
SeokJin podía ver en sus ojos un grito de desesperación, al tiempo que tragaba en seco. —El egoísmo también es una virtud.
—El amor lo es más ¿Qué estaría dispuesto a hacer por amor, mi señor?
—Yo lo haría todo, por el amor de mis hijos Ailee—dijo con seguridad.
Ella se quedó en silencio unos momentos antes de asentir y sonreír tenuemente, sin eliminar la tristeza de sus ojos. —Espero que alguien pueda amar a mi hijo o hija como usted ama a los suyos.
SeokJin se puso de pie molesto. —A quien estas protegiendo, no lo vale, porque mientras te pudres aquí y dejas pasar la oportunidad de ver a tu hijo crecer, esa persona puede estar viviendo la gran vida, llena de libertad.
—No sé de qué habla—desvió la mirada.
—Eres igual a mí Ailee, a lo que yo era antes de irme de este castillo, ingenua y estúpida, y eso sólo te llevará a la perdición. Descansa.
Se dio la vuelta para salir de aquella habitación, estaba enojado, pero cuando estuvo lejos de ella no comprendió el porqué de sus palabras, ella era culpable, lo había dicho y sostenido, sin embargo, dentro de su corazón sentía que estaba mintiendo y eso sólo quería decir que el verdadero culpable seguía en el castillo o mejor dicho en el palacio de cristal.
—No—dijo al tiempo que colocaba los moños sobre la cabeza de su pequeña.
—Pero, hace dos días que no vemos a papá—refunfuñó con los brazos cruzados.
—Ya lo sé, pero está ocupado Jihoon—suspiró con un puchero, él también extrañaba a Jackson.
—Papá dijo que si necesitábamos algo podíamos ir a verlo al castillo.
—Tú lo has dicho, sólo si necesitamos algo.
—Verlo es una necesidad, vamos—se acercó a él para dar su mejor cara de pena.
Mark boqueo, en sus años como padre se había dado cuenta lo difícil que era decirles a sus hijos que no, suspiró derrotado, si bien, que ellos vayan de visita al castillo no era incorrecto, durante años quiso mantener a sus hijos alejados de la vida dentro de ese lugar, no quería que se involucraran en nada que tuviera que ver con la realeza, sin embargo, él también necesitaba salir de su casa.
—Bien, pero tienes que prometerme que no te separarás de mí, no es como en casa, ahí no puedes estar vagando, perderte podría ser muy fácil.
—Me portaré bien—prometió mostrando su pequeña sonrisa.
—Ve por una chaqueta que tu padre se molestará, el ambiente es fresco.
Jihoon salió corriendo al perchero de donde tomó una chaqueta oscura, Mark tomó a su hija de la mano, era pequeña, apenas había cumplido los dos años, y se encaminó a la puerta, los tres salieron con tranquilidad. Su hogar estaba a las afueras del pueblo, era una linda y grande casa con una buena extensión de terreno para plantar o que los niños jugaran.
—Papá me dijo que antes vivían en el castillo—dijo Jihoon sin soltar su mano.
—Pues...sí—asintió—. Pero, eso fue mucho antes de que nos casáramos, yo era parte de la corte de su alteza, aunque no tenía sangre de noble, él me permitió estar ahí, además de que siempre le ayudaba, desde ahí somos cercanos.
—¿Por qué no te gusta el castillo? Yo creo que es increíble.
—Oh bueno, eres un niño, es normal que creas que es asombroso, pero la realidad es que la vida en el castillo no es tan divertida, llega a ser estresante, aunque en tiempo de festivales es grandioso.
—¿No hay niños en el castillo?
—No, algunos hijos de los miembros de la corte, pero ya no son tan pequeños, creo que los únicos niños que habrá serán los hijos de los reyes.
—¿Tú conoces los otros reinos?
Extrañado miró a su hijo con dudas. —¿Cómo sabes sobre los otros reinos?
—La abuela me dejó mirar uno de los libros de su biblioteca.
—Entiendo—asintió—. No los conozco, jamás he salido de Scarlanding, sólo sé que son impresionantes, el reino siempre frío del Norte, Las Cumbres, que es un reino conformado por algunas islas montañosas, los reinos pequeños del Valle, la Villa, Black Land, Red Scorpion y...RyuuMoon.
—La abuela dijo que dos de los reyes de los reinos más grandes estuvieron aquí ¿Los conociste?
Mark se quedó en silencio por unos momentos. —Sí—susurró con nerviosismo.
—¿Cómo son? —preguntó con los ojos brillantes de curiosidad.
—Jeon Jungkook es el rey del Norte, vive para entrenar, realmente jamás cruce palabra con él, sólo lo miré de lejos, es muy exigente, Min Yoongi, el rey de RyuuMoon—acaró su garganta—. Muy feroz, demasiado sarcástico y con un gran ego, es todo lo que puedo decir de ellos.
—Suenan como personas increíbles ¿Por qué tienes esa mirada?
—¿Qué?
—Pareces triste.
—No, sólo cansado, deja de preguntarle a nana sobre esas cosas—bufó mirando al camino—. Sólo tienes que aprender de tu propio reino, no de los demás.
—Cuando sea grande, seré un general importante como papá, así que tengo que saber todo esto.
—¿Y quién te ha dado el permiso de ser un general? No, eres mi bebé y te quedarás conmigo.
—Ya no soy un bebé papá—rio de forma divertida.
Mark no contestó, sólo se limitó a caminar al castillo, el cual estaba demasiado cerca, tomó con fuerza a Jihoon al llegar a la puerta, era conocido, por lo que los guardias le dejaron pasar.
—Pasaremos a saludar primero a su alteza ¿Entendido?
—Sí—asintió, pero no estaba prestando atención, mantenía la mirada en todo lo que había alrededor.
No lo culpaba, el castillo era precioso, pero esa belleza sólo se encontraba en la fachada, entraron, siendo recibidos por una de las sirvientas quien les acompañó hacía la sala personal en donde SeokJin acostumbraba a pasar los días, desde que regreso al castillo quiso pasar más tiempo a su lado, como en el pasado cuando eran demasiado jóvenes para tener cuidado.
Cuando la puerta se abrió, Mark entró llevando a sus hijos, SeokJin estaba sentado leyendo algo, a sus costados se encontraban las damas que lo habían acompañado en su estadía en el castillo, elevó la vista y le sonrió en grande, sonrisa que se intensificó cuando miró por quienes estaba siendo acompañado, se levantó acercándose a él, sin dejar de sonreír.
—Mira qué tenemos aquí—dijo hincándose a la altura de Jihoon, quien hizo una reverencia tímidamente—. Jihoonie, han pasado años desde la última vez que te vi, estás muy grande y guapo.
—Muchas gracias su alteza, es un gusto verlo de nuevo—dijo formalmente, aunque los mayores estaban seguros de que él no recordaba a Jin.
Seokjin alargó la mano para acariciar sus cabellos oscuros. —Que educado niño—se levantó y alargó los brazos tomando a la pequeña—. Mira que preciosura, Mark, tus hijos son hermosos. Vengan, Irene, llama a una de las sirvientas, que traiga té. Jugo y dulces para los niños. Tomen asiento.
Mark se sentó frente a él, a su lado estaba Jihoon, quien no dejaba de mirar todo con asombro, Jin se sentó llevando a Seoulgi en sus piernas, aquella pequeña le recordaba a sus hijos.
—Es bueno verlos, son grandes, han crecido muy bien—dijo con una sonrisa.
—Lo han hecho—asintió—. Estoy ansioso por conocer a tus pequeños.
SeokJin asintió. —Espero poder verlos pronto—soltó con una mueca de melancolía—. Namjoon ya lo sabe, sobre aquel asunto—dijo señalando su estómago.
—¿Se lo dijiste? —peguntó impresionado—. No he escuchado nada en el reino.
—Eso es porque es un secreto—suspiró—. Por el momento mi carezco de confianza.
—Es entendible—asintió con una mueca—. Ahora de lo que todos hablan es de Ailee y su condena.
—La visite esta mañana—dijo con seriedad.
—¿Por qué?
—Ella quería hablar con Namjoon, pero fui en su lugar. No dijo nada, sólo que deseaba encontrarse con su hermana, cosa que está prohibida.
—Naturalmente, pero Jin ¿Namjoon lo sabe?
—No, y no tiene porqué saberlo. Es extraño, pero hay algo en esa chiquilla que me da curiosidad, Mark, creo que ella es inocente, no me preguntes cómo, no tengo pruebas y ella sigue diciendo que lo hizo, pero, no le creo.
—SeokJin—dijo con una ceja alzada y un sinfín de pensamientos—. Creo que tienes que tener cuidado con ella y con el contacto que tienen, bien puede engañarte.
—¿Y si no lo hizo ella? —cuestionó con una mueca—. ¿Y si fue alguien más?
—No creo que alguien pueda sacrificarse de esa manera por otra persona, menos esperando un hijo ¿Qué es lo que pasará con ese bebé?
—No lo sé, Namjoon no ha querido hablar de eso.
Jihoon no escuchaba, veía a ambos adultos muy entretenidos hablando mientras que él miraba alrededor, casi parecía que se habían olvidado de él, estaba aburrido, él quería explorar, pero, sobre todo, quería ver a su padre, sin que su padre o el rey se dieran cuenta se encaminó a la puerta y la abrió, saliendo de ahí sigilosamente.
Caminó por aquellos pasillos extensos, observando las habitaciones que estaban abiertas y los cuadros, así hasta que encontró las escaleras, bajó en silencio, su padre siempre le decía que por las tardes en el castillo tenían que hacer entrenamientos, que por esa razón sus brazos eran fuertes, faltaban años para que él pudiera comenzar a entrenar, pero no despachaba la idea de pedirle a su padre un entrenamiento temprano.
Era fácil perderse, y lo hizo, pero el sonido de las risas lo guio a una puerta que daba al campo de entrenamiento, salió en silencio, mirando a algunos hombres luchando a lo lejos, mientras avanzaba esperaba ver a su padre, estaba tan concentrado en eso que no se dio cuenta cuando alguien se acercaba y lo tomaba del hombro.
Se detuvo asustado, mirando sobre su hombro a un hombre alto, cabello castaño y sonrisa curiosa. —¿Quién eres niño?
—Soy...Wang Jihoon señor.
—Vaya, pero esos ojos—susurró consternado—. Soy Jung Hoseok, no puedes estar aquí, es peligroso.
—Lo siento, sólo estaba buscando a mi padre. ¿Lo conoce?
—¿A Jackson? Sí, lo conozco—asintió con seriedad—. Él está entrenando con el rey—lo volteo al campo e hizo que mirara a un par de guerreros luchando con furia, eso le hizo abrir mucho los ojos.
—Papá es genial—dijo con asombro.
—Uno de los mejores guerreros de Scarlanding, aunque el mejor soy yo—dijo con suficiencia.
—Quisiera ser tan bueno como él.
—¿Cuántos años tienes? —preguntó curioso sin dejar de mirarlo.
—Once.
—En dos años más podrás comenzar el entrenamiento, por lo pronto, disfruta de tu niñez.
Jihoon asintió, sin despegar los ojos de su padre, quien luchaba con agilidad contra el rey, unos minutos más tarde se detuvieron, se dieron la mano y se volvieron a donde estaban ellos, al ver el rostro sudoroso y rojo de su padre y como sus ojos se abrían con asombro, supo que posiblemente podría estar en problemas, pero esos pensamientos fueron desechados cuando le vio sonreír. Ambos se acercaron entonces.
—Mira quien está aquí—dijo el rey con una sonrisa—. Has crecido mucho Jihoon.
—Señor—dijo con una inclinación de respeto.
—Es muy lindo—rio Namjoon mirando a Jackson quien asintió.
—¿Qué haces aquí Jihoon? No me digas que viniste solo.
—No, le pedí a papá que me trajera, pero él se quedó hablando con su alteza, me aburrí y quise venir a buscarte. Lo siento.
—Tú padre se molestará—suspiró.
—Ve a mostrarle el castillo Jackson—sugirió Namjoon encantado de ver los ojos brillantes del niño—. Anda, debe querer pasar un rato contigo.
—Gracias mi señor—dijo al tiempo que tomaba la mano de su hijo—. Con su permiso.
—Ve con cuidado hombre—asintió Hoseok—. Nos vemos después Jihoon.
—Adiós—se despidió con la mano.
Cuando los vieron alejarse Hoseok miró a Namjoon. —Si un día llega a regresar, no puede verlo.
—Es su viva imagen—suspiró—. Ahí tienes a un príncipe bastardo.
Habían pasado días, en donde SeokJin se debatía si aquello era lo correcto, pero nuevamente estaba frente aquella puerta, la cual fue abierta para él, ingresó con la frente en alto, Ailee, más sorprendida que antes se levantó al instante e hizo una reverencia.
—Mi señor—dijo con temor.
—Tomemos el té Ailee—dijo al tiempo que una sirvienta entraba con el té y pastelillos, la chica los miró con deseo—. Vamos.
—¿Por qué? —preguntó en un susurro.
—Yo también sé lo que es estar cautivo y ser acusado siendo inocente.
Los ojos de Ailee se abrieron en demasía, no pudo evitar que las lágrimas recorrieran sus mejillas, tembló negando, pero Jin se acercó a ella, le sonrió ligeramente y tomó su mano.
—Siéntate—dijo con tranquilidad.
No comprendía por qué le estaba dando el beneficio de la duda, pero SeokJin estaba completamente seguro de que ella ingenuamente estaba encubriendo a alguien y todo apuntaba a la persona que debería estar preguntando por ella, pero que no se había pasado por el castillo para pedir informes, su hermana, LeeHi.
Jin tiene un corazón demasiado noble jajajaja
Espero que les haya gustado
Ahorita más 💚💚
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