87
No podía parar de llorar, sostenía la almohada con fuerza sollozando sin parar, su garganta ardía y sus ojos estaban tan hinchados que le era imposible ver con claridad. Su cuerpo entero dolía, al igual que su corazón, no sabía cómo hacer para detener su llanto, estaba destrozado y asustado. Pensaba en esa noche con una opresión terrible en el pecho, habían sucedido tantas cosas en un instante que era confuso, entre la declaración de Zoltan, su huida, la pelea y la muerte que los envolvió terminando por castigar a Hoseok, se sentía culpable, ya que él fue quien levantó la espada y la encajó en su cuello, él era el verdadero asesino, ahora, Hoseok había sido apresado y algo terrible podría pasarle. Su dolor era palpable, aunque le dijo que saliera de Las Cumbres no pudo hacerlo, ni siquiera era una opción.
—Oh, joven, tiene que parar de llorar, va a enfermar—Clara se acercó a la cama y tocó su frente—. Está caliente aún. Joven, por favor, coma algo, beba el té.
Habían pasado dos días de incertidumbre y en ese tiempo, no pensó en dormir o comer, desde que recibieron la noticia de la muerte de Zoltan a manos del traidor general Jung, esa casa se había vuelto un refugio para los lamentos, su suegra y cuñada no dejaban de llorar y estar molestas, nadie vio extraño el hecho de que él se partiera en dos por el sufrimiento, por primera vez, comenzaron a verlo con lastima, creían que estaba desechó por la muerte de su esposo y no podían estar más equivocados.
—No, no quiero.
—Joven, por favor, tiene que comer algo.
—No quiero hacerlo—sollozó negando.
—Yo sé que no quiere, pero, tiene que hacerlo, hoy tienen que ir al castillo.
Kadet miró a Clara de forma desolada, sus labios temblaban al tiempo que negaba, no iría a ese lugar, sería un gran peligro hacerlo, un movimiento suicida ir al lugar donde lo querían muerto.
—No, no quiero ir, ¿Por qué tendría que hacerlo?
—Van a entregarle a la familia una medalla conmemorativa por el labor del general Choi.
Hizo una mueca de dolor, se había escapado de asistir al funeral porque no estaba en condiciones y sorprendentemente su suegra no hizo por obligarlo. Pero, dudaba correr con la misma suerte. No podía creer que alguien como Zoltan fuera a recibir un reconocimiento, después de lo vil que se portó y lo deshonesto que era. La ironía era que mientras Hoseok estaba apresado, Zoltan era reconocido, para Kadet no le quedaba duda de que algo muy malo sucedía con ese reino.
—Haré que le traigan agua caliente para que tome un baño, no quisiera que fuera, pero la señora ha dado órdenes. Mi señor, el general Choi trataba de controlar la ira y el odio de su hermana y madre, sin él, no sabemos que será de usted, así que tiene que levantarse, comer un poco y tomar un baño, vamos señor.
Kadet gimió recostandose nuevamente sobre la almohada. De pronto su futuro pasó por su mente, era seguro que lo usarían para ser un esclavo o un sirviente, no podría ocuparse de su hijo y lo humillarian, ellas jamás dejarían que tuviera algún privilegio, sería un esclavo por el resto de su vida. ¿Tenía otra alternativa? No lo sabía, estaba asustado, se sentía culpable y como un cobarde. Su cuerpo entero le dolía, su mente estaba perdida. No sabía qué hacer.
Dejó que Clara lavara su cuerpo mientras se sentaba en la tina, ya nada le importaba, las lágrimas no dejaron de descender por sus mejillas. Se dejó ser, porque no tenía otra opción, Clara lo ayudó a colocarse un vestido negro, que evidenciaba su enfermedad y palidez, peino su cabello en una trenza y puso un poco de maquillaje para hacerlo ver un poco más presentable, ella acarició su mejilla y le sonrió con pena.
—Tiene que ser fuerte mi señor, como siempre lo ha sido.
—Yo no soy fuerte—susurró.
—Lo es, ha soportado muchas cosas, tiene una gran fortaleza, respiré y mantenga la cabeza en alto. Usted no le debe nada a ellos, buscará la forma yo lo sé.
No comprendió sus palabras en ese momento, pero, sonrió con melancolía apoyándose en la caricia que daba a su mejilla, suspiró con un temblor en su respiración, no sabía lo que debía hacer, pero, por el momento, tuvo que salir de esa habitación siendo seguida por Clara, quien llevaba en brazos a su pequeño SungChan, sentía lastima por su hijo, no fue capaz de cuidar de él ni asegurar su bienestar, no podía hacerlo, le era difícil hasta caminar. En la planta baja, se encontraba su suegra y cuñada, ambas vestidas con ropas fúnebres, Kadet miró a Clara para que le entregará a SungChan, necesitaba aferrarse a algo, ambas mujeres lo miraron de pies a cabeza.
—Hasta que te has dignado a salir—dijo la mujer mayor con una mueca—. Vamos, no podemos hacerlos esperar, Dios mío, mi hijo merecía esa medalla en vida, era maravilloso, el mejor guerrero del mundo.
—¿Sabes cuándo harán pagar a ese desgraciado? Madre.
—No, pero el príncipe me prometió que sería muy pronto, tan rápido como hablé, estaremos mirando su ejecución—su voz estaba llena de rabia—. Quiero que pague por todo el daño que le causó a esta familia, merece la muerte.
Kadet sintió un vuelco en el estómago, habría vomitado de no ser que su estómago estaba vacío, se sintió mareado, si lo que ella decía era verdad, entonces, podrían ejecutar a Hoseok y él no podría hacer nada para impedirlo. Subieron al carruaje en completa seriedad, miró a su pequeño bebé y sintió tanto dolor, había planeado una vida para ambos una vez que abandonaran Las Cumbres y ahora no sería posible.
A medida que se acercaba al castillo su miedo se volvió mucho más grande, bajó detrás de ambas mujeres siguiendo sus pasos, sin levantar la mirada, podía sentir los ojos sobre ellos, apretó un poco a su bebé a su pecho, así hasta que entraron al gran salón, en dónde se encontraban personajes importantes y sargentos del ejército, pararon en medio, haciendo una reverencia al príncipe Minhyuk.
—Bienvenidos—dijo con vehemencia a todos los presentes—. La razón por la cual estamos reunidos aquí es porque quiero darles mi más sentido pésame. El general Choi Zoltan fue uno de los mejores soldados que Las Cumbres pudiera tener, trajo gloria y virtud a este reino, aún no podemos creer que no esté, pero, él murió con honor cumpliendo con su deber, siempre pensando en defender a su reino y dar su vida por el rey. Mi padre, su alteza real, está muy afectado por su partida y quiere ofrecer sus respetos a su familia, señora Choi su hijo fue un fuerte guerrero que no merecía su muerte, pero sí el ser recordado como los grandes, aquí, se encuentra su hermana, su esposo y su hijo, en quien confiaremos para que llegue a convertirse en un gran guerrero como su padre. Mi dolor está con ustedes.
—Larga eternidad al general Choi Zoltan—dijeron los miembros del ejército que se encontraban ahí.
—Como príncipe heredero, mi deber es seguir con el legado de mi padre, él, siempre ve por la seguridad de nuestro reino, por eso, ha asegurado que va a encargarse personalmente de aquellos que creen poder venir y romper con nuestra tranquilidad. Tiempos oscuros se acercan, pero, los traidores van a caer.
Kadet miró a Minhyuk con una mueca de dolor, estaba furioso, ellos hablaban de traidores cuando sólo habían demostrado ser ellos los únicos villanos. Minhyuk sintió su mirada y lo vio, hizo una pequeña reverencia.
—Nos reunimos hoy para honrrar la vida de un gran guerrero, queremos otorgarle la medalla al mérito de valentía del ejército, por haber desempeñado su labor con honor y destreza, siempre del lado correcto, el general Choi Zoltan merece esto y mucho más, quisiera que su esposo se acercará para que pueda entregarle este gran reconocimiento.
Se quedó helado, no movió ni un músculo, a su lado, su suegra, le quitó al bebé de los brazos y lo miró con seriedad, Kadet hizo un enorme esfuerzo para que sus piernas respondieran, caminó inseguro, siendo consciente de las miradas sobre él, se acercó a los tres grandes escalones y subió uno a uno sin dejar de observar a Minhyuk, con el odio renaciendo en sus ojos, este lo observaba con una ceja alzada, cuando estuvo lo suficientemente cerca hizo una reverencia que no se merecía.
—Debe estar orgulloso de su esposo, luchó hasta el final.
Kadet levantó la mirada y sólo asintió.
—Es lamentable lo que está pasando, pero, ¿Quiere que le dé un consejo? —dijo en voz baja para que sólo él pudiera escucharlo—. La valentía no es para todos, algunos deberían vivir tranquilamente sin hacer nada que pudiera ponerlos en una muy mala posición, las segundas oportunidades son una bendición, pero, una tercera es imposible, hágalo pensando en su hijo. Ya no hay salvación para aquellos que han ido en contra de lo que es correcto.
Un sirviente se acercó llevando en manos una caja azul, dentro de ella había una medalla de oro con una estrella y el nombre de Zoltan en medio. Minhyuk le sonrió antes de tomar su mano.
—Este es un regalo de mi padre para usted—susurró al tiempo que deslizaba en su dedo anular izquierdo un anillo. Entrecerró los ojos, era un anillo singular, hecho de jade con una perla brillante en medio—. Por las molestias que cusamos, ya que nos ayudaste a encontrar la perfecta justificación para tener a Jung en nuestras manos, lo mereces, pero con esto viene otra advertencia, Kadet, acepta tu vida aquí y no intentes más si no quieres volver a perderlo todo.
Minhyuk soltó su mano y le sonrió, después le entregó la caja con la medalla, Kadet se encontraba sin aliento, sus ojos se llenaron de lágrimas sin dejar de observarlo, ¿Fue su culpa? Al final fue él la pieza que necesitaron para hacer que Hoseok cometiera un error, bajo la mirada y bajó lentamente las escaleras, miró a la madre y hermana de Zoltan quienes lloraban, le dió la caja a su cuñada y se acercó a la mujer mayor para volver a sostener a su bebé, no detuvo sus lágrimas, sollozo abrazando a su hijo, lo que conmovió a los demás.
Era una amenaza directa y clara, que erizó su cuerpo entero, estar ahí lo ahogaba, algo malo estaba por suceder, no podía llegar a imaginar el sufrimiento de Hoseok, eso lo partía en cientos de pedazos. Todo era una farsa, miraba alrededor y no encontraba en nadie en quien confiar. Recibieron el pésame de las personas que se encontraban ahí, hasta que fue tiempo de marcharse, Kadet no miró hacia atrás, necesitaba irse de ese lugar donde se sentía en peligro, su suegra y cuñada habían subido al carruaje primero, él lo hizo de forma más lenta ya que llevaba en brazos a SungChan, sin embargo, su cuerpo entero se tensó al ver a Kian ofrecer su mano para ayudarlo a subir ¿Cuándo había regresado? Debido a las circunstancias, había olvidado por completo el plan que tenían que cumplir, todo parecía muy incierto, él le dió una reverencia de cabeza, cuando tomó su mano para ayudarlo a subir sintió algo en su palma, era un pedazo de papel, lo miró alarmado, pero Kian no lo observaba, mordió su labio inferior y con cuidado apretó el papel en su mano y terminó por subir, miró por la ventanilla en todo el camino mientras escuchaba a su cuñada hablar de los hombres importantes que se encontraban ahí, él sabía que ella estaba apurada por buscar un esposo, no era bien visto que las mujeres estuvieran solas ni que llevarán el dominio de su hogar, por lo que tenía que aprovechar la atención que estaban recibiendo por la muerte de Zoltan, para elegir al mejor postor, quien se haría cargo de la casa, la fortuna y de todos los que vivieran ahí. Su fortuna era más incierta aún, la nueva persona que tomaría las decisiones podría dejarse llevar por el odio generalizado hacia los donceles y hacer que sufriera o podría simplemente echarlo a la calle sin explicaciones, en ninguna de las opciones que se presentaban ante él podría llevarse a su bebé.
La tarde estaba llegando y con ella el cansancio, subió a su habitación, sin ser cuestionado por nada, ni siquiera su suegra se quejó de que fue él quien recibió la medalla, nadie estaba en ánimos de pelear, entró y dejó a su pequeño en la cama, sintiendo el corazón en su garganta abrió la nota misteriosa,
Te espero mañana en la noche en el bar del muelle, aquí nadie te podrá reconocer, el río no es confiable. Thorkell.
El terror volvió, lanzó la nota al fuego de la chimenea y se sentó en la orilla de la cama, se negaba a hacerlo, era un cobarde y las palabras de Minhyuk aún le causaban escalofríos, observó derrotado el fuego. ¿Qué podría hacer él siendo un simple doncel? Nada, por mucho tiempo se lo dijeron, que no era capaz de nada en la vida y lo terminó creyendo, porque ahora se daba cuenta que era verdad, había decidido luchar por su libertad y por el amor, dando como resultado una catástrofe. Quería ser fuerte para ayudar a Hoseok y a Namjoon, para ayudarse a sí mismo y a su hijo, pero ¿Cómo lo haría? No tenía ninguna posibilidad contra ellos. No era valiente, jamás lo fue, siempre dejó que los demás decidieran por él o hicieran lo que quisieran, ya fuera humillarlo o lastimarlo, nunca tuvo la destreza o la fuerza para poner un alto y mucho menos para defenderse, entonces ¿Cómo pretendía ayudar a la persona que amaba?
Hubo algo rondando en su mente, a lo que no podía tomar atención, porque simplemente desconocía su veracidad. Las palabras de Zoltan en medio de aquella pelea aún lo llenaban de confusión, ¿Podría él ser Jung Minseok? Se negaba a creerlo, él no era Xiumin, un fuerte y valiente guerrero cuyas azañas Hoseok las describía con orgullo, era imposible que lo fuera. Pero, entonces ¿Por qué se sentía de esa forma? Se sentó en el borde de la cama observando el fuego al tiempo que bajaba la mirada para ver su mano izquierda, ¿Qué significaba ese anillo y por qué sentía una opresión en el pecho cada que lo veía? No lo entendía, estaba muy confundido, sintió un fuerte dolor de cabeza, que era una costumbre esos días, sin embargo, este vino acompañado de un mareo que lo desestabilizó por completo, sintió náuseas y que el aire se escapaba de su cuerpo, hubo un temblor en sus manos y un frío escalofrío que lo recorrió por completo, trató de levantarse para recostarse de forma correcta, pero, su vista se nubló y cayó al suelo completamente inconsciente.
...Buscaba sin descanso, su pecho se estrujaba debido a la tristeza, estaba bajo la cama, mirando, no tenía sentido para él, , ya que había sido muy cuidadoso, tal vez demasiado y ahora había perdido algo demasiado importante. Gateó por el suelo de la habitación, había buscado en el baño, en la estancia, en la cocina, en todas partes, pero no encontró nada. Sus ojos ya ardían por las lágrimas que se negaba a derramar aún, debía encontrarlo antes de la llegada de Hoseok, sin embargo, cuando escuchó la puerta principal, se quedó quieto mirando hacia la puerta de la habitación, que no tardó en abrirse.
—¿Qué estás haciendo en el suelo? —Hoseok se acercó a él, agachándose a su altura.
—Nada...
—De modo que te pones en cuatro en el suelo por nada ¿Correcto?
—Sí.
—¿Y por qué quieres llorar?
—No quiero llorar.
Hoseok elevó una ceja antes de suspirar, lo miró confundido y asintió. Se levantó ofreciendo después su mano para que él pudiera hacer lo mismo, con un reproche interno, terminó tomándola y levantándose.
—¿Qué hiciste hoy? —preguntó un poco incómodo.
—Pues...no mucho, nada en realidad. Lo siento, debí haber preparado algo de comer, pero, me he quedado dormido...—estaba mintiendo, pero, no podía decirle que la razón de haber ignorado por completo sus actividades era por estar buscando algo que en primer lugar no debería perder.
—Está bien—se encogió de hombros—. Es bueno hasta cierto punto, me preguntaba si quisieras salir a cenar fuera.
Lo miró con duda, había una incomodidad en su pecho.
—¿Estás seguro?
—Sí, pero, si no quieres está bien.
—No nos han visto juntos desde la boda, podría ser incómodo para ti, dijiste que no te gusta la atención.
Hoseok se encogió de hombros. —Me importa un carajo, vamos.
Asintió de forma tenue, no estaba seguro de que fuera una buena idea salir, no lo había hecho desde la boda y es que aún no se acostumbraba al hecho de vivir como un doncel casado y no con cualquier persona, sino con el mismísimo Jung Hoseok, aunque estaba realmente feliz, no dejaba de pensar en lo que las personas podrían decir, no era un secreto para algunos sobre su historia siendo un guerrero que "desconocía" su naturaleza como doncel, con eso se había ganado algunas miradas. No quería avergonzarlo, suficiente era con el hecho de haberse tenido que casar obligado con él.
Tomó su chaqueta y se miró al espejo, aún no estaba muy acostumbrado a no traer el uniforme del ejército, pero, al menos no se veía tan mal, y con la chaqueta podía esconder bien su abultado vientre. Regresó justo a tiempo para salir de la casa.
—Me dijeron que no puedes montar, así que iremos caminando.
—Está bien.
Aunque todo estaba bien entre ellos, aún era complicado el hecho de vivir juntos después de su matrimonio y pronta paternidad, Hoseok no hablaba mucho de eso, pero era amable y complaciente. Ambos caminaron en silencio al lado del otro, no estaban muy lejos de la plaza central, estaba a nada de oscurecer, hizo una mueca al darse cuenta que no había comido nada debido a su intensa búsqueda.
Llegaron a una posada en el centro de la plaza, donde servían también alimentos, entraron recibiendo algunas miradas, ahí había tanto locales como soldados, quienes lo miraron con sorpresa. Hoseok se sentó en una mesa para dos y él lo siguió, una mujer se acercó a ellos y les sonrió.
—General Jung, es bueno verlo de nuevo ¿Qué le sirvo?
—Algo de carne y sopa, también una cerveza ¿Xiumin?
—Lo mismo—dijo con una sonrisa tímida.
—Enseguida se los traigo.
Los dejo a solas, Xiumin miraba alrededor terminando por bajar la cabeza a la mesa.
—¿Pasa algo?
—Nos están mirando.
—¿Y? —cuestionó con una ceja alzada.
—¿No te molesta? Ya sabes, siempre has dicho que odias que las personas te miren.
—No es algo que podamos evitar, va a suceder—se encogió de hombros—. ¿Por qué deberíamos darle demasiada importancia? Ellos no saben nada, en un tiempo se calmaran, aparecerá algo más jugoso que nuestra relación.
Xiumin lo miró con una mueca. —Espero que sea pronto.
—Aquí la verdadera pregunta es ¿Por qué te importa tanto?
—La gente habla, algunos no creen la declaración oficial, esa que dice que yo no sabía nada, y, me da pesar que pueda afectarte.
—No entiendo por qué me afectaría, sigo siendo un general respetable y nadie te dirá nada, sólo te van a mirar, no puedes controlar lo que piensan, pero, sí que no te importe.
—¿De verdad no te importa?
—No, no me interesa.
—¿Por qué no? —lo observó con la cabeza ladeada, sin entender por qué estaba tan tranquilo.
Hoseok rio por lo bajo. —¿Sabes? Me cansé de pensar en los demás, la realidad es que no me importa porque yo estoy bien con esto. Lo que alguien pueda opinar de nuestra relación no cuenta, sólo nosotros sabemos lo que está pasando, así que relájate, estoy bien con esto ¿Tú lo estás?
—Sí—dijo con una sonrisa.
—Entonces, deja de esconderte.
Sus hombros dejaron de tener ese enorme peso, dejó de pensar en las miradas que les daban y se concentró en Hoseok, sin poder evitar que su corazón se volviera loco al verlo, no podía controlar el mar de sensaciones que su cuerpo experimentaba al estar a su lado, era ilógico, lo amaba y estaba feliz de estar a su lado.
—Come algo, aún estás muy delgado.
—Creo que tengo mucha hambre.
—Lo sé—rio.
A pesar de la incomodidad inicial, tuvieron una buena cena, Hoseok le hablaba un poco del entrenamiento de esos días, la conversación se envolvió en risas y nuevas estrategias, así, hasta que fue el momento de regresar. Al salir se dieron cuenta que era de noche, las calles estaban vacías, Hoseok se detuvo en medio, dónde estaba la gran fuente, se sentó en el borde y tomó la mano de Xiumin para que hiciera lo mismo, miraba al cielo estrellado.
—Es una noche hermosa—dijo sin dejar de mirar el cielo.
Xiumin en cambio lo miraba a él, a su perfil varonil que le robaba el aliento.
—Sí, lo es.
Hoseok suspiró y lo miró. -/—¿Te sientes mejor?
—Sí.
Tomó su mano izquierda y jugó con sus dedos.
—¿Y tú anillo?
Eso rompió por completo con la ilusión del momento, Xiumin bajo su vista y mordió su labio inferior, las ganas de llorar habían regresado.
—No lo encuentro—confesó con un nudo en la garganta—. Lo dejé en la cómoda antes de dormir, pero al despertar no estaba ahí, lo he buscado por todas partes, lo siento mucho.
—Mmmm, está bien.
—¡No está bien! Me siento terrible y...—su voz tembló—. Lo siento.
Hoseok no dijo nada, pero sintió como buscaba y ponía algo frío en la palma de su mano, Xiumin lo miró sorprendido de ver su anillo, observó a Hoseok pasmado.
—¿Tú lo tenías?
—Sé que debí decírtelo pero quería darte una sorpresa, míralo.
Xiumin frunció el ceño, pero miró el anillo, era el mismo de siempre, sin embargo, por dentro, había una inscripción, en letra perfecta, estaba escrito Jung Hoseok. Sin comprender lo miró nuevamente, con una interrogante clara en el rostro.
—Sonará muy posesivo de mi parte, pero es lo que soy, no puedo negarlo, tiene mi nombre, porque tú me perteneces. Sé que no es algo sencillo para ninguno de los dos, tal vez no es la forma en la que quisiéramos que sucedieran las cosas, pero, no podemos volver atrás, estamos juntos, casados y pronto tendremos un hijo, yo estoy bien con ello y quiero que tú también lo estés, tal vez antes no tenías a nadie, pero ahora me tienes a mi, me perteneces Jung Minseok, mi anillo también tiene tu nombre, eso quiere decir que yo te pertenezco a ti.
Le sonrió en grande, relamió su labio inferior y le devolvió el anillo, posicionando su mano de forma que él pudiera colocarlo de nuevo, Hoseok bufó, pero lo hizo, terminando por besar sus dedos y sonreír.
—Te pido que me tengas un poco de paciencia.
—La tendré—asintió acercándose para tomar su mejilla y besar sus labios de forma dulce y tenue—. Te amo, demasiado.
—También te amo, nunca lo olvides.
—¿Cómo podría olvidarlo? No, jamás lo haré, soy tuyo y tú eres mío, siempre estaremos juntos.
—Así será—sonrió tomando nuevamente sus labios en un beso lleno de profundidad y deseo. Xiumin se sentía completo y seguro entre sus brazos. Todo era perfecto...
Abrió los ojos sintiendo esa conocida sensación de vacío interior. Hizo un gemido de dolor, su cabeza estaba por explotar, a su lado sintió una mano que lo detuvo de levantarse. Confundido, miró alrededor, no se encontraba solo como lo esperaba, Clara se mantenía en un rincón mirándolo con preocupación, su suegra también estaba ahí envuelta en seriedad y quién lo sostenía era el doctor.
—Señor Choi, por favor, no se mueva, puede volver el mareo. Su dama lo encontró en el suelo, sufrió un desmayo.
Asintió, aunque no comprendía del todo lo que había pasado, dejó que él doctor lo recostara de nuevo y espero, le dolía la cabeza y estaba algo débil.
—¿Está seguro? —preguntó su suegra con los brazos cruzados—. ¿Hay alguna posibilidad de que se equivoque?
—No la hay, sin embargo, no debe tener mucho, así que tendría que recibir los cuidados adecuados, la pérdida del general puede causarle dificultades, debe alimentarse bien y dormir de forma adecuada, es preferible que se quede en cama por lo menos unas cuantas semanas, mientras pasa el estado de gravidez.
Kadet no comprendía lo que estaban hablando, porque no se dirigían a él, era como si no existiera.
—Oh Dios—susurró la mujer con lágrimas en los ojos—. Es imposible, no sabía que ellos...no puedo creer que está noticia llegue cuando mi hijo ha muerto, pero, supongo que es gracia divina, no se preocupe lo cuidaremos bien, el último hijo de mi querido hijo tiene que nacer sin dificultad. Clara, cuida de él y del bebé.
Miró a la mujer, extrañado, está limpió sus lágrimas y salió de la habitación sin siquiera regresarle la mirada o explicarle. Entonces, miró al doctor quien suspiró.
—¿Qué ocurre? —susurró.
—Lamento mucho tener que darle está noticia, sé que las circunstancias no son las mejores, tuvo un desmayo su dama lo encontró inconsciente, cuando estaba revisandolo me di cuenta que está en espera, señor Choi, usted está embarazado, puede que sea sorpresivo y que la situación no sea la más positiva, pero, creo que esto es algo bueno, después de la desgracia es una buena noticia. He dejado indicaciones de unas cosas que tiene que tomar, deberá dejar de amamantar al bebé y quedarse en cama hasta que pase el estado de gravidez, también alimentarse bien y dormir. Voy a venir a verlo en unos días, no tiene de qué preocuparse, todo estará bien.
El doctor le dió una sonrisa antes de darle un asentimiento y salir de la habitación, Clara se acercó a él con una sonrisa llena de pena.
—Le traeré algo de comer, no sé preocupe, SungChan está bien, les diré que hiervan la leche para alimentarlo.
Asintió sin decir nada, Clara tomó su mano y la apretó antes de dejarlo solo en la habitación. Sus manos temblaban, y gruesas lágrimas recorrían sin piedad sus mejillas. Estaba esperando un bebé y aunque todos creían que era de Zoltan, la realidad era diferente, estaba cargando al hijo del amor de su vida, tocó su vientre con miedo, ¿Por qué ahora? Miró el anillo y lo sacó de su dedo observando el interior, ahí estaba escrita su respuesta Jung Hoseok la persona a la cual le pertenecía.
Cerró los ojos y sollozo, por la injusticia de la vida ¿Cuales eran sus opciones? Olvidarse de todo como Minhyuk lo había sugerido, tener a su bebé y no saber que futuro tendrían ¿Y si alguno era un doncel o una mujer? ¿Qué sería de ellos? Negó, no quería, estaba cansado de ser humillado y que su vida fuera manejada al antojo de los demás, mordió su labio inferior, porque la respuesta era muy clara, sin embargo, el terror lo abrumó, no era valiente, no tenía nada especial ¿De verdad podría hacerlo? Volvió a tocar su vientre, de repente la esperanza renació en su corazón, tal vez fallaría y moriría, pero, por una vez en su vida quería tomar la decisión correcta y esa era Jung Hoseok.
Las grandes puertas se abrieron, tomó un poco de aire antes de entrar, la tensión se acumulaba en cada uno de sus músculos. No estaba listo para ese encuentro inevitable. Sintió un escalofrío al estar en ese lugar, su padre se encontraba sentado frente al fogón, ni siquiera lo miró, sus ojos estaban concentrados en las llamas.
—Padre—dijo haciendo una ligera reverencia.
—Tienes que prepararte para tu viaje a ScarLanding.
Apretó la mandíbula, aún no podía entender los planes de su padre.
—Se está arriesgando demasiado padre.
—No confías en mí, eso es claro, pero, todo tiene una razón de ser.
—¿Por qué está haciendo esto? —preguntó con un nudo en la garganta—. Hablo de todo, de Karina, de Jung, de mi viaje a ScarLanding, uno que sabemos podría salir muy mal, dejar con vida a Minseok a pesar de que diste la orden de acabar con él. Si Karina tomó su vida, fue por una orden tuya. EunHa se volvió loca y quería acabar con ese doncel, tuvimos que llevarla con Mino para que no hiciera una estupidez. Ayúdame a entender.
—Tu hermana tomó sus decisiones, ella no debía hablar pero aún así lo hizo, no sólo eso, tuvo la oportunidad de irse con dignidad y no fue así, ella dijo todo, nos traicionó y yo jamás perdono las tradiciones, arruinó nuestros planes, tuve que tomar otras medidas y ahora es tu turno.
Minhyuk hizo una mueca de dolor, su padre hablaba de forma fría sobre la muerte de su hermana, como si no le importará, Karina había tenido razón al decir que ellos sólo eran unos peones que su padre podía usar a su antojo.
—Esto va a salir mal, no hay forma de que SeokJin lo acepte, tienes que decirme tus planes para poder ayudarte.
—Creo que debemos dejar algo claro, no te estoy dando tus deberes como tú padre, sino como tú rey, espero que hayas reflexionado sobre tus pensamientos y acciones, dudar de mí sólo hará las cosas más difíciles para ti, voy a ser muy claro—dijo antes de dar un trago a su copa—. Ya una vez te perdoné por intentar traicionar mi confianza, no lo haré otra vez, no quisiera hacer esto, como padre me pesa, pero como rey, tengo una obligación mucho mayor con mi reino, he planeado esto durante décadas y no dejaré que sentimentalismos idiotas lo arruinen, es mejor que cuides tus acciones si no quieres que algo le suceda a tu hijo.
Un escalofrío recorrió su cuerpo por completo, sus manos se hicieron puños, ¿Cómo es que su padre sabía de la existencia de su hijo? No mentía, su padre no dudaría ni un segundo en cumplir con su amenaza.
—¿Dónde está tu lealtad? —preguntó con seriedad.
—Contigo padre, alteza, cumpliré con sus órdenes y no le fallaré de nuevo.
—Me alegra escuchar eso, ahora vete.
Se dió la vuelta y caminó hacia la salida. Era un cobarde, lo sabía, siempre lo supo, desde que era niño se dió cuenta de cual era su destino y nunca fue en contra de ello, porque era imposible, de primera mano estaba consciente de la naturaleza cruel de su padre, quien no le importaba acabar con su propia sangre para cumplir sus retorcidos deseos, sin embargo, hubo una ocasión en dónde ilusamente creyó que podría cumplir sus propios deseos y seguir su corazón, al conocer a su verdadero amor, tuvo el sueño de escapar, de dejar su puesto como heredero y tener una vida con ella. Ryujin le dió la esperanza que le faltaba, pero, su padre acabó con ella y con sus sueños, por mucho tiempo quiso negarse a creer que su propio padre lo había hecho, pero, después de la muerte de su hermana no le quedaba la menor duda. Minhyuk era un cobarde y tenía miedo, sin embargo, aunque no había podido salvar a su amada tenía que hacer lo posible por salvar la vida de su hijo.
Le tomó toda la noche y el día siguiente para pensar hasta que le dolió la cabeza, había mucho que perder y poco tiempo para hacer algo, estaba recibiendo buenas atenciones, Clara lo cuidaba bien y también a SungChan, había fingido tener mucho sueño para cenar temprano y que ella se retirara, después de que las luces se apagaran, se levantó para cambiarse, se puso el traje de soldado y un casco que escondís muy bien la trenza gruesa de su cabello, como siempre, salió escapando de la casa sin que nadie fuera capaz de verlo. Tuvo terror de salir, pero, la noche oscura lo acompañó. Estaba decidido, tenía un plan en mente, uno que tenía muchas fallas, pero que a su parecer era lo único que podría ayudarles. Caminó por las calles desiertas del pueblo, justo hacia aquella taberna de mala muerte, la miró desde fuera, había una gran cantidad de personas, no estaba seguro de entrar, se debatía en como hacerlo cuando sintió alguien tomar su hombro. Se volvió con una exclamación de sorpresa.
—Joven—dijo Dion con una sonrisa—. Por aquí.
Señaló un callejón al lado del recinto, lo siguió, hacia una puerta en el fondo, que lo llevó a una pequeña habitación con una cama y una mesa cuadrada, estaba alumbrada por velas, y no estaba sola, Kian se hallaba ahí, acompañado de un desconocido, pero también sé encontraba Thorkell.
—Dios mío Kadet, estaba realmente preocupado por ti y....
Lo calló cuando se lanzó a sus brazos, escondió la cabeza en su pecho derramando lágrimas silenciosas, él no dudo en abrazarlo de vuelta, lo estrechó entre sus brazos, besando su frente, dió caricias a su espalda sintiendo los espasmos de su cuerpo por el llanto.
—Tranquilo, pronto estarás a salvo.
Kadet se separó de él y lo miró con una mueca confusa, limpió sus lágrimas y miró alrededor.
—¿Alguien sabe algo de él? ¿Lo han visto? Hablo de Hoseok, ¿Está bien?
Miraba a todos buscando respuestas, Kian y Dion negaron, pero Thorkell lo tomó del brazo e hizo que se sentará en la silla, él tomó asiento a su lado y los demás hicieron lo mismo alrededor de la mesa. Thorkell tomó su mano para que lo mirara.
—¿Está.... él está....? —ni siquiera pudo terminar la frase, su voz desaparecía, Thorkell negó.
—Los dos están con vida—suspiró—. Namjoon está bien, pero Hoseok está muy malherido, lo han golpeado y torturado, pude verlo ayer.
Negó sin dejar de sollozar, era algo que sabía que sucedería, pero, escucharlo e imaginarlo le dolía en el alma.
—Necesito verlo, quiero verlo, por favor, ayúdame a verlo.
—No puedo, no es tan sencillo, la vigilancia se ha vuelto mayor y no es sencillo llegar a él. Apenas pude verlo, escucha, sé que quieres hacerlo, pero es imposible.
—Yo...necesito verlo, necesito decirle algo muy importante, Thorkell no me importa si pierdo la vida intentándolo.
Thorkell negó. —No, no podemos hacerlo, escucha, la razón por la cual te llamé a venir, es porque Jung me pidió un favor, él quiere que te saque de Las Cumbres cuánto antes.
—¿Qué? —lo miró sin comprender.
—Habló de un barco, dijo que son sus aliados, es de RedScorpion, tengo que buscar a alguien llamado Hobark, quien te llevará a ScarLanding, ante el rey Kim, le dirás lo que sucedió aquí y ellos sabrán que hacer. Tenemos que hacerlo rápido.
—No...no entiendo...
—Hablo de que mañana tomarás a tu bebé y Dion te llevará al barco, subirás y te irás de aquí, a un lugar seguro, son órdenes del general Jung y del rey Kim.
¿Irse? La opresión en su pecho se hizo mucho mayor, aún en su suplicio Hoseok estaba pensando en él, buscando una manera de ponerlo a salvo, bajó la mirada a sus manos, justo dónde estaba el anillo, podría irse y esperar a que el rey Kim SeokJin hiciera algo, pero ¿Funcionaría? Y más aún ¿Podría irse dejando atrás a Hoseok? La respuesta fue tan clara que sonrió con melancolía, no, no lo haría, estaba decidido a hacer algo y huir no era una respuesta a ello.
—No.
Tragó en seco antes de subir la mirada y observarlos.
—No me iré.
—Escucha, es la única oportunidad que tenemos para hacerlo, no podemos hacer nada más.
—Si me voy ellos lo sabrán y no será difícil adivinar en dónde estaré, entonces, actuarán, matarán a Hoseok y harán algo en contra de Namjoon, no podremos ayudarlos ni siquiera con el gran ejército del rey. Necesitamos mantener el factor sorpresa.
—Es imposible hacerlo Kadet—negó Dion—. Al momento de apresar a Jung el plan se fue al carajo, no podremos sacarlos de aquí.
Kadet mordió su labio inferior. —¿Quien es él? —dijo mirando al chico que no conocía.
—Es uno de los miembros de la rebelión, vino conmigo para hablar con Jung, está dispuesto a ir contigo para decirle al rey dónde tienen que anclar. Se llama Tao.
Tao asintió. —Como dice Kian, estoy aquí para acompañarlo, hemos esperado por este golpe durante años y es una buena oportunidad, una misión de rescate. Thorkell nos dió información de la boca de Jung que dice el momento correcto para que lleguen aquí.
—¿Creen que es suficiente solo con un golpe externo? —negó Kadet sin dejar de mirarlos—. No va a funcionar si no encontramos la manera de ayudarlos de forma interna, tengo un plan, he pensado mucho en ello y tiene muchas fallas, pero, mantendriamos el factor sorpresa.
—No son las órdenes de Jung, ni el plan de Namjoon.
—Precisamente, escuchen, puede que parezca imposible, pero, ¿Qué más tenemos que perder?
—Quiero escucharte—dijo Tao con una ceja alzada—. ¿Cuál es tu plan?
Kadet tomó aire antes de suspirar.
—Namjoon dijo que algunas personas se habían unido a él, entre ellos esclavos y soldados, no es difícil encontrar quienes están en contra de estas normas, podemos usarlo. Yo...escuché algo de Zoltan, el viaje que el rey hará, siempre lo hace y se lleva una gran vigilancia, aprovechemos la luna roja. Todo el mundo se queda en sus casas, si hay un motín en la tercera isla y avisamos al rey sobre el día y momento exacto donde tienen que atacar, ganaremos tiempo, pero, para eso deberíamos buscar una distracción, señor Tao, ¿Y si algunos de sus hombres hacen un revuelo en el puerto o el centro de la cuidad? Hablo de algunos incendios o algo que pueda llamar a los soldados, ponerlos en alerta, no podrán estar en dos partes al mismo tiempo y estarán asustados por la leyenda.
Kian miró a Tao con una ceja alzada.
—¿Qué piensas?
—Podriamos hacerlo, sabemos que después de que Namjoon salga de aquí la guerra iniciará, no sólo en el exterior sino también en el interior. La voz se correrá, la gente está encolerizada, sólo necesitan un empujón para actuar.
—No estoy seguro de esto Kadet.
—Lo sé Thorkell, pero, debemos hacerlo, si me voy eso va a levantar sospechas, además de que tengo el presentimiento de que sucederá algo aún más grave y no es aquí, piensen en esto ¿Por qué capturar a Hoseok? Él le mandaba cartas al rey, su ausencia va a levantar sospechas, tal vez piensen que estoy loco, pero ¿Y si esto es una excusa?
Dion frunció el ceño. —Escuché algo dentro del castillo, no sólo se estaban preparando para el viaje del rey, sino también para el viaje del príncipe, ¿Y si se dirige a ScarLanding? Tal vez quiere algo a cambio de la vida de Jung.
Thorkell asintió. —Puedo preguntarle a Namjoon que es lo que piensa. Bueno, ¿Cómo vamos a avisar al rey?
—Una carta—susurró Kadet—. Yo la haré y la entregaré a ese aliado que dicen.
—¿Por qué tú? —negó Kian—. Puede ser peligroso.
—Porque por alguna razón creo que conozco a esa persona, su nombre me parece muy conocido, no espero que lo entiendan, yo le mandaré la carta al rey detallando todo, porque no les he dicho el plan completo, es mejor que nadie lo sepa por el momento. Una vez que esto comience no habrá vuelta atrás, ¿Están de acuerdo?
—Lo sabíamos desde mucho antes chico, pero, es la única oportunidad que tenemos—asintió Tao—. El ejército se llevó a la mayoría de las mujeres de nuestra región, para ser monedas de cambio en otro lugares, ya no podemos permitirlo, estamos cansados y si esto comenzará la guerra, estamos dispuestos a luchar por lo que creemos justo.
Kadet asintió. —Entonces, todos estamos de acuerdo, no podemos decirle a nadie, por el momento tampoco a Hoseok y a Namjoon. Thorkell dame las especificaciones que Hoseok te dió.
Thorkell asintió inseguro de no estar siguiendo con las órdenes de Hoseok y Namjoon, sin embargo le dijo todo, Kadet escuchó tratando de entender. No sabía por qué el nombre de Hobark le parecía conocido, pero, algo dentro de él le decía que no se estaba equivocando, que era la única manera de hacerlo, tendría que arriesgarse.
—¿Cómo te vas a acercar a él? —preguntó Thorkell más tarde mientras lo acompañaba por el camino de regreso.
—Mañana es la feria del puerto, ¿Recuerdas? Hay demasiadas personas, puedo mezclarme.
—¿Estás seguro que puedes hacer esto?
—No, pero, tengo que hacerlo.
Thorkell suspiró. —Cada día me sorprendes más, no eres la misma persona que conocí hace tiempo, has cambiado mucho, incluso tú mirada se ha vuelto más decidida, dime ¿A qué se debe el cambio?
Kadet miró la penumbra de las calles y se encogió de hombros, ni siquiera él sabía de dónde estaba sacando la fuerza para poder con todo el peso que cargaba en sus hombros.
—Estoy cansado, mi vida ha sido un desastre, siempre obedeciendo, recibiendo órdenes, siendo lastimado y humillado, no puedo seguir viviendo de esta manera, tengo que intentarlo, así fallé, tendré la paz de que por lo menos hice el intento, estamos en medio de un juego cruel.
Thorkell asintió antes de tomar su mano y dar un ligero apretón.
—Kadet, eres valiente, no olvides eso, haremos lo imposible para que esto termine bien y después de todo, viviremos una vida feliz. Quiero verte feliz.
Sonrió de forma dulce antes de acercarse para abrazarlo.
—Gracias por ayudarme aunque sabemos que es peligroso.
—Esa es la vida de un guerrero y estoy seguro que eres uno también.
—¿Por qué dices eso? —se separó para mirarlo con sorpresa.
—Por el fuego que veo en tu mirada, tengo que irme, por favor, cuida bien de ti.
—Lo haré—asintió—. Si logras verlo otra vez, ¿Podrías decirle algo por mi?
—Sí.
—Dile que no sé nada de mi existencia, pero que estoy seguro que le pertenezco.
Thorkell asintió con una sonrisa melancólica, Kadet mordió su labio inferior antes de darse la vuelta y seguir su camino, sin saber qué dejó un corazón roto detrás. Pensaba en su plan, en qué las cosas podrían salir realmente mal, pero, estaba seguro de querer intentarlo, no tenía otra opción, tuvo cuidado al regresar e ingresar a la casa, se estaba volviendo un experto en el arte del escape y era casi invisible, cuando llegó a su habitación entró con mucho cuidado, recargó la frente en la puerta y suspiró, con los ojos cerrados se dió la vuelta y apretó el gesto, así unos momentos antes de abrir los ojos y mirar a la penumbra. Sin embargo, pronto se dió cuenta que no estaba solo.
Sintió náuseas y un escalofrío en el cuerpo, mientras miraba los ojos que lo observaban fijamente. Estaba seguro de que algún día podrían descubrirlo, pero no creyó que fuera esa noche, no debía serlo, derrotado bajo la mirada.
—Mi señor, ¿Se encuentra bien? ¿Tuvo problemas?
Kadet frunció el ceño y volvió la mirada hacia Clara, ella prendió una vela y lo miró preocupada, no había sorpresa en sus ojos, tampoco malicia, simple preocupación pura.
—¿Lo sabías? —preguntó con un nudo en la garganta.
Clara le sonrió con disculpa, puso la vela en la mesa pequeña y le indico que se sentará en el sillón, Kadet lo hizo caminando lentamente, mientras su mente se llenaba de confusión, Clara se sentó frente a él y jugó con sus manos, muy nerviosa.
—Un día, limpiaba su habitación y ví el traje, me pareció extraño, pero, lo dejé pasar, pero, una noche lo ví saliendo y lo seguí, estaba embarazado y me preocupé por usted, ví que subia a una balsa e iba a quien sabe dónde, no dije nada, porque en realidad no sabía lo que estaba haciendo, lo seguí otra vez y lo ví con el general Jung, no se preocupe me fui rápidamente.
—¿Por qué no me acusaste?
—Mi hermano menor era un doncel, que murió a manos del ejército por odio, cuando llegué aquí y ví la manera en que lo trataban y su tristeza, me fue imposible no pensar en mi hermano, y al conocerlo me di cuenta del alma tan buena y pura que era, así que le tomé cariño, cuando lo ví esas ocasiones usted sonreía de forma hermosa, así que no permitiría que alguien le hiciera daño y le borrará de nuevo su sonrisa. Mi deber es servirle y lo he hecho, seguiré haciéndolo sin importar nada.
—¿Sabes que puedes morir por cubrirme?
—Eso si lo descubren, no queremos eso señor, así que tenemos que ser cuidadosos.
Kadet bajo la mirada y sollozo cubrió su rostro con sus manos.
—¿De verdad harías eso por alguien como yo?
—Lo haré mi señor, se lo dije, merece ser feliz y estar fuera de aquí, dígame, su bebé ¿Es del general Jung? Vi como lo miraba esa tarde y estoy seguro de que está perdidamente enamorado de usted.
—Sí—asintió sin dejar de sollozar—. Y yo lo amo, lo amo y estoy aterrado de perderlo. Tengo que hacer algo para ayudarlo.
Clara se puso de pie, se hincó frente a él y quitó las manos de su rostro para tomar sus mejillas y limpiar sus lágrimas.
—Yo lo voy a ayudar señor, sólo tiene que decirme lo que debemos hacer, le prometo mi lealtad. Yo sólo quiero que sea feliz, me gusta pensar que estoy ayudando a mi pequeño hermano y que a través de usted él podrá ser feliz, antes fui débil, pero ya no más.
Kadet la abrazo con fuerza, Clara era la única persona que había demostrado que le interesaba y que sentía un poco de cariño hacia él, la quería y confiaba en ella, Clara por su parte sólo quería ver a su señor feliz, después de tanto sufrimiento y lo ayudaría a lo que fuera, sin importar las consecuencias. Esa noche ambos hablaron de las cosas que Kadet estaba haciendo y Clara se quedó con él mientras hacía la carta para el rey, le tomó demasiado tiempo, amanecía cuando él terminó de escribir, Clara estaba dando vueltas con un SungChan despierto y listo para comer, Kadet lo alimento por última vez antes de tomar un baño.
Era el día, había mucho por hacer, ayudó que su suegra no estuviera en casa y su cuñada fuera a una fiesta de té. Clara lo ayudó a vestirse de luto, pero muy presentable. Tomó sus cosas y ambas salieron a dar un paseo, algo normal, nadie dudaría de ellos, habían dejado a SungChan con una sirvienta antes de salir, caminaban lado a lado hacia el muelle, que ese día estaba plagado de personas debido al pequeño festival para ayudar al comercio local y extranjero.
—¿Sabe cuál es el barco?
—Dicen que tiene una bandera roja con un escorpión negro.
Miraron algunos puestos de forma ambigua, para no levantar sospechas. Clara miraba alrededor hasta que vio un barco a lo lejos.
—¿Ese?
Kadet miró hacia donde los ojos de Clara se clavaban y miró el enorme barco de madera oscura con la bandera que Thorkell le había descrito, mordió su labio inferior, dijeron que sería el único barco anclado de ese reino, cosa que no comprendía, pero creía si Hoseok era quien lo dijo. Con cuidado de no llamar mucho la atención se fueron acercando, parando de vez en cuando en algún puesto, afortunadamente las miradas que le daban eran discretas, no había muchas personas de sociedad que lo conocieran, sólo pueblerinos de clase baja, ellos parecían ignorarlo, era un doncel al final de cuentas, no querían ni siquiera observarlo. Su corazón latía con fuerza a medida que se acercaban, miraba alrededor pero no encontraba nada extraño, había vigilancia, pero ninguno estaba mirando hacia él y eran soldados de bajo rango que no podían conocerlo.
Llegaron a dónde el barco se encontraba anclado, había algunos hombres descansando en la arena y jugando cartas mientras bebían alcohol. Clara se aproximó hacia ellos.
—¡Oh mira nada más! —sonrió uno de ellos—. ¡Hola señoritas! ¿Buscaban algo en especial?
Kadet tragó en seco. —Estoy buscando al capitán Hobark.
Ambos hombres se miraron con un ceja alzada.
—¿Quien lo busca?
—Dígale que es de parte de Jung.
Uno de los hombres asintió antes de levantarse y desaparecer, subió al barco y tardó unos minutos, en los que Kadet miraba asustado alrededor, cuando el mareo estaba empeorando miró a un hombre bajar, entrecerró los ojos, ¿Por qué no sólo su nombre le pareció familia sino también su rostro? El hombre lo observó con ojos muy abiertos, realmente sorprendido.
—Yo soy Hobark.
—Mire, sé que le parecerá extraño, pero, Jung Hoseok me dijo que acudiera a usted, algo malo le ha sucedido y necesito que lleve esta carta al rey Kim de ScarLanding de forma urgente—saco la carta y se la tendió.
El hombre la tomó y asintió. —¿Problemas? —suspiró—. Le dije que esto podría pasar, bien, la llevaré cuánto antes.
—Gracias.
—¿Cuál es tu nombre?
Kadet frunció la boca antes de suspirar.
—Kadet.
Hobark lo miró de una forma extraña, con una sonrisa melancólica.
—Te lo dije niño, te dije que no te metieras en problemas, pero supongo que nadie hace caso de los consejos de un viejo, ¿Me puedes hacer un favor? Mantente con vida antes de que vuelva aquí. Vete.
No lo comprendió, sin embargo, asintió para darse la vuelta, con unas inmensas ganas de llorar, Clara tomó su brazo y le sonrió.
—¿Lo conoce?
—No, yo no.
—¿Cree que el joven Minseok lo conocía?
Sonrió de forma amarga antes de asentir. —Kadet no lo conoce, pero Minseok sí, sólo que no puedo recordarlo.
Clara apretó su brazo con compasión, había mucho que Kadet no entendía, pero, estaba tratando de mantener la calma y hacer las cosas bien. Miró hacia el puerto, al horizonte del mar y sonrió, ¿Podría llegar allá algún día? Lo esperaba con ansias, cuando estaba por irse, miró uno de los barcos de Las cumbres partir, apretó el gesto, el destino se estaba poniendo en marcha, la verdadera pregunta era ¿A quien bendeciría con su fortuna?
El próximo capítulo ya regresamos a ScarLanding.
Espero que les guste 🤍
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