44
—Puedo caminar perfectamente—gruñó molesto.
SeokJin rodó los ojos nuevamente. —No puedes ¿No comprendes que estuviste inconsciente casi cuatro semanas?
Namjoon miró a SeokJin que mantenía las manos en su cadera, mordió su labio inferior y asintió, divertido de ser regañado por su esposo como si se tratara de un niño. —Está bien.
Habían pasado dos días desde que despertó de su largo y lúgubre sueño, el doctor no se explicaba cómo es que seguía con vida, los efectos del envenenamiento no habían pasado, aún vómitaba y tenía fiebre alta, la marca negruzca en su estómago estaba desapareciendo, aunque estaba mejor ellos creían que en cualquier momento volvería a caer enfermo. Namjoon sabía que SeokJin estaba a la cabeza del reino por lo que no se preocupaba, a final de cuentas los reyes les habían enseñado a ambos como reinar.
—Hoseok está al tanto de las tropas así que no hay de qué preocuparse—suspiró Jackson—. Por el momento todo está en orden.
Namjoon asintió. —Dejanos solos, por favor.
Jackson hizo una reverencia y salió de aquella habitación. SeokJin se sentó entonces a su lado, estaba aliviado de verlo despierto y gruñendo como siempre. Le tomó la temperatura posicionando su mano sobre su frente, todo estaba en orden, y aunque sabía que no podía ilusionarse, era imposible no hacerlo.
—Díme lo que está pasando realmente—suspiró cerrando los ojos por el cálido toque que su esposo le regalaba—. Sé que no me estás diciendo todo.
—Descansa Namjoon—dijo antes de levantarse.
Namjoon lo sostuvo de la mano y lo volvió a sentar, sus fuerzas eran débiles, pero Jin tampoco había puesto resistencia. —Sea lo que sea estoy preparado para saberlo, soy el rey SeokJin. No me veas como alguien débil.
—Lo sé, estoy consciente que eres el rey, pero tú salud está delicada—sonrió ladino—. Deja que me encargue de esto, no es nada demasiado complejo.
Se observaron directo a los ojos, Namjoon no estaba seguro de aceptar, desde que despertó supo que algo sucedía y que sus allegados no estaban dispuestos a decírselo. Le estresaba, pero al mismo tiempo quería creer en Jin, sabía que este no haría nada en su contra, era la única persona en la que confiaba plenamente.
—Está bien—asintió relajando su agarre.
SeokJin sonrió y se alejó de él. —Vendré más tarde, por favor descansa, una de las damas cuidará de ti.
No recibió respuesta por lo que salió rápidamente, no quería quedarse a escuchar las insistencias de Namjoon quien no comprendía que en esos momentos lo mejor era cuidar de su salud.
La presión estaba sobre sus hombros, la búsqueda por Park Rosé estaba hecha, pero por más que trataban no podían encontrarla, era como si se la hubiera tragado la tierra. No podía soportarlo, odiaba a esas chicas, podría sonar egoísta y atroz, pero sabía que todas tenían algo que ocultar, por momentos sentía como si se burlaran en su cara, desde que Namjoon despertó Jisoo le había dado dolores de cabeza al querer verlo, él no dejaría que estuviera a su lado, conocía lo suficiente a su hermana como para saber que sólo perturbaría su tranquilidad.
Llegaba a la oficina donde Hoseok y UmJi lo estarían esperando, está última le había dicho lo importante que era verlo en esos momentos, no quería separarse de Namjoon, este aun estaba delicado, pero tenía asuntos que atender, ahora comprendía con mayor fuerza los días donde su esposo no pudo estar a su lado por atender los asuntos reales.
—Lamento la tardanza, Namjoon estaba inquieto—suspiró esperando que los guardias cerrarán la puerta, se encaminó al escritorio para sentarse.
—Si está dando problemas, es posible que esté mejor de lo que creemos Jinnie—rió Hoseok quien sostenía una copa de vino.
—Ni que lo digas—suspiró al cielo—. ¿Por qué solicitaban mi presencia?
Hoseok se encogió de hombros. —No era yo quien quería verte—dijo mirando a UmJi—. Ella tiene algo qué decir.
La chica sonrió ladina, caminó hasta el escritorio y puso en este un frasco pequeño con un líquido transparente, SeokJin lo tomó en sus manos y con una ceja levantada miró a la chica.
—¿Qué es esto? —preguntó confuso.
—El veneno—dijo con seguridad—. Lo encontramos entre las cosas de Rosé, pensamos que era perfume, pero no tiene aroma, se lo dimos de tomar a un gato y el pequeño murió en dos horas, no comprendo como es que Namjoon sigue vivo, encontramos dos frascos vacios.
SeokJin dejo el frasco en el escritorio y apretó la mandíbula. —¡Maldita zorra!—gruñó furioso.
—Eso es malo ¿No lo creen? Ella debe estar muy lejos—interrumpió Hoseok pensativo—. No creo que haya actuado sola, alguien debió conseguirle el veneno, pero en estos momentos lo importante es calmar al consejo y controlar a las mujeres, te vas a negar Jin, pero, debemos informar a Namjoon ee lo sucedido.
—No—negó—. Está delicado. Lo mejor es que lo mantengamos en silencio unos días, hasta que mejore.
—Aún así debe saberlo—dijo con firmeza—. Tiene que estar enterado Jin.
—No—respondió de la misma manera.
UmJi y Hoseok le observaron con una incógnita en el rostro. Estaban confundidos por la actitud de este, parecía que algo estaba ocultando.
—¿Ocurre algo? —preguntó Hoseok extrañado del gesto de SeokJin quien bajaba la mirada.
—No—susurró sentándose derecho.
Ocurría que dentro de él sentía que si Namjoon se enteraba de lo que pasaba con el que fue su harem, haría todo lo posible por salvarlas humillándolo nuevamente ante el consejo y rompiendo su corazón. UmJi se acercó a él y lo tomó de la mano.
—Nada va a cambiar, como rey tiene que saber que la traición viene de su reino, es importante mantenerlo en la luz..
SeokJin asintió a regañadientes. —Se pondrá de su parte, lo sé—dijo recordando la última vez que hablaron de ellas, cuando decidió que aquella chica podía quedarse con su hijo, yendo en contra de sus propias reglas.
—No lo creo SeokJin—dijo Hoseok con voz dura—. Además, aunque eso ocurra, la reina no te enseño a ser un fiel compañero para que hagas esto, los celos no deben figurar en tu mente, tu deber es más grande, Namjoon es sabio y sabrá que hacer.
Asintió incómodo por su regaño, que tenía parte de razón, a ellos les habían enseñado a no ocultar secretos, pero hace tanto que habían roto aquella promesa.
—Le diré está noche—susurró mordiendo su labio inferior—. Por lo pronto sigan buscando.
Escucharon ruidos fuera de la oficina y como la puerta era abierta, SeokJin, UmJi y Hoseok miraron como Jackson y otro de los guardias trataban en vano de sostener a una rubia que estaba alterada intentando entrar.
—¡Suéltame! —gritó tratando de quitarse las manos de encima.
SeokJin se levantó y salió de su desconcierto. —¿Qué haces aquí? Suéltala Jackson. Habla.
El nombrado acato las órdenes de su rey y soltó a la chica. Esta miró con ojos hinchados y dolidos, verla así era incomodo incluso para él.
—Soy DaHyun y necesito hablar con usted—dijo sin nota de respeto.
Hoseok se interpuso. —No puedes hablar con el rey sin una cita muchacha. Vete.
DaHyun bufó. —¿Cómo conseguir una maldita cita si nos tienen reclusas en el palacio?
—Lo que le faltó a Namjoon es enseñarle a sus concubinas a respetar—bufó UmJi—. Tienes que irte, Seokjin no puede recibirte en este momento.
DaHyun humillada lloró con desespero, casi cae al piso, no lo miró, pero con su último rsfuezo dijo. —¡Se lo suplico!
SeokJin mordió la parte interna de su mejilla, esa chica destrozada le recordaba tanto a sus años de juventud, donde se le arrebató todo. Suspiró molesto por su propia condescendencia. —Hoseok, UmJi, déjenme con ella.
Hoseok observó a SeokJin por un segundo antes de asentir. —Bien, estaré afuera, si necesitas algo llama.
La mujer miró con despreció a la chica que lloraba y salió por delante de Hoseok, Jackson observó a SeokJin antes de salir.
—¿Qué quieres? —preguntó con seriedad sin mostrar un mínimo de empatía por la chica que lloraba, a pesar que dentro de él quería consolarla.
—Yo...yo necesito que pare de buscar a Rosé—sollozo limpiando sus lágrimas—. Ella no hizo nada, yo se lo puedo jurar con mi vida.
SeokJin se sentó en su silla tras un pequeño mareo, el estrés se estaba acumulando en su cuerpo y tantas emociones juntas le hacían enfermar, suspiró observando a la chica temblar por el llanto, palmeó a su lado siendo incapaz de seguir ignorando su dolor.
—Siéntate aquí.
DaHyun subió la mirada y limpiando sus ojos le observó con desconcierto, se debatió entre aceptar o no pero en esos momentos lo podía desechar la oportunidad de estar cerca de alguien que le ayudará a sanar su corazón herido. Caminó con inseguridad a su encuentro, cuando llegó cerca pudo darse cuenta de lo que todos en el reino hablaban y es que la belleza de Kim SeokJin era deslumbrante, se sentó a su lado sin ser capaz de tocarlo, sus manos temblaban y estaba segura de que su aspecto era lamentable.
—DaHyun, sé que ella ha compartido gran parte de su vida contigo, entiendo que entre las concubinas haya una pequeña tregua, pero eso no quiere decir que tengas que dar la vida por ellas, si eres libre de culpa entonces mantente al margen de este problema—dijo con voz calma.
La rubia negó. —Yo sé que ella no lo hizo, nosotras pasábamos todo el tiempo juntas, nos contábamos todo...éramos almas gemelas—sollozo recordando aquellos maravillosos momentos que pasó a su lado y como estos forjaron el amor que se tuvieron—. Yo juro por mi vida que no lo hizo, lo sé.
SeokJin trató de mantenerse firme pero su corazón era tan blando como las hojas de las flores, suspiró y la tomó de las manos, su dolor era tan visible que era imposible que se tratara de un cariño de hermandad, sin embargo él sabía que inferir eso era una grave acusación porque el amor entre mujeres estaba mal visto por el reino.
—DaHyun ¿Por qué se fue Rosé? Si dices que era inocente ¿Por qué huyó?
DaHyun bajo la mirada, su cuerpo entero pasaba por una oleada de emociones indescriptibles, sabía que no podía confiar en nadie pero SeokJin le daba la confianza para hacerlo.
—Si le digo ¿Promete no decirle a nadie? Mucho menos a su majestad. Por favor.
El pelinegro suspiró y se debatió internamente qué era lo correcto, chasqueo la lengua. —Por más que desearía prometerte eso sabes bien que no puedo, si el secreto que me dirás daña al reino yo tengo que hacerlo saber DaHyun, pero si este no pone en peligro Scarlanding te prometo por mi hija que es lo más preciado que tengo en este mundo que no le diré a nadie.
La rubia asintió, mordió su labio inferior rogando que ese intento desesperado por salvar a Rosé valiera la pena. —Rosé—susurró—. Ella se fue, porque—miro a Seokjin con lágrimas en los ojos—. Porque ella estaba esperando un hijo...del rey.
Al escucharla sus ojos y boca se abrieron de la impresión, separó sus manos de las de DaHyun y negó. —Eso...eso es...
—Ella estaba segura e hicimos una prueba yo...—cerró los ojos—. Le dije que tenía que decírselo a su alteza, pero ella no quería, tenía miedo.
—Eso no tiene sentido ¿Por qué se iría? —entrecerró los ojos confuso.
—Por culpa de Jisoo—dijo con rabia acumulada, sus cachetes se pusieron rojos de la furia y sus manos se empuñaron—. Jisoo hizo enojar al rey y este junto al consejo hicieron una estúpida ley, todo bebé nacido de las concubinas reales serán entregados a la corona y criados fuera del reino, ella tenía miedo de perder a su bebé, yo quería protegerla, pero la noche que desapareció discutimos, ella se fue y dejo esto—le mostró la hoja arrugada y mojada, SeokJin la tomó de inmediato—. No sé a dónde fue y sé que pedirle esto es...pero estoy desesperada, por favor mi rey se lo suplico—se bajo del sillón poniéndose de rodillas ante él—. Déjela ir, cancele la búsqueda y dele la oportunidad de tener a su bebé. Ella es inocente.
SeokJin negaba, lo que estaba presenciando era atroz porque su corazón estaba dividido, por una parte sabía que debía informar de inmediato sobre la chica y el bebé real, pero por otra que resultaba ser la más cruel, no quería que le encontrarán, por dos razones, una porque se sentía traicionado por su esposo y la otra porque sabía que el peor dolor de una madre o padre era ser separados de sus hijos.
—Jurame por tu vida que lo que me dices es verdad—dijo al momento que la tomaba por los hombres—. ¿Darías tu vida por protegerla?
—Sí—susurró mirándolo directo a los ojos—. No mentiría con algo así, por favor ayúdela. Mi señor, ella es buena. Sé que usted me entiende, que sabe lo que es amar y poner las manos al fuego por alguien que conoce bien.
SeokJin suspiró cerrando los ojos sentía tanto dolor, porque esos días se había envuelto en una esfera de devoción y cuidado por Namjoon recordó lo que era amarlo, pero ahora frente a esa chica regresó a su fatídica realidad y a todo el sufrimiento que Namjoon le hizo padecer. Él era el rey e iba a tener dos hijos y no con él.
—Veré que puedo hacer—suspiró—. Quedate tranquila y no le digas a nadie que acepte ayudarte.
—Gracias mi señor—sonrio besando sus manos cosa que a SeokJin no le gustó.
—No hagas eso cariño, levántate y ve a tus apocentos.
DaHyun asintió frenética y se levantó, antes de irse le hizo una reverencia que SeokJin acepto. Ella aliviada se marchó, porque confiaba en el corazón bueno del rey, creía que él le ayudaría y que su corazón encontraría la calma al saber que Rosé estaba a salvó, sólo esperaba que su pequeña haya encontrado a alguien que le ayudará.
Cuando escucho la puerta cerrarse rompió en llanto, tomó el cojín que descansaba a su lado y lo apretujo en las manos, lo puso en su rostro y grito con fuerza, desgarrando sus cuerdas bucales, su pecho subía y bajaba con fuerza, sus ojos se cerraban incapaces de ver en lo que su vida se había convertido. Amo y odio su destino, amo y odio estar encerrado en esas cuatro paredes, amo y odio estar perdido por Kim Namjoon, su esposo, a quien le debía todo, por quien hacía todo.
Una oleada de náuseas paró su llanto, respiro con fuerza, para tratar de tranquilizarse. Tapó su boca y buscó salir de ahí, llegó al baño y sin detenerse devolvió todo lo que su estómago retenía, las lágrimas no dejaban de bajar por sus mejillas. Terminó recostado en la pared sin dejar de sollozar, tapó su rostro con sus manos temblorosas.
—¿Qué te pasa? —susurró para sí mismo—. ¿Qué estás haciendo?
Namjoon le observó con una ceja levantada, había pasado una hora y SeokJin no decía nada, sólo estaba ayudándolo a mover sus piernas, las cuales se sentían débiles y cansadas.
—¿Lloraste? —preguntó con voz grave, preocupado.
—No, sólo estoy cansado—respondió con un suspiro.
Namjoon no acepto esa respuesta así que con esfuerzo se sentó y lo tomó de los hombros, Seokjin desvió la mirada tragando el nudo que tenían en la garganta.
—Díme que ocurre—dijo con la preocupación marcada en la frente—. Te lo pido, sólo dilo.
SeokJin le observó con los ojos cansados y los labios resecos. —¿Por qué? —preguntó en un hilo de voz—. ¿Por qué no me creíste?
—No comprendo—entrecerró los ojos frunciendo el ceño, consternado, lo sostuvo con más fuerza de los hombros como si de repente temiera que se esfumará de sus manos—. Por favor, explícame, te escucho.
—Cuando te dije lo que sucedió ¿Por qué no pudiste creerme? ¿Por qué pensaste en mi traición? ¿No confiabas en mi?
Namjoon suspiró sintiendo una oleada de incomodidad en el estómago. —Me lo pregunto todos los días ¿Sabes? A veces me imagino qué habría sido de nosotros si yo no hubiera creído lo que los demás me decían, si yo hubiese sido menos iluso, las cosas serían diferentes, eso lo sé muy bien—lo miró directo a los ojos cargando con la tristeza del momento—. Podría pedirte perdón de mil maneras, pero de nada serviría, SeokJin lamento el daño que te hice, lamento lo haberte creído, lamento haberte golpeado y lamento haberte forzado a estar conmigo, lamento haberte corrido del castillo y sobre todo, lamento haber buscado en otros brazos el calor de los tuyos.
Subió sus manos hasta tomarlo de las mejillas, ante el toque SeokJin cerró los ojos con fuerza impidiéndose llorar. Namjoon espero con esperanza, pero cuando su esposo abrió los ojos dándole una mirada vacía.
—Me gustaría que con un lo siento cambiará todo, pero ambos sabemos que lo nuestro es más complejo que eso—suspiró.
—Lo sé —dijo con tristeza—. Pero, no quiero que esto termine de esta manera, no quiero perderte, en mi agonía eras tú en quien pensaba SeokJin, sólo evocando tu recuerdo pude ser capaz de volver, porque te amo como nunca he llegado a amar a alguien, por favor quédate a mi lado, dejaré todo por ti, viviré para servirte, para demostrarte que te amo con cada fibra de mi ser—junto sus frentes—. Te amo.
SeokJin cerró los ojos. —¿Qué harás con el dolor que nos causaste? ¿Qué harás con el hecho de haber roto nuestras promesas? —se soltó de su agarre y se levantó de la cama caminando hasta estar a una distancia considerable—. ¡¿Te das cuenta de lo que sucedió por no creerme!?
—¡Lo dejo todo! —gritó desesperado al no tenerlo en sus brazos—. ¡Hago todo por ti!
—Eres egoísta—susurró—. No has aprendido nada. Sigues siendo el mismo.
Miró a su rey, al hombre al que amaba y lo dejó, salió de esa habitación con el corazón destrozado. No estaba listo para perdonarlo.
Pasó una semana y Namjoon parecía recuperarse a paso veloz, por lo que el doctor decía, el alcohol combinado con el veneno pudo restarle poder, el rey estaba caminando, aún no salía de la habitación, pero al menos podía hacer las cosas por sí mismo, SeokJin se fue separando de él, si todo salía bien él podría irse con su padre muy pronto y ver a sus hijos, que eran lo que más extrañaba en esos momentos.
Namjoon estaba desolado, no quería perder a SeokJin, pero no sabía cómo hacer o qué decir para retenerlo en el castillo.
Hoseok estaba caminando por las caballerizas del palacio, iba junto a Jackson tratando de idear una forma para entrenar a lo soldados que por mucho tiempo se habían dormido en sus laureles. Estaba concentrados en eso cuando a lo lejos vieron a un castaño correr con desespero, Jackson lo pudo identificar desde lejos.
—¡Mark! —gritó yendo hacía él.
En joven al ver a su esposo lloró con mayor fuerza, corrió sin aliento hasta impactar con su pecho. —¡Esta muerta!
Hoseok se tensó, de inmediato fue al lado de su compañero. —¿De qué hablas? —preguntó Jackson tomándolo de los hombros—. ¡¿Que tienes?!
Mark lloró desconsolado. —Enterrada ...cerca del río...está muerta....
—¿Quién? —dijo sin aliento, mirando desesperado alrededor.
—Park....Park... Rosé
Ambos pararon en seco, miraron el camino hacía el río y su sangre se helo por completo.
—¿Cómo te sientes? —preguntó con un suspiro mientras se sentaba frente a él.
—Mejor, no dejo de tomar esos horribles tés que Wook me da, aparentemente no han encontrado al culpable.
SeokJin asintió. —Debes estar atento, puede ser cualquiera.
Namjoon suspiró. —¿Vienes a decirme que te irás?
El pelinegro mordió su labio inferior aún jugando con sus dedos. —Por si lo has olvidado tengo hijos a los cuales atender.
—No los he olvidado Jin—susurró apenado—. ¿Dónde están? ¿Por qué no los traes aquí?
SeokJin entrecerró los ojos. —¿Es una broma?
Namjoon estaba por responder cuando la puerta fue abierta, en ella se encontraba Jackson con los ojos bien abiertos y pálido.
—¿Qué ocurre? —preguntó Seokjin levantándose de inmediato—. ¿Pasa algo?
—Su alteza, encontramos a Park Rosé—dijo inestable, aún impresionado por lo que había visto.
El rey frunció el ceño antes de levantarse. —¿Rosé? ¿De qué hablas? —dijo, pero sus manos comenzaron a temblar como si supiera lo que su hombre estaba por decirle. Porque recordaba su sueño.
—Encontramos su...cuerpo en el río...ella está...muerta.
Namjoon y SeokJin se miraron confusos y muy asustados.
Gracias por leer ❤️ los amo
💚💚💚
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