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02

—¿Y bien? —preguntó con seriedad al ver a su mensajero postrarse frente a él con el rostro mortificado. Sabía la respuesta, porque había sido la misma desde hace días.

—Rechazó la carta...Ni siquiera la abrió mi señor, dijo que no quería que le molestara y que se ocupará de su mujer en cinta—dijo nervioso porque podía sentir como la furia de su rey se incrementaba.

Kim Namjoon rey de ScarLanding, tomó su cabello rubio cenizo entre los dedos y lo estiró con fuerza. No sabía que más hacer para atraer la atención de su esposo, aquel a quien quería lejos y comunicarse era imposible, porque ninguno de los dos se soportaba, sus dientes rechinaban y sus manos temblaban, sin duda el odio se acrecientaba.

—Prepara mi caballo, iré al palacio de las Rosas—dijo sin más.

A su lado Jackson su general y mano derecha, suspiró anticipando el desastre, porque nada bueno salía de ellos estando juntos, era una guerra donde ninguno ganaba, pero que no dudaban en usar todas sus armas para aniquilarse. Esperó hasta que el mensajero se fue avisando a los sirvientes la orden del rey, para encarar a su señor.

—No creo que dabas hacer eso, ambos sabemos que una reunión con el rey puede traer problemas en la corte—explicó suspirando, cuando estaban a solas podía hablar con él de manera informal, eran amigos desde siempre y Jackson siempre estaba ahí para apoyarlo.

—Es mi esposo y si yo quiero verlo, lo haré—gruñó—. Además, él no me lo deja fácil, si hubiese aceptado las cartas nada de esto estaría pasando.

—Pero, han pasado años, desde que se vieron por última vez, el  rey no quiere verte y puede que no te dejen entrar, eso sería muy mal visto por el consejo Namjoon, recuerda la orden de tu tío Kwon, SeokJin está muy protegido por la corte después de lo que sucedió.

—JiYong no tiene absolutamente nada que decirme, mi esposo mis reglas, además lo que tengo que hablar con él nos conviene a ambos—suspiró antes de le encaminarse a la puerta—. Tiene que dejarme entrar, porque sabe que soy capaz de destrozar su puerta. 

Jackson solamente asintió inseguro, como la mano derecha del rey por años sabía que Kim SeokJin era un hueso duro de roer, una persona hermosa con un orgullo inmenso y no era para menos, Namjoon era un ser cruel y despiadado si se trataba de su esposo, lo cual no comprendía, él amaba a su familia y no haría nada para lastimarlos, los defendería contra cualquiera que quisiera herirles daño, en eso eran muy diferentes, pero no podía decir nada.

Namjoon caminó por su castillo, una estructura enorme e indestructible que albergaba a cientos de personas que trabajaban para él. Sé sentía invencible y al mismo tiempo temeroso, porque ver a su esposo después de años era una de las cosas que sin duda le ponían la piel de gallina. Anduvo hasta la sala del consorcio, donde se encontraban sus concubinas, mujeres jóvenes y hermosas que le habían servido por años, desde que su alteza se había ido, eran las hijas de los más altos mandos de generales y burócratas, quienes las habían dado como regalo al rey. 

Entró y llamó la atención de las cinco chicas, la primera de ellas Dahyun rubia con ojos saltones le miró sonriente, Rosé la castaña de tierno rostro se quedó callada con una reverencia, Ailee la mayor quien ni siquiera le observó directamente, su hermana LeeHi quien era menor y muy asustadiza, y por último estaba su favorita, Kim Jisoo, su hermosa chica de sonrisa soñadora, con ese vestido era fácil ver su vientre redondeado de cinco meses. Se acercó para rodearla con los brazos, le dio un beso en la frente y ella sonrió, las demás ignoraron la escena, celosas.

Sus concubinas eran hermosas, buenas y amables, pero entre ellas se odiaban a muerte y él lo sabía bien, por mucho tiempo había procurado no dejarlas en cinta, no era su plan tener hijos y menos si estos no le servían para ser herederos, pero de alguna manera Jisoo había quedado embarazada y él estaba feliz, porque tendría un varón, un tierno niño que le podría asegurar la linea de sucesión, sin embargo, había aún un pequeño detalle que arreglar. 

—No estaré esta tarde—dijo sin esperar a que ella se pusiera parlotear.

—¿A dónde vas mi rey? —preguntó con una sonrisa inocente—. ¿Un regalo para mi?

Namjoon vio como las demás rodaban los ojos. —No seas egoísta—la reprendió—. Si traigo regalos no serán sólo para ti, sino para todas.

Las chicas sonrieron con suficiencia a la favorita. —Entonces ¿A donde vas?

—¿Cuestionas a tu rey? —preguntó con una ceja levantada.

—Para nada mi señor—dijo sumisa. 

—Iré al palacio de las rosas—dijo sin expresión alguna—. Llegó en la noche, mis damas, espero que me reciban con bien.

—Claro que si mi rey—sonrió Rosé.

—Aquí estaremos—rio Daehyun encantadoramente.

Jisoo se quedó mirando la espalda del rey cuando este se fue, se sentó en la silla que ocupaba con anterioridad y suspiró. LeeHi soltó una carcajada que llamó la atención de todas quienes le siguieron, sabiendo que se estaba burlando de ella.

—¿De qué te ríes? —pregunto Jisoo molesta.

Rosé chasqueo la lengua. —¿No sabes que significa que él vaya al palacio de las rosas? 

—No—gruñó cansada de aquellos juegos—. Y no me interesa saberlo.

—Pues deberías—bufó Dahyun—. Él se verá con nuestra alteza real, su esposo, quien es rey.

—Sí—sonrió Ailee—Se verá con quien lleva la corona.

—¿Y? Eso no sólo es malo para mí, sino también para ustedes, cuarteto de idiotas—gruñó la castaña mirándolas con odio.

—De hecho, no—respondió LeeHi, quien le observaba burlesca—. Nosotras no tenemos ningún sentimiento amoroso por el rey y tu si—la retó con la mirada—. Estamos obligadas a estar aquí, aunque, no nos quejamos, él es un muy buen amante, estamos más con él desde que estas panzona.

—¡Te prohíbo que me digas así!

—Tú no eres nadie para prohibirnos nada—regaño Ailee—. En cuanto el rey se reencuentre con el amor de su vida, tu sobrarás y nosotras seremos liberadas.

—¡Nunca, ellos se odian! —gritó roja de la furia.

—Hasta que sepan la verdad—susurró Dahyun, quien era la más cercana a ella—. ¿No lo crees Jisoo?















Namjoon llegó a caballo a la puerta del palacio de las rosas, donde diez escalones se abrían paso a su destino, estaba nervioso y le fue complicado aclarar su mente. Bajó del caballo y se encaminó junto a sus hombres subiendo las escaleras. Los guardias le dejaron entrar mirando el interior del palacio tan pulcro y lindo. Tenía la esencia de Jin por todas partes.

Dejó sus pensamientos recluidos en el fondo de su mente,  no sabía que sentir porque hace años que no lo veía o tenía contacto con él, cuando lo corrió del castillo dejó de asistir a los sucesos importantes del reino, siempre llevaba a una de sus concubinas lo que traía mala fama a su imagen, debido a que, aunque en ScarLanding se le diera permiso de tener el placer que deseará, sus soberanos seguían mirando a SeokJin como el rey supremo. 

—Mi señor—saludó una pelinegra haciendo una reverencia.

—Estoy aquí para ver a tu señor y antes de que digas algo, sé lo que piensa de esto y no me interesa, sino baja no me iré—dijo con rudeza—. Destruiré todo el palacio de ser necesario.

La pelinegra hizo una mueca de molestia y miedo. —Le avisaré que esta aquí.

Desapareció escaleras arriba, él se incomodó, algo estaba haciendo muy mal al estar en ese lugar. Pasaron minutos que parecían horas, pero cuando pensó que realmente no bajaría miró a la cima de la escalera y quedó perplejo como todo el que miraba la belleza inhumana de su esposo. 

Kim SeokJin, pelinegro, con piel de porcelana y cuerpo alineado, apareció con un traje esmeralda que asentaba cada parte de su cuerpo, aquel que era perfecto. Namjoon apretó la mandíbula, lo aborrecía.

—¿Qué haces aquí? —preguntó molesto, con el rostro frío.

—Tenemos que hablar SeokJin—dijo de la misma forma—. Y no me iré hasta que no lo hagamos, así que tú decides.

Le observó por unos momentos antes de suspirar frustrado y asentir. —Bien—dijo mientras bajaba como una lenta danza que le hacía sudar, porque era insoportable mirarle después de años y descubrir que su corazón se agitaba en su pecho como cuando eran niños, lo odiaba por crear esas sensaciones en su cuerpo. —Adelante—le condujo a una sala cercana a la escalera, no esperó a que él tomara asiento primero, se sentó y espero—. ¿Qué quieres?

Namjoon se mantuvo parado y alejado. —Quiero disolver nuestro matrimonio. Quiero el divorcio querido esposo.

Y la mascara de frialdad del pelinegro cayo rompiéndose en miles de pedazos. Ambos se miraron con odio y rencor. 





¿Se lo esperaban?

Esto es mucho antes de que se mandará la carta a Yoongi en el rey del hielo....prácticamente la historia se divide en tres partes

1 Antes de la carta
2 Cuando llegan los reyes
3 Final

Posiblemente esté más larga pero no tanto n.n 🌈🌺

RM tiene un Harem jajjaja ok no losiento 😅😒

Jisoo

Rosé

Lee Hi

Ailee

Dahyun

💚

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