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—¿Qué es lo que quieres hacer? —preguntó sin dejar de mirarlo, con la duda en sus ojos.

—No es normal Ken y tú lo sabes. La última carta de Hoseok decía que iba a volver pronto y no hay nuevas noticias suyas, algo malo sucedió, llámame loco, pero lo presiento.

Ken suspiró antes de asentir. —Lo entiendo, pero, Hoseok dijo que teníamos que esperar sus indicaciones, no podemos simplemente ir a Las Cumbres, escucha, eso además de ser peligroso, podría ser contraproducente, no creo que le haya pasado algo, tal vez sólo está esperando.

SeokJin mordió su labio inferior, lo que Ken decía tenía bastante lógica, sin embargo, no podía ignorar el extraño presentimiento que tenía desde hace días, algo en la última carta le dejó un mal sabor, Hoseok hablaba en clave, como siempre, ahí detallaba que había encontrado lo que fue a buscar, Jin sentía un estrujón en el estómago al pensarlo, quería decir que había encontrado a Namjoon. Ahora sólo tenían que esperar sus indicaciones, pero a medida que el tiempo avanzaba le era más complicado esperar. No podía estar tranquilo, no desde la partida de Hoseok.

—Bien, tendré que esperar.

—¿No has descansado bien? —Ken lo miró de nuevo, está vez con preocupación.

—Me ha costado dormir un poco—suspiró cerrando los ojos y recargando la cabeza en el respaldo de la silla—. Es imposible no hacerlo, pienso en Hoseok, en todo lo que debe estar sucediendo y me es difícil.

—Estás descuidando tu salud y eso puede ser peligroso.

Jin abrió los ojos y lo miró con una mueca.

—¿Estás preocupado? ¿Es por lo que está sucediendo con Mark?

Ken bajo la mirada unos momentos antes de asentir.

—¿Lo has ido a ver?

—Todos los días—apretó la mandíbula—. Voy a tomar el té con él, hablamos y reímos, pero, no puede estar mucho tiempo despierto, Jackson dice que sufre de dolores por la noche y que por eso en el día se siente muy cansado.

—¿Cómo está Jackson?

—Ambos sabemos la respuesta—chasqueo la lengua—. El doctor dice que no hay nada que hacer, tampoco la hierbera, sólo hay que esperar...el momento.

—Cuida de tu salud Jin, por favor hazlo.

La súplica en la voz de Ken le hizo sentir una gran calidez. SeokJin vivió muchas pérdidas, desde su madre hasta la desaparición de Namjoon, pero, nunca vio a alguien agonizando, Mark estaba muy enfermo y nadie sabía lo que sucedía con él, pero su salud se estaba deteriorando con rapidez, no daban gran esperanza, sólo estaban esperando lo inevitable, su mente y su corazón estaban en su familia, en Jackson que estaba bajo permiso especial para cuidar de él y sus hijos, Jihoon había cumplido los diecisiete años, aunque era lo suficientemente grande para entrar en el ejército, seguía siendo un niño, y Seoulgi cumplía los once años, era una pequeña niña que estaba mirando a su padre morir.

¿Y si algo llegará a pasarle a él? ¿Cómo crecerían sus hijos? La mayoría de ellos eran muy pequeños para entender lo que estaba sucediendo a su alrededor, Jin quería que fuera de esa forma, que vivieran bien todo el tiempo que fuera necesario antes de enfrentarse a la realidad. Quería de vuelta a Hoseok porque Yuna lo extrañaba demasiado y también a Namjoon, quería que existiera una posibilidad de tenerlo en sus brazos y volver a continuar dónde se habían quedado, cumpliendo aquella promesa que se hicieron, sobre volver a casarse, y tener una vida tranquila, olvidando el dolor y el daño que se causaron, mirando a sus hijos crecer y sosteniendo sus manos cuando las circunstancias fueran difíciles. Habían perdido mucho tiempo y tenían miedo en ese entonces, ahora, Jin sólo quería recuperarlo.

—Ve a descansar, las cosas han estado tranquilas, por favor, duerme un poco.

—¿Tan terrible me veo?

—No, creo que tú jamás te verás mal, pero, me preocupa tu salud.

—Bien, lo haré, por unos minutos solamente, tengo una reunión con unos granjeros, han estado robando su rebaño.

—Yo supervisaré algunas cosas, te veo más tarde—le sonrió antes de levantarse y salir de su oficina.

Jin lo miró alejarse, aunque ambos están buenos amigos, aún estaba esa brecha entre los dos después de la confesión de amor de Ken que no pudo aceptar, aunque una gran parte de personas le decía que debía seguir adelante, dentro de él no podía hacerlo.

Se levantó y salió de ahí, quería ver a sus hijos, pero su cabeza dolía horrores, quería escapar unos momentos, así que pidió un carruaje que lo llevará al palacio de las rosas, el que fue su hogar por mucho tiempo, incluso desde antes, vivió ahí con la reina en sus últimos días, aún la recordaba, sus enseñanzas, si era buen rey fue por sus consejos. Ella era la personificación de la perfección, la reina modelo y la gran consorte real. Mirar el lugar que cuidó por años le trajo una mezcla de emociones.

Bajó pidiendo que nadie entrara con él, sus guardias asistieron inseguros. Subió los escalones de piedra y miró las rosas blancas y rojas que había alrededor, algunas florecían de forma hermosa, por dentro todo estaba bien cuidado y limpió, pasó a su salón personal y sonrió. Aún no podía recordar la persona que fue ocho años atrás, cuando tuvo que ver de nuevo a Namjoon, lo odiaba en ese entonces y tenía las razones correctas para hacerlo.

Pero, con el tiempo las cosas cambiaron, y la pasión que los unió desde el principio volvió a nacer, ¿Esa era la razón por la cual no podía olvidarlo ni rendirse? Ambos se conocían bastante bien, tanto sus partes buenas como las peores, ellos tenían pleno conocimiento de los límites del otro y hasta donde podían llegar. Namjoon formaba parte de su pasado y presente, así como deseaba que fuera parte de su futuro, se lo debía. Había prometido recompensarlo por todo y aún tenía que cumplirlo.

Miró los estantes, buscando el libro correcto, observó alrededor y sacó un poco alguno, lo que hizo que él pasadizo detrás del estante se abriera. Entró bajando las escaleras de madera, lo hizo con cuidado porque olvidó las velas. Descubrió aquel pasadizo una noche que estaba desesperado por no poder dormir. Una vez que estuvo en la habitación de abajo, se acercó a unas velas a medio terminar y las prendió con los fósforos que estaban a un lado, la pequeña habitación se encendió. Era un pequeño salón de estar, había una mesa, algunas cajas con libros y un sillón, pensaba que pertenecía a la reina. En ese entonces no encontró nada extraño, o al menos no lo fue en su momento. Pero, la otra noche recordó algo que le llamó mucho la atención. Se encaminó a un cofre de madera oscuro y falseó nuevamente el candado, estaba roto desde su última exploración. Había muchas cosas, entre ellas una gran cantidad de cartas, de libros, rosas secas y prendas de ropa de bebé.

Rebuscó con cuidado hasta que dió con un paquete de cartas amarradas con una cinta roja, apretó su mandíbula cuando vio el nombre a quien estaban dirigidas, les dió un vistazo rápido y las guardo dentro de su traje, buscó un poco más y encontró otra carta, era la letra de la reina y estaba dirigida a Hoseok, la guardó también antes de levantarse y regresar.

Había misterios que no podía entender, secretos que se escondían detrás de las paredes de esos palacios, Jin no creía que todo eso estuviese sucediendo sin razón aparente, estaba seguro de que era algo más grande. Regresó al castillo y pasó el resto del día realizando sus actividades como todos los días, no descuidaba ningún aspecto de sus deberes, pero, las cartas permanecían en su mente.

Era tarde cuando fue a las habitaciones de sus hijos a desearles las buenas noches, besó la frente de cada uno de ellos, a veces quería mantenerse a su lado todo el día, pero no era posible. Llegó a la cama de Yuna y sonrió con dulzura, despejó un poco su rostro del cabello que se empalmaba en su carita, así hasta que se dió cuenta de un par de ojitos castaños que le miraban fijamente.

—Debes dormir—susurró para que sólo ella lo escuchará.

—No puedo dormir—hizo una mueca—. Tío Jin ¿Alguna vez te ha dolido el corazón?

Jin se sentó a su lado al tiempo que Yuna se levantó un poco para mirarlo mejor.

—¿Dolor de corazón? —suspiró—. Sí, lo he sentido algunas veces, pero ¿No eres muy pequeña para sentir esto?

—Tío Jin, soy grande—rio—. Estaba pensando en papá, lo extraño y quiero que regrese.

Los ojos de Yuna se llenaron de lágrimas, Jin sintió un estrujón en su pecho y acercó la mano para acariciar su mejilla.

—Tú padre estará bien, y pronto regresará.

—¿Y si no regresa? Papá es lo único que tengo, si él no regresa me quedaré sola para siempre.

—No, no pasará eso porque tú padre va a regresar y no estás sola, me tienes a mí y a muchas personas. Te amamos Yuna, así que deja de llorar, sabes que tu padre es toda una leyenda, él es increíble e invencible.

Yuna sonrió antes de abrazarlo, Jin besó sus cabellos y suspiró, su corazón se partía en dos, ahora la preocupación sería aún mayor, necesitaba que Hoseok regresará con bien, porque no soportaría que el corazón inocente y noble de una pequeña niña se rompiera de forma irreparable. Consoló a Yuna unos momentos hasta que está se quedó dormida, la arropó nuevamente y salió de la habitación. Sin animos y con unas ganas terribles de llorar fue a su habitación, se encerró despidiendo a sus damas que querían ayudarlo a prepararse para dormir. No estaba en condiciones para estar acompañado por nadie. Se sentó frente a la chimenea y sacó las cartas. No debía hacerlo, no era algo que fuera suyo, pero, dadas las circunstancias tenía que saber por qué Choi Seunghyun le mandaba cartas a Kwon JiYong y a Kim Taeyeon. Todas estaban abiertas, habían sido leídas por alguien más.

Alteza.
He recibido su carta, y quiero decirle que yo no tenía conocimiento sobre esto, concuerdo con usted sobre lo problemático de la situación, sin embargo, no puedo hacer mucho, él no puede venir aquí y no puedo corresponderle con un matrimonio. Sin embargo, le daré una solución a esto, si JiYong quiere continuar con el embarazo, permitan que lo haga, sé que usted y sus padres no quieren ser testigos de tal desprestigio, no tiene por qué suceder, JiYong puede esconderse y al nacer el bebé yo iré por él. Me quedaré con el bebé y dejaré que él siga su vida.

Choi Seunghyun.

Jin recordaba lo que JiYong le había dicho, sobre su hijo perdido, el cual nunca supo dónde estaba, no sólo eso empezó a tener sentido, sino también el relato de los hijos del rey de Las Cumbres, y sobre Mino, el bastado del rey, cubrió su boca con su mano. Tragó en seco antes de abrir otra de las cartas, está estaba dirigida a JiYong.

Mi adorada flor.
Hoy es tu cumpleaños, me recuerda mucho al momento dónde nos conocimos y como me pediste un regalo de forma tan confiada aún sin conocernos, en ese entonces lo supe, estuve seguro de que el destino me había llevado a ti, lamento haberte roto el corazón, eso es algo que jamás me voy a perdonar. En mi mente hice todo de forma diferente y te traje a mi lado, sin importarme nada. Mino está bien, ha crecido de forma buena, se parece tanto a ti qué cuando lo miró es difícil, ¿Me perdonarias? Nuevamente estaré esperándote, justo como aquella noche.
Con mi más sentido amor y deseo. Tú verdadero amor Choi Seunghyun.

Cómo esa había decenas de cartas más. Cada una de ellas mostrando los sentimientos fuertes del rey hacia JiYong, no creía que ninguna de ellas fuera leída por él, alguien las había ocultando. Sintió lastima, no confiaba en el rey de Las Cumbres, pero, no podía dejar de sentir pena por su tío, guardó las cartas muy bien, miró la que estaba dirigida a Hoseok, pero se negó a verla, algo le decía que no era correcto. A pesar de las cartas de amor y melancolía, no tenía nada más, Choi Seunghyun era un misterio, las cartas de Hoseok lo decían, que no se presentaba ante nadie. Salió al balcón para tomar un poco de aire, miró hacia el horizonte con una mirada decidida. ¿Qué quería Choi Seunghyun?

—Hoseok, aparece rápido por favor, Namjoon, aguanta un poco más.










—General Lee—uno de los soldados entraba corriendo hacia el campo de entrenamiento esa mañana—. ¡General!

Ken se volvió para mirar al hombre que se apresuraba hacia él.

—General—soltó sin aliento—. Un barco, se acerca un barco con una bandera de Las Cumbres.

—Bien, diles a los soldados que esperen las órdenes, iré a avisarle al rey.

Chen que estaba a su lado lo siguió dentro del castillo.

—¿Cree que es Hoseok?

—No lo sé, espero que así sea, pero esto no es normal, no había querido decir nada en frente de su alteza, pero, también me pareció sospechosa la forma en como dejamos de recibir noticias suyas, algo está sucediendo. Es mejor estar preparado, da la orden de que todos estén atentos.

—Lo haré de inmediato—asintió alejándose de él para ir a cumplir con la orden.

Ken llegó hasta la oficina de Jin, en dónde ya se encontraba revisando unos papeles, a su lado se encontraba JiYong.

—Viene un barco de Las Cumbres.

—¿Qué? —preguntó JiYong con sorpresa—. ¿Un barco?

—¿Hoseok? —Jin elevó una ceja.

—No lo sé, pero, no creo que sea él. Los soldados estarán en el puerto, tienen que anunciarse con ellos si quieren entrar a ScarLanding.

Jin asintió con la preocupación marcada en su rostro. —Bien, esperemos entonces. ¿Qué piensas? —preguntó mirando a JiYong.

—Me parece extraño, demasiado, ¿Por qué estarían aquí si Hoseok está allá? Algo no anda bien, debemos tener cuidado.

SeokJin tomó una respiración profunda, se levantó para caminar de un lado al otro, esperando, que un barco de Las Cumbres aparecieran de repente era demasiado extraño. No tenía un buen presentimiento. Después de unos largos minutos un mensajero llegó acompañado de un soldado, hicieron una reverencia cuando les permitió entrar.

—Mi señor, su alteza el príncipe Choi Minhyuk solicita una auditoría con usted.

—Está bien, escolten al príncipe al castillo.

Después de la orden los soldados salieron y Jin miró a Ken.

—Algo salió mal—susurró—. Muy mal.

—No podemos especular.

—¡Viene el principe sin Hoseok! Es claro que algo pasó, esto no me gusta. Estén listos para cualquier cosa. Vamos al salón principal, lo voy a recibir ahí. Sólo nosotros, mantengamos la calma.

Tanto JiYong con Ken asintieron y lo siguieron fuera de la habitación hacia el salón de reuniones principal. Sus manos temblaban, no pensaba muy bien, era difícil dejar de sentirse acorralado, el mal presentimiento que había tenido desde hace días se hacía cada vez más grande. Entraron al salón y se sentó en la silla del rey, jugaba con sus dedos que golpeaban la madera de forma ansiosa. El tiempo pasaba de forma lenta y cada segundo se hacía una eternidad. Uno de los guardias entró e hizo una reverencia.

—Majestad, su alteza el príncipe Choi Minhyuk de Las Cumbres está aquí.

—Hazlo pasar.

Podía sentir la frialdad en su cuerpo, lo miró entrar, en perfectas condiciones, con la típica sonrisa que siempre tenía, venía acompañado de dos guardias de su reino. Este hizo una reverencia sin dejar de sonreírle.

—Mi señor, es bueno volver a verlo, espero que goce de muy buena salud.

—Principe, puedo decir lo mismo, aunque, estoy un poco sorprendido por su visita.

—Ya lo creo majestad, tuve que anunciar que venía, pero, era un asunto de total urgencia, espero que disculpe mi mala educación.

—No hay nada por qué disculparse, pensé que vendría acompañado del general Jung.

Minhyuk negó con un suspiro. —Lamentablemente he traído malas noticias alteza.

Su estómago se revolvió y casi se ahoga. Esas palabras tenían muchos significados y la mayor de ellos no eran buenos.

—¿De qué está hablando? ¿Algo le sucedió al general Jung?

—El general Jung está bajo investigación, ha asesinado a nuestro general de defensa Choi Zoltan y mi hermana falleció en condiciones sospechosas.

—¿De qué está hablando? —bufó mirándolo sin comprender—. ¡Eso es imposible!

—Nosotros también lo creíamos alteza, pero, al parecer fue de esa forma, el general Jung tenía una aventura con el esposo del general Choi, se llama Choi Kadet, creemos que fue esa la razón por la cual Jung planeo su asesinato.

—No creo lo que me está diciendo, debe haber un error o una confusión.

—No la hay—dijo Minhyuk con seriedad—. Mi padre odia este tipo de cosas alteza, él no tolera las tradiciones, Jung fue invitado a nuestro reino, tuvo ese privilegio y lo que hizo fue algo atroz, va a ser ejecutado tal y como lo pide la familia, el general Choi era uno de los mejores hombre que tenemos, sirvió a su reino con destreza, es un acto de traición. Tuve que venir a darle este mensaje de mi padre.

Indicó a uno de los guardias que lo acompañaba que se acercará, este saco de su traje una carta, se hincó ante SeokJin, Ken bajo los escalones para tomarla y regresar. Jin abrió el sobre y leyó con cuidado.

—Su alteza—leyó en voz alta—. Lamento tener la infortuna de darle estás lamentables noticias, como sabe, me gusta la tranquilidad de mi reino, es por eso que no dejó que cualquiera entre, sin embargo, hice una excepción por el general Jung a petición de mi hija, quien lamentablemente ha fallecido de forma reciente, bajo situaciones extrañas, ella había dado a luz y su salud mejoró, pero, una mañana amaneció sin vida, le tuve que informar a Jung que tenía que irse, era un momento delicado que teníamos que resolver como la familia que somos. Esa noche Jung asesino a sangre fría a mi general principal Choi Zoltan, quien estaba a cargo de mis tropas, mis soldados lo encontraron en el acto, tuvimos que apresarlo para saber la naturaleza de la situación, ahí fue que nos enteramos que Jung sostenía una relación romántica con el esposo de Zoltan, el adulterio va en contra de las leyes de este reino, Jung aceptó la culpa a cambio de la libertad de su amante. Las leyes de mi reino son claras, aquí no perdonamos ningún acto de traición, mucho menos una muerte sin fundamento, la familia del general piden la ejecución inmediata del general Jung....

Dejó de leer porque el temblor en sus manos no lo dejaba. Ken miraba al príncipe con enojo, SeoKjin negó.

—Esto es imposible, será tomado como un acto de traición hacia ScarLanding, nada me garantiza que lo que están diciendo es verdad.

—Lamento que piense así alteza, nosotros no hemos hecho nada malo, al contrario fuimos muy hospitalarios y amables, pero Jung no cumplió con su parte del trato, llegó a nuestro reino a hacer desastres, puede decir lo que quiera, sin embargo usted sabe muy bien que cada reino tiene sus leyes y que no puede influir en como Las Cumbres lleva a cabo su cumplimiento, eso dañaría los acuerdos.

SeokJin se puso de pie y bajo para encararlo de cerca.

—¡¿Y pretendes que crea que Hoseok hizo algo así?!

—Puede no creerlo, pero, las pruebas son claras, además de que él admitió hacerlo.

—Estás mintiendo, dime ¿Qué es lo que quieres? No me vas a convencer de que viniste aquí sólo a decirme que vas a matar a mi general.

Minhyuk sonrió a medias. —Tiene razón alteza, créame que yo también estoy afectado por esta situación, el general Jung me cae bastante bien, tiene una buena personalidad, usted más que nadie lo sabe ¿No es así? No quisiera que su grandiosa vida acabará de esa manera, menos tomando en cuenta que su pequeña hija está aquí esperando por él.

Jin se tensó al escucharlo mencionar a Yuna, entrecerró los ojos mirándolo con odio.

—Dejemos las formalidades, a ninguno de los dos nos queda, dime ¿Qué quieres a cambio de la vida de Hoseok?

—Me ofende muchísimo que piense de mí de esa manera, pero, en algo tiene razón, creo que ambos sabemos que una guerra en este momento no es lo conveniente.

—Si hay una guerra, tu reino, tú y tu padre van a caer y eso te lo puedo asegurar, no puedes en contra de nosotros.

—No, no podemos—asintió Minhyuk—. Eso es más que claro, alteza, no podemos hacerlo, es imposible ganarle a uno de los tres reinos más fuertes y no creo que sus aliados lo dejen solo, gente inocente va a morir—se encogió de hombros—. Empezando por el general Jung, que será ejecutado en la plaza central, y también un esclavo que ha permanecido cautivó hasta casi volverse loco.

Jin abrió los ojos en demasia, la presión en su cuerpo estaba subiendo, se quedó sin habla, mirando la forma en la que Minhyuk sonreía.

—¿Ustedes...? —su voz temblaba.

—Sucedió esa noche, mi padre confío mucho en ese par de bastardos, quienes le dijeron que iban a ganar, fue clara la derrota, pero, cuando volvíamos, desdichados, un cuerpo faltaba sostenido de una rama gruesa en el mar, no sabe la grata sorpresa que me lleve al subirlo, estaba agonizando, pero logramos que continuará con vida, ha sido así desde entonces, es muy fuerte, no sabe cuánto, ha soportado lo peor y sigue siendo un salvaje, nuestra intención nunca fue acabar con él, pero, si toma una mala decisión, entonces tendremos que hacerlo.

Ken sacó su espada al igual que los dos guardias de Las Cumbres.

—Puedes matarme, no importa, pero, si no mando un mensaje pronto, morirán.

—¡¿Qué es lo que quieres?!

—Quiero lo que usted puede darme alteza, le estoy dando la oportunidad de elegir. ¿Cuánto vale para usted la vida del general Jung Hoseok y su esposo, el rey, Kim Namjoon? ¿Qué está dispuesto a dar por ellos?

SeokJin se sintió mareado, apretó los puños sin dejar de mirarlo, con ese terrible escalofrío que recorría su cuerpo, su respiración era errática.

—No...no te creo...

—Puede dudar de mí, pero, le digo la verdad, no tengo por qué mentirte.

—¿Qué es lo que quieres? ¡Se claro!

—Un matrimonio, quisiera tener el honor de casarme con usted, con un trato prenupcial, dónde me deje a cargo como rey regente, sé sobre las leyes de su reino, ellos no están muy felices de que un doncel los gobierne, lo va a someter a votaciones y voy a ganar ¿Sabe por qué? Porque tengo aliados en su propio consejo, no sabe quienes son, lo que hace las cosas mucho más interesantes.

Ken lo tomó del cuello del traje y lo encaró.

—¡Te voy a matar!

—Hecho—la voz de SeokJin se escuchó como un eco.

Ken soltó a Minhyuk y se acercó a Jin.

—¡¿De qué estás hablando?! ¡No puedes dejar que él manipule la situación!

—¡Jin no hagas esto! —pidió JiYong.

Pero, Jin los ignoro a ambos, sus ojos estaban cristalinos. En realidad SeokJin sabía que era un cobarde, que fingió valentía por mucho tiempo, pero, jamás fue bueno soportando situaciones en dónde intervenían sus emociones, sabía que Namjoon estaba con vida, y ahora sólo lo confirmaba, había prometido a Yuna que su padre regresaría, si tomaba una decisión apresurada ellos morirían y él no podía seguir fingiendo que sabía lo que estaba haciendo.

—¿Alteza?

—Acepto tu trato, lo que quieres es este reino, está bien, lo tendrás, pero, los quiero a ellos de regreso, y quiero que nos dejes irnos. Te dejaré el camino libre.

Minhyuk elevó una ceja. —¿Cómo sé que no es una trampa?

—Así como yo no sé si me está diciendo la verdad, tendremos que confiar en el otro, tendrá que decirme exactamente que quiere y después de la boda lo haremos legal—mantuvo la cabeza en alto.

—Quiero que la boda sea mañana.

—No—negó—. Tendrémos que esperar a que mis aliados vengan, ellos no son tontos, si me caso de repente pensaran que estoy bajo ataque y van a responder, ¿Quiere hacer buenas alianzas? Entonces es mejor que lo hagamos de la forma correcta. Le diremos a las personas que este matrimonio es políticamente importante.

Minhyuk asintió. —Esperaré sólo unos días, me quedaré en el puerto, si veo una falta a su trato entonces regresaré a mi reino y no le gustará el final de esto. Es astuto, así que espero que haga las cosas bien.

SeokJin lo observó con seriedad antes de asentir. Minhyuk sonrió a medias. El juego había comenzado.








—¡Jin, no puedes hacerlo!

—¡Basta JiYong! Yo sé lo que estoy haciendo.

—No, no parece que lo sepas, escucha, esto es un acto de traición ¿Crees que dice la verdad?

SeokJin miró a JiYong y sonrió. —Nos da tiempo.

—¡Ah Carajo! Pensé que te estabas dejando llevar por tus sentimentalismos.

—Kim Taeyeon me enseñó a ser inteligente, la vulnerabilidad también es un arma y Kim Namjoon me enseñó que la gente miente. Tenemos que ganar tiempo, pero, para eso, necesito que Yoongi y Jungkook estén aquí. Mandaré unas cartas pidiendo que vengan de inmediato. Minhyuk es inteligente, pero no tanto, lo que dijo del consejo era algo que ya sabíamos, sólo tenemos que ganar un poco de tiempo, que la noticia de la boda llegué a oídos de Seunghyun y atacaremos, no falta mucho para que Hobark regrese, y nos de más informes. Nos estamos arriesgando demasiado, pero, necesito pensar en algo más.

JiYong suspiró. —Si Namjoon está con vida, sabemos que no se ha quedado de brazos cruzados, debe haber una forma. Lo lograremos.

Jin se sentó en la silla y apretó el gesto, él creía que era un cobarde, pero, todo el mundo estaba lleno de secretos, y no mentía cuando decía que Kim Taeyeon le enseño el deber de un consorte real. Kim SeokJin era el regente de ScarLanding y defendería el reino de su esposo e hijo a como diera lugar.





Bien, vamos con un resumen rápido.
En la segunda parte algunas cosas pasaron en RyuuMoon y en el Norte, esas cosas son del presente. Osea que han pasado 6 meses del nacimiento del bebé del Yoonmin.

Espero que les guste 🤍

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