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84

Daba vueltas de un lado al otro dentro de la habitación, habían pasado algunas horas desde que se tuvo que despedir a regañadientes de Kadet, cosa que fue sumamente difícil, un dolor peor que el de cualquier tortura, no quería separarse de él, mucho menos que volviera a un lugar donde era maltratado, se sentía frustrado por no poder hacer nada al respecto. Trataba de controlar su enojo antes de tener que enfrentarse a los Choi y seguir con aquella farsa, pero, estaba costandole demasiado. Tenía que salir de ahí antes de volverse loco. Tomó un baño frío antes de arreglarse, salió de la habitación y miró a Dion quien estaba en la puerta como siempre.

—General Jung—dijo con un asentimiento de cabeza.

—Buenos días—dijo con seriedad, aún no sabía con exactitud si podía confiar en él y en Kian, pero, por algo estaban acompañando a Kadet la noche anterior—. ¿Alguien me buscó por la noche? —dijo en voz baja para que sólo él pudiera escucharlo.

—Vino una sirvienta a avisarle que el desayuno estaba listo, que nadie se había reunido aún, pero que podían servirle, le dije que estaba descansando.

—Gracias—suspiró—. ¿En dónde está Kian?

—Lo mandaron a la puerta norte, ya que había muchos guardias por la noche, quienes nos encargamos de la custodia de las puertas tenemos que doblar turnos.

—Entiendo—se detuvo en el pasillo—. Quiero hablar con ustedes, me dicen cuando tengan tiempo libre y cuando sea preciso salir.

Dion asintió. —Claro señor.

—Pasaré a visitar a la princesa, puedes ir a descansar.

—Gracias señor, iré a comer algo—hizo una reverencia antes de caminar de largo.

Hoseok no quería ver a Karina, fingir en ese momento le era imposible, pero, necesitaba comprobar algo, y aunque Karina no era del todo inocente, si bien, estaba involucrada en todo lo que sucedía ahí, era la menos peligrosa de los miembros de la familia, la había analizado bien para saberlo, una mujer que estaba deseosa de ser amada y considerada, de sentirse valorada y elegida. Su plática con Namjoon, despertó en él una duda demasiado grande para ignorar. Había mucha información con la que no contaba, y eso le desesperaba. Entró a la sala después de anunciarse, la princesa aún se encontraba delicada de salud, le causó un poco de lastima, podía ver sus ojos cansados y sus mejillas delgadas, el embarazo estaba siendo más difícil de lo que alguna vez imaginó y dudaba que el descenlase fuera el mejor.

—Princesa—dijo con una inclinación.

—General—sonrió—. Tome asiento.

Se sentó frente a ella, estaba bebiendo té, así que una de sus damas también le sirvió una taza.

—¿Cómo se encuentra? —preguntó sin dejar de observarla.

—Estoy mejor, sólo me siento cansada, el doctor dice que el bebé está creciendo mucho y mi cuerpo no lo soporta, pero, falta poco para que llegue, sé que podré aguantar hasta ese momento.

Sintió lastima por ella, aunque no sentía nada por el bebé que estaban esperando y no la amara, sus ojos sólo demostraban miedo y determinación, tenía que darle creditos por su valentía, sabía que su vida estaba en riesgo, pero aún así quería permanecer fuerte hasta el alumbramiento. Un hijo era lo que Hoseok no esperaba, pero, amó a Jaehyun aunque nunca estuvo a su lado, por el simple hecho de ser productor de su primer amor, y amaba con locura a Yuna, quien era su luz y todo lo que quería en el mundo, su tesoro más preciado, incluso había empezado a pensar en SungChan, ese pequeño al que también criaria con cariño, sin embargo, no sabía qué sentir sobre su hijo con Karina. No ayudaba el hecho de saber que ella estaba consciente de todo lo malo que sucedía en ese lugar.

—Espero que usted esté bien, hay algo que quiero preguntarle ¿Podríamos hablar a solas?

Karina mordió su labio inferior, pero terminó asintiendo, miró a sus damas y sirvientes y les hizo retirarse con un movimiento de mano, se quedaron a solas, Hoseok tenía que tantear bien el terreno y saber cómo hacer las preguntas correctas.

—¿Sucede algo? —preguntó insegura.

—¿Cuál era el nombre de tu ex esposo?

—¿Por qué la pregunta?

—Tengo curiosidad, creo que he sido muy abierto contigo y me gustaría saber un poco más sobre ti y tu pasado.

Karina asintió. —Mmm, no sé por qué eso sería importante en este momento.

—¿Hay alguna razón por la cual no quieras decírmelo?

—No—negó con una mueca.

—Entonces, dime ¿Cuál era su nombre?

Hoseok mantuvo su voz calmada y pasiva, pero, el semblante de Karina no le estaba dejando la tarea sencilla, ella parecía entre molesta y asustada. Se estaba arriesgando demasiado, sin embargo, quería saberlo, necesitaba escucharlo de su boca.

—Lee GeunSuk—dijo en voz baja.

La adrenalina recorrió sus venas al darse cuenta de la atrocidad que estaba viviendo en ese momento, no sólo comprobaba que Las Cumbres tenía un trato directo con los bastardos sino que ella había sido la esposa del hombre que él mismo asesinó, la pregunta que ahora rondaba por su mente era si ella estaba consciente de ello. Los envolvió un silencio incómodo, ambos querian alejarse de esa situación, pero ninguno hizo ademán de hacerlo.

—¿Por qué te importa?

—Sabes la razón ¿No?

—No te entiendo—soltó frunciendo el ceño—. Me gustaría que fueras claro.

—¿Sabes la razón por la cual nunca pudiste ser madre a su lado?

—Es mejor que terminemos está conversación.

—Me engañaste—chasqueo la lengua—. Me hiciste creer que eras una pobre mujer que necesitaba ayuda, lo cual no es verdad ¿Cierto?

—No sé qué es lo que estás pensando, pero no es así.

—Por favor, te pido que me ilumines, si no es lo que pienso ¿Cuál es entonces la realidad? Quiero escucharte, dame tu versión.

—¿Por qué estás preguntando esto? No tiene sentido que traigas a colación un pasado que no te importa.

—Quiero saber la razón por la cual entraste a mi habitación esa noche.

Karina lo miró boquiabierta, bajó unos momentos la mirada y bufó.

—Me gustaste, no hay una razón para eso, sólo fue así.

—¿Tú sabías que tú difunto esposo era un doncel? —preguntó directo.

—Basta. No quiero hablar de eso.

—Lo sabías—dijo con tranquilidad—. Y me hiciste creer que eras tú quien no podía tener hijos. ¿Por qué? Quiero que me ayudes a entender ¿Por qué me engañaste así?

—¡No es verdad! —soltó con enojo mirándolo—. No es así, yo no sabía que él era un doncel, no hasta que quedé en estado y mi hermano me lo dijo.

—¿Estás diciendo la verdad?

—Lo hago—soltó con determinación—. No mentiría con algo así, yo no sabía nada de eso. ¿Quieres saber la verdad? Bien, fuimos comprometidos sin conocernos, la primera vez que lo ví fue en la boda, yo no sabía nada de él, llevamos una relación sin muchas muestras de afecto, la intimidad era casi nula, yo no sabía que él era un doncel, mucho menos sabía su relación con tu reino. No lo supe hasta su muerte.

Hoseok apretó la mandíbula, ella no dejaba de mirarlo, tratando de demostrar que estaba diciendo la verdad.

—Era un traidor y murió como tal.

Karina se quedó perpleja, lo miró boquiabierta, Hoseok se mantuvo en silencio, sin entender realmente sus intenciones al revelarle aquello, sólo quería ver su reacción, comprender cuales eran sus verdaderas intenciones, sin embargo, sus facciones sólo mostraban una gran sorpresa, su labio inferior tembló y su rostro perdió el color.

—¿Qué? —susurró.

—Merecía morir, fue un traidor, él y su hermano lo eran, lastimaron a personas inocentes y le arruinaron la vida a muchos más. ¿No lo sabías?

—No—se levantó, caminando de un lado a otro, Karina parecía falta de aire—. Yo...no puedes hacerme esto, yo no soy responsable de lo que él hizo.

—¿De verdad? —bufó levantándose—. ¿Estás segura que eres inocente?

—¿Por qué estás haciendo esto? —lo miró con una mueca dolorosa y lágrimas en los ojos—. ¿Por qué quieres lastimarme si yo no te he hecho nada?

—Porque tienes que saber la verdad, soy el responsable de la muerte de tu esposo, yo dí la orden de cacería y también el padre del hijo que esperas, dime ¿Qué piensas de mí ahora?

Karina sollozo. —¿Qué quieres escuchar? ¿Qué ya lo sabía y esto fue un plan para vengarme? ¡No lo sabía Hoseok! A diferencia de lo que piensas, nunca ha sido mi intención hacerte daño. ¡Yo te amo! Fuera...de lo que todos quieren, esperan y hacen, yo nunca he mentido en eso, en qué me gustas y quiero ser feliz a tu lado ¿Por qué es tan difícil comprenderlo?

Ella se acercó a él, con lágrimas recorriendo sus ojos, y un dolor inconfundible en todo su rostro, eso lo puso muy nervioso, no era la reacción que esperaba.

—¡¿Tienes una idea de todo lo que he perdido?! Mi vida jamás ha sido mía, siempre siguiendo las órdenes de mis hermanos y padre, pero nunca siendo suficiente para ganarme su respeto o cariño, fuí paciente Hoseok, mucho, creí que tendría una vida feliz con un buen matrimonio, siendo madre, y aunque sabía que había algo mal en mi matrimonio, traté de ser una buena esposa, me culpe tanto y me sentí miserable al no poder tener un hijo, que perdí toda esperanza, cuando él murió, caí en el abismo, fuí consciente de las miradas de pena y burla de todos a mi alrededor, pensé que todo había terminado para mí ¿Quién querría a una mujer defectuosa? ¿Por qué no podía tener algo bueno en mi vida? ¿Por qué no era amada o suficiente para mí familia? ¡Nunca fue mi plan enamorarme de ti, mucho menos amarte! —sollozo sin control—. Fuiste...el único hombre que me miró como una mujer, no viste mi edad, ni el hecho de que soy una viuda sin posibilidades de tener hijos. Quise disfrutarlo, por eso entre a tu habitación, quería...sentirme mujer de nuevo, y disfrute cada momento, estaba bien con eso, porque sabía que tú no me querías para algo serio, regresé y me enteré de mi estado, lo tomé como un milagro—su voz iba perdiendo el aliento, podía ver la inestabilidad de su respiración—. ¿Crees que te amaré menos por saber lo que hiciste? ¡No lo haré!

—Karina, tranquila, respira—tomó sus codos para ayudarla a estabilizarse.

Ella hizo una mueca de dolor y se encorbó hacia adelante. Sollozó con fuerza antes de dar un grito que heló su sangre, la sostuvo antes de que cayera al suelo.

—¡Guardias! —gritó con fuerza, espero unos segundos antes de que uno de los guardias entrara.

—¿Señor? —miró con preocupación la escena.

—Llama al doctor de inmediato—ordenó antes de cargarla y llevarla a través del salón principal a su habitación, un amplio espacio, la recostó en la cama.

Karina tomaba su estómago con desesperación, sin dejar de llorar y gritar de dolor. Hoseok sintió terror, la culpa lo golpeó de inmediato, sin aliento trataba de tocarla para calmarla, pero era imposible.

—Shhh—susurró cerca de su sien—. El doctor ya viene, tienes que tratar de calmarte.

—¡Me duele mucho! —sollozó con voz temblorosa.

Sus damas y sirvientas entraron a la habitación, mirando con temor y preocupación a la princesa, Hoseok quería vomitar por la presión, muy preocupado, reprochandose a sí mismo el haber empujado a ese momento. El doctor entró rápidamente al igual que la partera, este se acercó a la princesa y comenzó a revisarla.

—Dios, entró en parto—dijo con los ojos muy abiertos—. El bebé vendrá está noche.

La partera miró a las mujeres que se encontraban en la habitación.

—Vayan por toallas limpias, agua caliente y un té de frambuesa y jengibre.

Hubo gran movimiento alrededor, Karina negó posando su vista en él. Hoseok tomó su mano con cuidado, están en blanco, todo pasaba demasiado rápido a su alrededor, ella apretó sus mano cuando el dolor volvió, no dejó de mirarlo, estaba asustada, y Hoseok tenía el deber de hacerla sentir bien, sin embargo, no podía, el miedo lo estaba paralizando, todo a su alrededor gritaba muerte.

—Llama a Kadet—sollozó antes de retorcerse del dolor.

Hoseok apretó su mano y se levantó para salir de la habitación, estaba corriendo, huyendo de ese lugar, salió al pasillo recargandose en la pared, él no era un cobarde, despreciaba cualquier acto de vulnerabilidad en sí mismo, sin embargo, era más de lo que podía soportar en ese momento. Sentía culpa y preocupación, si bien, no amaba a Karina y aún no tenía claro lo que sentía por el bebé, no estaba en sus planes ser el causante de su nacimiento prematuro, si alguno de los dos moría, dudaba que pudiera sobrevivir a su remordimiento. Apretó los puños, tratando de respirar con profundidad.

—Señor ¿Se encuentra bien? —preguntó Dion acercándose a él.

—Ve...manda un mensajero a la casa de Kadet, dile que la princesa está dando a luz y solicita su presencia. Rápido.

Dion asintió y salió corriendo, Hoseok tragó en seco, ¿Qué estaba pasando con él? Nunca antes fue tan descuidado en sus acciones, estaba cometiendo errores, que podrían ser muy graves, jaló su pelo hacia atrás, escuchando de fondo los gritos de dolor de la princesa. Sufrió un estrujón en el estómago, como si hubiera recibido un fuerte golpe, contuvo la respiración y espero, yendo de un lado para el otro, no quería entrar, le era imposible hacerlo. Uno de sus mayores miedos era la muerte, había visto morir a demasiadas personas, entre ellas a las que más amaba. Era ilógico, podía estar en medio de un campo de batalla luchando hasta desfallecer, pero, entrar en esa habitación le aterraba.

Su cuerpo entero temblaba debido al sufrimiento que escuchaba, algunas sirvientes salían con cara de preocupación, eso aumentaba su tensión. El tiempo pasaba de forma lenta, no había forma de detenerlo. Escuchó pasos apresurados y miró hacia el pasillo, soltó el aliento con alivio al verlo. Kadet venía a su encuentro, mirándolo con preocupación, estaba acompañado de Dion, a quien ignoró por completo.

—General—dijo en tono ansioso.

—Es mi culpa—susurró acercándose rápidamente—. Yo...la estresé demasiado, y si algo les pasa.

—Tranquilo—lo miró con pena—. Estarán bien.

Hoseok tuvo el impulso de abrazarlo, de rodearlo con sus brazos y apretarlo a su pecho, y eso fue justo lo que hizo, sin importarle que alguien pudiera verlos, lo abrazó, porque sabía que esa era la única manera en la que podía volver a la realidad, Kadet se sentía suave y cálido entre sus brazos, él suspiró, aspirando después el aroma de su cuello, relajando su cuerpo, como si hubiese sido lo que estuvo buscando por mucho tiempo.

—Estarán bien—susurró en su cuello—. Tenemos que tener fé de ello, debemos entrar, recuerda lo que dijo Namjoon, no podemos dar una mala actuación.

Se separó de él con un poco de molestia y asintió. Kadet suspiró antes de abrir la puerta y entrar, él lo siguió hasta los aposentos de la princesa. Todo era un desastre, gente yendo por todas partes, Karina estaba en un camisón azul petróleo, gritando de dolor, sudorosa y sonrojada, Hoseok se quedó en la puerta, mirando como Kadet se acercaba a ella y tomaba su mano.

—Princesa, estoy aquí.

Karina miró a Kadet de forma desenfocada y sonrió a medias.

—Voy a morir, duele demasiado—susurró sin aliento.

—No, no va a morir, le dije que dolía mucho, pero, todo valdrá la pena cuando tenga a su hijo en brazos. Vamos, es fuerte, usted puede con esto.

Karina negó. —Es mi castigo, estoy siendo castigada.

—No, usted no está siendo castigada princesa, es usted una buena mujer, tranquila, pasará muy pronto.

—No lo entiendes—negó derramando más lágrimas—. Esto es mi culpa, yo tomé lo que no es mío, ahora lo voy a pagar...

Kadet no estaba comprendiendo sus palabras, sólo tomó su mano y la apretó, miró alrededor y se dió cuenta que la situación no era la mejor, que cada uno de los presentes tenían un semblante serio, lleno de angustia lo que clarificaba el miedo de Hoseok, algo no estaba bien, Karina temblaba del dolor y Kadet no pudo sentir más que pena por ella. Desvió la mirada hacia Hoseok, quien parecía observar todo completamente ido, no entendía mucho de su reacción, pero, creía que se tragaba de recordar la muerte de su esposo, aunque algo dentro de él le incómodo ¿Hoseok sentía algo por la princesa? Negó al instante, no era momento para sus celos.

—Yo no sabía...no sabía lo que ellos iban a hacer...—balbuceo sin dejar de mirarlo—. Yo no sabía quién era tú....perdóname....lo siento, ahora estoy pagando.

—Karina, deje de decir esas cosas—susurró—. Usted no ha hecho nada malo, guarde sus fuerzas. El bebé podría venir en cualquier momento, tiene que ser fuerte.

Karina sollozo y dió un grito atroz, uno que heló la sangre de todos los presentes. La partera se movilizó mirando debajo de su camisón.

—Puedo verlo, el bebé está por nacer. Princesa, tiene que comenzar a pujar con todas sus fuerzas.

Hoseok se acercó a ellos, se posicionó en el otro extremo de la cama, y también tomó su mano, ella lo observó con dolor y desesperación.

—Yo no lo sabía... perdóneme.

—Basta, no es momento para esto, ¿No dijiste que querías ser madre? Está es tu primera prueba, tienes que ser fuerte para traer al mundo a ese bebé, vamos, Karina, tienes que aguantar.

Otra contracción hizo que ella se apalancara hacia adelante, gruñendo con los dientes juntos y las venas de su cuello resaltadas. Fue un duro momento de tensión para todos, Karina pujó con fuerza, sin ser suficiente.

—Al próximo dolor tiene que hacerlo de nuevo su majestad—dijo la partera mirando a la princesa con una sonrisa tensa.

Fue una lamentable situación que se repitió varias veces, en cada una de ellas era evidente que Karina se estaba esforzando demasiado, sin embargo, su cuerpo estaba perdiendo la vitalidad y cada intento se volvía más difícil, Kadet miró a Hoseok quien mantenía una mueca en el rostro, todos estaban pensando lo mismo, la desgracia estaba cayendo como un velo sobre ellos. Un alarido más de dolor que erizó sus cuerpos antes de que el tiempo se detuviera y el silencio reinara en la habitación, Karina cayó derrotada en las almohadas que la ayudaban a mantenerse inclinada, Kadet sintió el flácido agarre de su mano antes de que un lloriqueo de bebé reanudara el tiempo.

—Lo hizo majestad—dijo la partera sosteniendo el cuerpo de un bebé recién nacido, uno que era muy pequeño, pero que gritaba con fuerza.

Hoseok entrecerró los ojos observado cómo se llevaban al bebé para limpiarlo, la gente volvió a movilizarse, entre ellos el doctor quien le pidió permiso a Kadet para acercarse a la princesa y revisar el pulso en su muñeca. Cada segundo que pasaba parecía lento y sin forma, Hoseok aún se sentía aturdido por todo lo sucedido, por haberse enfrentado de nuevo cara a cara con la muerte, esta vez siendo victorioso. Miró a Karina quien respiraba con dificultad, daba una imagen lamentable, se veía cansada y destrozada.

Una de las damas se acercó cargando un pequeño bulto envuelto en una manta blanca, les sonrió en grande, Karina no tenía la fuerza para alargar las manos y sostener a su bebé, por lo que Hoseok fue el encargado de cargarlo. Era un bebé pequeño, de piel rosada y ojos cerrados, tenía una gran mata de cabello oscuro, igual al de su madre.

—Felicidades alteza y general, son padres de una preciosa niña.

—Pero...—susurró Karina con ojos muy abiertos, gesto que no pasó desapercibido por Hoseok, quien la miró con una tenue sonrisa, estaba consciente de las estúpidas creencias sobre que el hijo primogénito tenía que ser un varón para asegurar la buena suerte en el matrimonio, algo que escuchó de Dion, y lo que le hizo reír por lo ridículo que se escuchaba, sin embargo, al ver a Karina supo que esas creencias estúpidas significaban algo para ella, ya que lo miraba buscando la aprobación o el rechazo.

—Una preciosa niña—dijo con una sonrisa acercándola a ella—. Buen trabajo, ella está aquí gracias a ti.

Karina hizo el pequeño esfuerzo de levantarse para poder verla mejor, más lágrimas llenaron sus ojos, ella sonrió al instante al verla, llevó de forma delicada su mano a su pequeña y rechoncha mejilla, la cual acaricio con amor y devoción.

—Mi bebé—susurró con voz quebradiza.

—Tu hija—asintió Hoseok, mirando de nuevo a la pequeña, era linda, calmada y pequeña, un ser desprotegido, no podía seguir ignorando su existencia ahora que estaba en sus brazos, no quería pensar en ella, pero, ahora lo estaba haciendo y el cariño se encontraba ahí, aunque, definitivamente podía decir que no se parecía al amor que sentía por Yuna, esa bebé también era su hija, llevaba su sangre y era justo que tratara de amarla y protegerla.

—Es preciosa—sonrió Karina sin dejar de mirarla, podía ver el amor que le tenía a través de sus ojos y eso le tranquilizó, ella era la única que parecía ser capaz de demostrar afecto dentro de ese castillo.

La habitación se fue despejando, el doctor revisó el pulso de la princesa nuevamente antes de irse dando la indicación de que era importante que ella descansara, pero, Karina no quería hacerlo, cuando estuvo un poco más respuesta y con ayuda de almohadas para acomodar su postura, tomó a su hija en brazos y no dejó de mirarla.

—Alteza, tiene que descansar—dijo la partera con preocupación—. Ha sido una tarde demasiado difícil para su cuerpo, por favor, permita que sus damas se encarguen de la pequeña y descanse un poco.

—No necesito descansar—negó ella con una mueca.

Hoseok no dijo nada para hacerla cambiar de opinión, miraba a Kadet, que se mantenía a una buena distancia, pero que no dejaba de observar a la princesa sostener a la pequeña, se preguntaba qué era lo que estaba pensando, se sentía mal consigo mismo al hacer que él viera el nacimiento de su hija con otra mujer después de la noche que pasaron juntos, donde le dijo que lo amaba. Ellos no se habían puesto en esa situación, pero no dejaba de ser cruel. Se distrajo de sus pensamientos cuando el llanto de la bebé lo trajo de nuevo a la realidad, miró a la pequeña que lloraba agudamente y se movía incómoda.

—¿Qué sucede? —peguntó Karina con los ojos muy abiertos, Hoseok no quiso reconocer lo que esa escena le recordaba.

—Tiene hambre—dijo la partera acercándose a la princesa, le ayudó a acomodar a la pequeña niña, pero, el llanto no ceso, en vez de eso aumentó, ya era preocupante escucharla llorar de esa forma.

—¿Por qué no come? —susurró Karina llena de preocupación.

—Su leche aún no ha bajado ateza, tendremos que llamar a una nodriza.

—Pero...—estaba por protestar cuando Hoseok suspiró llegando de nuevo a ella.

—Princesa, la bebé tiene que comer, es muy importante que lo haga, no podemos dejar que llore de hambre de esa forma—dijo con amabilidad sin dejar de mirarla—. No es algo definitivo, estoy seguro de que muy pronto podrá usted alimentarla.

Los ojos de Karina se llenaron de lágrimas y asintió bajando la mirada con un puchero, dio un pequeño suspiró y levantó la mirada nuevamente, esta vez buscaba algo en la habitación.

—¿Puedes alimentarla?

Todos observaron a Kadet, quien se quedó pasmado, observando la reacción de desagrado de los demás.

—Yo...creo que...

—Karina, no creo que sea educado preguntarle algo así al joven Choi—dijo Hoseok incapaz de hacer pasar a Kadet por algo doloroso como lo era alimentar a su hija con otra mujer.

—Además, es un doncel, señorita, su leche no es suficientemente buena—la partera miró a Kadet con desdén, quien bajo la mirada avergonzado.

—Esa es una estupidez—bufó Hoseok mirando a la mujer—. ¿Qué le hace decir eso? Debería cuidar sus palabras, está hablando del esposo del general principal de este reino, además, alimento es alimento, en ScarLanding guerreros se han forjado desde el nacimiento por el alimento de sus padres y madres.

La mujer hizo una reverencia en tono de disculpa. —Lo lamento señor, no debí decirlo de esa forma, pero entenderá que las cosas aquí son un poco diferentes, joven Choi, lo siento.

—Está bien—susurró con una mueca—. Pero, princesa, creo que ellos tienen razón, debería esperar a la persona indicada.

La bebé seguía llorando y moviéndose, Karina miró desesperada a Kadet, quien apretó la mandíbula, pero se acercó. Karina suspiró aliviada al tiempo que le dejaba sostener a su hija.

—Pueden retirarse—le dijo a sus damas y a la partera—. Descansaré después de esto.

—Alteza—hicieron una reverencia antes de salir una a una.

Kadet se sentó en una silla al lado de la princesa y le sonrió, Hoseok tomó una pequeña manta que estaba sobre la cama y se acercó a él para cubrirlo y que no sintiera vergüenza. Karina los observó con una sonrisa ligera y melancólica.

—Gracias Kadet, sé que esto es mucho pedir, pero confío en ti.

—No, no tiene nada de qué agradecer—dijo con una sonrisa mientras acomodaba a la bebé, desabotonó la parte superior de su vestido, agradecido de no ponerse uno con corset y se cubrió lo suficiente, aun miraba a la pequeña, fue sumamente extraño alimentar a otro bebé que no fuera su hijo—. Estoy seguro de que será una princesa preciosa ¿Tiene algún nombre para ella?

Hoseok negó. —Soy malo para eso.

—Estaba pensando en que podría llevar el nombre de mi madre, si no es molestia para usted.

—Claro que no—negó con una sonrisa tratado de no ver a Kadet ya que eso sería muy mal visto, de hecho, estaba seguro que ni siquiera podía estar ahí—. Yuna tiene su nombre en honor a la madre de mi...difunto esposo.

Kadet parpadeo perplejo, miraba a la bebé, mientras que escuchaba la conversación ajena, su cabeza dolía, como si algo presionara desde dentro, escuchar el nombre de Yuna tampoco estaba ayudando y no comprendía la razón. Acaricio la mejilla de la bebé, teniendo miedo de levantar la mirada.

—Entonces será Jung WonYoung—sonrió Karina mirando a Hoseok—. Sé que dije que tendría que adoptar el nombre de Choi, pero, no es lo correcto, hay algo que estaba pensando, que sería una buena idea regresar un tiempo a ScarLanding, no quisiera que Yuna llegara aquí sola y que fuera difícil para ella, claro que tendré que hablarlo con mi padre, pero no creo que se oponga. ¿Qué piensa?

—Esto es repentino—dijo Hoseok sin dejar de mirarla, algo en su decisión parecía extraño, tal vez un intento desesperado—. No creo que sea el momento de hablarlo, por lo pronto la salud de usted y de Wonyoung son lo más importante. Debería descansar.

Karina suspiró asintiendo, mirando a Kadet, este mantenía la vista en la pequeña que alimentaba, como si no fuera alguien importante, un simple nodrizo, que escuchaba de forma informal la conversación de una pareja. Podía sentir las miradas sobre él, pero, no dejó de lado su labor, quería salir de ahí, estaba arrepentido de haber acudido al llamado, era muy difícil para él mirar como Hoseok le daba la bienvenida a su hija de sangre con otra mujer, una princesa que tenía mucho más para ofrecer, no ayudaba lo inestable que se sentía después de la noche anterior, donde desnudó su cuerpo y su corazón admitiendo que estaba perdidamente enamorado de él y que lo amaba, también el deseo de la esperanza de tener una vida a su lado. Se sentía desmotivado, aunque creía las palabras de Hoseok, no podía evitar sentirse en desventaja.

Tomó con cuidado a la bebé que puso en su hombro y dio palmadas para sacarle el aire, cuando sucedió, la acunó en sus brazos terminando por dormirla. La pasó a su madre y acomodó su ropa sin quitarse la manta del cuerpo, una vez hecho, miró a la princesa con una sonrisa.

—Su alteza, muchas felicidades por su alumbramiento, estoy feliz por su dicha, la de ambos, es una bebé preciosa y estoy seguro de que tendrá una vida maravillosa, me retiro para dejarla descansar.

—Pero...no puedes irte—dijo con una mueca ligera—. Sé que ellos conseguirán a la nodriza, pero, por esta noche, quisiera que tú cuidaras de ella mientras yo descanso, sólo esta noche, no confió en nadie más que en ti, por favor.

—Princesa—negó Hoseok—. No creo que sea algo correcto, el joven Choi tiene a su propio hijo al cual tiene que atender, las nanas de la pequeña la cuidarán bien, incluso yo lo haré para que se sienta más segura, tengo mucha experiencia.

—Lo sé, es desconsiderado de mi parte, pero, Kadet ¿Podrías? —suplicó con la mirada—. Me sentiré más segura si tú ayudas al general a cuidar de ella, te juro que sólo será esta noche.

Kadet dudo unos momentos antes de asentir. —Tendré que hablarlo con el general Zoltan.

—Hazlo, por favor—susurró sin un poco de aliento.

Hoseok se acercó a ella y la ayudó a acomodarse en la cama, arropando su cuerpo. —Por favor, descanse, joven Choi, puede darme a la pequeña, haré que la lleven a su habitación, está al lado de esta.

Kadet sonrió tenso, le entregó a Hoseok la bebé sin mirarlo, cosa que lo puso ansioso porque sabía que algo no estaba bien, no podía detenerlo para hablar con él, así que sólo dejó que se fuera.











Kadet deambuló por el castillo hasta salir por la puerta que daba hacia el campo de entrenamiento, buscó con la mirada a Zoltan, distrayéndose con el entrenamiento, de alguna extraña manera todo lo que tenía conexión con el ejército le llamaba mucho la atención, a veces admiraba las espadas de Zoltan, añorando algo que nunca tuvo, creía que estaba volviéndose loco, que una parte de él estaba más defectuosa de lo que pensaba.

—Kadet—dijo Zoltan acercándose a él—. Me dijeron que la princesa te llamó para que la acompañaras en el parto ¿Ella se encuentra bien?

—Sí—asintió con una mueca—. Fue algo duro, pero, ella está bien, también la bebé—sonrió un poco más, esa bebé era muy bonita—. Sólo necesita descansar...yo—aclaró su garganta—. Tal vez hice algo malo e impropio.

—¿Qué hiciste? —preguntó con seriedad.

—Amm, la princesa no pudo alimentar a la pequeña y ella me pidió...que yo lo hiciera, insistió mucho en ello y no pude decirle que no—había un nudo en su garganta, porque no sabía si lo que había hecho estaba bien o mal.

Zoltan lo observó con una mueca antes de suspirar. —Si ella te lo pidió era tu deber obedecer. No hay problema.

—Ella quiere que me quede esta noche a cuidar de la bebé—susurró—. Pero, no creo que sea correcto, yo apenas puedo cuidar de SungChan, tengo miedo de no ser bueno cuidando de la hija de la princesa, así que creo que debería negarse a permitirme estar aquí.

—¿Qué? —preguntó pasmado, mirándolo con extrañeza—. Estas diciendo que la princesa te pidió el favor de cuidar de su hija, pero tú no te sientes capaz de hacerlo y por eso me pides que sea yo quien me niegue ¿Es eso?

—Sí—asintió—. Si falló, podría dejarlo en vergüenza, no es una buena idea y lo sabe, soy un estúpido torpe.

Zoltan lo miró de pies a cabeza, se dio cuenta de que Kadet estaba a punto de ponerse a llorar por sus ojos acuosos, una reacción que le pareció extrema para la pequeñez que estaba pasando. No era estúpido, sabía que Jung había hecho los movimientos precisos para acercarse a Kadet, aún no estaba seguro hasta qué punto y si este había descubierto que se trataba en realidad de su difunto esposo, como fuera, Minhyuk tenía razón y la distracción estaba funcionando, no era algo que le agradara, aunque no quería a Kadeet, ni sentía nada por él, no podía evitar sentirse posesivo, Kadet ni siquiera existía, era una persona que habían creado, pero, era suyo, y no quería que él lo tuviera. Kadet era predecible, era claro que estaba comenzando a sentir cosas por Hoseok y por su reacción verlo compartir un momento de felicidad con la princesa por el nacimiento de su hija lo estaba afectando. Podía ayudarlo, decirle que se fuera a casa, pero, quería que sufriera la decepcion, necesitaba que sus ilusiones se rompieran en pedazos para que comprendiera que jamás sería feliz con él.

—La princesa te hizo una petición directa, ella quiere que la ayudes a cuidar esta noche de su hija con el general, tienes que hacerlo.

Kadet bajó la mirada, un poco conflictuado. —¿Y si hago algo mal?

—Ese no es mi problema, pero se volverá si es que no haces lo que corresponde, debes hacer las cosas con cuidado y a la perfección, esto es algo bueno Kadet, tu amistad con la princesa puede beneficiarte mucho, incluso podrías formar parte de la corte y eso me ayudaría a no ser el hazmerreír de todos. ¿Quieres hacer esto por nuestra familia?

—Yo...

—Piensa bien en esto, SungChan crecerá aquí, tenemos que hacer bien las cosas, incluso podría hastar ser un pretendiente potencial para la hija de la princesa, no lo hagas por ti, hazlo por él, suficiente tendrá con las burlas por el hecho de tener un padre doncel, no es tu culpa—dijo de inmediato al verlo derramar algunas lágrimas—. No lo es—elevó la mano para limpiar su mejilla con el nudillo, Kadet se tenso, pero no hizo nada—. Es la forma como se piensa en este lugar, tienes que ganártelo Kadet y si cuidar a la hija de la princesa te hace hacerlo, entonces sabes cual es la decisión correcta.

Kadet asintió, no lo miró, sólo dio un paso hacia atrás. —Me quedaré entonces.

—Bien, haz que valga la pena el esfuerzo.

Lo vio darse la vuelta y caminar de nuevo hacía el castillo, Zoltan sabía que no quería a Kadet, que lo que sentía era mera posesividad guiada por su orgullo, sin embargo, sintió una pequeña opresión en el pecho al verlo llorar, no tenía que significar algo, no podía significar nada, pero, Zoltan no dejó de pensar en él incluso estando al lado de Eunha y eso era malo, demasiado malo para los planes que debía cumplir al pie de la letra.

Zoltan no era el único ansioso por lo que venía, Minhyuk se sentía intranquilo, no sólo por el hecho de que su hermana casi muere al dar a luz, sino porque su padre se negaba a clarificar sus próximos movimientos, le parecía absurdo mantener a Jung en el reino y a Namjoon con vida, era un riesgo demasiado alto, más ahora que sabían que los tres grandes reinos estaban aumentando sus protecciones y RedScorpion trataba de hacer sus primeros movimientos, poco a poco estaban perdiendo el control y su padre parecía despreocupado al respecto, concentrado en su propio mundo, uno que no entendía y al cual no pertenecía. Sus pesadillas se estaban haciendo constantes, en cada una de ellas la veía, Ryujin lo llamaba a encontrarse de nuevo y un terrible dolor se mantenía en su pecho después de despertar. Le había fallado y ahora no estaba seguro de la razón por la cual lo hizo.

¿Podía seguir confiando en la palabra de su padre? Creer en ellos cuando decían que no tenían nada que ver con la muerte de su gran amor, no dejaba de pensar en esa noche cuando descubrieron a Minseok vigilándolos, lo que dijo hizo un hueco en su cabeza, ¿Su propia familia era capaz de hacerle ese gran daño? La nana de Ryujin había dicho lo mismo, culpándolo por su muerte, la desesperación era grande al no saber la verdad absoluta, sin embargo, se preguntaba si estaba preparado para ello.

—General—saludó con una inclinación de cabeza a Hoseok que estaba mirando por la ventana en el salón privado de su hermana.

—Príncipe—asintió con el mismo respeto.

—Mi hermana ¿Está descansando? —preguntó con preocupación.

—Lo está, ha pasado una tarde terrible, el doctor dijo que su delicado estado tenía que ser cuidado y que debía descansar lo más que pudiera.

Minhyuk asintió, era plenamente consciente del delicado estado de su hermana, siempre fue de esa forma desde que eran niños, su madre le dijo que debía cuidarla, eran mellizos, crecieron juntos, aunque en determinado momento de sus vidas la separación fue evidente, sus papeles eran diferentes y tenían que cumplir con sus obligaciones, la quería y se preocupaba por ella.

—Sí, he ordenado que sus damas y sirvientes estén al tanto de ella—asintió—. ¿Cómo está el bebé?

—La bebé—corrigió Hoseok con delicadeza—. Es una niña, la princesa ha decidido llamarla Wonyoung en honor a su madre.

Sintió una opresión en su pecho, su madre había muerto después de un terrible accidente, desde entonces no se hablaba de ella, no porque quisieran olvidarla, sino porque era demasiado duro recordarla, su padre se había encerrado por completo junto a sus hermanos, entendía la razón por la cual Karina había decidido usar su nombre y eso era por el dolor y la culpa.

—¿Cómo se encuentra usted general? También debe estar cansado ¿Por qué no va a descansar? —preguntó con una sonrisa amable, no confiaba en Jung, pero, era educado.

—Ya que la princesa está indispuesta por el momento he decidido quedarme a la supervisión de la niña, no es normal que suceda, pero, quisiera hacerlo, lo hice con mi hija y quiero hacerlo también por Wonyoung.

—Oh, pero, no debería molestarse general, hay nanas y sirvientes que pueden encargarse de ella sin problema.

—Lo sé, aun así, es algo que quiero hacer, la princesa podría sentirse más cómoda con ello—suspiró—. Le pidió al joven Choi que se quedara y la alimentara por esta noche, pero no creo que sea correcto molestar al joven.

Minhyuk elevó una ceja, la actitud de su hermana le parecía extraña, un tanto sospechosa y sin sentido, ella no estaba de acuerdo con el hecho de que se usara a Kadet para distraer a Hoseok y así poder manipularlo, porque estaba enamorada de él y no quería perderlo, así que su cambio abrupto le puso en alerta.

—Mi hermana es de ese modo, espero que la pueda comprender, aunque, si son sincero, no le veo mal al hecho de que el joven Choi pueda cuidar de la pequeña, mientras conseguimos a una nodriza de confianza, verá, hace mucho que no tenemos bebés en el palacio, si el general Choi acepta, es una buena idea. Mi hermana tiene una buena amistad con Kadet y confía en ambos.

Hoseok hizo una mueca antes de asentir. —Creo que tiene razón, todo sea por la comodidad de la princesa.

—Ya verá que ella estará bien, felicidades general Jung.

—Gracias príncipe—hizo una reverencia de cabeza.

—Me tengo que retirar, vendré a ver a mi hermana por la mañana, si necesita algo, no dude en pedirlo, les diré que estén al pendiente de sus necesidades y que hagan preparar la habitación donde el joven Choi pasará la noche.

—Gracias—asintió sin agregar nada más.

Salió nuevamente de la habitación con un sabor amargo en la boca, Karina estaba actuando bajo sus propios principios y no dudaba en que esta podría ponerlos en peligro si su remordimiento se hacía mayor. Necesitaba hablar con ella de forma urgente.











Fue guiado a una de las habitaciones en el ala de la princesa, la cual contaba con un pequeño recibidor con muebles de colores claros, había una sala y una mesita de centro, las cortinas estaban cerradas, siguió a la dama a la habitación de la bebé, era preciosa, perfectamente decorada, con una cuna de madera blanca con un dosel del mismo color, las paredes tenían paisajes floreados pintados a mano y había una buena iluminación, un sillón mecedor y muebles blancos una cama cerca de la cuna especial para la nana que se quedaría con ella toda la noche, intuía que ahí era donde él dormiría, además de un diván cerca de la ventana. No sabía si esa habitación había pertenecido a las princesas o si Karina la arregló específicamente para su hija, la decoración era muy neutra y elegante, con toques actuales y de telas finas. En Las Cumbres no había muchas personas además de la realeza que fueran capaces de apreciar esa belleza, la mayoría de sus habitantes carecían de muchas cosas.

Se acercó a la cuna donde la bebé descansaba, la tomó en brazos, aún faltaba para que despertara, pero quería darle algo de calor. La llevó al recibidor en donde Hoseok ya se encontraba.

—General—dijo con respeto debido a la dama que seguía sus pasos.

—Joven Choi, déjeme agradecerle de nuevo esto que está haciendo, no debe ser sencillo—dijo con la misma formalidad de siempre.

Aunque su interacción debía ser de esa manera frente a los demás, no podía evitar sentirlo tan impersonal y lejano que le causó melancolía.

—No tiene nada de qué agradecer, lo hago con honor—sonrió acercándose a uno de los sillones individuales.

—Por favor, tome asiento—dijo Hoseok con educación.

Kadet se sentó con cuidado de no molestar a la pequeña. Hoseok hizo lo mismo, en un sillón frente a donde estaba sentado, la dama les hizo una reverencia.

—Señor—dijo mirando a Hoseok—. ¿Quiere que le sirvamos la cena aquí?

—Por favor, sírvenos a ambos, el joven Choi tiene que comer.

—Enseguida señor—asintió antes de darse la vuelta y salir de ahí.

Una vez solos, Hoseok soltó un pesado suspiro, apretó la mandíbula sin dejar de mirarlo, Kadet le sonrió a medias.

—Lo lamento—dijo con seriedad, mirándolo con remordimiento—. Esto es más de lo que podría pedirte. Me siento miserable de saber que te estoy lastimando con esto.

—¿Por qué le temes tanto a la muerte? —peguntó cambiando el tema, con algo que había llamado su atención aquella tarde.

Hoseok frunció unos momentos el ceño antes de encogerse de hombros. —Suena estúpido ¿No? Soy un guerrero, he peleado cientos de batallas desde que soy muy joven, he asesinado a muchos con mi espada, pero, cuando se trata de seres cercanos, me vuelvo un cobarde total—chasqueo la lengua—. He perdido a casi toda mi familia, la primera fue mi madre, falleció cuando mi hermana y yo éramos pequeños, después mi padre perdió la vida en batalla, y mi hermana murió al dar a luz, me aterra la muerte, porque jamás ha tenido una razón clara para sus acciones, creí que estaba maldito, bueno, aun lo pienso así.

—Lo lamento—susurró apenado—. No debí hacer esa pregunta.

—No, tú no tienes la culpa de que mi vida sea trágica, así que no debes disculparte—le sonrió.

—¿Fue muy doloroso perderlos? —preguntó con un nudo en la garganta.

—Cada una de ellas lo fue, cuando sucedía creía que no había algo peor, pero, pasaba una vez de nuevo y era más doloroso, así que el dolor de la anterior se volvía más soportable. He perdido a mis padres, hermana, a mi primer amor, un hijo y a mi esposo. Ni siquiera sé cómo es que sigo en pie, eso comprueba que no se muere de dolor o tristeza.

—¿Perdiste un hijo? —su voz tembló.

Hoseok no comprendía la razón por la cual estaba hablando de esas cosas, tal vez, era un intento desesperado por buscar conectar más allá de todo, de remediar su mayor problema en el pasado al no ser totalmente honesto con Xiumin, quería algo diferente, hacerle saber que no importaba nada, que lo amaba y que siempre confiaría en él.

—Es demasiado trágico, no quiero incomodarte.

—Me gustaría saberlo.

—Era muy joven cuando me enamoré por primera vez, de una mujer que me impresionó desde el primer momento, era hermosa y también imponente, pero, era mayor que yo, tenía una vida hecha y una familia, pero era infeliz y sufría mucho, yo traté de ayudarla y fue imposible no enamorarme, aunque ahora no creo que ella haya estado enamorada de mí, fui su escape, tuvimos un hijo y me engañó diciendo que estaba muerto, cuando supe la verdad fue demasiado tarde, mi hijo murió en batalla, tenía quince años, nadie sabía que era mi hijo—le sonrió a medias.

—¿Qué pasó con ella? —susurró sin dejar de mirarlo, sus ojos estaban tristes.

—Murió al poco tiempo de dar a luz, en ese entonces terminamos nuestra relación, ella lo hizo, cuando murió apenas nos hablábamos, yo quedé destrozado, sentía un enorme vacío, así que me refugié en el alcohol, en el entrenamiento y en personas...hasta que lo conocí a él—dijo aquello con un poco de miedo, sin dejar de observarlo—. Era un chico que acababa de entrar al ejército, de estatura pequeña y delgado, muy delicado, aunque feroz cuando peleaba, era increíble, fue lo que llamó mi atención, y yo también, cuando estábamos juntos era una explosión de muchas cosas, pero, me negaba a pesar en el amor, creía que había terminado tan pronto como empezó para mí, se metió en mi vida hasta que no pude ignorarlo, descubrimos que era un doncel y dejó el ejército.

—No me imagino entrar al ejercito—susurró.

—Él creía que no tenía opción, también sufrió la pérdida de las personas que amaba, creo que eso fue lo primero que nos unió, fui un idiota con él, porque no quería admitir que soy débil por amor, él fue muy paciente y espero, algo que admiraba mucho de él, eso y que era un imán para los problemas y tenía una seria tendencia a hacerse el héroe, recibió una flecha por los hijos del rey, embarazado guio a un lugar seguro a los niños en medio de un ataque en el castillo—bufó—. Nunca sabía qué esperar de él, lograba sorprenderme en todo momento.

Kadet sonrió a medias, no era su tema favorito, sentía celos, sin embargo, había algo en sus palabras y en su relato que le parecía ameno, transmitía una calma total que le llamaba mucho la atención.

—¿Tuvo miedo como hoy cuando su hija nació? —preguntó teniendo un deseo atroz de escuchar de sus labios el nombre de Yuna de nuevo, algo que llegaba a confundirlo demasiado.

—Estaba aterrado, en ese entonces Minseok sabía sobre mis miedos, así que cuando llego el momento se portó como un tonto valiente y caminaba alrededor, fingiendo que no le dolía, tuve que convencerlo de que no debía hacer eso, Yuna nació y...fuimos muy felices, bueno, al principio tuve miedo y cuando me relajé, hubo un ataque y él murió.

—¿Minseok? —susurró—. ¿No dijo que se llamaba Xiumin?

—Sí, Minseok era su nombre, pero amaba que le llamaran Xiumin un apodo que le dio su hermano.

—¿Cómo murió? —preguntó enfrascado en la conversación.

—No lo sé—negó con una mueca amarga—. Fue atacado en nuestro hogar y quemaron su cuerpo junto a los de muchas más personas, no pude verlo, no pude tocarlo—suspiró tembloroso—. Y fue el peor dolor que he sentido en toda mi vida, me desconocí por completo, antes me ayudó el alcohol y perderme, ahora no fue así, lo único que me hizo regresar a la realidad fue Yuna, tuve que criarla y ser fuerte por ella, no era el único que había perdido a alguien importante, ella también.

Kadet sintió un nudo en la garganta, no entendía cómo es que podía empatizar de esa manera con el dolor de Hoseok.

—¿Cómo es ella? Hablo de Yuna.

—Oh—refunfuñó—. Es un caso total—negó con una sonrisa, la extrañaba demasiado—. Creo que es mi culpa, un guerrero criando a una niña, no, es un desate, se cree una soldado, pelea con todos, no tiene nada de modales, odia los vestidos, odia peinarse, y tuve que regalarle una daga sin filo para que usara un vestido en una ceremonia importante. Es divertida—rio—. Me hace reír siempre, es curiosa y hace muchas preguntas, corre por todas partes, es igual a Xiumin, físicamente y también su personalidad alegre y vivaz. Creí que, al perderlo a él, mi deber era concentrarme en ella y que el amor, por segunda ocasión no era para mí, pero vine aquí y te conocí.

Kadet sintió como su corazón latió con fuerza, miró los ojos de Hoseok que lo observaban con profundidad, como siempre lo hacía, era capaz de desnudar su alma por completo, haciéndolo sentir cosas que se volvían adictivas.

—¿De verdad crees que puedes amarme?

—No lo creo, lo hago, creí que no volvería a suceder, pero pasa, no dudes de lo que siento por ti.

—No creo que pueda llegar a llenar esos vacíos, las personas de las que hablas son especiales, yo...no soy nada.

Hoseok rio por lo bajo. —¿Estás celoso?

—Bueno, hoy vi a una princesa parir a tu hija y estás hablando de los dos grandes amores de tu vida.

—Sí ¿Lo ves? Soy un completo idiota, creo que quien no te merece soy yo.

Kadet sonrió a medias meciendo a la bebé, la dama entro acompañada de una sirvienta que llevaba la bandeja con la cena, la cual dejó en la mesa de centro.

—¿Puedes sostener a la bebé mientras el joven Choi cena? Por favor.

—Claro señor, estaré en la habitación—dijo ella acercándose a Kadet para sostener a la bebé y caminar a la habitación.

Hoseok le dio un asentimiento a la mujer que acomodaba la mesa para que saliera de ahí, Kadet miró la comida con hambre. Comenzó a comer siendo observado con Hoseok quien le sonreía de forma especial. No podían retomar su conversación debido a que la dama estaba muy cerca, así que sólo se limitaron a miradas con dobles significados, sonrisas dulces y pensamientos confusos. La conversación fue dura, Kadet podía comprender mejor la forma en como reaccionaba, su dolor y un pasado que era una enorme carga emocional. Aunque estaba celoso, por la forma en la que se expresaba de su esposo y sus amores del pasado, su dolor le causaba tristeza, no podía imaginar lo solo que se pudo haber sentido.

—Deberías irte—susurró—. Ya es tarde y no es propio que estés aquí, recuerda el plan.

—No quisiera hacerlo—suspiró—. Pero, tienes razón.

Se levantó siendo seguido por Kadet hacía la puerta, ambos miraron hacia la habitación cerrada, para asegurarse que nadie los estaba mirando, Hoseok lo tomó de las mejillas y besó tenuemente sus labios.

—Te amo—le sonrió acariciando con sus pulgares—. Mi pasado quedó atrás, y quiero que tú seas mi presente y mi futuro, algún día lo vas a comprender. No dudes de mi amor que me ha costado mucho dejar de tener miedo.

Kadet le sonrió y asintió. —Te amo, ahora vete, estaremos bien.

—Descansa—suspiró antes de darse la vuelta y salir de la habitación. Kadet se recargó en la puerta, había sido un día demasiado largo y confuso, ahora necesitaba mantener la calma y confiar en las palabras de Hoseok.

Jung Wonyoung 🤍

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