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Era de madrugada, pero la tensión que permanecía en el castillo, hacia que fuera imposible dormir, todo el mundo estaba atento a cualquier cambio, a su regresó o a un ataque, SeokJin había pensado en todo para proteger al pueblo de ScarLanding, pero, aún no era suficiente, su mente estaba dispersa, miraban por su balcón hacia el horizonte, con un peso atroz en el pecho, contuvo la respiración y volvió a entrar, llevaba días sin dormir y el precio le estaba tomando una gran factura, su cuerpo se sentía débil y no podía concentrarse.
Se sentó para beber una copa de vino y esperar la mañana, era su insana rutina, quería pensar como Jimin e imaginar escenarios positivos, pero nada de lo que había pasado en esos últimos seis años era positivo, al contrario, se había enfrentado a muchas cosas que ponían en riesgo su integridad y la de sus hijos, en todo ese tiempo no pudo bajar la guardia y disfrutar o simplemente mantenerse en calma y dudaba que pudiera hacerlo en ese momento. Recostó su cabeza en el respaldo de la silla mirando las llamas de la chimenea con un anhelo enorme.
Recordaba la última noche que estuvo en brazo de Namjoon, y la promesa que se hicieron, la de siempre estar juntos y volver a empezar, una promesa que no pudo cumplir. Su relación nunca fue la mejor, pero, eso no evitaba que lo amara, todos esos años había mantenido viva la esperanza de volver a verlo y estar a su lado, incluso cuando le llamaron loco, entonces ¿Por qué la esperanza estaba desintegrándose poco a poco? No lo entendía y no se entendía.
Estaba preocupado también por Yeonjun, aunque esperaba de todo corazón que Minhyuk realmente tuviera las intenciones de cuidarlo, no dejaba de sentirse horriblemente culpable, le había prometido a Ryujin que cuidaría de su hijo, él mismo amaba a ese niño como si fuera suyo, jamás debió haberlo puesto en ese riesgo, Ken había tenido razón al decir que estaba perdiendo la razón y hacia las cosas de forma incorrecta. Kim SeokJin ya no sabía cómo continuar, estaba tan cansado y destrozado que no estaba seguro si podía aguantar un golpe más.
—¡Mi señor! Vienen.
Gritaron detrás de su puerta, lo que le hizo levantarse de golpe, tomó su bata y salió corriendo, sus guardias le miraron con muchas dudas, pero con una enorme emoción. Recorrió el pasillo con el corazón en la boca, bajo corriendo las escaleras a pesar de que escuchaba a lo lejos a alguien reprendiendolo, creía de que era JiYong, pero no se volvió a confirmarlo. Las grandes puertas del castillo se abrieron dejándolo salir, había algunas personas ahí, caminó hasta ver más allá de la muralla, las puertas de esta estaban abriéndose.
—¿Son ellos? —preguntó Jimin sin aliento posicionandose a su lado.
—Sí—apenas pudo responder.
Jimin contuvo la respiración y miró hacia el frente con lágrimas en los ojos, ninguno de los dos sabía la situación, no tenían una respuesta de quien regresaba y en cuáles condiciones lo hacía. Miraron como un jinete se acercaba a una enorme velocidad, algo que extrañó a todos.
—Es Yoongi—susurró Jimin sin dejar de mirarlo.
—¿Por qué viene tan rápido? ¿Le dará tiempo de detenerse?
Jimin boqueo. —No creo que quiera detenerse.
Se alejó de él y caminó un pocos más al frente, las personas que estaban alrededor se hicieron a un lado, Yoongi bajo un poco la velocidad con la que su caballo cabalgaba, pero no era suficiente, Jimin tenía razón, Min no tenía ninguna intención de detenerse, Jimin alzo los brazos y cerró los ojos, fue tan rápido, que nadie estaba seguro de que es lo que vio, pero, Yoongi se agachó y en un perfecto movimiento tomó a Jimin y lo subió, ambos desapareciendo a un costado del castillo.
Fue tan rápido y repentino que no entendieron lo que pasaba, SeokJin parpadeo perplejo ¿Por qué Yoongi tenía tanta prisa? ¿Y si algo había salido mal? Escuchó murmullos que lo hicieron volver a mirar al frente, ahora era Jungkook quien se acercaba rápidamente, pero a una velocidad prudente para poder detenerse con un relinchido y bajar del caballo, este se acercó a él y al dar un vistazo alrededor, su rostro cambio, pudo reconocer el miedo y la preocupación.
—¿Y Taehyung?
SeokJin sonrió a medias. —Te espera adentro.
Jungkook asintió ansioso, paso al lado de Jin y se detuvo para mirarlo con una sonrisa.
—No dejes de mirar al horizonte.
Una respuesta tan ambigua como esa no era lo que esperaba, pero, Jungkook no lo miraba con pena o temor, le sonreía de forma dulce, compadeciendose de su alma, Jin detuvo su respiración por un par de segundos, si tan sólo pudiera ser verdad, entonces ¿Tendría lo que siempre había deseado? Siguió mirando hacia el frente, dándose cuenta que sus soldados habían hecho un camino, posicionandose a cada lado, mostrando respeto, Jin se atragantó con su propio aliento, camino lentamente hacia la entrada del castillo, sin despegar la mirada de aquel punto, tratando de recobrar la consciencia, su mente vagaba de forma fugaz, lo que le impedía pensar con claridad. Era un cúmulo de muchas cosas sucediendo en ese momento, tanto internas como externas. Entonces, como si se tratara de un sueño vio a lo lejos alguien que se acercaba a caballo, estaba custodiado por algunos soldados, no podía verlo, tendría que tener una vista sobre humana para hacerlo, sin embargo, su corazón ya estaba latiendo con fuerza, sus manos temblaban y su pecho subía y bajaba por su respiración inestable.
¿Estaba soñando? No, estaba seguro que ninguno de sus sueños se habían sentido así antes ¿Era algo bueno? No lo sabía, por unos instantes pensó que ellos llevarían el cuerpo de Namjoon, pero, si era así, Jungkook jamás le habría sonreído dándole falsas esperanzas, sólo quedaba una opción. Mientras el caballo se acercaba, él avanzaba inseguro, necesitaba acabar con su suplicio, tomó en puños su bata larga y corrió, sorprendiendo a los demás. Corría sin importarle estar descalzo y que las piedras se clavaran en las plantas de sus pies, corrió sin aliento, con el pecho ardiendo. Corrió hasta que sus ojos dejaron de mirar con claridad debido a las lágrimas que no podía detener por más tiempo, corrió como si su vida dependiera de ello y la realidad es que así era. El caballo aumentó su ritmo, estaban a una distancia considerable, pero, pasaban los segundos y ellos se acercaban.
Vio como el caballo se detuvo a unos metros de distancia y alguien bajaba de forma ágil, sollozo cerrando los ojos y corriendo con todas sus fuerzas, hasta que tropezó, no pudo sostenerse, debería sentirse muy avergonzado por su torpeza, pero, al caer de rodillas con las palmas en la tierra, no hizo más que llorar de forma desgarradora. Era como si todo el dolor, la presión, frustración, enojo y desesperanza que había sentido por esos seis años ahora estuvieran surgiendo, desbloqueando aquellas barreras emocionales que tuvo que levantar por el bien de los demás.
SeokJin se dió cuenta en ese preciso momento que estaba tan herido y destrozado que no entendía como es que se mantuvo con vida y en pie, escuchaba los murmullos alrededor y pasos que se acercaban rápidamente, hasta que se detuvieron. Jin miró hacia arriba y dió sollozo que desgarro su garganta. Era imposible. ¿Estaba pasando de verdad?
No lucía como lo recordaba, pero, ahí estaba, aquellos ojos castaños eran inconfundibles, llevaba el cabello largo y barba, estaba vestido con ropa limpia que parecía enorme en su cuerpo, ahí estaba él. Kim Namjoon. Sin decir nada, se agachó a su altura y con una mano temblorosa tocó su mejilla, tembló ante la diferencia de temperatura y porque con el sólo tacto de sus pieles hubo una descarga eléctrica que recorrió todo su cuerpo, miró lágrimas en los ojos de Namjoon, su labio inferior temblaba, quería decir algo, pero ninguno podía hablar. SeokJin salió de su doloroso trance para lanzarse a sus brazos, abrazó su cuello y enterró su rostro en su hombro dónde olió su aroma, a la par que sentía sus manos en su espalda sosteniendolo con fuerza, no porque quería estabilizarlo, era más un intento desesperado por sostenerse a sí mismo. No dejó de llorar, Namjoon escondió su rostro en su cuello y sollozo también, era un sonido ahogado y amortiguado, ambos temblaron, no podían creerlo, para ellos era un sueño volver a estar entre sus brazos. El exterior desapareció lo único que quedaban eran ellos.
Namjoon lo estrechó entre sus brazos, besó su mejilla y frente todo, no dejó de tocarlo delineaba con sus dedos rasposos cada espacio de su piel, lo hizo sin parar de mirarlo con una enorme desesperación, Jin sólo miraba sus ojos y agarraba su camisa con manos dudosas aún sin salir del asombro. Balbuceo, pero nada salía de su boca, ningún sonido coherente que no fuese un sollozo, no había palabras, así que simplemente lo tomó de la nuca y lo acercó para juntar sus labios en un beso que les supo a salvación y gloria.
No habían entendido el significado de estar vacios hasta que volvieron a besar sus labios, hubo una descarga que se encargó de llevar a todo su cuerpo una sensación de calor abrasador, una que se arremolinaba en sus estómagos y hacia palpitar sus corazones con fuerza, las ganas de llorar estaban ahí, las ganas de gritar de felicidad y dolor también, sentían tantas cosas que por un momento pensaron que explotarían por la tensión, pero no fue así, mantuvieron sus labios unidos, en un movimiento lento y pausado, era lo mejor que podían hacer porque sus sollozos no les permitían más. No supieron por cuánto tiempo estuvieron así, tampoco les importaba, habían perdido años de sus vidas extrañándote y volviéndose locos creyendo que jamás serían capaces de mirarse de nuevo. Namjoon había sufrido las peores torturas, a esas alturas no creía que en su cuerpo hubiera algún lugar sin cicatrices, pero nada de ese dolor se compraba con la tortura mental que sufría a cada minuto al mirar imposible volverse a encontrar con el amor de su vida. No mentía cuando decía que la única razón por la que estaba con vida era por Jin, debido a su recuerdo, al sonido de su voz y la imagen de su risa, que poco a poco estaban quedando en el olvido algo que lo aterraba, ahora estaba ahí, destrozado, con miles de demonios que lo atacaban por dentro, pero, sosteniéndose del cuerpo cálido y lleno de amor de su hermoso esposo. SeokJin por su parte, no sabía ni siquiera como es que estaba en pie, creyendo en una ilusión que a todos a su alrededor les parecía imposible e ilusa, estaba seguro de que creían que era un lunático, tal vez era así, pero, quería aferrarse a un mínimo rayo de luz de esperanza, porque era lo único que le había ayudado a continuar. No tenía manera de explicar lo que se sentía perder al amor de su vida, a la persona que siempre había estado en su vida, amándolo, odiandolo, peleando, besando, era la única persona que le había hecho sentir el cielo y el infierno, a quien conocía, quien lo conocía, el padre de sus hijos y su gran amigo. Jamás estuvo preparado para perderlo y no se iba a dar por vencido, quería creer que el destino lo traería de vuelta y así fue.
Ambos entendieron en esos seis años separados, que se necesitaban para continuar viviendo aún a pesar de no tenerse cerca, para Namjoon, SeokJin era su salvación y para Jin, Namjoon era su esperanza.
Tuvieron que dejar de besarse, porque el llanto era mayor, se miraron nuevamente a los ojos y se sonrieron. Aún no podían hablar, Namjoon miró alrededor y se tensó un poco, tomó a Jin de la cintura y lo acomodó de modo que pudo levantarlo en brazos y caminar ¿De dónde estaba sacando la fuerza si estaba a nada de caerse en pedazos? SeokJin recostó la cabeza en su hombro y cerró los ojos, Namjoon trataba de mirar hacia el suelo, porque la mirada de los demás le estaba causando un enorme conflicto y ansiedad. Había cosas que cambiaron dentro de él y se preguntaba como podría volver a adaptarse, desechó ese pensamiento, porque lo único que le importaba en ese momento era Jin.
Le abrieron las puertas del palacio, cada uno de ellos lo miraban con asombro, nadie podía decir algo, se habían enmodecido. El camino que recorrió fue largo, aunque era de noche había antorchas que iluminaban el castillo, todo parecía igual, tenía un nudo en su garganta, mientras subía las escaleras, la ansiedad y el enojo disminuian, estaba en casa, aunque ese ya no se sentía su hogar. Era extraño.
Algunos guardias los acompañaron, fueron quienes abrieron las puertas de su habitación, soltó el aire al verlo, todo parecía justo igual a la última noche que estuvo ahí, mordió su labio inferior y cruzó el salón hasta los aposentos, una vez entró, olió el aroma impregnado de Jin en cada rincón y las ganas de llorar se intensificaron. Lo dejo sobre la cama, cayendo a su lado, frente a él, mirando sus ojos, mientras que sus manos se apretaban enlazadas.
Jungkook no podía controlar el latido de su corazón y el terrible miedo que sentía en cada parte de su ser, estaba aterrado y cuando no vio a Taehyung en la entrada fue aún peor. No debería haber abandonado así a Jin, no cuando le prometió a Hoseok que trataría de hacer su reencuentro lo más sencillo posible, pero, fue un impulso que se lo impidió, nada en el mundo sería más importante que Taehyung, y sus hijos, no podía pretender concentrarse en una tarea sabiendo que su esposo estaba arriba en quien sabe que condiciones. Fueron cuatro días y medio en los que no podía dormir más de una hora, porque su mente no dejaba de pensar. Jungkook siempre había alardeado de tener una buena salud física, pero su salud mental y emocional eran un desastre, le fue muy difícil controlarse y gracias a eso tuvo muchos problemas y lastimó a la persona que amaba, todos los días se tenía que recordar lo que era vivir en soledad y perder lo que más amaba para entender que debía ser mejor, estaba bien con el resultado obtenido esos años, pero, era en momentos así donde todos sus miedos emanaban de su cuerpo y no tenían forma de salir.
Miró a Yugyeom quien le sonrió y abrió la puerta, no le dijo nada, no le explicó la situación, pero, al ver su sonrisa sintió un poco de calma. Nadie le sonreiría así si tuviera malas noticias, no se podía ser tan cruel en la vida. Entró buscando con la mirada hasta que vió a Taehyung descansando en la cama, parecía pequeño entre la intensidad, corrió hacia él y se sentó a su lado abrazando su cuerpo, aspiró el aroma dulce de su cuello y sonrió cuando sintió sus manos corresponder a su abrazo.
—Dios mío, no sabes....—tragó en seco antes de continuar—. No te imaginas...no tienes idea de lo mucho que te extrañé.
—Jungkook, siento que mi alma ha regresado a mi cuerpo en cuanto te ví entrar.
Jungkook sonrió separándose para mirarlo con mayor atención, si bien, su querido esposo lucía tan hermoso como siempre, fue imposible para él pasar por alto su palidez y sombras bajo los ojos. Acarició su mejilla con ternura, antes de elevar una ceja y bajar su mano a su estómago. La clara falta de hinchazón y dureza hizo que lo mirara absorto, tragó en seco, Taehyung sonrió.
—Juro que quise esperarte, pero, tus hijos son tercos Jeon.
—¿Cuándo? —preguntó con una sonrisa llena de anhelo.
—Pues...hace dos noches, fue la noche donde estaban en la misión de rescate. Fue extraño, tenía tanto miedo, no quería hacerlo sin ti, pensé que podría evitarlo, soy tan tonto, pero, Jimin y Jin me ayudaron mucho.
Jungkook tomó sus manos y las besó en reiteradas ocasiones.
—¿Estuvo bien? ¿Estás bien?
—Dolió demasiado y fue....bueno, es mejor que lo veas por ti mismo ¿Hwasa? —dijo en voz alta, una de las damas de Taehyung entró por la habitación continua que era separada sólo por una puerta que se mantenía abierta, la mujer llevaba en brazos al bebé, Jungkook la miró ansioso, mordiendo su labio inferior cuando ella lo dejó en sus brazos tras una reverencia—. Es un varón.
Jungkook miró a su bebé, era un pequeño precioso, de tez clara y mejillas regordetas y rosadas, labios pequeños y una naricita de botón, sonrió a lo grande, llevaba capo de ganchillo blanco, aunque dormía, se movió incómodo. El nacimiento de sus hijos siempre fue un día inolvidables en el buen y mal sentido, vivía el peor miedo y después la felicidad más grande al sostener a sus hijos, eran preciosos, una parte de ellos, miró a su esposo quien le sonreía con complicidad.
—Nacio este pequeño y cuando yo esperaba que todo se calmada, sucedió algo extraño y te juro que casi muero, no literal, no te asustes, sólo, fue demasiado extraño.
Miró hacia la dama, Jungkook no se había dado cuenta que Solar estaba ahí, cargando otro bebé, casi se desmaya, miró a Taehyung como si no lo reconociera, era imposible, ella dejó el bebé en su brazo libre, tenía ambos pequeños en sus brazos.
—Llegó ella, Jimin fue quien se dió cuenta que aún no acababa, Dios, no entiendo como fui capaz de hacerlo. Es una sorpresa, nunca lo sospechamos, aunque si me preguntas, siempre te decía lo gordo que estaba.
Miró al bebé que descansaba en su brazo derecho, al igual que su hermano, su pequeña bebé llevaba cubierta su cabecita, era más ligera, más pálida y de labios más redondos, era preciosa, boqueo sin saber que decir, aunque había un nudo en su garganta y sus lágrimas se amontonaban en el borde de sus ojos.
—Dios mío—susurró—. Es....
No tenía palabras, no creyó encontrarse con dos bebés, su felicidad había aumentado, miró a Taehyung quien sonreía lleno de paz, este se acercó a los bebés y descubrió un poco sus cabezas
—Esto es lo impresionante—rio por lo bajo antes los ojos de asombro de Jungkook—. Por fin tienes a tus bebés rubios.
Observó embelesado a sus pequeños, con una ligera mata de cabello rubio justo como el de Taehyung, no se cansó de decir que deseaba un hijo que se pareciera a él, ya que su Beomgyu y Shuhua eran una mini copia suya, ahora no sólo tenía uno sino dos pequeños que se parecían al amor de su vida ¿Qué haría? Estaba seguro de que morirá de amor.
—Di algo...
Jungkook lo miró pidiendo ayuda, Taehyung rio por lo bajo, se acercó un poco más y ayudó a sostener a la pequeña. Lo que le dió mayor libertad para llevar una mano a la mejilla de su esposo. Habían perdido tanto, tenían seis hijos, aunque dos de ellos no se encontraban en sus brazos, pero, permanecían como un recuerdo amargo, tenía a sus pequeños retoños que eran un torbellino y ahora dos bebés más, tan preciosos como siempre, le hacía pensar que la vida no era tan cruel, no cuando dejaba de lado el miedo y se guiaba por el amor. Taehyung besó su mejilla y limpió sus lágrimas.
—Ahora tienes que nombrarlos, los he estado llamando bebé y nenita, no creo que sean nombres adecuados.
Jungkook hizo una mueca, la realidad es que era lo último que había pensado, en todo el embarazo se la pasó preocupado por Taehyung y su salud, que trataba de no pensar en el nacimiento. Suspiró mirando a los pequeños.
—Para él HueningKai, para ella Lizanne. ¿Te gustan?
—Me gustan, Kai y Liz, es fácil para regañarlos—rio acariciando la manita de su hija—. Oh ¿Y todo salió bien?
—Sí—rio por lo bajo—. Tengo mucho que contarte, pero, ahora sólo quiero tiempo con mis tres bebés.
Taehyung besó sus labios y siguió hablando de sus bebés y con lujo de detalle le contó todo lo que había pasado ese par de días.
—¿Por qué estamos aquí? —dijo mirándolo sobre su hombro con una interrogante.
Hoseok sonrió a medias, estaban sobre un caballo rumbo a su casa, había muchos recuerdos ahí, también vacíos que era imposible llenar hasta ese momento, besó su sien y suspiró.
—Iba a haber un revuelo, con la llegada de Namjoon, podría resultar difícil para ti, y no quiero que te sientes ansioso o temeroso, puede ser complicado vivirlo todo al instante. Por eso, decidí que pasaremos lo que resta de la noche aquí, era mi casa de soltero, vivímos aquí parte de tu embarazo y después regrese a vivir con Yuna.
Kadet asintió sosteniendo a SungChan con fuerza en su pecho. Una vez que llegaron, bajo primero y lo ayudó a bajar con cuidado. Lo guío adentro de la casa, encendió las velas para iluminarla, aspirando con fuerza el aroma tan familiar de su hogar. Kadet se quedó en la puerta mirando alrededor, Hoseok observó como arrugaba un poco el gesto, como si estuviera pensando en algo con fuerza, después abría los ojos lleno de curiosidad, cerró la puerta y se recargó en ella mirando como iba de un lado para el otro. Era cruel saber lo mucho que se había perdido y también, lo que posiblemente jamás recordaría. No quería hacer las cosas difíciles para él, necesitaba que confiara en su estadía en ScarLanding y que fuera a su paso, había muchas cosas que quería volver a enseñarle, esa fue la razón por la que por primera vez decidió dejar de lado su deber y pensar en su amado, tendría que haber acompañado a Namjoon hasta el castillo, pero se desvió, nadie lo miró mal o se lo impidió, ellos entendían y él estaba bien con su decisión.
—Ven, podremos acostar a SungChan aquí.
Lo guío a la habitación, había cambiado algunas cosas, eran mínimas, pero, no creía que él lo recordara. Prendió las velas y dejó que Kadet colocará al pequeño bebé dormido en la cama. Después miró alrededor, había una curiosidad latente en su rostro, observaba las cosas con demasiado cuidado, tocando algunas más, él se mantuvo lejos, dejando que explorara, cuando estuvo listo, salió de ahí, y fue a la otra habitación, Hoseok lo siguió de cerca, llevando un candelabro de mano.
—Esta es la habitación de Yuna.
Kadet miró alrededor con algo más en su rostro que curiosidad, tocó los juguetes de Yuna, tomando un pequeño osito en su cama. Lo miró fijamente antes de volver a dejarlo ahí, y salió rápidamente. Hoseok lo acompañó a la cocina.
—¿Quieres algo de beber?
—Sí—susurró mirando a la nada.
Hoseok estaba nervioso, no había pensado en lo difícil que sería tenerlo de regreso, el golpe tan fuerte que sería para él regresar a su hogar, uno que no conocía. Sirvió dos copas de vino y las dejó sobre la mesa, Kadet se sentó frente a él y tomó la copa bebiendo un poco.
—No tienes que preocuparte.
—¿Mmm? —le miró con una interrogante en los ojos.
—Hablo de todo esto, venir aquí puede ser complicado.
Kadet sonrió con melancolía. —Tenía la esperanza de que al estar aquí comenzará a recordar algo, pero...no puedo.
—No tienes que hacerlo, tal vez necesitas tiempo, pero si no lo recuerdas está bien, formaremos nuevos recuerdos y...
Se detuvo cuando miró los ojos suplicantes de Kadet llenos de lágrimas, para él la solución era sencilla, pero no se imaginaba vivir una mentira y después enterarse que la vida que siempre tuvo estaba olvidada. Alargó la mano para tomar la suya y entrelazar sus dedos.
—¿Cómo puede ser posible que la haya olvidado? ¿Qué clase de padre soy? Yo...no sé....ni siquiera sé cómo me llamo, sé que soy Minseok, al que llaman Xiumin, tu esposo y que Kadet no existe, pero, ya no me siento como ninguno de ellos, no sé quién soy.
Hoseok suspiró levantándose para hincarse a su lado, tomó sus manos y apretó sin dejar de mirarlo a los ojos.
—Escucha, iremos paso a paso, si quieres ser llamado Minseok o Xiumin, lo haremos, si no te sientes cómodo y quieres seguir siendo llamado Kadet, será así. Hemos perdido mucho tiempo, pero, podemos recuperarlo, sobre Yuna, no te preocupes será fácil que te acostumbres a ella. Estamos juntos—susurró besando sus dedos—. Sobrevivimos a lo peor y el mal está lejos, estamos a salvo, y ahora podemos vivir de otra manera, lo único que importa en este momento es que por fin podemos estar juntos sin ningún impedimento. Quiero amarte, déjame hacerlo, no tienes que preocuparte de nada, yo me haré cargo de todo.
Kadet sonrió antes de asentir, limpió sus lágrimas y suspiró.
—¿Me amarás aún siendo consciente que tal vez jamás recuerde quien fui?
—Mi amor por ti es más grande que cualquier cosa que puedes llegar a imaginar, no miento cuando te dije que te amo en cada una de tus versiones.
—También te amo. No sabes cuánto te amo.
—Me vas a enseñar y estoy ansioso por eso. ¿Cómo quieres que te llame?
Hizo una mueca ligera. —Xiumin parece alguien demasiado grande para mí, quisiera ser Kadet, hasta que pueda encontrarme aquí.
—Está bien, mi precioso Kadet.
Estaban por besarse cuando escucharon el llanto de SungChan, Hoseok rio por lo bajo antes de levantarse.
—Lo traeré, relájate un poco.
Kadet asintió mirándolo caminar hacia la habitación, suspiró observando alrededor, era un lugar que le parecía tan familiar, pero ajeno al mismo tiempo, era extraño, sin embargo, estaba bien, ahora lo único que quería hacer era conocer a Yuna, su hija.
El salvajismo de Yoongi los había llevado hasta ese acantilado, en dónde se sentaron observando al horizonte, esperando el amanecer, Yoongi estaba detrás de él, cobijandolo con sus brazos, mientras repartía besos en su nuca y cuello. Jimin cerró los ojos disfrutando de su compañía, era como si su vida hubiese vuelto a avanzar, le daba vergüenza admitir que su vida sin Yoongi era tan lamentable y vacía. Lo necesitaba y lo amaba, de repente la posibilidad de perderlo eliminó por completo sus miedos y sus inseguridades dejaron paso a un miedo terrible, él no se creía capaz de hacer lo mismo que Jin, y seguir adelante, era imposible, no imaginaba su vida sin Yoongi.
—Casi muero—dijo Yoongi en su cuello—. Estaba tan confiado que me descuide, me iban a atacar por la espalda, de no ser por aquel soldado del Norte, creo que no hubiera sobrevivido. Pensé en ti, y en mis hijos, en mi vida y en todo lo que aún quisiera hacer. Por primera vez desconfíe de la muerte y le tuve miedo, me pregunto, si algún día llegará a faltar ¿Qué sería de ti y de mis hijos? ¿Tendrías un buen recuerdo? Eso me hace pensar mucho, ¿He sido lo suficientemente bueno contigo para que puedas recordarme con amor y sin remordimiento?
Su corazón latió con fuerza, miró a Yoongi de forma perdida, con lágrimas en los ojos, sus miedos se estaban haciendo reales, ¿Y si lo hubiera perdido? No podía pensar en eso, tomó sus mejillas entre sus manos y junto sus frentes.
—No puedes dejarme Yoongi, no lo soportaría, me di cuenta de eso, hemos desperdiciado tanto tiempo, entre malentendidos, el pasado y la desconfianza. No puedo seguir así, te necesito.
—Eres mi vida Jimin, he tratado de hacerte entender que no soy nada sin ti, que eres con la única persona que he mostrado mi verdadero ser, con quién tengo los mejores días y con quién puedo demostrar amor. Era un cascarón vacío antes de conocerte, ni siquiera puedo recordarme, me has hecho sentir amor, respeto y ser más justo. No me importa el pasado, todo lo que creí que no podría vivir lo he vivido a tu lado y no me importa, entiende que mi vida es tuya, puedes hacer conmigo lo que quieras, con humildad lo voy a aceptar.
Jimin rio por lo bajo antes de negar. —Ya no podemos deshacer el pasado, pero, te prometo que jamás volveré a desconfiar de tu amor.
—No debes, mi amor por ti es lo único real que tengo. Así que, una vez que volvamos, saldremos con los niños y seremos felices.
—Ese pequeño ejército de niños traviesos y maleducados—bufó—. Hagamos muchos más de esos.
Yoongi soltó una carcajada. —No, la verdad es que ya me cansé de compartirte, quiero que seas mío por mucho tiempo.
—Min Yoongi, yo soy tuyo para siempre, creí que lo había dejado claro, pero ahora que me doy cuenta que no, tendré que esforzarme más.
—Mmm eso me gusta mucho.
Fueron iluminados por la luz del amanecer, miraron hacia el horizonte con un suspiro, un nuevo día estaba iniciando y también un nuevo comienzo.
No dejaron de mirarse, pudieron haber pasado horas, pero se mantenían observando sus ojos con una gran profundidad, Namjoon relamió sus labios antes de llevar la mano nuevamente a su mejilla, eso es lo que hacía, recorría su rostro con delicadeza y después bajaba por su hombro hasta su cintura, dónde apretaba su mano, Jin tampoco podía mantener las manos fuera de él, a medida que el tiempo pasaba también lo hacía la necesidad.
—No sabes lo mucho que imaginé este momento—susurró Namjoon con voz grave, volver a escuchar su voz hizo que los ojos de Jin se llenarán de lágrimas—. No, no llores más. Ya no tienes por qué llorar.
—¿De verdad estás aquí?
—Sí—suspiró—. No sé qué decirte. He planeado un discurso en el barco, pero olvide todo, lo único que puedo decirte es que te amo, Jin no sabes cuánto te amo y cuánto te extrañé.
—Creo que está de más decir que a mí me pasa lo mismo, volví locos a todos aquí buscándote.
—Dímelo, quiero escucharte decirlo.
SeokJin rio por lo bajo antes de acercarse más y besar su mandíbula, subiendo de forma lenta hacia sus labios, donde dejo un beso tenue.
—Te amo, bienvenido a casa.
—Casa—suspiró pesadamente—. Suena tan extraño, aún no estoy seguro de que sea real, tal vez terminé muriendo.
—No, no has muerto, estás aquí en tu hogar, conmigo.
—Hay mucho que quiero preguntarte—besó su mejilla—. No sé cómo empezar.
—Tampoco sé cómo hacerlo, las palabras mueren en mi garganta.
—Está amaneciendo, y por primera vez no tengo miedo de que el día comience. Dime ¿Cómo están los niños? Tampoco deje de pensar en ellos, aunque apenas los recuerdo.
SeokJin enrojeció sus mejillas. —Tzuyu ha cumplido doce años, es muy hermosa, realmente linda y educada, le gustan mucho los animales y dibujar, hace retratos preciosos, YeonJun ya tiene once y se volvió un experto en varios temas, le gusta mucho leer y aprender—dijo con un nudo en su garganta—. Mina y JiEun tienen siete años, dos pequeñas muy bonitas, les gusta jugar y cantar, bailan también y no dejan de correr, Soobin tiene siete y es un niño muy adorado, es tenaz, no se queda tranquilo ni un momento y es demasiado curioso, se parece mucho a ti...
Los ojos de Namjoon se iluminaron. SeokJin mordió su labio inferior.
—Ya quiero verlos.
—Hay algo más—suspiró—. Cuando creímos que estabas muerto, casi muero contigo, no sabes el dolor que sentía y las ganas que tenía de simplemente rendirme, estaba muy enfermo, de los nervios, no dejaba de llorar y descuidé mucho mi salud.
—Jin...—susurró con una mueca.
—Estaba muy enfermo, pero, entonces supe que no sólo la tristeza era la que me estaba enfermando, Namjoon, te habías ido, pero, dejaste algo más que dolor en mí.
—¿Qué? —susurró sin dejar de mirarlo.
—Me enteré que estaba esperando un hijo tuyo, fue una noticia llena de melancolía para todos, pensé que no podría sobrevivir y casi no lo hago al parto, pero, nació Yeosang, es tan precioso, Dios, Namjoon, no puedes imaginar lo perfecto que es, va a cumplir seis años, es muy lindo y dulce, más tranquilo que los demás y tiene un serio apego conmigo, no lo conoces, pero estoy seguro de que lo vas a adorar y...
No pudo terminar, porque Namjoon lo atrajo a su cuerpo y lo abrazó con fuerza, respiraba inestable en su cuello.
—Perdóname, por favor, perdóname.
—Ya te perdoné, ahora que estás aquí, no hay nada que impida que estemos juntos.
Namjoon sonrió en su cuello. —Mi pobre Jinnie, mi dulce amor, debes estar molesto conmigo, yo desapareciendo y tú necesitandome, no pude estar en otro nacimiento.
—Está bien, me conformo con que estés aquí ahora.
—No te preocupes, te haré muchos más bebés y claro que estaré aquí en su nacimiento.
SeokJin soltó una ligera carcajada antes de alejarse y negar sin dejar de mirarlo, había una nota de tristeza en los ojos de Namjoon, una que sabía no se iría con facilidad.
—Te amo Kim Namjoon.
—Te amo mi luz, mi vida, mi mundo entero, mi fe y esperanza, te amo mi Kim SeokJin. No tienes que volver a preocuparte, he vuelto y jamás volveré a dejarte.
Ambos sabían que eso no era del todo cierto, porque una guerra se aproximaba, pero, por ese momento, esa promesa les supo a gloria. Namjoon volvió a besarlo disfrutando de su boca, de su sabor, de su calor y suavidad, tomando todo lo que necesitaba para enfrentarse a su nuevo destino. Había regresado a su hogar.
Jeon Huening Kai (Príncipe Kai)
Jeon Lizanne (Princesa Liz) (se que está Idol no se llama así, pero así le puse para no poner solo el Liz)
Estaba leyendo el Rey del Hielo en la noche y me di cuenta que Jungkook es el personaje que mayor desarrollo tuvo a lo largo de la saga, me sorprende ¿Ustedes que desarrollo han notado en los personajes?
Oficialmente estamos a nada del final de este libro. Tarde mucho, jajaja pero, bueno, por sus comentarios me doy cuenta que está quedando bien. Gracias por leer y comentar. 🤍🤍
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