21
NamJoon caminó decidido a su oficina después de una noche en vela. Parecía que la conversación que había tenido con SeokJin se repetía en su mente como un castigo. En esos días no había deseado la compañía de nadie, dudaba de todos, aunque se encontraba milagrosamente estable sabía muy bien que sus verdugos no tardarían en dar el golpe maestro.
Abrió la oficina encontrando dentro a las tres personas que tanto deseaba ver, Jackson le saludo con un asentamiento de cabeza, este sabía que dentro de esas paredes eran amigos, su doctor DongWook quien hizo una reverencia con respeto y por último pero no menos importante sobretodo en esa situación, su gran amiga UmJi, la pequeña y linda chica que le ayudaría más que cualquiera de sus hombres.
—Gracias por venir—dijo entrando de lleno y sentándose frente a ellos—. He pensando mucho en lo que me ha dicho doctor y estoy de acuerdo, hay un traidor o traidores en el castillo, sin embargo no puedo adivinar quien podría ser, lo he pensado y por más que lo hago no le encuentro sentido.
—¿Por eso nos llamaste?—dijo UmJi sin rodeo—. Namjoon sabes muy bien que me he retirado de eso. Ya no juego a los investigadores.
Suspiró mirándo los ojos fijos de su amiga, aquellos que eran tan expresivos que con una simple mirada decía lo incómoda e inconforme que estaba con la situación. Puso ambas manos frente a él y entrelazó los dedos.
—Lo sé y créeme que me duele tener se llamarte en estas circunstancias, tú mejor que nadie sabe que no te llamaría de no ser necesario, pero eres la mejor en lo que haces y necesito de tu ayuda.
El semblante de la pelinegra se aligeró casi por completo, con un suspiro asintió. —Yesung no estará feliz con esto, pero cuenta conmigo.
Namjoon se relajó. —Necesitamos llevar esto con la mayor prudencia posible, no quiero que nadie, ni siquiera el consejo sepa lo que está ocurriendo, Jackson quiero que te encargues de vigilar a mis hombres, DoongWook necesito que busques algunas medicinas que me puedan ayudar, mi cuerpo parece estar demasiado cansado y UmJi quiero que investigues quien podría estar detrás de esto, en los viejos lares, en lo más bajo de Scarlanding, ahí hay muchos brujos y boticarios, alguno de ellos tiene que saber sobre venenos y quien pudo comprarlo, yo asumiré la cara ante el consejo. No estoy seguro, pero siento que es alguien de ahí.
—¿Seungri? —preguntó la pelinegra—. Es el único que podría tener un motivo, es el segundo en la línea de sucesión.
—No lo sé, pero está en la lista junto a Kim Jisoo—susurró avergonzado.
—¿Tú concubina? —dijo con una ceja alzada—. No lo entiendo ¿Por qué la chiquilla quisiera hacerte daño después de todo lo que hizo para estar a tu lado.
—Sí, hay algo que no me termina de gustar de ella, ha actuado mal y quiero asegurarme de sus inte opciones, pero sobre todo, quiero saber si el niño que lleva dentro de ella es mío.
—SeokJin era mucho mejor—se encogió de hombros.
—Se bien tú opinión sobre mi esposo—gruñó por lo bajo—. Wook ¿Has sabido de la planta?
—Está tarde me veré con uno de los ancianos de la botica para hablar sobre ello, no te preocupes no hay boca que el dinero no pueda callar, ella buscará en lo más bajo, pero yo lo haré con quienes son visitados por la nobleza.
—Bien—suspiró contrariado—. Es todo por el momento, he mandado a vigilar la comida y las bebidas, supongo que eso es lo que puedo hacer por el momento.
Los tres asintieron. Después de una ligera charla se despidieron, menos UmJi quien se quedó con Namjoon. Ambos eran buenos amigos por el hecho de que sus familias eran unidas cuando la reina vivía, ella se crió junto a SeokJin, así que conocía todo de ellos, tal vez demasiado.
—¿Qué te preocupa? Sabes que no morirás Namjoon, eres demasiado terco para dejarte vencer.
Este asintió. —Lo sé, la maldad no muere cariño, no es eso, pensaba en SeokJin.
—¿Cómo está Jin? —preguntó curiosa—. No lo he visto y eso me duele, el castillo era diferente cuando estaba él, a pesar de los años se siente su ausencia.
—Habrá una junta mañana con el consejo para anunciar la disolución de nuestros matrimonio—cerró los ojos al hablarlo en voz alta.
—¿De verdad harás esa tontería? Pero bueno, es lo que querías al final de cuentas.
—Sí o no, bueno antes lo quería ahora no estoy tan seguro—bufó—. Soy patético.
—¿Qué esperas que suceda? Le has herido y eso no se resuelve con nada, Jin está roto por tu culpa—suspiró dramática para ver los gestos de su amigo quien hizo una mueca de dolor—. Pero, si lo amas ¿Qué estás haciendo aquí?
—No es tan fácil—dijo recriminandose—. El amor se pierde así como la voluntad de vivir, SeokJin quiere esta disolución y yo sé que estará mejor sin mí.
—Sin él eres patético—sonrió ladina—. Haces las cosas mal y esperas que los demás se compadezcan, las cosas no son de esa manera—rio secamente—. Deberías hacer algo bien por primera vez, deshacerte de tus chicas y traer al castillo a Jin y a tu hija.
—Debería, pero no lo haré.
UmJi lo miró negando. —Eres un...
—No lo traeré al castillo cuando sé que corre peligro, esperaré a que todo de tranquilice para arreglar mis errores. Sin él aquí su vida está a salvo, además, ambos sabemos que esto es lo mejor, nosotros no debemos estar juntos.
—Las estás usando como pantalla de humo o ¿Piensas casarte con una de ellas? —bufó sorprendida—. Eres un maldito Namjoon, pero estoy de acuerdo, es mejor que ponerlo a él en peligro y, ambos son una bomba de tiempo estando juntos.
—Mi única debilidad siempre será Jin—suspiró cansado—. Aún hay algo que debo arreglar y quiero tu ayuda para eso. ¿Recuerdas el incidente de hace seis años?
—¿Dónde perdiste la maldita cabeza? Sí lo recuerdo ¿Qué hay con eso?
—Tú sabes quien es la persona con la que Jin estuvo aquella noche— soltó sin una pizca de efusividad—. Quiero su nombre.
UmJi sonrió ladina. —¿Por fin estás listo para saber la verdad? Lamento decir que no lo sé, Jin jamás me dijo nada, si supe del incidente fue por ti.
—Algo me dice que hay más de lo que Jin no quiere decir, necesito saber la verdad, algo de lo que me dijo me ha tenido intranquilo.
—¿Piensas que alguien pudo lastimarlo? Eso es...grave—sus ojos brillaron de la preocupación.
—Sí, quiero saber quién le hizo daño y tenerlo frente a mi para destruirlo—susurró sombrío—. Lo toturaré tanto que deseará jamás haber puesto un pie en este mundo, quiero hacerlo pagar, si es lo que pienso, tengo que hacer algo.
La chica sonrió. —Bien, por fin haces algo correctamente. Pero me da curiosidad ¿Qué pasaría si aquella persona fuera alguien que conoces? ¿O un miembro importante del consejo? ¿Qué harás?
Namjoon se quedó en silencio analizando todo, pensó en cada uno de sus conocidos y en Jin, por supuesto que el sentimiento de odio no disminuyó sino que aumento por completo
—Sería exactamente lo mismo. Morirá.
UmJi negó sabiendo que Namjoon perdería la cabeza si se llegará a enterar de algo turbio. Porque conocía su naturaleza.
—Bien mi señor, me pondré a trabajar.
—Gracias UmJi.
No podía dormir, SeoKjin estaba sentado en la cama mirando a sus dos hijos descansar plácidamente ajenos a todo lo que estaba sucediendo a su alrededor, sus ojos vagaban a sus rostros apacibles, sentía muchas cosas al mismo tiempo, una combinación entre melancolía y molestia, no estaba listo, aunque su mente le decía que estaba haciendo lo correcto, que era por el bien de sus hijos, su parte emocional no estaba preparado para separarse de Namjoon.
Le dolía, se había encontrado con que sentía un dolor punzante en el pecho, las palabras de Namjoon aún resonaban en su mente, no sabía que sentir al respecto, pero odio, no era.
Se puso de pie, tomó un abrigo negro que cubría su pijama del mismo color, calzó sus botas y tomó un gorro de lana, salió de la habitación, bajo las escaleras y se dirigió a su oficina, una vez dentro, prendió la vela y escribió una nota que iría sellada, ni siquiera sabía por qué lo estaba haciendo, salió al poco tiempo y buscó a una de sus sirvientas.
—Despierta a Irene y dile que se quede con los niños, lleva esto al mensajero, es un mensaje que tiene que entregar a su majestad, que lo haga con prudencia, dile al mozo que prepare mi caballo.
—¿A dónde irá mi señor? Es muy tarde.
—Sólo haz lo que te digo—dijo con voz firme, pero sin ser tosco.
La mujer salió despavorida a realizar las tareas que se le habían impuesto, SeokJin se sentó cerca de la ventana esperando, la distancia al castillo era corta, el lugar al que iría era un poco más alejado, pero le daba tiempo. No era la primera vez que hacía esto, salvo que antes estaba en el mismo castillo.
Sus manos estaban frías, quiso arrepentirse pero era tarde. Su mozo entró y le indicó que su caballo estaba listo, salió, mirando a algunos de sus guardias personales, suspiró, sabía que no podía salir sin estos.
—Total discreción, no quiero que me reconozcan.
—Sí, mi señor—dijo Eunwoo con un asentimiento de cabeza.
Tomó sus guantes de cuero y salió por la puerta trasera, en donde el mozo esperaba junto a su caballo castaño oscuro, este llevaba su montadura, se acercó, acariciando el lomo del animal antes de subir sin necesidad de ayuda, montaba desde los diez años, era un experto, vio a tres de sus guardias subir a sus propios caballos, estaba seguro de que estos acatarian la orden e irían atrás, cuidando sus espaldas, subió la capucha de su abrigo y tomó las riendas con fuerza, dando ligeros golpecitos en el vientre para que comenzara a avanzar.
La sensación inicial al estar arriba del animal después de mucho tiempo, le proporciono un sabor agridulce, porque su mente lo remontó al pasado, a esos días, en donde salía con Namjoon, Jungkook y Yoongi a cabalgar juntos, huyendo de Hoseok y el padre de este, quienes se encargaban de entrenarlos, el primero era unos cuantos años mayor, así que siempre les seguía en sus locuras al tiempo que intentaba imponer orden.
Los tiempos habían cambiado y era ese recuerdo que le afligia, porque le mostraba un tiempo en donde realmente pudo decir que era feliz.
Cabalgó hasta el pueblo, al llegar a las calles de su reino, aquel al que amaba y respetaba, sintió una oleada de tranquilidad, los aromas diversos, agradables y unos no tanto, las personas que seguían despiertas a esas horas, la gran plaza con la enorme fuente donde niños se bañaban y jugaban, las casas, los jardines, a lo lejos los campos, todo en Scarlanding era glorioso. Anduvo por las calles en calma, hasta que llegó a un lugar en específico, estaba más alejado del bullicio del centro, era una casona que servía como posada, para los viajeros, debido a la fachada se dio cuenta que esta había sido remodelada a lo largo del tiempo. Llegó a la entrada y dejó a su caballo, uno de los niños que trabajaban ahí como mozos se acercó.
—¿Quiere que cuide de su caballo mi señor? —dijo con una sonrisa en su rostro sucio.
SeokJin se enterneció y asintió. —Si lo cuidas bien, te recompensaré de buena manera.
Paso a su lado y subió el pórtico, con una bocanada, esperando no ser descubierto, entró, el aroma a alcohol y madera estaba alrededor, habían alguna personas dispersas en las mesas bebiendo, él se acercó a paso decidido por el recibidor hasta el mostrador, en donde se encontraba una mujer de mediana edad, la miró discretamente.
—Buenas noches—dijo ella en tono tosco.
—Quiero una habitación—dijo cambiando su voz a una más dura—. En el segundo piso, quiero la número diez.
La mujer le miró con una ceja alzada. —No se ve como un viajero.
—¿Me dará la habitación? —de su bolsillo sacó tres monedas de plata. La mujer elevó una ceja y asintió.
—Tome—dijo entregando la llave de hierro.
—Espero a alguien—dijo antes de tomarla y caminar por el pasillo que llevaba a las escaleras, no era la primera vez que hacia eso, pero la adrenalina corría por sus venas como la primera vez.
Escuchaba algunos ruidos de música y gente riendo abajo, la segunda planta estaba más silenciosa, llegó sin detenerse a la habitación que tenía pintado un numero 10 en la puerta, la abrió con la llave y se adentró, esta estaba iluminada por algunas linternas de velas, era simple, una cama, un cuenco de agua y un mueble cerca de la ventana, se recargó en la puerta cerrada y dejó escapar el aire que había estado reteniendo, se quitó la capucha y caminó alrededor, la luz de la luna se colaba por la ventana al igual que el viento que le ayudaba a respirar, estaba sudando, nervioso.
Se sentó en la cama, no sabía lo que tenía que esperar, tampoco estaba seguro de que Namjoon iría en su encuentro, pero, estaba consciente de que este tampoco tenía razones para negarse. Mordió su labio inferior y jugó con sus manos esperando.
El tiempo avanzaba con lentitud alargando su suplicio, su mente creaba un sinfín de escenario, unos más crueles que otros, no quería llegar a decepcionarse, porque estaba poniendo de su parte, dejando de pensar, para dejarse llevar por sus sentimientos, estaba ansioso cuando escuchó como la puerta era golpeada ligeramente tres veces. Tragó en seco.
—Adelante—dijo poniéndose de pie. Su pulso golpeaba fuerte contra su piel, su respiración se detuvo y sus manos sudaron.
La puerta se abrió, dejando ver a un hombre vestido con una capa marrón oscuro, este cerró la puerta, llevando las manos a su capucha y bajandola, entonces sus ojos se encontraron llevando a sus cuerpos una ráfaga de sensaciones de alivio.
—SeokJin—dijo Namjoon con voz ahogada.
—Namjoon—susurró nervioso.
El nombrado se acercó, sin dejar de mirarlo con aquellos ojos oscuros y profundos, de un momento a otro ya estaba frente a él, tomándolo de la cintura, su mano paró a su nuca y con voracidad besos sus labios, SeokJin suspiró tomando sus hombros con fuerza, dejando que su lengua explorara su boca, sus cuerpos reaccionaron como si fuera eso lo que estaban buscando.
Namjoon llevó sus besos a su cuello y sus manos subieron por su cadera, hasta sus costados, sintió la seda de la pijama, y como esta se levantaba ligeramente, siguió besando, Jin se aferraba a ese cuerpo fuerte, le gustaba, tanto, que sus piernas comenzaron a debilitarse.
—Te extrañé—dijo con una suspiró ronco—. Mi cuerpo, mi corazón y mi alma te extrañaron Jin, no puedo dejar de pensar en ti.
—Yo tampoco—susurró con los ojos cerrados, no era mentira, SeoKjin no había podido apartarlo de su mente, era como una droga que tenía que seguir consumiendo.
Namjoon rio por lo bajo antes de volverlo a tomar, esta vez con más necesidad, fundió su labios al tiempo que tironeaba su ropa, Jin no se quedó atrás y comenzó a hacer lo mismo, no era nuevo para ellos, aquel lugar había sido testigo de muchas noches de escapatoria de los protocolos reales, de sus clases y entrenamientos, nadie lo sabía, era su secreto.
Cayeron a la cama con un suspiro ronco, después de que sus cuerpos se juntaron sintiendo el calor de estar piel con piel, la fricción de su excitación hacia de todo un momento mucho más prohibido, como si fueran amantes que se tienen que ver a escondidas, aún siendo esposos. Namjoon tomó sus piernas las cuales adornaron perfecto sus hombros, e ingresó su hombría, llenándolo por completo, era glorioso, arqueo la espalda, recibiendolo de nuevo, como antes, Namjoon beso sus labios nuevamente.
—Me encantas—murmuró mientras se movía dentro.
Los jadeos, el movimiento de sus cuerpos, los besos intensos, caricias que quemaban al tacto, como rocas volcánicas, dejaban marca en su piel, era exquisita la forma en la que Namjoon lo hacía sentir, fue tomado de la cintura y aumentó las estocadas, satisfecho de verlo sentir placer con las reacciones de su cuerpo, con lo que él estaba causando.
Siguieron entregando aquello que sólo podían entregarle al otro, no eran más actos de lujuria sino de algo más, así hasta que al unísono llegaron al tan aclamado orgasmo, a la cúspide del placer, explotando de pasión desbordandose y sosteniéndose, Namjoon beso su pecho y suspiró en su cuello.
—Tengo miedo del poder que tienes sobre mi SeokJin—susurró acariciando su cadera, lentamente, haciéndole ligeras cosquillas.
—Namjoon, yo también te amo.
Me di cuenta que en la otra versión todo estaba muy rápido, aquí es más lento pero tiene buenos momentos.
Espero que les estén gustando los cambios. Los amo 💚
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