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La vida en el castillo se había convertido en un verdadero infierno, la seguridad se intensificaba cada día, nunca eran los mismos guardias que custodiaban a los reyes, la comida se había vuelto un tema de seguridad real, cada que se preparaba un platillo o bebida los cocineros eran vigilados por hombres de suma confianza para Hoseok, alrededor las redadas en el reino por encontrar a los miembros del ejército rebelde aumentaron, así como las normas dentro del castillo, se mantenían atentos a cualquier cambio, SeokJin se sentía prisionero.

Se ahogaba con la seguridad, no podía andar solo y Namjoon se encargaba de siempre estar a su lado, todo empeoraba debido a sus pensamientos negativos sobre la difícil situación, estaba preocupado y cada día extrañaba más los brazos de sus hijos. Deseaba irse y cuidar de Tzuyu, YeonJun y Mina, eso era lo que le traería paz, sin embargo, no podía irse, no en esos momentos que eran cruciales para el reino.

Habían pasado algunos días desde que le dijo a su esposo Te amo en medio de un intercambio íntimo, se dejó llevar por el cúmulo de emociones indescriptibles que sentía, no pensó ni midió el poder de sus palabras, ahora estaba perdido, porque Namjoon había roto sus defensas, no había escapatoria, aunque se preguntaba ¿Realmente quería huir de los brazos del hombre que amaba?

Se sentía desfallecer, todo era tan repentino y llevaba consigo una fuerza descomunal, él y NamJoon eran peligrosos juntos, cuando compartían su compañía todos sus sentidos lógicos y racionales se adormecían dejando una conexión inexplicable de placer y cariño, era por eso que habían decidido no verse en años. Amaba a Namjoon, pero al mismo tiempo le temía, el rencor recorría sus entrañas, no sólo por la traición sino también por saber que todo se habría evitado si su esposo no se hubiera dejado guiar por la furia y la desconfianza.

La muerte de una mujer dentro del castillo les había puesto la carne de gallina, temía por su vida, porque sin él sus hijos quedarían desanparados en el mundo, no confiaba en Namjoon para cuidar de ellos. Cargaba la muerte de una desconocida y su posible embarazo real, al igual que la chica Lee a punto de dar a luz a un hijo con la sangre de Namjoon y el reconocimiento que a pesar de los años y de su fortaleza, seguía perdidamente enamorado de Namjoon.

Quería estar seguro de su decisión, pero era imposible si tenía el cuerpo caliente ahí, abrazándolo por de tras manteniendo un fuerte brazo en su cadera, dando húmedos besos en su nuca que le adormecían. Estaba perdido.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó mientras acariciaba con su nariz el nacimiento de su oreja.

—Bien—susurró mientiendo con grandeza.

Aunque el cansancio había desaparecido, las náuseas y mareos repentinos habían permanecido recordándole que sus problemas podrían ser mucho peores. Se negaba a pensar en esa posibilidad. La ignoraba por completo.

—Sé que las cosas se han complicado y que esto pareciera ser una pesadilla, pero te prometo que haré que mejore—susurró mientras acariciaba con el brazo opresor parte de su vientre desnudo, recordando que eso le gustaba cuando eran jóvenes—. Sólo te pido paciencia.

—Está bien—suspiró cerrando los ojos—. Namjoon ¿Crees que ella era la traidora? Porque podría sonar extraño, pero aunque no la conocía no siento que sería capaz, todos la describen como una niña inocente. 

El rey se tenso a sus espaldas. —Hoseok y UmJi parecen jurar que Rosé lo hizo, todo sería más fácil si ella fuera la traidora, pero entonces ¿Por qué ser asesinada? ¿Por qué no deshacerse del cuerpo de otra manera? ¿Por qué dejar que la encuentren? Con sinceridad no trago la idea de ella siendo quien me envenenó, de las cinco era la más ingenua e inocente...

Namjoon las conocía bien, su esposo conocía a sus amantes de la forma en que lo conocía a él, no pudo evitar sentirse receloso. Trato de apartarse con asco, pero el rey al sentir aquello se maldijo internamente, debía recordar que SeokJin era un chico celoso, lo tomó de los hombros haciendo que se diera la vuelta, SeokJin al verse expuesto desvió la mirada con una mueca seca llena de inconformidad.

—Lo lamento, SeokJin sé que te estoy hiriendo y créeme que nada me desespera más que hacerlo, cometí un grave error, lo sé, pero te juro por mi vida y la de mi reino que ellas ya no significan nada, te demostraré que eres lo único que mi importa en estos momentos—sonrió ladino besando su mejilla—. Yo te amo y ahora que sé que tú también me amas quiero que te quedes a mi lado y hacer las cosas justo como antes, cuando las aguas se calmen nosotros hablaremos de todo lo sucedido, llegaremos a una situación que nos beneficie a ambos.

No pudo resistirse a los besos castos que recibía así que bufó y lo besó, con la intensidad necesaria para darle a conocer que estaba de acuerdo, al menos por el momento.

—Namjoon—dijo con apacible calma mirándolo a los ojos—. En una semana pienso viajar a la Villa de mi padre, necesito estar con los niños, no puedo aplazarlo más y ahora que Hoseok está aquí, creo que es lo ideal.

El rey entrecerró los ojos derrotado, pero asintió. —Aunque me gustaría que pasaras cada momento a mi lado, ya había pensado en ello, está bien que te vayas y cuides de los niños, cuando esto se calme SeokJin quiero que me dejes conocerla, quiero conocer a Tzuyu.

El miedo se adueñó de su rostro, mordió su labio inferior. —A ella no te permitiré que le hagas daño Namjoon, porque es mi vida entera. 

—No lo haré, lo prometo—susurró juntando sus frentes—. Quiero ser el rey que mereces, el esposo que mereces y el padre que ellos merecen.

Sus palabras le llenaron de un calor interno que parecía quemar cada espacio de su ser. Sin duda SeokJin había bajado toda defensa.











—No tengo manera de comunicarme con él—susurró con los ojos hinchados de tanto llorar—. Mi vientre de hincha día con día más. Ailee estoy desesperada.

Ailee la observó con dureza. —Tenemos que hacer algo porque hasta el momento hemos tenido suerte, no creo que está dure demasiado—caminó hacia su hermana tomando sus mejillas—. Pase lo que pase te voy a proteger, pero tienes que hacer lo que yo diga ¿Entendido?

LeeHi que llevaba en sus hombros una enorme carga asintió. —Nos iremos de aquí, lo prometo, Tablo nos sacará.

—Eso espero—susurró sintiendo una gran opresión en su pecho, llevó la mano a su vientre y acarició, no sólo ellas estaban en peligro, sino también su hijo.














Hoseok estaba mirando el cuerpo inherte del hombre al que acababan de asesinar a golpes. Miró a Jackson y a Yesung con seriedad.

—Creo que se me pasó la mano, debemos dar aviso a Namjoon—dijo con un nudo en la garganta.

Jackson asintió y así los tres abandonaron el lugar, Yesung mordía su labio inferior ansioso, anticipando cualquier cambio, las cosas estaban empeorando poco a poco.

Esperaron impacientes en la oficina del rey mientras que este llegaba, no hablaban, sólo miraban a la nada. Cuando Namjoon llegó lo hizo luciendo una enorme sonrisa y los ojos brillantes, rebosaban de felicidad y eso les hizo sentir incomodidad. Porque estaban dispuestos a romper ese momento de dicha.

—Me han llamado y aquí me tienen—dijo sentándose frente a ellos.

Hoseok carraspeó. —Encontramos algo, el prisionero habló.

El semblante del rey cambio por completo se puso recto en la silla. —¿Qué descubriste?

Yesung miró a Jackson quien a su vez observaba como Hoseok y Namjoon interactuaba. —El traidor está en el castillo, tal y como pensamos.

—¿Quién es? —dijo con la mandíbula tensa.

—Dijo que había escuchado a sus jefes hablar de una conexión en el castillo—explicó—. No nos dió un nombre, pero si un apellido, la llamaban Lee.

—¿Llamaban? —preguntó perdido —. Lee—tembló al reconocer aquel apellido.

Yesung se adelantó a agregar. —UmJi vio la noche en que caíste enfermo a una mujer en el bar donde acostumbraban a reunirse miembros del ejército rebelde, en el funeral ella dijo que había reconocido a esa mujer en el castillo, pero que no estaba segura, las ha mantenido vigiladas.

—¡Dame el nombre! —dijo molesto y desesperado.

Hoseok miró a Namjoon. —Lee Ailee.













—No entiendo por qué matar a la chica Park—dijo sentándose alejado de la ventana.

—Para mostrarle a Namjoon que esto no es un juego, pero hicimos bien, la sobrina del general estaba preñada pudo ser varón.

El hombre observó al otro confuso. —¿Qué harás con Lee Ailee?

—Si su hijo resulta ser varón entonces ella morirá, es un alivio que Jisoo haya tenido una niña, necesitamos ojos y oídos en el castillo.

—¿Por qué haces esto padre? No lo entiendo.

El hombre observó a su hijo mayor con una ceja levantada. —Scarlanding es por derecho mío, haré pagar a Kim Namjoon por quitarme mi derecho o mejor dicho nuestro derecho.

Suspiró. —¿Y los rebeldes?

—La perfecta distracción, nada pasa por casualidad hijo, ya verás. Namjoon pagará todo lo que le hizo a mi familia.











Preparen sus corazones, sobre aviso no hay engaño (*_*)

(TT)

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