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32

El cielo era iluminado por aquellos puntos de luz perfectamente esparcidos por la inmensidad del universo, había olvidado lo hermoso que era presenciar algo tan perfecto, el entrenamiento había terminado, la cena se había servido y ahora estaban alrededor de algunas fogatas calentando sus pies, un grupo de soldados había salido a vigilar, mientras que los altos mandos se quedaron a atender las exigencias de su rey, quien aquella noche parecía estar sumido en la plena tranquilidad, bebiendo vino y riendo por los recuerdos que tenía Hoseok de su juventud, estaba tan relajado, que ignoraba el hecho de que Ken estaba cerca, después de haberle ganado en combate estaba satisfecho.

—Había olvidado lo que es estar al aire libre—suspiró.

—Necesitas salir de tu castillo de oro Namjoon—respondió Hoseok con una ceja alzada—. Te estás oxidando y yo no te entrené para eso.

—Sigo teniendo el toque especial—se encogió de hombros—. Estaré listo, para cuando llegue el momento.

Hoseok le miró de soslayo, con una ceja ligeramente alzada. —¿Hay algo que no me estás diciendo?

—No ¿Debería? —rio por lo bajo.

—Eres demasiado duro para morir Namjoon—le miró fijamente—. Aún tienes que redimirte.

—La muerte me sigue—bufó—. Tal y como ella lo dijo.

—¿Esa bruja? —cuestionó antes de soltar una carcajada—. Te creía más inteligente como para no creer en esas estupideces, pero velo de esta manera, Yoongi casi se vuelve loco cuando le dieron su fortuna—negó con una mueca—. Pensé que en ese momento mataría a la pobre mujer.

—Si Jungkook no lo hubiese detenido, estoy seguro de que lo hubiera hecho, no es como si le importara, estamos hablando de Yoongi, a quien no le importa nadie más que él mismo.

—Pobre de las almas que decidan amarlos, los tres son un desastre—bufó—. Bueno, sabemos que Jungkook está casado, aunque nunca hemos visto al príncipe.

—Tampoco es como si lo nombre en sus cartas—se encogió de hombros—. Los matrimonios arreglados causan eso.

—¿Lo dices por el tuyo?

—Tú sabes bien que no—chasqueo la lengua—. Lo digo por mis padres—sus ojos se volvieron profundos, reflejando las llamas del fuego de la fogata.

Hoseok se sumió en la seriedad completa, al igual que Namjoon su vista recayó en las llamas. —No deberías pensar en eso.

—¿Sabes? Hay algo que no me queda claro—dijo con una mueca—. Mi hermano nació muerto, pero mi madre dejó claro hasta el último de sus días que había sido culpa de mi padre, tu padre fue cercano a ellos, era la mano derecha de mi padre, alguna vez te dijo ¿Qué fue lo que pasó?

Hoseok se tensó de inmediato. —No lo sé Namjoon, y no creo que pensar en eso te haga bien.

—Mi padre tiene muchos misterios, pero jamás he podido revelarlos, sabes que ni siquiera se presenta al consejo, su enfermedad empeora, o me odia lo suficiente como para ignorar mi reinado,

—¿Realmente quieres una respuesta? —bufó—. El antiguo rey, era, duro.

—¿Alguna vez te dije por qué soy el rey? —preguntó en voz baja.

—No—le miró de soslayo.

—Habían pasado un par de años desde que te fuiste—dijo con seriedad—. Y entonces ella murió.

—¿Namjoon? —preguntó con cautela.

—Él...—pero el sonido de su voz se desvaneció hasta quedar en silencio.

—¡Alguien se acerca! —gritó uno de los soldados que custodiaban.

Hoseok y Namjoon se levantaron, tomando sus espadas, la tensión del momento fue cortado por completo, Ken y Jackson actuaron de inmediato, cuando vieron que un caballo se acercaba a gran velocidad.

—¡Es del castillo!

Namjoon sintió una opresión en el pecho, una que le decía que las cosas no estaban bien, porque nadie sería mandado del castillo sin que algo hubiese sucedido, se acercó al hombre que llegaba sin aliento, este bajo del caballo, y corrió a tropezones hacía el rey. Namjoon le esperaba, con los ojos llenos de preocupación.

—¿Qué pasa?

—El consejo ha mandado la orden para apresar a su alteza, ellos han dicho que él ha cometido traición.

—¡¿Qué?! —dijo por completo descolocado.

—Dicen que tiene un hijo varón que no comparte sangre con usted, mi señor.

El cuerpo entero de Namjoon sufrió una oleada de desesperación y calor, lo que no quería que pasara estaba sucediendo y él estaba a millas de distancia. Sin esperar, se volvió hacía Jackson, sólo para darse cuenta que este ya estaba movilizando a sus hombres y ordenando que trajeran los caballos, entonces, observó a Hoseok, caminó hacia, pero no se dirigió a su persona al hablar.

—No se te ocurra aparecer en el castillo ¿Entendiste?

Ken le observó con despreció, cuadro su postura, acercándose un paso al rey, sin importarle quien era este. —No me puedes prohibir eso, es mi hijo de quien hablas.

—No Ken—soltó con voz sombría—. Ese niño dejó de ser tu hijo en el momento en que mi esposo acepto estar de nuevo a mi lado, ese niño ahora es mío.

—No confió en ti para protegerlos, en estos años no has hecho nada más que arruinarlos ¿Qué me garantiza que no tomarás esto como una ayuda para que te deshagas de aquel niño que no comparte tu sangre?

—No te debo a ti ninguna explicación, pero si no quieres ver a Jin destruido y a ese niño muerto, entonces te quedarás aquí—ordenó con frialdad—. Si te presentas arruinarás todo. Aceptaré al niño como mío ante el consejo, así que es mejor que te olvides que es tuyo.

Ken dio un paso hacia atrás, sus ojos demostraban lo desesperado y adolorido que se encontraba. —Por una vez en la vida, has las cosas bien.

Namjoon miró a Hoseok. —Mantente al pendiente.

—Lo haré—respondió con seriedad al tiempo que observaba como este se alejaba y subía a su caballo.

Jackson dio la orden para alejarse con rapidez, a ese paso podrían llegar al castillo al amanecer, miró a sus hombres que se habían quedado boquiabiertos con lo sucedido.

—¡Ni una palabra de esto, a sus puestos! —ordenó con voz dura, dando la vuelta para irse a su carpa.

—¿No vas a ir tras de ellos? —preguntó Ken con una nota de desesperación en la voz.

—No, y te aconsejo, es más, te ordeno que tú tampoco lo hagas, escuchaste a Namjoon, tú presencia sólo complicará las cosas.

—No puedes estar hablando en serio—dijo con una mueca—. Hoseok, ese niño lleva tu sangre ¿No te preocupa lo que pueda suceder con él?

En la entrada de la tienda, Hoseok se volvió hacía Ken y le miró de una forma tan cruel y fría, que le hizo arrepentirse de sus palabras. —Es mejor que aprendas a obedecer y mantener la boca cerrada, porque juro que si no lo haces olvidaré que somos amigos, no pasará nada, ahora vuelve a tu posición.

Al entrar a su tienda, ignorando por completo a Ken y a la opresión en su pecho, se dio cuenta que no estaba solo, un chico delgado, de rostro perfilado, cabello rubio y lago le esperaba, al verlo le dio una sonrisa cálida.

—¿Quién eres tú? —preguntó con una ceja alzada.

—HyunJin, general—dijo con voz dulce.

Se volvió a cerrar la carpa. —Bienvenido.




















Era una noche larga, una que le invitaba a dejar de beber para por fin irse a su habitación en completa soledad, no quería reunirse con ninguna de sus concubinas. No quería escucharlas o verlas, estaba cansado por las actividades en el reino, ser rey y hacerlo todo por su cuenta era cansado, antes, cuando Jin estaba en el castillo se encargaba de actividades sociales, siendo la línea comunicatoria entre el consejo y el pueblo, pero ahora era diferente, habían pasado tres años, sin embargo, se sentía como el primer día. Para olvidar, tomó una botella de licor, no le importó tomar un vaso y bebió de la boquilla.

Se sentó cerca de la ventana, había pasado un día de su cumpleaños, una celebración esperada por todos menos por él. no despegó la mirada de la ventana, el viento soplaba fuertemente, anunciando las ventiscas de septiembre. Estaba planeando recostarse en su cama para lograr dormir, aunque lo dudaba, hace años que no dormía sin tener aquellas pesadillas.

Escuchó el sonido de la puerta y se levantó a abrir, era extraño que lo molestaran a esas horas, pero no lo vio problemático, al abrirla se dio cuenta de que Jackson había regresado, aunque le dio la noche libre.

—¿Qué haces aquí? Te di la noche libre ¿Mark no acaba de tener a tu hija? Deberías ir con él.

—Estaba en eso mi señor—dijo en voz baja—. Pero al salir me encontré con una mujer merodeando, que al verme se acercó para darme un recado de suma importancia.

—¿Qué es? —preguntó con una ceja alzada al ver la preocupación en el rostro de su general.

—Me dijo que su alteza está muy grave, que tiene que ir a verlo de inmediato—respondió con rapidez.

Namjoon no supo por qué había reaccionado al instante, por qué tomó su espada y su abrigo y ordenó a Jackson traer su caballo, siendo cuidadoso, no lo supo, porque en esos momentos lo único que guiaba sus pensamientos y sus movimientos fue el escalofrío que sintió desde dentro, y la preocupación que achacaba su pecho sin piedad, fue así que se encamino en la madrugada al palacio de las rosas a ver a su esposo que estaba en peligro.












Namjoon cabalgaba con rapidez, había olvidado la última vez que lo había hecho de esa manera tan cruda y absurda, estaba desesperado de que el tiempo avanzara y que él aún estuviera en camino, la frustración hacía que sus manos temblaran, lleno de furia, porque lo que estaba pasando era una estupidez, nadie, absolutamente nadie tenía el derecho de apresar a SeokJin, ni juzgarlo, sobre todo, porque ni él lo había hecho, a pesar del rencor y el sentimiento de decepción debido a la traición, nunca pensó en delatarlo.

Su mente lo estaba traicionando, Jackson a su lado también estaba molesto, sólo ellos dos sabían lo mucho que hicieron para mantener el secreto de SeokJin a salvo, a pesar de que este no estaba enterado de nada, quienes habían hablado morirían. Eso era seguro.

Cabalgaron por horas, sin parar, sus hombres eran fuertes, estaban capacitados para aguantar, así hasta que el amanecer aclaró el cielo y ellos pudieron ver el castillo a lo lejos, Namjoon aumentó el andar, a pesar de saber que su caballo estaba a punto de desvanecerse, sobrepasaron el pueblo a gran velocidad, así hasta el centro de Scarlanding, atravesando los grandes jardines y las puertas de hierro, sus guardias les recibieron de inmediato, bajo del caballo aunque este no se había detenido por completo.

—Reúne al consejo de inmediato—ordenó a Jackson quien asintió corriendo dentro del castillo—. ¿En dónde está su alteza?

—No sabemos mi señor—dijo el guardia con una disculpa.

—Están en la habitación del señor JiYong—dijo el mismo guardia que había ido a advertirles—. Él es quien me mandó, fue condenado también, por saber el secreto de su alteza.

Namjoon apretó la mandíbula, teniendo un temblor en el cuerpo debido a lo molesto que estaba. —Búscalos ¿Jin está con el niño?

—No, mi señor, él está con las sirvientas del harem.

—¡Maldición! —gruñó—. Reúne a todos, iré al palacio de cristal.












A medida que avanzaba por los escalones su respiración se volvía inestable, la calma dentro del palacio en el que nunca antes había estado era aterradora, aquel lugar le perteneció a su madre, ella había muerto añorando descansar en su palacio, pero su padre no lo había permitido, el lugar era diferente y eso era lo que más le asustaba, el miedo a lo desconocido.

—Mi señor—dijo una mujer joven que cargaba unas sábanas ensangrentadas, su rostro estaba pálido y estaba seguro que el suyo también, porque se sentía frío—. Por aquí.












Entró al palacio siendo seguido por sus hombres, uno de ellos busco en la zona de servicio a las sirvientas, Namjoon sabía bien que ellas no habían hecho nada equivocado, al contrario, el palacio de cristal estaba resguardado, nadie de fuera podría haber lastimado al niño, pero Namjoo dudaba mucho de quienes estaban dentro.

—Mi señor—dijo una voz que fue lo bastante conocida como para que él se diera la vuelta.

Ailee, en su ropa de cama, cargaba en sus brazos a un pequeño que parecía dormir, con las mejillas rojizas, se acercó a ella.

—¿Qué haces con él?

—No dejaba de llorar—dijo con una mueca—. Tenía hambre y las nodrizas no llegaban...—sus mejillas enrojecieron—. Desde que tengo estoy en espera... yo...dijeron que lo intentara, se quedó dormido.

—¿Quién sabe de esto? —preguntó con seriedad.

—Nadie, sólo yo, ni siquiera mi hermana—dijo con sinceridad—. ¿Quién es?

—Mi hijo—dijo al momento que se acercaba para tomar al niño, dejando ver el cuerpo de Ailee, su vientre estaba más redondeado, sin ser demasiado grande—. ¿Cuánto tienes?

—Cinco meses—dijo con un susurró.

—Gracias por tu ayuda—dijo tragando en seco—. No le digas a nadie sobre esto ¿Entendido?

—Entiendo.

Namjoon le dio un último vistazo antes de irse, miró al pequeño que estaba dormido, hipeaba en sueños, estaba seguro de que este había extrañado mucho a Jin, caminó con cuidado, temiendo despertarlo, esperando que antes de la junta pudiera ir con SeokJin, pero al llegar a las puertas del castillo Jackson le indicó que todos estaban reunidos, también su esposo. Le dio el niño a su general y caminó retomando su odio hacía sus soberanos, abriendo la puerta del salón de reuniones, mirando como las vistas caían sobre él, en especial una de ellas.


















La habitación fue abierta, por unos momentos sintió como su respiración de detuvo, como sus piernas temblaron y el escalofrío recorrió su cuerpo, hasta su nuca, se movió lentamente, pensando que encontraría la peor de las escenas, pero en vez de eso, halló algo que le hizo fruncir el ceño y mirar fijamente la cama.

—Lo siento—dijo con voz inestable—. Realmente pensé que moriría, en mi lecho pensé en llamarte y decirte lo mucho que te odio, la jugada no salió bien.

Namjoon le observó con desprecio. —¿Qué se supone que es esto? ¿Una broma?

—No—contestó Jin.

Podía verlo bien, como su cabello negro se pegaba a su frente sudorosa, estaba en la cama, cobijado, con el camisón desarreglado, las mejillas, los ojos y los labios rojizos, como si hubiese llorado con mucha fuerza, sus manos estaban sobre su pecho, pero estas sostenían algo envuelto en mantas blancas, no era estúpido, sabía lo que significaba.

—¿Por qué me llamaste?

—Quería presentarte a mi hijo—dijo con una sonrisa—. Un varón.

El semblante de Namjoon se ensombreció, se acercó, haciendo estremecer a SeokJin, quien apretó al bebé más cerca de él, al verlo, su furia se acrecentó y sacó su espada, terminando por apuntarle al pequeño bulto, los ojos de Jin se abrieron en demasía.


















La corte estaba reunida, Namjoon se sentó en su silla sin dejar de mirar a SeokJin quien lucía miserable, su simple imagen hizo que la furia aflorara en su ser, pero no podía perder la cabeza en ese momento, tomó una bocanada de aire antes de mirar a los presentes.

—¿De qué se le acusa a mi esposo?

—Que entren los testigos—dijo Vernon con seriedad.

Las dos mujeres y el hombre entraron, esos se habían quedado resguardados en el castillo esperando el juicio, al ver al rey y hacer una reverencia, fácilmente se podía apreciar que estaban temblando.

—Habla—ordenó Han a la partera. Namjoon la reconoció al instante.

—Su alteza, vine a confesar la falta que ha realizado mi señor, él ha dado a luz a un varón que no lleva su sangre.

SeokJin miró a la mujer con los ojos entrecerrados, no estaba molesto, sino confundido, eso le llamó la atención a Namjoon quien carraspeo.

—¿Qué pruebas tienes?

—Mi palabra y la de ellos—dijo con seguridad, aunque en sus ojos había una sombría realidad, que Namjoon no podía descifrar, pero que conocía bien de los ojos de sus enemigos.

—Mi señor—dijo Han—. Kwon JiYong ha confesado que su alteza tenía un hijo cuando hicimos el interrogatorio, todo apunta a una traición, usted sabe bien cómo es que tiene que proceder, castigando a su alteza y eliminando al niño.

Namjoon entrecerró los ojos. —¿Eliminando a mi hijo?

Los presentes se quedaron en silencio, observándolo con desconfianza. —Primo, aunque estoy seguro de que todo tiene una explicación, no puedes mentirnos, sabemos que ese niño no es tuyo, el contacto con su alteza fue nulo hasta hace unos meses.

—Eso es verdad—asintió SeokJin.

—¡El acusado no puede hablar hasta que no se le otorgue el permiso! —soltó Han con seriedad.

—Habla SeokJin—dijo Namjoon sin dejar de fulminar con la mirada a Han.

—Quiero decir la verdad—dijo con una formalidad intimidante—. Una que sólo mi esposo puede corroborar, ellos no han mentido, el niño es mi hijo—miró a Namjoon con tristeza—. Nuestro hijo.

—Eso es inaudito—negó Leeteuk—. ¿Cómo han ocultado algo como esto?

—Es mi hijo, pero mi sangre, ni la de mi esposo corre por sus venas—dijo SeokJin callando los reclamos.

Namjoon abrió mucho los ojos y lo miró como si se hubiese vuelto loco, pero cuando la mirada de SeokJin se posó sobre sus ojos lo comprendió, esta era decidida, Kim SeokJin haría todo para mantener a salvo a sus hijos, hasta renunciar a ellos si con eso garantizaba su seguridad, lo admiró, en ese momento lo amo y lo admiró con devoción.

—Yo sabía de este niño—dijo Namjoon con seriedad—. Él me llamó y me pidió que le dejara conservar a un niño que había encontrado abandonado, yo acepté a cambio de que él no se apareciera en el castillo ni en los eventos importantes—al mirar al consejo, pudo ver que ninguno de ellos se tragaba sus palabras—. Lo ocultamos porque sabíamos que eso sería un problema para el consejo.

—¿De qué hablas? —cuestionó Seungri con una ceja alzada.

—SeokJin y yo teníamos el deber de dar un niño varón, y él estaba al cuidado de uno, pero no era mi sangre, estoy seguro de que ninguno de ustedes lo aceptaría y querría entrometerse, yo no quería perder mi libertad y Jin no quería que le arrebataran al niño, ambos ganábamos.

—Eso no tiene sentido—soltó DongHae con una mueca—. ¿Cuándo pensaban decirnos?

—Cuando Jin regresara al castillo, pero supongo que personas malintencionadas han querido sacar ventaja de esta situación y ustedes han caído como idiotas.

—Pero...—dijo Han rojo de la furia y la vergüenza—. Mi señor, ¿Tiene forma de probarlo?

—Jackson—llamó a su guardia quien se acercó.

El niño ahora estaba despierto, y miraba alrededor asustado, SeokJin dio un paso, pero paró de inmediato, todos miraron al niño con una ceja alzada, después a Jin.

—No comparten ningún rasgo—dijo Vernon con pena.

—La actuación de este día ha sido lamentable, le han faltado al respeto a mi esposo y me han hecho volver antes de mis obligaciones.

—¿Por qué han mentido? —preguntó Han a los acusados.

—Lo siento—dijo la mujer bajando la cabeza—. Nos dijeron que debíamos decir esto.

—¿Quién? —preguntó Namjoon confundido.

—No sabemos su nombre, sólo llegó a nuestro hogar y nos amenazó—balbuceo—. Sino lo hacía mis hijos morirían.

—Eso no tiene sentido—soltó Seungri.

—Claro que lo tiene—dijo Vernon con seriedad—. No a muchos les beneficia la nueva reconciliación de los reyes, quienes pueden dar un heredero, sabemos que hay personas que querrán lejos a su alteza del castillo, incluso las familias de las concubinas.

—O los próximos en la sucesión—dijo JiYong con una ceja alzada—. Todos aquí tienen beneficios propios.

—Jackson, interrógalos, quiero saber todo—dio la orden antes de llamar a SeokJin, este se acercó casi corriendo y le quito de los brazos a YeonJun, a quien abrazó a su pecho.

—¿Qué va a pasar con el niño? —preguntó Han.

—Es un niño que no comparte nada con los reyes—respondió Seungri con simpleza—. No cuenta con ningún beneficio, ellos solo quieren criarlo, no le veo el problema, cuando crezca se le hará saber que no es de la familia real.

—Es mi hijo—dijo Namjoon con seriedad—. No lleva mi sangre, pero tiene el mismo respeto, y los mismos privilegios, cuidado con eso.

—Le debemos una disculpa mi señor—dijo DongHae con seriedad.

Cada uno de ellos se inclinó, pero SeokJin simplemente los ignoró saliendo de la sala. Namjoon suspiró. —Desde hoy decreto oficialmente que el consejo no tiene el derecho ni los privilegios para mandar a apresar a nadie, no sin mi consentimiento previó. Haz la regla y yo la firmaré.

—Pero, mi señor...—comenzó Han—. No puede hacer eso.

—Puedo y lo he hecho—dijo mirándolos fijamente—. Y quien quiera ir en contra mía, perderá su título y su posición en el consejo, ninguno de ustedes puede juzgar a mi esposo, sólo yo.

—Sólo hicimos lo que creímos era mejor para Sacarlanding—dijo Leeteuk con seriedad—. Usted mismo dijo muchas veces que no confiaba en él.

—Las cosas han cambiado, Kim Seokjin es su rey y le deben respeto. Si me disculpan—dijo poniéndose de pie y saliendo de la sala.

El corredor estaba vació, corrió a donde sabía que SeokJin se dirigiría, a las afueras del castillo, estaba cansado, con falta de aire cuando lo alcanzó antes de subir a un carruaje.

—¡SeokJin! —dijo haciendo que este se volviera.

Le miró de una forma tan profunda, que paró en seco. —Gracias—formuló con sus labios antes de subir, y darle una última mirada, la misma que años atrás.






















—Hazlo—dijo con seriedad, con el miedo surcando sus ojos.

Namjoon estaba tan enojado, que se encontraba seguro de que en esos momentos podía atravesarlos a ambos con la espada, matarlos y nadie podría ser capaz de decir algo, porque era el rey y nadie podía traicionarlo, ni siquiera su esposo.

—Puedo y lo haré—dijo con la mandíbula tensa.

—Lo sé, entonces, hazlo—susurró.

—Dame al niño—apretó el agarre en la espada.

—No—dijo con seguridad en la voz, sabía que no se lo daría, y que pelearía por él.

—Tú y tus bastardos morirán, yo me encargaré de eso.

—Moriré con ellos Namjoon—dijo con una precisión que le pareció irreal—. No me importa morir por las personas que amo.

—¿Esa es tú última palabra?

—Sí—susurró.

Aunque se encogió, no dejó de mirarlo, con una mirada que le dio escalofrío, una tan decidida y sincera, como nunca antes lo habían mirado, tragó en seco antes de alejar la espada y dar un paso atrás, desvió la mirada y salió de esa habitación rápidamente, ni la mirada feroz de Hoseok, ni los ojos fríos de Jungkook, la mirada de destrucción de Yoongi o la atroz de su padre lo habían hecho retroceder, como la mirada de amor de SeokJin.







El misterio de YeonJun hahhaa

Espero que les guste todo hasta ahora 💚

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