11
Miraba la forma en la que bebía de aquel vaso con licor, no comprendía por qué estaba bebiendo a esa hora, apenas era medio día, se había dado cuenta que los hábitos de bebida de su rey, eran cada vez más preocupantes, pero como siempre tuvo que permanece callada, porque no le correspondía ir en contra de lo que el rey quería, o hacerle ver que algo que hacía estaba mal, no era quien para tomarse aquella atribución.
—¿Puedo preguntar algo? —dijo con inseguridad.
Namjoon elevó la mirada, observándola, aquel simple gesto llevó una oleada de sensaciones a su cuerpo, entre ellas el miedo, mordió su labio inferior esperando, hasta que después de unos momentos lo vio suspirar y asentir ligeramente.
—Puedes.
—Espero que mis palabras no le molesten mi señor, es sólo que hay algo que ha estado rondando por mi mente desde hace días.
—Siente la libertad de decirlo, Ailee.
—¿Por qué su alteza no está aquí? —preguntó directamente, porque era mejor que esperar.
—Veo que todas ustedes han desarrollado una repentina curiosidad sobre su alteza—soltó con una ceja alzada—. Pero, sucede algo gracioso con la curiosidad, a veces, podemos encontrar cosas con las que no estamos preparados para lidiar.
Ailee le observó con una ceja alzada. Las palabras dichas fueron como una sutil advertencia, no dijo nada, se quedó en silencio mirando como Namjoon sonreía con satisfacción, este se acomodó en la silla y suspiró sonoramente.
—¿Cuáles son los límites del amor que me tienes? —preguntó tomándola por sorpresa.
—¿Límites? —preguntó de vuelta consternada.
—Sí, ¿Cuánto me amas? Y sobre todo ¿Hasta dónde estás dispuesta a llagar por mi amor? ¿Cuál es el límite de tu amor?
—Yo...—boqueo, incapaz de responder coherente, porque nunca antes había pensado en eso, Namjoon era su primer amor, el primero hombre y de quien estaba enamorada—. No hay límite, yo lo amo de forma incondicional, moriría por usted mi señor, siempre, me tendrá a sus pies y jamás dejaré de decirle que lo amo como nunca he amado y como nunca llegaré a amar.
Namjoon rio por lo bajo, al tiempo que le miró con una ceja alzada, juzgando, podía sentir en su aura la oscuridad, lo que le hizo pensar que su respuesta no fue la adecuada, le puso nerviosa.
—Esa es la respuesta que todos esperan escuchar, pero no es más que una vil mentira, el amor tiene límites, no es incondicional y no soy el único amor que puedes tener, es así como todos mienten, yo no lo hago, ya no más—sonrío ladino—. No hay que ponernos máscaras con las que no podremos respirar, que no podremos usar permanentemente, ese es el problema, las promesas que no se cumplen, que traen recuerdos amargos de momentos felices, eso es herir, gravemente, no puedes pretender ser feliz, pero tampoco, hacer feliz a los demás a base de mentiras. Esa es la razón por la cual Kim SeokJin no está aquí, lo ame como no ame, y él me traicionó.
—Yo jamás lo traicionaría—dijo con un susurro sin dejar de mirarlo fijamente—. No lo haría, moriría antes de hacerle algún mal.
Namjoon sonrió. —Ven—hizo una seña con la mano para hacerla que se acercara. Ailee se levantó temerosa, su rey nunca había sido inhumano con ella, pero, sabía de la boca de las demás que a veces perdía la paciencia. Se acercó y Namjoon la tomó de la mano e hizo que se sentara en su regazo, acarició su mejilla con cariño—. Tus ojos son inocentes, no recuerdo la última vez que vi unos ojos así, son preciosos. Por eso sé, que serás quien más me haga sufrir.
—Yo—susurró al tiempo que negaba, Namjoon puso uno de sus dedos sobre sus labios.
—No, no digas nada, es mejor que no hablemos, dejémoslo en esto, en un momento que recordaremos para siempre, con tranquilidad o amargura.
Para evitar que dijera algo, calló sus labios con un beso profundo, uno que le dejó sin aliento y la llevó al cielo, porque ella lo amaba, más que a su propia vida y sentía que podía demostrarle que estaba equivocado, porque ella no lo traicionaría.
Sentía el calor emanando de su cuerpo como una ráfaga de fuego que se extendía quemando todo su ser, su piel suave, como la seda y su aliento pausado, con una de sus manos tomaba su cadera, fuerte y preciso, la otra la mantenía en su mentón, haciendo que se mantuviera quieto, besaba su hombro, lamia su cuello, tomaba su éxtasis mientras entraba en su cuerpo de forma brusca, era un frenesí que los tenía sedientos de más.
SeokJin era el sueño de cualquier hombre, la locura desenfrenada de un alma castigada, era lo que él deseaba, lo que no podía encontrar en nadie más y también lo que lo aprisionaba, lo ligaba a una desdicha eterna, porque ambos habían sido crueles y ambos se habían equivocado dejándolos en un punto de no retorno.
—Más...—lo escuchó gemir, aquello era una aventura, donde su corazón se volvía una montaña de emociones, de satisfacción y agonía.
—Jin—susurró al tiempo que le volvía la cabeza para tomar sus labios de forma voraz.
Estar dentro de su cuerpo cálido era la gloria, no quería verse demasiado entusiasmado, pero cuando este llegó al orgasmo no pudo detenerse, lo tomó con fuerza llegando segundos después dentro de su cuerpo, descargando su esencia en él.
SeokJin se relajó, recostando su cuerpo sobre su pecho, Namjoon lo envolvió en sus brazos, aunque sus ojos escondieran aquella renuencia y rencor, aunque sus palabras fueran frías y agresivas, había algo que no podían evitar, que no podían engañar y eso era la forma en la que sus cuerpos reaccionaban al otro, era indudable que encajaban a la perfección, aprovecho ese momento de calma después de la explosión emocional y le abrazó, acomodó la cabeza en su cuello, suspirando.
—Namjoon—dijo en un susurro.
—Sólo me aseguró de que sí quedes embarazado.
SeokJin lucho hasta que se volvió, haciendo que este saliera de él, Namjoon pensó que se alejaría, pero en vez de eso permitió que sus brazos le abrazaran por la cintura juntandolo a su cuerpo sudoroso y caluroso.
—Ha pasado una semana desde que vienes—susurró—. ¿No es eso suficiente?
—¿Crees que puedes estar ya embarazado? —preguntó sobre sus labios, mirándolo fijamente.
—No, creo que una semana más podría asegurarlo—respondió antes de besarlo con ternura.
—¿Cómo es que sólo en la cama podemos estar sin pelear?
—Es el calor—suspiró—. Pero está bien, no necesitamos acercarnos de otra manera, sólo cumplimos con nuestro deber hacia ScarLanding.
Namjoon bufó y se separó, acostándose boca arriba, uno de sus brazos permaneció rodeando la cintura de Jin, este puso la mano sobre su duro pecho y suspiró.
—Antes era diferente.
—Antes las cosas eran más sencillas Namjoon, ahora no.
—Lo sé—chasqueo la lengua y cerró los ojos, dejándose llevar por el cansancio.
Imaginarse la vida antes de que todo se hubiera ido por la borda lo dejó con un mal sabor de boca, el sentimiento que parecía tan ajeno le llenaba de una agonía que poco a poco le estaba aniquilando por dentro, pudo fingir durante años que no le importaba, pero volver a estar entre sus brazos, besando sus labios y tomando su cuerpo le hizo reconocer que en realidad no lo había olvidado y eso le estaba carcomiendo el alma.
Porque no había forma de dejar el pasado atrás y volver a empezar, no, cuando ambos se habían hecho mucho daño, cuando él había encontrado consuelo en otros brazos y él había dado vida a niños que no compartían su sangre. Esto último le hacia hervir por dentro como si por sus venas corriera el peor de los venenos.
Despertó envuelto en la penumbra, su cuerpo se sentía ligero, miró alrededor, estaba oscuro, posiblemente era entrada la madrugada, estaba frío, observó a su lado y se encontró solo. Se sentó en la cama con molestia ¿Esa era la forma de despedirlo? Negó, Jin no era así, tomó la bata negra que estaba sobre la cama, no sabía si era suya, pero la usaría, la amarró con fuerza en su cintura y caminó a la puerta que estaba ligeramente abierta.
Los pasillos estaban bien iluminados por las velas en los porta velas de la pared, estaba seguro que ese pasillo lo conducía a las habitaciones principales, hace algunos días había visto a la niña en una de ella, pero ya no más, era como si SeokJin quisiera mantenerlo alejado de ellos. No era para menos.
Pensó en regresar a la habitación, cambiarse e irse, pero el llanto de un bebé hizo que detuviera su andar, se vio a sí mismo siguiendo el sonido, intranquilo llegó a una de las habitaciones que permanecía abierta, miró hacia dentro, SeokJin estaba sentado en una silla cómoda cargando a un pequeño que no dejaba de llorar, algunas nanas estaban alrededor.
—No quiere comer, esta limpio y no deja de llorar—dijo una de ellas preocupada.
SeokJin miraba preocupado al pequeño, mientras ponía la mano en su frente. —No tiene fiebre, pero su estómago está inflamado.
—Es empacho—dijo llamando la atención de quienes estaban en la habitación—. Indigestión, pudo haber comido mucho.
SeokJin entrecerró los ojos. —¿Cómo lo sabes?
—Jackson tiene hijos y habla de ellos cuando se enferman—se encogió de hombros recargándose en la pared con los brazos cruzados.
—Trae un té de ciruela y el aceite, le daremos un masaje—asintió—. Vayan.
Siguió meciendo al pequeño, las nanas salieron rápidamente dejándolos a solas. Namjoon no despegó su vista de él, hasta que suspiró y terminó por acercarse.
—Dámelo—dijo alargando los brazos.
SeokJin le miró con sorpresa que cambió a desconfianza al instante, pegó al niño más a su pecho.
—¿Por qué? No.
—No le haré daño—bufó—. Lo estás cargando mal, le estás poniendo mucha presión a su estómago, trae—le observó profundamente—. No le voy a hacer nada Jin.
Desconfiando, SeokJin le tendió al niño, esperando no arrepentirse, Namjoon tomó al pequeño y en vez de acostarlo en sus brazos, lo posicionó en su hombro, la cabeza del pequeño quedó en su cuello y le dio palmaditas en su espalda.
—¿Cómo sabes cargar a un niño? —cuestionó con una ceja alzada.
—¿Cómo es que tú no sabes cuidar de un niño? —soltó en forma de reproche.
—No sé cuidar de un niño enfermo, mi hija no se enfermaba, jamás lo hacia, sólo una vez tuvo fiebre, pero al día siguiente estaba bien, en cambio YeonJun es más enfermizo y débil.
—Aprendí de Jackson, hace tres años tuvo a su segundo hijo, una niña, me explicó algunas cosas, yo sé lo pedí, era curiosidad.
Ambos se quedaron en silencio después de eso. SeokJin observaba como YeonJun hipeaba en el hombro de Namjoon mientras se chupaba el dedo. La imagen chocó intermante con lo que pensaba y lo que sentía, estaba confundido, sus manos sudaban temiendo que Namjoon lastimara a su hijo, pero al mismo tiempo, la forma delicada en la que lo tomaba decía algo completamente diferente.
—¿Tomó de ti? —preguntó ladino—. Dicen que los niños son más sanos si toman de la madre.
—No—balbuceo—. Yo...eso no te importa.
—Estoy siendo amable contigo ¿Por qué te pones a la defensiva?
—Dame al niño—gruñó—. Es mejor que te vayas, porque hoy no puedo atenderte.
—SeokJin—llamó deteniendo sus movimientos. Le observó fijamente—. Tienes miedo ¿Por qué?
—¿Por qué tendría miedo? —bufó cruzándose de brazos.
—He visto a Ken—miró el rostro del pequeño—. No sé parece mucho a él, no se parece a ti.
—¿Qué estás insinuando? —se acercó para tomar al niño pero Namjoon se movió hacia atrás—. Yo parí a este bebé. Tú lo sabes.
—Yo sólo sé que te vi con este bebé recién nacido en brazos, nunca te vi sacarlo de tu cuerpo. De hecho, nadie te vio estando embarazado.
—Namjoon, Ken me cogió todas las noches, este es su hijo, no quieras hacer conjeturas donde yo jamás tuve un hijo de otro hombre, porque la realidad es más dolorosa que eso.
—Mientes—susurró acercándose a él—. Y cuando descubra la verdad, me tendrás que explicar qué mierda estás haciendo.
SeokJin rio por lo bajo. —Yo no le debo explicaciones ni a ti ni a nadie.
—Lo harás, cuando lleves a mi hijo, estarás en el Castillo conmigo—soltó dejando al niño en sus brazos—. Mientras tanto disfruta el tiempo con tus bastardos, Jin, los niños mueren cuando son pequeños y enfermizos.
—Te odio—dijo entre dientes.
—No Jin—sonrió ladino—. Tú no me odias.
Dicho esto se dio la vuelta para abandonar la habitación, dejando a SeokJin molesto, miró a su hijo y besó su frente. —Yo los cuidaré.
Ni quieran seguir sus conjeturas, esta historia cambiará mucho.
A quien no le gusten los cambios, quédense con el recuerdo de la anterior.
Gracias 💚
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