"He de jurar que daré mi vida y mi fuerza por Scarlanding, juraré lealtad a mis reyes, no me detendré, con mi espada aniquilaré cualquier amenaza, no dejaré que nadie manche mi honor, siempre seré leal y tenaz, imparable, viviré para servir, nada en mi vida importará más que la seguridad de mi reino, al cual defenderé con sangre, sudor y lágrimas. Este es el decreto de un Guerrero y se cumplirá hasta el último día de mi vida."

—Bienvenido a la corte real, Jung Hoseok.

Aquellos ojos violeta, se fijaron en los suyos al tiempo que ponía la insignia en su hombro derecho, contuvo la reputación, era hermosa, mucho más de lo que cualquiera pudiese ser, perfecta, un ser extraordinario, él le sonrió antes de hacer una reverencia, porque aquella mujer, que lo hacía suspirar era su reina.

—Estaré dichoso por servirle toda mi vida, mi señora.

Nunca supo el peso de esas palabras hasta aquel día donde la miró, no como una reina, sino como una mujer, su mujer.

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