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𓆩Día 02: Mobs de Minecraft 𓆪

Resumen: Un campeón de un reino lejano ha hecho de su única misión pedirle matrimonio al rey del nether, quién sólo aceptará si este le vence en combate.

El rey del Nether

Despertó por fin de su desmayo post derrota, ya había perdido la cuenta de cuantas habían sido, pero aquí está de nuevo, recostado sobre el suelo con la armadura destrozada, su espada rota y sin arco disponible para defenderse.

Sin embargo, está feliz.

Hoy fue otra oportunidad de ver a su querido rey del nether.

Escucha unos pasos a lo lejos, abre los ojos en busca de una vieja amiga que le sonríe con gracia.

—Esta vez, creo que casi le ganas.

Luzu comienza a reír pero es detenido por el dolor hasta que su amiga le ayuda a levantarse.

—Gracias, probé una estrategia diferente. ¿Quieres saber Biyis?

Ella asiente, y puede notar la sonrisa de satisfacción en Luzu, el héroe perdido de una tierra lejana que se enfrascó en una sola cosa, derrotar al Rey del Nether para hacerlo su esposo.

Tal como se escucha.

—Hoy lo hice reír —Dice Luzu con orgullo. A pesar de que le acaban de dar, de nuevo, una paliza él se siente como un ganador.

—Felicidades.

La cosa es simple. Al menos para los que preguntan y murmuran por el reino sobre las visitas de un guerrero terco como pocos seres que han conocido en sus vidas en el Nether, que viene cada semana a enfrentarse al rey...

En realidad, no venía con intenciones de pelear.

Sino con regalos.

Chocolates, flores (que no duraban demasiado en ese ambiente caliente) una vez trató con helado pero se evaporó antes de cruzar el primer puente al reino.

Luzu no vino esa semana por la tristeza de que su regalo fuera quemado.

Otros regalos y los que más funcionan para tener una "audiencia personal" con el rey del Nether fue la carne, kilos y kilos de carne preparada de diferentes formas.

—Estás demente Luzu —Biyin le da una palmada en el hombro comenzando a reír. Luzu se queja del dolor, Biyin se disculpa de inmediato.

—E-Estoy bien.

—Claro que no, te acaban de sacar la mierda.

—Pero se vio tan sexy peleando —añade Luzu soñando con el enfrentamiento. Detalles que Biyin no quería saber, sólo puso los ojos en blanco y le dejó recuperarse con algunas pociones.

Luzu es el único humano que entra con tanta confianza al Nether desde hace muchos años. Biyin, siendo ella un esqueleto de whiter encargada de proteger al rey, era mucho más extraño para ella verlos.

Tal vez fue eso lo que le llamó la atención a todos, sobre todo al Rey.

—¿Él preguntó por mi? —Dice en un susurro, lo que llama la atención de Biyin y se le escapa una sonrisa.

—Me dijo que no te dijera —le contesta haciéndose la interesante, Luzu le mira de forma intensa —, pero sí, parecía preocupado por ti, Luzu.

Y su mirada comenzó a brillar, incluso más que la lava del fondo del Nether, esa es otra victoria que se llevaría a casa aquel humano.

—¿No es maravilloso? —susurra Luzu para sí mismo, sus ojos brillan, como si descubriera un tesoro —. Tiene un corazón muy cálido...

Aquello es algo que nadie en el reino se atrevería a decir en voz alta, aunque todos conocen la bondad de su querido monarca, saben también que a él le gusta mantener esa imagen de rey invencible y cruel.

Así protege a su gente.

Así todos le temerán al Nether y evitarán venir aquí a atacarlos.

*

Terminó de cambiarse los ropajes rotos post batalla, otra victoria a su historial, otro día en que no debe ceder ante el humano y su delirio de matrimonio. Aunque su mirada se desvíe hacia la ventana donde espera que venga uno de los slimes de lava con algún mensaje de su guardia principal.

Esta vez, Luzu...

El humano.

Sí, así debe referirse a él siempre, el humano que viene a molestarlo.

En la última batalla había usado más fuerza para enfrentarse a él y Auron no le respondería de otra forma que con todo su poder. Cuando la pelea terminó como debía terminar vio su cuerpo en el suelo y pensó que esta sería la última.

Hasta que se acercó con la idea de trasladarlo a su hogar pero lo que vio en su inventario le hizo enrojecer.

Un bloque de hielo compacto con una amapola congelada.

Ni el calor del Nether pudo derretirlo.

¿Es esta la primera vez que ve una amapola tan de cerca sin que se encienda cual fogata con solo tocarla?

—Siempre me sorprende con sus tonterías —. Y no puede evitar sonreír.

El hielo compacto está sobre una repisa, siendo lo único que ocupa ese lugar en su habitación, rodeado de cristal para protegerlo de golpes y un poco del calor.

Auron pasea por su habitación terminando de acomodar la capa sobre sus hombros y volver a sus actividades como rey, que de hecho tiene trabajo acumulado para hoy.

La corte lo sabe, el rey del nether reserva un día de su semana sólo a enfrentarse al humano que viene por su mano, que se prepara a ese encuentro y hasta se le ve emocionado cuando anuncian la llegada del humano de nombre Luzu.

No podía ocultarlo demasiado.

Las visitas del guerrero alegran sus días y le cuesta admitirlo a viva voz.

Una bola de slime sube por su ventana, un pequeño slime con un mensaje sobre su cabeza se acerca al rey.

"Está bien, dice que volverá la otra semana, mismo día y misma hora, se le ve feliz"

—Terco como pocos humanos que he conocido —murmura para sí mismo quemando la carta en el acto. —, deja de meterte en mi mente Luzu.

El rey pasa sus manos con insistencia sobre su rostro en un vago intento por quitarse el rostro bonito del humano de su mente y centrarse en sus tareas, como debe ser.

Tiene una guerra que mantener a raya y no puede si está pensando en la próxima visita de Luzu.

*

Una semana exacta desde su último encuentro. Una semana en que Luzu, el guerrero de las lejanas tierras se preparó con pociones, estrategias y armas encantadas, siempre lucha para derrotarlo pero esta vez, sólo esta vez no era su principal objetivo.

Ve llegar por el aire al Rey del Nether: Auron, descendiendo del cielo junto a sus dos guardias personales quienes se llevan sus ropas y se apartan.

Es un enfrentamiento sólo entre ellos.

Demasiado íntimo para ser una pelea, pero ninguno podría esa palabra en su boca y decirlo en alto, no se puede, lo ven en sus miradas cuando toman sus armas, Luzu desenfunda su espada encantada y Auron vuelve a presentarle a la "Mata Reyes" una espada de netherita encantada que defiende su propio trono y conquistó a todo el Nether bajo su nombre.

Un paso y la boca de Luzu se abre pronunciando un par de palabras.

—Hey Auroncito... —Hay una sonrisa llena de confianza en su rostro, Auron siente un escalofrío en su espina dorsal.

—No me digas así —Auron no sabe cómo es que tomó esas confianzas, y tampoco por qué le deja seguir hablando.

—Hagamos un trato, perder contra el rey del nether cada vez es un poco desalentador, me debe...

—No te debo nada Luzu.

—Vamos, será divertido.

Y el tono juguetón que usa hace reír ligeramente a Auron. Lo que le dice claramente que ha perdido el pequeño enfrentamiento, el rey del nether termina suspirando, cediendo por ahora a otra petición tonta del guerrero.

Es más de lo que le da a cualquiera de sus oponentes en peleas pasadas.

No por nada se le conocía como el rey enviado desde el infierno junto a su espada que le hace honor a su trayectoria, la "Mata reyes".

—Te escucho.

Luzu sonríe, otra pequeña victoria para él. Ve a lo lejos a Biyis sonreír sorprendida y al otro guardia mirándolos confundidos.

—Si logro que toques el suelo con tu cuerpo antes de que tú lo hagas conmigo, aceptaras que te diga "Mi Auroncito" —Luzu levanta su espada y apunta directamente al corazón de Auron.

La sonrisa de confianza que se carga pone de los nervios a Auron, al punto en que lo cabrea más de la cuenta y por su rostro molesto resalta una sonrisa torcida y un par de ojos brillantes como la lava que reina en el Nether.

—Perfecto, Mi niño.

Y eso no suena cariñoso aunque hace que el corazón de Luzu latir con fuerza en alegría y adrenalina, una mezcla peligrosa para alguien que lo ha perdido todo y necesita un propósito para seguir adelante.

Lo tiene delante de él.

El rey del Nether.

Biyin debe cubrirse la boca con ambas manos cuando le a Auron empuñar al Matarreyes contra las piernas de Luzu y así botarlo de un sólo golpe pero Luzu lanza una poción que llena el lugar de humo.

Auron tose. Se descuida un momento y tiene a Luzu colocando una masa viscosa sobre sus pies luego huyendo, preparando rápidamente su arco y lanzando una flecha que congela la masa.

Auron se sostiene de pura suerte.

Todos se quedan en silencio.

—¿En dónde crees que estás, Luzu? —La voz de Auron suena peor que al inicio, ya no está solo cabreado, se siente irritado de ver a Luzu jugando con el hielo.

—En el infierno... —Le responde con toda confianza.

—El hielo no duró nada —Susurra uno de los guardias.

Ni siquiera pasó de lo sólido a lo líquido, se evaporó en cosa de segundos junto al fuego que rodeó el cuerpo por completo y envolviendo su propia espada dándole el toque ígneo.

—¿Te estás burlando de mí?

—Claro que no Auroncito.

Auron golpea el aire con la espada en llamas, el suelo tiembla con sus pasos y Luzu no se mueve de su sitio con el arco listo para disparar en cuanto pisara la línea imaginaria.

—Pero qué hace...

—¿Luzu? ¿Estás tan lleno de confianza que vienes a jugar? —Pregunta Auron incrédulo, ya no sabe sí vino a reírse en su cara al ver que le dejaba la posibilidad de tener algo único de su parte.

Un apodo, uno que nadie más usaría por qué es el puto rey del infierno básicamente.

Pero a Luzu le permite pensar en la posibilidad de lograrlo.

¿Y le viene con juegos?

Qué cabrón.

—Ay Auron —Luzu se encoge de hombros, le tiembla el labio inferior aunque no es por miedo, es el anticipo de su plan. —Siempre te tomo enserio. No tienes idea de cuanto...

Auron da un salto tomando con fuerza su espada, apuntando a las piernas de Luzu para lanzarlo contra el suelo, hasta que la flecha choca con su hombro, lo que sólo le mueve ligeramente el punto de caída pero nada de qué preocuparse.

Al menos eso pensó, incluso sonrió de manera tétrica pensando que esta vez lo terminaría de un golpe.

—¿Y eso? —pregunta Biyin.

Auron no se ha dado cuenta, pero Luzu está celebrando internamente su logro.

La flecha no era para herir.

Una enredadera comenzó a crecer en su hombro y rápidamente se enredó en todo su cuerpo hasta apresarlo, lo que en definitiva terminó por cortar la trayectoria del salto.

Auron cae al suelo de golpe, soltando hasta su espada la que se clava en el suelo.

Biyin se cubre la boca sorprendida, el otro guardia hace ademán con tomar su arma por su el humano se sobrepasaba.

—¡Me rindo!

Luzu gritó dejando caer su arco y su bolso con pociones, no puede dejar de sonreír por haber ganado.

Auron levanta la cabeza dejando de moverse incómodo en el suelo, tratando de procesar lo que había pasado, aquella maleza atrapa con fuerza su cuerpo y no le deja siquiera sentarse en el suelo.

—Logré hacer que cayeras antes que yo, eso es todo, me rindo... —Aclara levantando las manos en señal de rendición, camina lento hasta quedar al lado del rey. —Auroncito...

Y ahora Auron no tiene forma de negarle ese apodo, ¿Lo peor? Sus mejillas se encienden ligeramente y chasquea la lengua resignado.

Las confianzas que se toma el humano con él son demasiadas y lo ponen nervioso.

—Eres un cochino tramposo Luzu —Quiere quejarse pero al final termina riéndose. Relaja su cuerpo tras varias carcajadas y deja que su cabeza toque el suelo.

—Ganar es ganar, Auroncito.

—Bien, ganaste el derecho a decirme así, ahora desátame, recuerda que soy...

Luzu le interrumpe, tomando su rostro con cuidado para sonreírle con cariño, está tan feliz de poder decirle Auroncito con toda libertad que no le importa que tengan público y que esto pueda ser visto como ofensa al rey.

—El rey del nether, Auroncito, lo sé.

Lentamente las lianas se van soltando hasta secarse y romperse por la falta de agua dejando libre a Auron. El rey se sienta en el suelo acomodando un poco su ropa para sacar el polvo.

—¡Mi señor, está bien! —grita el guardia corriendo al campo, Biyin no alcanza a detenerlo.

Auron recuerda donde está y que cuando la batalla termina él debe volver a sus responsabilidades.

Una lastima que se haya terminado tan pronto.

Sí en vez del nombre hubiera pedido una cita, se habrían quedado más tiempo conversando.

—Estoy bien.

El rey se levanta del sitio, levanta su espada y la enfunda con cuidado regalándole una última mirada a Luzu quién espera en el suelo.

—Nos vemos la otra semana.

—Sí su majestad.

*
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Espero les haya gustado ❤️💙

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