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13

El doctor real miró a su rey con severidad, después de haberlo examinarlo, este estaba mirándolo con insistencia, era fácil adivinar que al rey no le gustaba guardar reposo, esa había sido la razón por la cual estaba ahí en primer lugar.

—Puede ser debido al estrés que ha presentado en las últimas semanas—suspiró el hombre acomodando sus gafas en el puente de la nariz—. Creo que es escencial que descanse estos días mi señor.

—Sabes bien que siempre he tenido mucho trabajo que atender—sonrió amargo—. No es momento de descansar, menos con lo ocurrido ¿Has hablado con mi padre?

—Sí, el señor Kim me ha dicho que está apenado, pero se rehúsa a regresar al castillo para la conmemoración de la muerte de su madre.

NamJoon apretó la mandíbula. —Algo mezquino si nos ponemos a pensar que él decía que era el amor de su vida. No importa entonces.

—El dolor se vive de forma distinta en cada uno de nosotros mi señor.

El rey desvió la mirada al balcón que se encontraba abierto dejando entrar el aire fresco de la tarde. Mordió su labio inferior, pensativo, hacia años que no tenía contacto con su padre, pero no le extrañaba, este le odiaba después de que él asumió el cargo de rey, dejándolo de lado.

—¿Recuerdas a SeokJin? —preguntó sintiéndose idiota por la formulación de la pregunta.

—Su alteza, claro que sí—sonrió al recordar al pelinegro amable y con una belleza formidable, que tenía a todos encantados.

—¿Atendiste su parto? —preguntó serio, aún sabiendo la respuesta.

—No mi señor, la princesa llegó al mundo a manos de una partera elegida por su alteza.

—Bien—dijo sin preguntar sobre el segundo alumbramiento, no comprendía por qué seguía manteniendo oculto al segundo hijo de su esposo.

—Es una mujer profesional, mi señor, muy amada en el pueblo y por su alteza. No es mejor que yo, pero su alteza estuvo en buenas manos.

Namjoon asintió, no sabía por qué estaba haciendo tantas preguntas pero de repente, cuando despertó en aquella cama una idea de planteó en su mente, conocía sobre el segundo niño, pero nada sobre la primera. No había visto o preguntado sobre esa niña y le confundía que SeokJin la mantuviera tan oculta, mucho más que el pequeño. Entonces pensó en los últimos días de SeokJin en el castillo, ¿Y si este se fue ocultando algo más? 

Sí eso resultaba ser cierto, no sabría qué hacer para disolver todo lo que había hecho sin remordimiento. Tal vez estar a su lado fue peor de lo que imaginaba, ahora sus emociones estaban jugando con la sensatez de su mente.

—Muy bien—suspiró.

—Pero—interrumpió el hombre—. Fui yo quien descubrió el embarazo, su alteza estaba muy feliz en ese entonces.

—¿Cuándo lo descubriste? —preguntó entrecerrando los ojos.

—Dos meses antes de la fiesta de mascaradas, después de eso su señoría se fue del castillo.

Namjoon recibió aquello como un golpe, si SeokJin estaba embarazado antes de que se descubriera su engaño entonces ¿La niña era suya? O ¿Le había engañado desde mucho antes? Aceptó con dolor la segunda opción porque creer en la primera sería admitir su culpa y no estaba listo para eso.

—Puedes retirarte.

El doctor asintió y luego de una reverencia salió de la habitación. Namjoon cerró los ojos bufando, su interior parecía ser un mar envabrecido.









SeokJin jugaba con Tzuyu a la fiesta de té. Su pequeña crecía tanto, cada día para él era un regocijo mirarla. Era hermosa y amable, una niña encantadora, YeonJun estaba también ahí, sentado en el piso jugando con sus figuras de madera.

Hubo un tiempo muy oscuro tras su salida del castillo que pensó seriamente en perderla, pero ahora se alegraba de jamás haber hecho algo en contra de su hija, pues a pesar de todo estaba hecha con amor, por lo menos del suyo.

—Tzuyu ¿Eres feliz? —dijo a la par que hacía señas con sus manos.

La niña le miró y sonrió "Si, muy feliz"

—¿Me amas? —dijo perdido en sus ojos.

"Te amo"

La abrazó con fuerza dejando un beso en su cabeza. Esa noche Namjoon iría de nuevo y por primera vez en muchos años sentía su corazón vibrar nerviosismo, no quería admitir que le gustaba tenerlo en su lecho. Sin embargo, estaría con la guardia arriba porque de ninguna manera permitiría que le hiciera daño.

Tenía que parar sus preguntas y cuestionamientos sobre sus hijos, no quería que nadie supiera de ellos.

—Sólo espero que tú no sufras—susurró sin soltar a su pequeña niña.

Tenía miedo porque a medida que se acercaba a Namjoon este podría describir la verdad y sabía que nuevamente este no se pondría de su lado. Y lo perdería todo salvó que está vez no sería sólo su estatus sino a sus hijos.











Namjoon no espero a que abrieran la puerta simplemente entro, empujó a la dama que le recibía y corrió escaleras arriba. No podía dejar de pensar y estaba desesperado por una respuesta. Caminaba por el pasillo cuando se detuvo. Miró a su izquierda, a la misma puerta que había estado abierta hace días dejando ver a una niña a la cual no conocía, pero no podía olvidar. Necesitaba respuestas.

Llegó hasta ella, tomó la manija con la mano temblando y la giro, la puerta no hizo sonido alguno, dudo por unos momentos, pero decidió entrar. Estaba oscuro, sin embargo, sus ojos se acostumbraron a la oscuridad.

A simple vista era un cuarto normal salvó por algunos peluches regados en el suelo, iba a paso inseguro adentrándose en lo desconocido, pero no quiso parar, la curiosidad de años de estaba guiando a la cama. Cerca de esta había unas velas que encendió con los cerillos cercanos, la luz iluminó parte de la habitación dejando ver el dosel de la cama.

En esta se veía el cabello negro descansando en la almohada. Con cuidado removió el dosel dejando ver a la niña. Está estaba plácidamente dormida

Un sentimiento indescriptible le recorrió el cuerpo entero. El cabello era liso y negro similar al de SeokJin, la piel era clara sin llegar a ser blanca, le recordó a su color de piel. Se quedó sin habla. Era hermosa incluso si estaba durmiendo, ella se parecía a Jin.

—¿Quién es tu padre? —susurró confundido.

Había escuchado que la niña era pálida y completamente rubia. Le habían mentido, pero ¿Por qué? Nunca supo quién era la persona con la que Jin le había sido infiel, durante años buscó a un fantasma que no pudo encontrar y eso le atemorizaba. ¿Qué pasaría si se hubiera equivocado?

Llevó la mano al cabello de la pequeña suspirando ante la suavidad de este, sonrió sintiendo sus ojos picar y un fuerte dolor de cabeza.

Algo no estaba bien. La pequeña se removió y él separó la mano, pero fue tarde. Unos pequeños ojos le observaron llenos de temor. Namjoon retrocedió.

—No puede ser.

La niña no lloraba, pero se escondió bajo las cobijas.

—¡¿Qué estás haciendo aquí?!

Miró a la puerta donde SeokJin se encontraba con un rostro lleno de terror, se acercó rápidamente hasta liberar a la niña y abrazarla contra su pecho evitando que la mirará.

—Ella...sus ojos....ella—balbuceo Namjoon intangiblemente.

—No puedes estar aquí—dijo frío—. Vete de inmediato.

Pero no sé movió, siguió observando la escena frente a sus ojos, sabía que SeokJin le temía pero ¿Por qué?

—¿Es mi hija? —preguntó inseguro aún asombrado por lo que había visto.

La pequeña tenía los ojos de un color muy singular, un gris ligeramente violeta, los mismos que su madre.

—Namjoon—susurró aguantando el nudo en su garganta—. Por favor, sal de aquí. 

—Tú dijiste que...dijiste que no era mía—murmuró consternado—. Dijiste que... ellos dijeron que...

—Porque tu no me creíste—respondio de inmediato—. Tú no lo creíste y yo...te mentí.

—Es mi hija—dijo sintiendo un fuerte dolor de cabeza que le hizo hacer una mueca, su visión se fue nublando con el paso de los segundos de silencio, hasta que el mareo terminó por hacer que cayera al piso.

SeokJin se levantó dejando a la niña en la cama quien observaba todo con miedo. Se agachó sosteniendo a Namjoon y moviéndolo para despertarlo.

—¡Namjoon! Mierda no...no...no—susurró tocando su pálido rostro, se acercó a su boca dándose cuenta que respiraba muy poco—. ¡Ayuda...por favor ayuda!

Escuchó pasos acercarse a toda velocidad, pero dejo de ponerles atención para mirar con ojos cristalizados a Namjoon. Le tocó las mejillas temblando y sollozando de miedo.

—No hagas esto...por favor Namjoon no lo hagas—suplico en vano.









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