51
Un mes y medio había pasado desde el apresamiento de Ailee, y casi tres meses de la muerte de Rosé, a esas alturas Jisoo había esperado no tener que cumplir con la parte del trato que la amarraba a las personas equivocadas, a quienes temía mucho más de lo que podía temerle a Namjoon, suspiró arreglando su vestimenta oscura, nunca antes había usado pantalones y camisa de hombre, pero se le habían dado para que los usara, era de noche, nadie podía verla, se miró en el espejo con una mueca, su rostro seguía siendo hermoso, su cuerpo había regresado a su figura anterior al embarazo, era como si nunca hubiese sucedido y al no tener a la niña cerca, desconocía por completo haber tenido un hijo.
Tomó una capa, no llevaba ninguna joya, era peligroso, porque no sabía a quién se enfrentaría esa noche, sólo tenía en claro que su cuerpo sería usado por alguien más, estaba nerviosa, con la única persona que había estado en toda su vida era con Namjoon, salió de la habitación, aun eran vigiladas, pero le agradaba saber que toda esa vigilancia estaba al frente del palacio, no por detrás, porque pocos conocían la forma de salir.
—¿A dónde vas? —preguntaron cuando llegó a la planta baja.
LeeHi no dormía, ella seguía esperando la respuesta de su amado, que a esas alturas ya debía estar a kilómetros de distancia, en alguna de las fronteras, pero ella no era lo suficientemente desgraciada para romper sus ilusiones estúpidas, podría ser que ella le recordara a sí misma cuando era más joven y pensaba que el hombre que amaba podría corresponderle, claro que no fue así, Namjoon sólo tenía ojos para SeokJin.
—Regreso antes del amanecer, cúbreme de ser necesario—dijo con seriedad.
—Pero ¿A dónde vas? —cuestionó con una ceja alzada.
—No tienes que saberlo, así como yo no tengo que saber todo lo que tú y tu esclavo planearon, sólo haz lo que te dije.
—Bien—dijo con una mueca.
Jisoo rio por lo bajo antes de irse, no sabía si podía confiar en LeeHi, al final de cuentas era una traidora, sin embargo, entre ellas había una especie de tregua, se ayudaban mutuamente, porque sabían que, en cualquier momento, si daban un paso en falso podrían perder la vida.
Salió por el mismo lugar que la noche en donde habían enterrado al hijo de LeeHi, en la puerta, del otro lado, se encontraba aquel soldado impostor que estaba dispuesto a llevarla a cumplir el trato, este le miró con una ceja alzada cuando la vio.
—Tardaste.
—Dijiste que tenía que verme presentable, así que no me culpes, andando, quiero estar aquí antes del amanecer.
—Para ser una dama eres una mandona—bufó caminando hacía el jardín—. Tomaremos el camino del río, cruzaremos, a estas horas hay cambio de turno, no sabrán que nos fuimos.
—¿Cuánto tiempo tienes aquí? —preguntó con una ceja alzada.
—Eso es algo que no te interesa, pero es mucho más de lo que te imaginas, el caballo está cerca.
—Me sorprende que cualquiera pueda entrar y salir a su antojo, tal parece que Namjoon está demasiado confiado de las personas que viven dentro del castillo.
—Esta parte del reino no está custodiada como se merece, porque en realidad a él no le importa lo que pueda pasar con ustedes tres, tienes suerte de que tu dama sea muda y que ya tengan a la culpable, el castillo es lo que está custodiado, porque ahí está su alteza y por lo que he escuchado, pronto estarán los niños.
Jisoo abrió los ojos y bufó. —Namjoon se cree invencible, pero fue una de sus concubinas la que lo envenenó y fue en las caballerizas donde asesinaron a otra, pero supongo que eso no le importa, por el momento.
—Parece que lo odias, una mujer despechada es peligrosa, aunque no creas es más difícil salir, ahora podemos hacerlo porque he planeado esto durante semanas. ¿Por qué crees que fuiste llamada hasta este momento? Tú rey no es tan estúpido como piensas.
—Si tú lo dices.
Llegaron al comienzo del bosque, detrás de unos árboles estaba un caballo, el soldado subió y le tendió la mano, ella la tomó y fue empujada hacía el cuerpo de este, andar a caballo era incomodo, sobre todo, teniendo en cuenta que este no la sentó mirando al frente, sino con la cabeza hacia su pecho.
—¿Por qué me has sentado así? —gruñó molesta.
El soldado la miró con una mueca. —Rodea con tus piernas mi cintura, intentaré cubrirte con mi capa, es por protección.
—Bien—bufó más nerviosa que molesta por la humillante posición en la que se encontraban. Hizo lo que le dijo, era más pequeña que él, por lo que fácilmente podía ser cubierta.
Acomodó la cabeza en su pecho, al tiempo que avanzaban a una buena velocidad siguiendo el cauce del río. El movimiento la hacía que se pegara más a su cuerpo y eso le incomodaba, pero tenía que sostenerse fuerte sino quería caer, podía sentir su respiración y los latidos de su corazón.
—Al parecer no hay nadie cerca—dijo muy bajo.
—¿Hacia dónde vamos específicamente?
—A una taberna que está cerca del muelle, no hables mucho, sólo tranquila, llegaremos en menos de una hora.
Era mucho tiempo para estar ahí sentada, sin embargo, no tenía opción, debía soportarlo. —¿Cuál es tú nombre?
—No creo que sea necesario que lo sepas.
—Claro que sí, es mejor que sepa quién eres, por si necesito algo—bufó.
—Mmm, me llamó JinYoung.
—Oh, soy Jisoo.
—Eso lo sé. Todos saben tu nombre.
No quiso preguntar más, porque estaba tan nerviosa que sentía que en cualquier momento vomitaria, se detuvieron y su miedo aumentó, JinYoung bajó primero del caballo, tomándola de la cintura sin avisar para bajarla, estaba oscuro, podía escuchar el mar a lo lejos, en medio del bosque se encontraba aquella taberna, nunca antes había estado en un lugar como ese. Se sorprendió que no la llevara a la puerta de enfrente, sino que rodeara hasta la parte trasera, donde un hombre custodiaba la puerta.
—Tardaste—dijo con un gruñido, que la hizo encogerse detrás del soldado.
—El cambio de turno llegó tarde.
—Pasa—dijo haciéndose a un lado.
Jisoo se preguntaba si en los planes de Namjoon se encontraba buscar en el muelle, se adentraron el aroma a suciedad, alcohol y tabaco hizo que una mueca deformara sus labios, estaba asqueada, para su tranquilidad JinYoung la llevó escaleras arriba, estaban alejados del bullicio, yendo a la segunda planta, donde intuía estaban las habitaciones privadas.
Caminaron por un pasillo en donde se escuchaban sonidos asquerosos de mujeres en la intimidad, dejó de respirar cuando llegaron a una puerta, JinYoung la miró.
—Es aquí.
—Bien—asintió—. ¿Te quedarás aquí?
—Lo haré.
Espero a que abriera, después de dar dos golpes a la puerta, el sonido chirriante de esta la trajo a la realidad, dentro estaba bien iluminado, podía ver las velas alrededor, no era tan sucio como llegó a imaginar, pero eso no aligeraba su asco. Cerca de la ventana, había un hombre, este se volvió mostrando su rostro, nunca antes lo había visto, no era con quienes había hablado, supuso que era su jefe.
—Kim Jisoo, por fin nos hemos conocido—dijo con una sonrisa ladina.
—¿Me conoce? —preguntó con la voz inestable.
—¿Cómo no conocer a la favorita del rey? Te he visto y también he escuchado mucho de ti.
—Diría que es un gusto, pero lamentablemente no lo es.
—Tú lengua viperina me gusta, llámame Mino.
—Nunca antes te he visto, ni siquiera en las fiestas y pareces un noble.
—No soy un noble, querida, soy un príncipe—sonrió con suficiencia.
—¿Un príncipe? ¿De dónde? —preguntó confundida, porque ella no conocía a otros miembros de la realeza que no fueran los pertenecientes a Scarlanding.
El hombre sonrió al tiempo que se acercaba a ella, sin pensarlo retrocedió un paso, no era feo, era apuesto, varonil, pero, estaba tan asustada que eso no importaba. —No es momento de hablar, vengo a cobrarme lo que es mío. Desnúdate.
Jisoo mordió el interior de su mejilla, estaba atrapada, tragando en seco llevó sus manos temblorosas a los botones de aquella camisa que le quedaba grande, bajo la intensa mirada de ese hombre misterioso, al verlo se dio cuenta de un anillo de oro de gran tamaño que llevaba en su dedo anular en la mano derecha, entrecerró los ojos, conocía ese escudo, pero ¿Por qué un noble de las Cumbres estaba ahí?
Namjoon había salido de su oficina tarde, aquellos días eran incansables, le hacían falta horas para terminar los pendientes que tenía rezagados, podía quedarse toda la noche haciéndolos, pero, cuando el sol se escondía en el horizonte, él añoraba los brazos cálidos de su esposo, lo había convencido de que se quedara un poco más en el Castillo, aceptó, sólo para ver si realmente su salud estaba mejorando.
Los doctores reales, no se explicaban su mejoría, aunque irónicamente, lo que lo salvó fue que el veneno estaba en su vino, el alcohol había cambiado sus propiedades haciéndolo más inofensivo. Estaba tranquilo, pero sabía que su suerte no duraría mucho tiempo. Algo se lo decía.
Al salir se encontró con Jackson, este le saludó, podía ver el cansancio en sus ojos.
—¿Mi esposo? —preguntó con tranquilidad.
—Está en la estancia cercana a su habitación—respondió caminando a su lado.
—Bien, por favor ve a descansar es tarde y Hoseok anda cerca.
—Gracias—suspiró regalándole una sonrisa de agradecimiento.
Namjoon lo despidió en el pasillo, encaminándose él a la estancia, le parecía extraño que SeokJin estuviese ahí tan tarde, pero creyó que este quería leer un poco para pasar el tiempo. Se acercó sin hacer ruido, cuando llegó a la puerta se dio cuenta de la voz de su esposo y la de alguien más.
—Supe que llevaste a los niños a la Villa Kim. ¿Cómo están?
—Bien—respondió con simpleza—. Mi padre dice que me han extrañado, espero pronto ir hacia ellos.
—¿Los traerás aquí? —cuestionó con una ceja alzada.
—No hay lugar más seguro que el castillo en este momento—asintió—. No te preocupes, estará bien.
—¿Quién dice que me preocupa?
—YeonJun lleva tu sangre, reconócelo.
—SeokJin, ambos sabemos que ese niño no debió nacer.
—Pero lo ha hecho, es mí hijo y te pido que tengas un poco más de corazón cuando hables de él, no puedo creer que sea tu sangre y que no lo quieras.
La puerta se abrió interrumpiendo la escena, ambos miraron al recién llegado y sus rostros se volvieron pálidos. Namjoon los fulminaba con la mirada.
—Así que, el bastardo tiene padre y no es el general Lee ¿Te atreviste a acostarte con mi esposo Jung Hoseok?
Lamento no haber actualizado ayer, pero no me siento bien, aún estoy en cama, veré cuanto puedo actualizar.
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