17
—¿Está seguro que quiere hacer esto? —preguntó por tercera vez, manteniendo esa mueca de angustia y la mirada triste—. No vas a morir.
SeokJin suspiró y asintió. —Dámelo—extendió la mano por las rejas.
Mark chasqueo la lengua, estaba preocupado por lo que su señor deseaba hacer, sin embargo le tendió unas hojas de pergamino y un tintero. SeokJin tomó entre sus manos aquellos objetos sintiendo un nudo en la garganta.
—Jin ¿De verdad quieres hacerlo? ¿Crees que es la forma correcta de decirle la verdad?
—E...es lo mejor—susurró afligido—. No es momento para esto, no me hagas dudar, si algo me pasa, si Namjoon no despierta a tiempo y tengo que pagar, quiero que le des esto, si sobrevive tiene derecho a saber la verdad. Aunque no sé lo que está causará.
—¿Qué hay sobre el bebé? — murmuró dolido al ver los ojos de su viejo amigo que reflejaban mortificación.
—Aún no sabemos si hay bebé Mark, esto es sólo para asegurarme de que mi muerte no será en vano, seguiremos pensando que no hay forma de que este esperando al hijo del rey, porque si eso pasa, no moriré, pero estaré prisionero, y no pienso tener un embarazo estando encerrado. Así que no puedes decir nada.
—Esto podría considerarse como un acto de traición Jin—dijo muy bajo, lo suficiente como para no ser escuchado por los guardias—. No puedes ocultar algo tan importante.
—Pero sólo lo sabemos nosotros dos—le sonrió ladino alargando la mano y tomando la suya—. No me juzgues, sabes bien que esto para mí es difícil, vivo con el miedo de no ver a mis hijos, no quiero pensar que la semilla de Namjoon ha germinado en mí, y que él leerá está carta, sabiendo que no es el único hijo que hemos perdido.
—No lo hago, recuerda que siempre te apoyaré—suspiró para después regalarle una sonrisa amable.
—¡La visita terminó! —dijo uno de los guardias en voz alta.
Mark gruñó y apretó la mano de SeokJin. —Te veré mañana por la mañana, todo estará bien, yo cuidaré esa carta hasta el momento...que espero no llegue.
SeokJin asintió no muy convencido. Mark se alejó dejándolo solo. Se levantó con seriedad, teniendo las manos llenas, en la celda sentado en la cama observó con temor el tintero y las hojas, tenía que ser cuidadoso sino quería que alguien viera lo que estaba a punto de escribir. Las palabras de Mark le daban vueltas en la cabeza, porque tenía otro problema, no estaba seguro si las noches que había pasado con Namjoon sirvieron para engendrar un nuevo bebé, pero no quería arriesgarse a decir en voz alta sus dudas, no cuando sus emociones estaban divididas y su vida dependía del despertar de Namjoon.
Esa noche tendría que escribir dos cartas, una relatando la verdad que celosamente había intentado esconder durante años, y la orden para que Ken buscara a sus hijos y los llevará lejos, no podría confiar en nadie. Todos parecían traidores a sus ojos.
Había pasado una semana en ese lugar y estaba por volverse loco, lo habían tratado como un prisionero con ciertos "beneficios" como obtener la comida de Mark o ver a JiYong quien le aseguraba que sus pequeños estaban bien, aunque en sus ojos podía ver la preocupación marcada, estaba seguro que Tzuyu no dejaba de preguntar por él y YeonJun no dejaba de llorar. Sus hijos eran muy cercanos a él.
Suspiró mirando la pluma en sus manos, que pesaba más que sus pensamientos, con lágrimas en los ojos comenzó a escribir, de igual manera no sería la primera vez que haría algo doloroso por el bien de Namjoon.
Estaba decidido a pedir a la mañana siguiente un té especial a Mark, el que le aseguraría de acabar con lo que estuviera en su interior, si es que había la posibilidad de un embarazo, no sería la primera vez que perdía un hijo. Aunque la primera no fue su elección, tembló al recordar el rostro de aquel hombre que le arruinó la vida, quien le arrebato su felicidad, esa noche no sólo perdió a Namjoon sino al bebé que llevaba en el vientre. Sonrió con melancolía, ese era su secreto, uno que se llevaría a la tumba. Sin esperar más para no poder pensar en el arrepentimiento escribió aquella verdad que causaría un derrumbe en la perfección del reino de Scarlanding.
Se encontraba admirando los jardines desde el balcón de su oficina, la mañana era larga, no había tenido descanso, además de que su mente estaba intranquila, por más que deseaba decirse que todo era producto de su imaginación inmersa en el negativismo, el hecho de reproducir su inseguridad ante la conducta de su esposo le ponía nervioso. SeokJin siempre se caracterizo por tener una personalidad atolondrada, era enérgico a la hora de realizar sus actividades en el castillo, las personas le reconocían con facilidad por la jovialidad de su sonrisa, el pueblo entero de adoraba, tenía a todos a sus pies incluyéndolo a él.
Suspiro empuñando las manos, hace dos semanas que SeokJin no se encontraba bien, este le decía que tenía un resfriado pero algo en lo profundo de su corazón le decía que mentía, el brillo en sus ojos estaba desapareciendo, sonreía falsamente y no dejaba que le tocara, había dejado de salir del castillo y en las noches no se acurrucaba en su pecho. Respetaba que SeokJin quisiera un tiempo alejado de sus manos aunque esto fuera nuevo para él, le preocupaba y aterraba, necesitaba descifrar lo que estaba rondando en su cabecita.
Se encontraba tan ensimismado en sus pensamientos que no escucho que alguien le acompañaba.
—Las rosas son hermosas mi rey
Namjoon miro a su lado y asintió a la pelinegra que había llegado de improviso.—No debería estar aquí señorita, su padre posiblemente lo vería muy mal, al igual que su hermano—dijo con voz seria, últimamente la hija menor de uno de sus más grandes aliados aparecía en los lugares donde él se encontraba, no era estúpido, sabía bien lo que quería.
—Lo siento mucho mi señor—hizo una reverencia—. No creí que mi presencia le incómodara—le miró con pesar.
—Está bien—suspiró—. No le diré nada a su padre, pero debe comprender que mi esposo es muy especial a la hora de asegurarse de quien está en mi compañía.
La chica asintió pensativa. —Veo que es muy unida a nuestra alteza.
—Nos conocemos desde que eramos niños, nuestra unión es especial—respondió con una tenue sonrisa en el rostro, la misma que aparecía cuando hablaba de Jin.
—¿Confía en él? —preguntó con una ceja levantada acentuando sus ojos brillantes.
—¿A qué viene esa pregunta señorita Kim? —replicó con cierto tono de molestia—. No son preguntas aptas para una persona ajena a la corona.
—Lo siento nuevamente mi señor —inclinó la cabeza—. Es sólo que... en estos últimos días algo ha rondado mi cabeza, me debato entre dos ideas igualmente peligrosas, yo quiero serle fiel, pero al mismo tiempo sé que me estoy condenando—explicó sin levantar la cabeza.
—Levántate y dime claramente tu preocupación.
Namjoon miró a Jisoo hacer una mueca con sus labios rosados, le observó de frente antes de hacer un gesto afligido.
—Yo...no quiero causar molestia mi señor, pero considero que usted es un ser humano excepcional y que necesita saber esto, porque no quiero que por algún motivo sufra, usted bien sabe que yo admiro a su alteza...soy miembro de su corte de nobles—suspiró mordiendo su labio inferior—. Yo he sido testigo de un acto atroz contra su persona, su alteza....él....yo lo vi teniendo intimidad con otro hombre, sucedió en la noche de la mascarada.
El rostro de Namjoon quien hasta ese momento se había mantenido tranquilo decayó por completo, observó perplejo a la pelinegra, su mente quedó en blanco, parpadeo y su ceño se frunció por completo, sin cuidado alguno tomó agresivamente una de las muñecas de Jisoo quien soltó un chillido al ser sorprendida y maltratada.
—¡¿Qué acabas de decir?! ¡Jisoo esa es una acusación muy grave! No voy a permitir que hables de tu alteza de esa manera—gruñó encajando los dedos en la el vestido de la chica pellizcando su piel —. ¡Estas mintiendo!
—¡No, yo no miento mi señor, yo los vi! —gritó asustada.
Namjoon miró a la joven de quince años cabreado, estaba loca si creía que él iba a creer esa mentira, porque de ninguna manera SeokJin le engañaría, el simple hecho de pensarlo le ponía furioso.
—Lo voy a repetir por última vez, por el respeto que le tengo a tu padre me abstendré de darte el castigo que mereces por difamar a tu rey, no quiero volverte escuchar decir tales cosas ¿Entendido?
—Pero...—comenzó nerviosa.
—¡¿Entendido?! —repitió con dureza.
—S...si mi señor—soltó temblorosa.
Pero lo que ella no sabía y lo que Namjoon tampoco llegó a adivinar, era, que después de esa noche el peligro de la duda quedó en su interior.
Namjoon no creyó lo que esa chiquilla había dicho, sin embargo en su mente se repetían aquellas palabras crueles y dolorosas, confiaba ciegamente en su esposo pero eso no evitaba que la declaración dada le pusiera a pensar, sobretodo tomando en cuenta el repentino cambio de SeokJin. Tomó con más fuerza la botella de vino, sus ojos miraron a un punto fijo, enajenando sus sentidos coherentes, de repente un pensamiento vino a su mente...
—Si es verdad...morirá.
Era muy tarde por la madrugada cuando regresó a los aposentos que compartía con su esposo, estaba ebrio, pero era lo suficientemente lucido como para saber que era lo que hacía. Entró a la habitación cuidando no ser escuchado, SeokJin tenía el sueño pesado, pero el tomaba como una falta hacer ruido. Caminó a la cama sin quitarse la ropa, iba a lanzarse a esta cuando se detuvo por completo, admiró el rostro apacible de su esposo y su pecho comenzó a latir con fuerza, sus manos sudaban, recordaba vagamente las conversacionescon Jisoo, no le importó en esos momentos lo único que deseaba era fundirse en el cuerpo de su esposo.
Había pasado más de un mes, en donde su cabeza se había llenado de ideas erróneas sobre su esposo, donde este no quería siquiera que se le acercara, donde no podía besarlo o amarlo, porque parecía que le tenía asco, eso le estaba alejando de la realidad y le estaba haciendo creer que SeokJin tenía un amante.
Se acercó con sigilo y levantó las cobijas que le cubrían, SeokJin llevaba una pijama de seda color perla que contrastaba a la perfección con su piel, le toco la mejilla sonriendo, fue descendiendo hasta el inició de la camisa, ese era un jugueteó previó que compartían desde jóvenes, despertar sintiendo los besos del otro. Fue deshaciendo los botones de la camisa admirando su cuerpo debido a la luz de las velas que aún se encontraban encendidas, posiblemente Jin se había dormido esperándole.
Paro en seco cuando miro su vientre, entonó los ojos y se acercó porque creía que su mente le estaba haciendo una mala jugada, pero no, por más que quiso las marcas casi intangibles de rasguños en su cadera no desaparecían. Recordó entonces con más claridad las palabras de Jisoo, la furia se apodero de sus venas y observó con detenimiento cada parte de su cuerpo, las marcas no sólo estaban en su cadera, sino también en su pecho y cuello, bajo sus pantalones con cuidado encontrando que sus muslos se encontraban marcados de la misma manera, pero estos con algunas ceñas que pasaban como mordidas.
Negó, no era posible, pero entonces ¿Por qué su esposo se encontraba marcado de esa manera? ¿Por qué no se había acercado a él en semanas? ¿Por qué Jisoo dijo eso? ¿Por qué desaparecia de la nada? La única respuesta que encontró para estas preguntas le abrumaron. ¡SeokJin le había traicionado! Tenía un amante.
Sin dudarlo por un momento lo tomó de los cabellos tirándole de la cama, SeokJin despertó desorientado y adolorido, se miró en el piso mientas era observado por Namjoon quien mantenía la máscara de molestia tatuada en el rostro. Vio que estaba desnudo y se petrificó, comenzó a balbucear, pero era tarde porque Namjoon ya lo tenía nuevamente del cabello.
—¡¡Me engañaste!! —gruñó mientras le sostenía con fuerza—. Me traicionaste.
—¡Noo, Namjoon no es lo que parece!
Lo levantó de los cabellos hasta tenerlo de pie, le soltó para tomarlo con fuerza de los hombros y estrujarlo.
—Dime entonces que no dejaste que otro hombre te tocara ¡Dímelo!—grito desesperado—. ¡¿Otro hombre tocó tu cuerpo!?
SeokJin sollozo y bajo la mirada, con ese silencio vino el primer golpe en su mejilla izquierda, nadie le había golpeado antes y esa noche Namjoon se encargó que recordaba el dolor. Porque no se detuvo, ni esa noche ni las que siguieron por una semana.
—Eres igual a todos, pero qué esperaba si aprendiste de la mejor, maldito puto—gruño aún con las manos empuñadas mirando a su esposo que sangraba de la boca y nariz, con un ojo hinchado sin poder levantarse del piso. SeokJin lloró en silencio. Sintiendo que se lo merecía.
—¡SeokJin! —gritó al momento que abría los ojos.
Su vista era nublosa y apenas alcanzaba a ver indicios de la luz filtrándose por su ventanal, Namjoon sintiendo la boca seca y el corazón desbocado por la horrible pesadilla del pasado se sentó en la cama mirando a todas partes ¿Dónde estaba? Lo último que recordaba eran unos ojos violeta mirándolo asustados.
—Mi señor tiene que tener cuidado—dijeron a su lado.
—¿Qué haces aquí DongWook? —dijo mirando a su médico—. ¿Qué pasó?
El hombre suspiro. —Tuvo un desmayo, ha estado inconsciente casi tres semanas mi señor, creemos que ha sido un intento de asesinato.
—¿Qué? —dijo confundido—. No lo entiendo, yo estaba con...SeokJin ¿Dónde está SeokJin?
El doctor miró a su rey no estando seguro de si decirle sería una buena idea, su deber era procurar la salud del rey y esa noticia podría ocasionar que volviera a caer enfermo, sin embargo no contó con que Jackson que estaba preocupado por su alteza mirara al rey coon seriedad antes de decir
—Han acusado a su alteza y le han puesto bajo custodia por intento de asesinato. Esta desde hace tres semanas encerrado en las prisiones.
Namjoon se quedó petrificado. —¡¿Qué?!
Alguien dirá, "Mardy no es cierto Jin no perdió al bebé" bueno sólo diré que pongan mucha atención a los recuerdos :3 Llevamos 4
Jajajajaa creo que por eso se llama el rey del recuerdo 😁
¿Algún comentario? 😋
En esta edición veremos recuerdos lindos del Namjin, pero también recuerdos crueles, porque Namjoon no dejo que Jin se fuera hasta un tiempo después de saber que este había estado con otra persona.
💚💚
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